EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por... Pecky.
¡Saludos, amigos cinéfagos!
¿Tenéis a punto vuestras máquinas del tiempo? ¿Y en hora vuestros relojes? Recordad que a las 02:00 del domingo 26 saltaremos en masa a las 03:00. Cuando te mueves por el tiempo, siempre es mejor dar pasitos pequeños al principio y ahorrarnos el jet lag, o mejor dicho, el time lag.
Aprovechando que nos vamos a mover una hora hacia el futuro, hemos desempolvado esta película. A pesar de ser casi una comedia, es una de las mejores historias que hemos visto sobre el tema.
Hay muchas novelas, películas y series que tratan los viajes en el tiempo con mayor o menor acierto. Algunas inciden en las posibles paradojas y otras las ignoran completamente. Esta en particular las maneja bastante bien, empezando por el propio título ¿Volver al futuro? El futuro es por definición aquello que todavía no ha ocurrido, un tiempo que todavía no hemos vivido ¿Cómo se regresa a donde nunca has estado?
Ya solo el título es intrigante, y la publicidad con la que se anunciaba cuando salió en cines no le iba a la zaga. De pequeño llegué a ver por la calle los carteles de su estreno, y la frase con la que se promocionaba era algo como “Marty nunca llegaba a tiempo al colegio. Nunca llegaba a tiempo a sus citas. Nunca llegaba a tiempo a ningún lado... hasta que un día desapareció de su Tiempo.” Admito que es publicidad ligeramente engañosa, porque lo presentan como si el protagonista “desapareciera” por motivos desconocidos cuando es él mismo quien viaja voluntariamente en el tiempo. Pero en el fondo casi toda la publicidad se basa en la exageración y el embellecimiento de la realidad.
La historia es muy conocida, pero la comentamos igual por si alguien no la ha visto o la tiene algo olvidada. Marty es el clásico adolescente rebelde de los ochenta que viaja en el tiempo a los cincuenta, en una estrafalaria máquina del tiempo inventada por su amigo Doc, un no menos clásico científico loco. Doc ha creado esta máquina instalando un condensador de fluzo de su invención integrado en el chasis de un automóvil DeLorean, con la ya mítica matrícula OUTATIME ("fuera de tiempo", o también "plazo de tiempo"). La máquina debe formar parte de un vehículo porque para que el desplazamiento en el tiempo se produzca el propio condensador de fluzo debe estar en movimiento a un mínimo de 140 km/h. Mobilis in mobile, como decía Verne.
La fuente de energía de la máquina es una carga de plutonio, que se emplea como masa crítica de reacción. Para llevar a cabo sus experimentos Doc ha estafado a unos terroristas libios para conseguir el plutonio, y ahora estos le buscan para matarle. Los terroristas lo encuentran justo cuando Doc le acaba de explicar el funcionamiento de la máquina a Marty, y lo acribillan a tiros. Tratando de evitar el mismo destino, Marty se monta en el DeLorean y huye a un lugar al que los terroristas no pueden seguirle: el año 1955.
Una vez allí se da cuenta que el viaje ha agotado la carga de plutonio del condensador, por lo que no puede volver a su época, ni viajar a ninguna otra. Y un detalle interesante que no se nos explica: cada vez que realiza un salto en el tiempo, el DeLorean reaparece cubierto de escarcha. Doc parece sorprendido por esto la primera vez que lo ve, por lo que no puede tratarse de algún sistema de refrigeración ya previsto en su diseño. Quizá el lugar por el que la máquina pasa cuando está en entretiempos es muy frio…
El caso es que Marty está en un año en el que todavía no ha nacido, y ha alterado el pasado de un modo que puede provocar que ya no nazca nunca. Un encuentro fortuito con su madre adolescente hace que esta se enamore de él en lugar de su padre. Esto implica que sus padres no vivirán juntos y no tendrán hijos, y por tanto que él no existirá. La paradoja así creada comienza a borrarle de la existencia de forma retroactiva. Marty debe, por tanto, conseguir que su padre y su madre se enamoren para que el destino se reencauce de forma lo más similar posible a como hubieran sido las cosas sin su intervención.
