ALMACÉN DE MUNDOS COMPRIMIDOS
¡Saludos, vertebrados!
Otro juego de tablero sencillito, que imita el clásico videojuego Frogger de 1981. En él teníamos que hacer que una vertebrada ranita cruzara una transitada carretera y luego un rio de fuerte corriente, para llegar a hasta un lugar seguro en el que descansar. ¡Un argumento apasionante que no podía quedar sin su correspondiente versión de tablero!
Este es un juego magnético de Rima, hecho en algún momento de los ochenta y probablemente sin licencia.
El Frogger original requería habilidad. El Salto de la rana es una simple cuestión de suerte. Tenemos cuatro recorridos idénticos (uno para cada jugador) compuestos por solo veinte casillas. Nos desplazamos por el recorrido lanzando un dado de seis caras. Para que el juego no termine demasiado pronto, en tres de las casillas perderemos turnos, y en otras cinco deberemos volver a empezar desde el inicio.
Algo gracioso es que debemos mover el peón que representa nuestra rana siguiendo el orden de las casillas, pero para hacer esto hay que pasar de las pares a las impares de lado, y de las pares a las impares en diagonal, lo que crea una especie de movimiento en zigzag. Probablemente esto se hizo así para recrear la sensación de una rana dando botes de un lado a otro.
La parte que hay antes del seto en la mitad del recorrido es la carretera, y la que hay tras el seto es el rio. No les costaba mucho hacer la carretera gris o al menos de un tono de azul diferente al rio para que se distinguieran con mas facilidad.
Si caemos en la casilla 3 nos pasa por encima un bólido de carreras que nos hace encogernos de miedo durante tres turnos. En la casilla 5 nos pasa por encima un autobús (perdemos dos turnos) y en la casilla 6 es un deportivo lo que nos asusta (haciéndonos perder un turno).
Una vez llegamos al seto, en la casilla 10, los peligros nos hacen retroceder en lugar de perder turnos. Una serpiente intentará comernos en la casilla 11, y un cocodrilo hará lo mismo en la 15. En ambos casos huiremos de ellos regresando a la casilla de Inicio. En las casillas 13, 18 y 19 caemos al rio, que va crecido, y la corriente nos arrastrará igualmente hasta el Inicio. Las casillas 12 (en la que nos subimos al caparazón de una tortuga), 14 (en la que nos subimos al lomo de otro cocodrilo) y las 16 y 17 (en la que nos subimos a un tronco) son seguras y nos permiten seguir jugando al siguiente turno. Se necesita una tirada exacta para llegar a la meta, aplicándose el clásico efecto rebote.
Esto último nos parece una exageración. El juego no es tan entretenido como para alargarlo hasta ese punto. Llegar hasta la meta suele implicar ya varios intentos, por las cinco casillas que te devuelven al Inicio. Y si además necesitamos una tirada exacta para ganar, avanzando y retrocediendo por la mitad del recorrido en la que se concentran esas cinco casillas, se puede hacer eterno. Es algo que compramos por la curiosidad de tenerlo en nuestra colección, más que con una intención real de jugar (aunque terminamos echando algunas partidas)
Eso es todo. Si superamos los peligros podremos finalmente sentarnos a descansar en nuestro nenúfar, que flota tranquilamente en un remanso del rio, a salvo de la corriente. ¡Así de dura es la vida de la rana! 🐸
Puedes ver otro juego de mesa basado en un videojuego pulsando aquí.
Salto de la rana. 198X. Autores no acreditados. De dos a cuatro jugadores, sin recomendación de edad. Rima.
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