EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ! RETOS LITERARIOS 2023
Saludos, ávidos lectores.
Para el punto "un libro cuyo protagonista sea una mujer mayor de sesenta años" de nuestro Reto Literario 2023 he escogido Ven a charlar esta noche, de Antonio Miguel de los Ángeles Custodios Vera Ramírez.
Se publicó por primera vez en 1975 como el nº 281 de Selección Terror de Bruguera. Esta es una reedición de 1982, que apareció como el nº 486 de la misma colección.
La protagonista es Claudine Debré, una mujer viuda que se nos describe como “de sesenta y tantos”. Vive sola y de forma casi miserable desde que su único hijo Claude se casó y se fue del hogar familiar. Su hijo ha tenido la desgracia de casarse con Monique, una chica que lo tiene dominado: le prohíbe ayudar económicamente a su madre (para tener así más dinero que gastarse en sí misma) y hasta le prohíbe visitarla. Además, le engaña de forma bastante descarada con varios hombres.
Un día Claudine recibe la visita de Marie Mortier, una antigua amiga a la que la vida le ha ido bastante mejor. Claudine se avergüenza del estado en el que se encuentra su casa y trata de disimular su situación con excusas. Le dice a su amiga, por ejemplo, que no enciende el calefactor a pesar del intenso frio que hace porque se le ha estropeado esa misma mañana, aunque la realidad es que hace mucho que se le acabó el combustible y no puede permitirse comprar más. Pero su amiga no se deja engañar. Está al tanto de la precaria situación económica de Claudine, y el motivo de su visita es ayudarla. Le entrega una gran cantidad de dinero, pero para que ella no lo sienta como un acto de caridad, se lo presenta como un trabajo.
Aunque hace mucho tiempo que no se dedica a ello, Claudine fue en su momento una excelente modista y costurera. Marie le encarga que le haga un vestido y le entrega el dinero como un pago por adelantado. En realidad Marie no necesita el vestido, pero es su excusa para poder entregarle dinero a su amiga sin hacerla sentir mal por ello.
Al día siguiente Claudine sube al desván de la casa para buscar sus útiles de costura, y se encuentra con que una gran rata ha anidado allí. A su alrededor bullen un montón de ratitas recién paridas, todavía ciegas y sin pelo. Claudine se espanta al principio y aferra una vieja hacha que había por ahí para acabar con la rata… pero se ve incapaz de hacerlo. La rata, encogida de miedo junto a sus indefensas crías, la mira con sus ojitos redondos, y Claudine establece algún tipo de vínculo con ella. El saber que en su casa hay otros seres vivos de sangre caliente, una madre cuidando de sus crías, como lo era hasta no hace mucho ella misma, la conforta de algún modo. Durante un par de horas se limita a observar la rata, que tampoco le quita los ojos de encima a la mujer, sin saber a que atenerse. Y finalmente toma una decisión. Coge el último pedazo de comida que le quedaba y se lo lanza a la rata.
Un plan está dando vueltas ya en su cabeza. Tiene una nuera a la que desprecia, y una rata que quizá pueda transmitirle alguna enfermedad repugnante, como la rabia, si consigue reunir a ambas en el desván y empujar una contra la otra. Empieza siendo una fantasía que le divierte imaginar, pero cuanto más piensa en ello más forma va tomando como algo realizable.
Pasan unos días más y Marie vuelve a visitar a Claudine con la excusa de ver como progresa el vestido que le está haciendo. En ese momento Claudine ya ha establecido un autentico vínculo afectivo con la madre rata, a la que ha llamado Chérie (cariño / nena). La considera una mascota, e incluso ve con orgullo como sus ratitas van creciendo y cubriéndose de pelaje. Como para ella ya es algo normal, tanto el tener una familia de ratas viviendo en casa como su plan de matar de algún modo a Monique, decide revelarle ambas cosas a su amiga. La hace subir al desván para enseñarle a Chérie, pero Marie no reacciona como ella esperaba.
Al ver a la rata, que ha engordado bastante porque Claudine ha estado alimentándola con carne cruda, Marie se espanta y hecha a correr. Cegada por el miedo se golpea la cabeza contra una viga baja del techo del desván y se derrumba sangrando abundantemente por el cráneo. Claudine, sin saber que hacer, cierra la puerta del desván y baja corriendo las escaleras, perdiendo el pie y rodando por ellas. Despierta tras varias horas de inconsciencia, y cuando vuelve al desván, lo encuentra lleno de ratas que han devorado la mayor parte de Marie, dejando poco más que los huesos y algunos retales de ropa. Las ratas han llegado al desván atraídas por el olor de la sangre, probablemente por el mismo agujero en el muro que usó Chérie para instalarse allí, y que al parecer conecta directamente con las alcantarillas.