Personalmente, y teniendo en cuenta que el viaje en el tiempo tal como se lo presenta aquí es teórico, siempre he tenido la sensación que las paradojas no serían tan graves como siempre se las presenta, que el destino se reencauzaría (más o menos) por sí solo. Dicen que el tiempo lo cura todo, y en este caso pienso que el tiempo terminaría curando al propio Tiempo. Si una persona pudiera viajar en el tiempo e iniciara una secuencia de acontecimientos que derivara en que no se produjera su propio nacimiento, en ese caso, al no nacer, no podría viajar al pasado e iniciar esa secuencia de acontecimientos, con lo que nada cambiaría en realidad. Se podría debatir mucho sobre si esto crearía un bucle infinito de repeticiones, unas modificaciones mayores o menores en el futuro, o si se formarían líneas de tiempo diferentes. Como todo es teoría y no hay experiencias prácticas al respecto, la propia conversación terminaría siendo cíclica cual bucle temporal, así que dejaremos el tema aquí y continuaremos con la película.
Hacer que los dos pipiolos se enrollen (¡Argh! ¡Contaminación temporal debido al time lag! ¡Se me está pegando el lenguaje de la época!) no es el único problema de Marty. En un intento de volver al año que le corresponde le cuenta todo lo ocurrido al Doc de 1955. Este aún no ha inventado la máquina del tiempo ni conoce a Marty de nada, pero analiza la situación y la da por factible. Desarrolla una forma de recargar el condensador de fluzo del DeLorean para permitir un viaje más. Este viaje solo podrá ser llevado a cabo en un momento muy concreto ¡Es un viaje en el tiempo con un plazo contrarreloj! ¡Un out a time!
Marty debe por tanto reencauzar el destino de sus padres en un breve plazo límite, con los segundos contados, antes de que le llegue el momento de moverse en el tiempo de nuevo. Y es una oportunidad que, si la pierde, probablemente jamás se le vuelva a presentar. Y ya tan metido en el ajo como está… quien sabe, quizá pueda aprovechar para pulir algunos pequeños detalles de su propia época que no le terminan de gustar.
Regreso al futuro recibió diversos premios tanto a Mejor película de ciencia ficción como a Mejor producción dramática, además de nominaciones a los Oscar cuando estos aún significaban algo.
Sinceramente, me fascinan El final de la cuenta atrás, La máquina del tiempo (versión 1960) y desde luego todas las etapas de Dr. Who anteriores a su capitulación ante la corrección política, pero Regreso al futuro tiene un toque especial. Y lo tiene ahora más que antes, porque en su momento era una película filmada en 1985 que te trasladaba a unos años cincuenta muy bien recreados en todos los detalles. No viví esa época, pero es lo que aseguran quienes sí lo hicieron. Vista ahora, el salto que haces es doble, porque nos traslada primero a la esencia de unos geniales años ochenta (que esos sí los pillé) y de ahí a los cincuenta. ¡Un doble salto en el tiempo con tirabuzón!
Pero no nos precipitemos. Recordad lo que dijimos al inicio. Cuando te mueves por el tiempo hay que ser tan precavido como cuando lo haces sobre hielo, porque también te puedes resbalar, así que nosotros solo saltaremos una hora en el tiempo, entre las 02:00 y las 03:00 del domingo 26. Sería un buen momento para volver a ver esta película, por cierto, si no tenéis ningún compromiso por la mañana. Quizá descubráis que es mucho mejor de como la recordabais. Ya sabéis que el time lag a veces cambia la percepción de las cosas...
Y si mi banco de datos de Historia Antigua no me falla, será necesario volver a viajar en el tiempo el próximo 29 de octubre. Nos veremos allí para reseñar Regreso al futuro II.
Back to the future. 1985. Robert Zemeckis, Bob Gale (guion) Robert Zemeckis (director) Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Crispin Glover, Thomas F. Wilson (actores principales) Lea Thompson (actriz principal). Universal Pictures & Amblin Entertainsment. Editada en DVD en 2003 por Universal Pictures International.
No hay comentarios:
Publicar un comentario