EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Debido a causas ajenas a nuestra voluntad (y a nuestra salud) tenemos todavía pendientes las tres lecturas de febrero del Reto Literario 2023. Para asegurarnos de poder comentar tres libros de la lista, vamos a comenzar por uno de Pesadillas, que generalmente se leen rápido y son sencillos de reseñar. Cubrimos por tanto el punto “una novela en la que ocurra algo paranormal” con El fantasma sin cabeza, de R. L. Stine.
Nuestro protagonista y narrador es Duane. Él y su amiga Stephanie son dos chavalillos que se dedican a asustar a los otros niños del barrio a cada oportunidad que tienen. Se hacen llamar Los Mellizos del Terror a pesar que no están emparentados, y el notable parecido físico que hay entre ellos es simple casualidad. Una noche, aburridos de hacer las mismas bromas de siempre a los mismos niños de siempre, van al último pase de visitas de La Casa de la Colina.
La casa en cuestión es una atracción local, una gran y antigua mansión en torno a la cual hay varias leyendas de fantasmas. Se hacen visitas guiadas para el público, y Duane y Stephanie han ido ya tantas veces que se han hecho amigos de Otto y Edna, los guías de la casa. Los chicos se conocen el recorrido de memoria, y suelen escabullirse en medio de esas visitas para explorar por su cuenta las habitaciones cerradas al público, reincorporándose al grupo de visita poco antes del final de la misma.
Hacen esto porque, entre las varias leyendas de fantasmas que se asocian a la mansión, hay una que habla de un niño al que otro fantasma le arrancó la cabeza y la escondió en algún lugar del edificio. El chico descabezado se convirtió a su vez en un fantasma, condenado a vagar por la casa hasta encontrar su cabeza para poder descansar en paz. Esta historia siempre ha gustado especialmente a Los Mellizos del Terror, y sus escapadas por la casa obedecen a su deseo de encontrar la esquiva cabeza perdida. En esta ocasión, y puesto que ya han registrado un montón de veces la primera y segunda plantas, que son las que se incluyen en el tour guiado, optan por subir a la tercera planta, que siempre ha estado cerrada al público.
Empiezan a recorrer dormitorios y salas en las que nunca antes han estado. Al principio todo parece ir bien, incluso es más emocionante que otras veces, por la novedad. Pero no tardan en comenzar a ocurrir cosas extrañas. Se desorientan rápidamente y cuando intentan reunirse otra vez con el grupo no encuentran en modo de hacerlo. Todo les asusta, a ellos que se creían grandes asustadores e inmunes al miedo. Algo que suena como pasos. Muebles cubiertos de sábanas que les recuerdan a fantasmas. Una habitación llena de gatos de ojos brillantes. Fuerte sonido de voces al otro lado de una puerta, que al ser abierta revela una sala polvorienta, vacía y silenciosa. Finalmente son encontrados por Otto, que notando su ausencia ha estado buscándolos por la casa.
Duane y Stephanie abandonan La Casa de la Colina, y de camino a sus hogares son interceptados por un chaval de su edad, pálido y de aspecto triste, que les hace una propuesta. El chico, que se presenta como Seth, formaba parte del mismo grupo de visita que ellos, y se fijó en que se separaban del resto y se iban por su cuenta. Les habla de una entrada trasera a La Casa de la Colina por la que él se cuela a veces a explorar, y les dice que la única forma de ver uno de los fantasmas de la casa, es acudir a ella fuera del horario de las visitas. De hecho, les garantiza que verán un fantasma si le acompañan en su siguiente exploración fuera de horas.
Los tres acuerdan encontrarse allí al día siguiente, terminado el último tour, ya en noche cerrada. Cuando se reúnen, Seth les muestra la entrada trasera, con la que evitan la sala en la que cabecea el vigilante nocturno. Los guía por habitaciones en las que nunca han estado mientras les cuenta historias sobre los fantasmas de la casa que nunca han oído. Los lleva hasta las cocinas y de ahí a una despensa… donde se encierra con ellos. Seth les confiesa entonces que él es el fantasma del niño al que arrancaron la cabeza. La que lleva ahora sobre los hombros es una que “ha tomado prestada” pero que debe devolver en breve. Es por eso que los ha traído a la casa, para arrancarle la cabeza a Duane y emplearla como sustituta de la que lleva ahora. Espantados y tratando de apartarse de él, los chicos se apretujan contra la pared, activando por casualidad una puerta secreta que les permite escapar de la despensa a costa de correr a lo loco por terreno desconocido.
Duane y Stephanie van huyendo al azar tratando de dejar atrás a Seth, que les persigue repitiendo obsesivamente que quiere la cabeza del chico. Al tratar de subir por una escalerilla de mano, esta se desprende de la pared y todo el muro se viene abajo… revelando un cráneo que había sido emparedado en un hueco. ¡La cabeza del fantasma! Pero Seth no parece contento por el hallazgo. Quizá porque el verdadero propietario de la cabeza se materializa para llevársela.
Cuando a todos se les pasa la impresión de haber visto al fantasma, aparece Otto, atraído por el ruido del muro al derrumbarse. Al ver a Seth junto a los chicos y hacerse una idea de la situación, le recrimina a este su afición a engañar chavales para asustarlos. Efectivamente, Seth (que en realidad es el nieto de Otto) es como Los Mellizos del Terror: le gusta asustar a otros niños, solo que sus bromas son más elaboradas que las de estos.
Otto no cree a los chicos cuando estos, al igual que Seth, le juran haber visto al verdadero fantasma sin cabeza y haber encontrado su testa. La experiencia hace que a los Mellizos se les quiten las ganas de seguir asustando a los demás, e incluso interrumpen durante un año sus asiduas visitas a La Casa de la Colina. Cuando se deciden a volver, por nostalgia, más que otra cosa, Otto y Edna los reciben y les hacen uno de los clásicos tours por las zonas de visitas habituales. Esta vez se portan bien y no se van a husmear por ahí. También es cierto que en esta ocasión son los únicos visitantes y se habría notado demasiado.
Cuando la visita termina, se despiden de Otto y Edna y se alejan de la casa. Un coche patrulla para junto a ellos y los agentes les preguntan qué estaban haciendo en una casa que lleva varios meses abandonada. Al volverse a mirarla, Duane y Stephanie ven a través de una ventana a Otto y Edna, en el momento de desvanecerse como los fantasmas que son en realidad.
Bastante entretenido, en la línea de la mayoría de títulos de esta colección. Lo que más me ha gustado es la parte en la que están recorriendo las habitaciones por su cuenta, porque te detalla bastante lo que van encontrando, y lo van relacionando con las leyendas de la casa. Y en cierto modo es como estar allí, acompañándolos, explorando La Casa de la Colina junto con ellos.
The Headless Ghost. 1997. R.L.Stine. Pesadillas nº 36. Publicado en 1997 por Ediciones B.
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