Claudine no puede hacer nada ya por su amiga, pero lo ocurrido termina de dar forma a su plan para acabar con Monique. Un mordisco de una rata puede o no transmitir una enfermedad, y esta podría o no ser curada. Pero si puede disponer de cientos de ratas hambrientas en su propio desván y consigue encerrar en este a Monique…
Claudine acostumbra a las ratas de las alcantarillas a subir a su desván en busca de comida con regularidad. Compra carne barata y se la hecha a las ratas, viendo con satisfacción como cada día su numero aumenta. Entonces empieza a moverse hacia Monique. Esta no quiere saber nada de ella, pero Claudine la sigue cuando sale de casa de su hijo a buscar a alguno de sus amantes, y localiza a uno de ellos. Cuando reúne suficiente información sobre él le llama por teléfono, diciendo que es una amiga de Monique, y le da la dirección de su casa. El joven acude, pensando que debe ser otro de los juegos de Monique.
La intención de Claudine es matar a todos los amantes de Monique, empezando por este. Pero el chico resulta ser muy agradable y amable con ella. No muestra ningún rechazo hacia el humilde aspecto de la mujer y su casa y habla y se comporta de forma muy sincera. Demasiado sincera, de hecho, para su bien. Porque cuando Claudine le pregunta si sabía que “su amiga” Monique está casada, él contesta que lo sabe, pero no le importa. Esto es lo que realmente lo sentencia a muerte. Claudine le pide que le suba un maniquí de costura al desván “mientras esperan a que Monique llegue”, y al joven le falta tiempo para cargar con él escaleras arriba.
Cuando sube el pesado maniquí al desván, Claudine recompensa su amabilidad con un hachazo en plena cara. ¡Ouch! ¡Se te acabó la gracia, guapo! El chico se derrumba al suelo con la nariz y la boca partidas, y Claudine le endosa unos pocos hachazos más en el pecho antes de dejarle encerrado a merced de las ratas.
Deja pasar algún tiempo antes de ponerse en contacto con Monique. Quiere acelerar el proceso haciendo que sea la propia Monique quien le escriba una lista con los nombres, direcciones y teléfonos de sus amantes, aunque la parte de que también piensa matarla a ella se la calla. Monique reacciona insultándola y amenazándola, y en un arrebato de furia Claudine termina apuñalándola con unas tijeras. Luego arrastra a trompicones el cadáver, subiéndolo hasta el desván trabajosamente, dejando un reguero de sangre por toda la casa.
Logra llevar el cadáver de Monique hasta la puerta del desván. Al abrirla, una oleada de ratas brota de ella. El olor de la sangre derramada por la casa ha puesto sobre aviso el fino olfato de los roedores, que han tenido tiempo de agolparse en la puerta mientras ella subía las escaleras con su carga. Y no solo eso, Claudine tiene la ropa empapada en la sangre de Monique. Las hambrientas ratas, guiándose solo por el olor de la sangre, no llegan a distinguir entre una y otra y se lanzan a devorar a ambas mujeres por igual.
Algunas horas después Claude se acerca a casa de su madre tras mucho tiempo sin verla. Ha encontrado una nota de Monique en el que ésta le dice que se ha dado cuenta que le ama de verdad, que se arrepiente de su anterior comportamiento, y que aprovechando que Claudine la ha llamado, ha ido a verla para hacer las paces.
Cuando Claude abre la puerta, las ratas ya se han adueñado de toda la casa, y no queda prácticamente nada de su madre y su esposa.
Este es uno de esos raros bolsilibros sin boda al final, pero aun sin ella, podemos decir que todo acaba bien... bueno, termina bien para las ratas, al menos, que se dan un banquetazo 🥩🐀
Es posible que esto no fuera precisamente lo que tenía en mente la persona que propuso este punto del reto, pero puesto que me ciño al enunciado lo daremos por bueno.
Puedes enfrentarte a El fantasma sin cabeza en nuestro siguiente reto de este año, o ver otro bolsilibro de este autor pulsando aquí.
Ven a charlar esta noche. 1975. Lou Carrigan [Antonio Miguel de los Ángeles Custodios Vera Ramírez]. Selección Terror nº 486. Editorial Bruguera S.A.
¡Qué chulo, me ha gustado mucho! Aunque pobre Claudine, puedo llegar a entenderla, y acabar así...
ResponderEliminarEncaja perfectamente en el reto, ¡vas a muy buen ritmo!
A ver si este reto lo termino, que los dos anteriores que hice me los dejé incompletos a falta de uno o dos puntos 😓
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