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jueves, 29 de junio de 2023

EMBRIONES Y RESIDUOS

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                               

Presentado por... el profesor Plot.

Saludos, ávidos lectores. 

El bolsilibro que comentamos hoy empieza bastante flojo pero va mejorando a medida que avanza. ¡Siempre es mejor eso que lo contrario! El título, además, es bastante llamativo. Veamos de que trata.

Telmo Fairbanks es un comandante de la Guardia Nacional especializado en la escolta y protección de personajes destacados. El tipo mide casi dos metros y roza la perfección física. Por su trabajo y carácter está acostumbrado a las situaciones complicadas, pero la última misión de la que ha recibido órdenes de encargarse le ha pillado bastante descolocado: dejar embarazada a la mujer más bella que ha visto en su vida. 

La dama en cuestión, que es también de quien proviene la orden, es una fría y asocial investigadora genética llamada Eleonora Wilkinson. La doctora Eleonora no quiere un romance, ni una relación duradera, ni nada parecido. Solo quiere un embarazo conseguido en las condiciones más naturales posibles, y que luego Telmo se desentienda completamente del asunto. El embarazo que Eleonora pretende conseguir es solo la primera fase de otro de sus experimentos, en el que su propio hijo será su cobaya.

Tras cumplir con la difícil misión, Telmo es inmediatamente ascendido, y Eleonora inicia su experimento, cuyo fin es en realidad acelerar el embarazo todo lo posible para acortar al máximo el tiempo de gestación. A consecuencia de ello, apenas una semana después de su embarazo, Eleonora da a luz a una niña a la que pone por nombre Melissa. 

El descubrimiento de Eleonora técnicamente permite a cada mujer parir unos treinta y seis hijos por año para que su país disponga de un suministro enorme de soldados en caso de guerra (y de paso, que las vacas del país proporcionen un suministro igualmente grande de terneros para alimentarlos), por lo que su investigación pasa a considerarse alto secreto militar. Se aísla sin previo aviso a Eleonora, Melissa y Telmo, así como a todos los que hayan tenido contacto con ellos desde el inicio del experimento, lo que incluye al profesor Wondermiles (el mentor de Eleonora), otros tres científicos, y todos los soldados del cuartel en el que se encontraban. Se les embarca sin darles opción a elegir en una nave espacial, para hacerlos lo más inaccesibles posible, y esta despega de inmediato.  

Aquí se incluye una segunda trama que se combina con la primera. Esto es algo muy inusual en los bolsilibros, que debido a su brevedad solían centrarse en una sola trama y no desviarse de ella. Pasados unos días la nave detecta a otra nave de la Tierra que no da señales de vida. Al abordarla para comprobar el estado de la tripulación, descubren que todos murieron por un fallo en el suministro de oxígeno. Sin embargo sí encuentran vida a bordo, aunque ignoran por completo su naturaleza o procedencia: unas criaturas con aspecto de chufas que se mueven levemente y emiten siseos como si se comunicaran entre ellas, o como si trataran de comunicarse con los humanos. Cuando regresan a su propia nave, recogen a los pequeños seres y se los llevan con ellos para investigarlos. 

Mientras tanto, Melissa se está desarrollando a un ritmo elevado. Algo ha fallado en el experimento y no solo su desarrollo prenatal se ha acelerado mucho, sino que su crecimiento es considerablemente más rápido del normal, y parece tender a ir cada vez más rápido. Melissa no tarda mucho en convertirse en una criatura de dos metros de altura, con un cráneo abombado y unos pechos atrofiados. El tratamiento no solo ha acelerado su crecimiento sino también su evolución, convirtiéndola en lo que serán los seres humanos dentro de trescientos mil años. La inteligencia de Melissa también se ha desarrollado más allá de lo esperado. Aprende a hablar en unas horas, solo a base de oír hacerlo a la gente a su alrededor. Y cuando Melissa empieza a hablar, todos callan aterrados: Melissa los desprecia a todos ellos, incluidos sus padres, considerándolos seres infra evolucionados e inútiles. Ha aprendido así mismo el idioma de las criaturas con aspecto de chufa a base de oírlas, y revela a los demás que se trata de nativos de Korna, un asteroide. 

Una docena de los seres de Korna están evolucionando de forma acelerada, pues Eleonora les ha aplicado el mismo tratamiento que a Melissa. Les han salido patas y los sonidos que emiten son más complejos, como si trataran de imitar ahora el lenguaje de los humanos. 

La transformación de los korneanos y de Melissa parecen ir a la par, como si los cambios genéticos y los saltos evolutivos de cada uno de los organismos se sincronizara con los del resto. Pero mientras que los korneanos son pacíficos y se vuelven cada vez más complejos (les aparecen ojos, cuerdas vocales funcionales, y una inteligencia equivalente a la humana) Melissa es cada vez más monstruosa, deforme y violenta. Eleonor se desentiende del asunto y la considera un experimento fallido, pero para Telmo sigue siendo su hija y es reticente a tratar de deshacerse de ella. 

Sin embargo, pronto queda claro que tendrán que hacerlo. Melissa es demasiado inteligente y demasiado cruel como para permitir que vuelva a la Tierra. Mientras esta sigue cambiando, los korneanos llegan a un nivel de evolución en que son capaces de comunicarse con los humanos hablando con ellos. Han adquirido un aspecto que recuerda al de pequeños gatos antropomorfos de color rosado. Se han vuelto más inteligentes que los humanos y por ello son conscientes del terrible potencial de Melissa, y de lo que está ocurriendo con ella. El experimento la está llevando a recorrer todo el camino natural de la evolución humana, que llegada a una cima de inteligencia y desarrollo físico y social, inevitablemente comenzará a degenerar hacia formas cada vez más grotescas y atrofiadas con una inteligencia mínima, para terminar en la extinción. Es el destino de toda raza: surgir prácticamente de la nada para agotarse y volver a hundirse en la nada varios millones de años después, siendo reemplazada por nuevas razas emergentes en un ciclo sin fin de vida renovada. 

El problema es que en el caso de la humanidad esa fase final está destinada a ser violenta y perversa, y Melissa está arrastrando al resto de la tripulación de la nave a esa evolución forzada. Ha robado del laboratorio el producto que Eleonor empleó para acelerar su genética y la de los korneanos, y se ha dedicado a infectar con ella a todos. Solo Telmo, Eleonor, uno de los soldados y los korneanos se han salvado por el momento, y la evolución acelerada del resto ya se ha desatado, poblando la nave de monstruos hambrientos y sanguinarios a los que deberán enfrentarse para sobrevivir. 

El comienzo de la historia no me gustó. Me pareció narrado de una forma bastante tonta, pero a medida que avanza va mejorando rápidamente. El concepto de que las especies se extingan por sí solas de forma natural, por mero agotamiento genético incluso si nada las extingue artificialmente antes, y que esto se presente como algo normal y hasta en cierto modo “bonito” me ha gustado mucho. Es el mismo paso de la infancia a la vejez, de embriones a residuos, aplicado a toda una especie. Mientras una especie dominante no se extinga, no le dará la oportunidad a otra especie emergente a llegar a su nivel, y por tanto es “bueno” que una especie inteligente desaparezca, llegado su momento, para que otra pueda elevarse a su lugar. Lo importante es que la vida siga. Qué tipo de vida sea, es lo de menos, porque antes o después evolucionará hasta dar lo máximo de sí misma, o dar paso a otra.  

Y los korneanos, en particular, son un encanto. Como se desarrollan muy deprisa, no llegan a asimilar totalmente el lenguaje y mentalidad humanos y emplean expresiones como “¡Feliz Navidad!” para saludar a los tripulantes cuando los ven, porque relacionan esas palabras con una sensación de alegría indeterminada. 

Quiero destacar también la excelente portada, de la que no se nos indica el ilustrador (solo que pertenece a la Editorial Norma) pero cuyo estilo recuerda mucho al de Alfonso Azpiri.  

Puedes repasar los otros bolsilibros ya reseñados de este autor pulsando aquí.

Embriones y resíduos. 1980. Lou Carrigan [Antonio Miguel de los Ángeles Custodios Vera Ramírez]. Héroes del espacio nº 19. Ediciones Ceres S.A.

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