TONY GARCÍA, AGENTE DE LA CIA

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

No suelo comprar bolsilibros de temática policial, pero a veces hago una excepción si el título o autor me sugieren que en realidad están más orientados a otro género, como el terror. Este es uno de los que adquirí por el título. Y el autor. Por separado, este título y este autor son poco halagüeños, pero juntos la cosa cambia. 

El título suena a chiste, especialmente en un bolsilibro de Bruguera, que por esa época tenía entre sus colecciones de tebeos más famosas algunas como Mortadelo y Filemón, agencia de información o Anacleto, agente secreto. No me negareis que Tony García, agente de la CIA recuerda mucho a esos títulos. Y después de leerlo, estoy totalmente convencido que lo único que tenía en mente el autor cuando empezó a escribir esto era precisamente el título. Se le pasó por la cabeza que sonaba gracioso y se dijo “Voy a escribir algo que se titule así”, sin nada más preparado con lo que dar forma a un argumento, y le salió esto. 

Y esto último no es una crítica. Yo también he hecho un par de veces lo de ponerme a escribir teniendo en mente una sola frase que me sonaba bien, y construir todo el relato alrededor de ella, viendo donde puedo encajarla. Es precisamente porque lo he hecho, que estoy convencido que este fue el caso. 

La historia empieza en Acapulco (México) con Brenda Jackson, a la que nos encontramos tal como suelen hacer su presentación las protagonistas de las obras de Berna en la mitad o más de las ocasiones: desnudas. En este caso, porque se esta duchando. Joven, hermosa, cabello rubio, ojos azules, pechos grandes, cintura estrecha, etc. La heroína berniana estándar, salvo por un detalle. 

Resulta que Brenda no es una chica buena, sino mala. Trabaja para un mafioso y entre otras cosas ha pasado droga para él y participado en estafas, además de ser su amante. Pero Brenda se ha cansado ya de todo eso y está tratando de alejarse de ese tipo de vida. Ha abandonado a su jefe/amante sin decirle nada, y está en Acapulco escondiéndose de él… ¡En un hotel de lujo! Con la de pensiones y moteles que deben haber por ahí en los que no hacen preguntas, y ella ocultándose de la mafia en un lugar en el que debes identificarte con un documento oficial para que te dejen quedarte. Muy lista no es, la moza. 

Y naturalmente, dos de los matones de su jefe se presentan en su habitación para llevársela. Tras una breve trifulca, cuando todo parece perdido para Brenda, irrumpe en la habitación un joven y apuesto individuo que se presenta gritando: “¡Tony García, agente de la CIA!”. O sea… es agente de la CIA y lo va anunciando a gritos, junto con su nombre propio, a lo que a todas luces son un par de criminales… Tenemos aquí a otro prodigio de inteligencia. Está claro que él y Brenda harán buena pareja. 

El tipo les da una tremenda paliza a manos limpias a los gorilas y convence a Brenda para que se vaya con él a otro lugar, para ponerla a salvo. Así pues, Tony García, agente de la CIA & Brenda la estupenda se marchan a otro hotel más modesto. Cuando llegan a su nueva habitación, Brenda le rompe a Tony un florero en la cabeza, le roba las llaves del coche y se larga. Por desgracia para ella, un tercer matón que esperaba fuera del primer hotel les ha seguido sin que se dieran cuenta y persigue a Brenda en su coche cuando ella se larga con el de Tony. 

Cuando Tony se recupera del golpe le pregunta al recepcionista del hotel en qué dirección (así, en general) se fue Brenda, y esto le basta para encontrarla. Como necesita un coche para ir en su busca, le pide uno al recepcionista y este le entrega el suyo propio. ¿Cómo consigue esto Tony? ¿Le presenta al recepcionista sus credenciales de la CIA y requisa en vehículo en nombre del gobierno? No, no. Tomad nota por si alguna vez necesitáis que un desconocido os dé su coche. Le promete que se lo devolverá, y esto basta para convencerlo. Se ve que el nivel intelectual del recepcionista está a la altura del de Tony y Brenda, para no desentonar demasiado. 

Tony encuentra a Brenda cuando el tercer matón la tenía atrapada en la cuneta de una carretera. Le mete dos balas en el pecho al matón, recupera su coche, recupera a Brenda, devuelve al recepcionista el coche prestado, y… se quedan en el hotel hasta que el propio jefe se presenta con otro grupo de matones. Pero no os preocupéis porque Tony se los cargará también a tiros, a algunos antes y a algunos después de una espectacular huida en helicóptero, que nunca está de más. 

Por cierto, que hay un momento en el que Tony le confiesa a Brenda que en realidad se apellida Logan y no es agente de la CIA. Lo de presentarse como “Tony García, agente de la CIA” es algo que suele hacer solo porque le parece gracioso, porque García rima con CIA. ¡De verdad, Berna, no hacía falta que explicaras el chiste! ¡No es tan ingenioso como para necesitar que aclares eso! ¿Qué será lo siguiente? ¿Fernando Guasa, piloto de la NASA? ¿Jaime Hurtado, militar retirado? 

Lo que no nos explica es como Tony García, o Logan, como se llame, es capaz a sus treinta años escasos de noquear a golpes a varios tipos a la vez, matar personas a tiros sin dudar y con una puntería envidiable, y manejar helicópteros, sin ser agente de la CIA. Supongo que eso son hobbies que tenía el muchacho. 

Y como los cuatro sicarios que Tony mata constituían el total de la banda del jefe de Brenda (al jefe también lo mata a tiros, por cierto) pues bien está lo que bien acaba. Ni Brenda va a prisión por haber traficado con drogas, ni Tony por haber matado a cinco hombres y hacerse pasar por un agente de la CIA. Y al final Brenda y Tony se casan, claro.

Que puedo decir… he jugado a videojuegos de scroll horizontal que tenían más argumento que esto. Incluso más mundo de fondo. Aquí no hay más personajes que los absolutamente imprescindibles. Cuando tiene lugar la pelea en el primer hotel, nadie se asoma a la habitación a preguntar que es todo ese escándalo. Cuando Tony mata al tipo que deja tirado en la cuneta, ningún otro coche pasa por allí y nadie encuentra el cadáver hasta que, muchas horas más tarde, sus compañeros lo ven mientras sobrevuelan la zona en helicóptero. No importa lo que los personajes hagan, simplemente parecen estar en un mundo deshabitado donde solo existen las personas que tienen algún papel en la historia. 

Es como ser el único conectado a un RPG multijugador en el que solo encuentras PNJs, y no muchos ni muy trabajados, cada uno con su frase de presentación inmutable, un par de interacciones básicas, y poco más. Esa es la sensación que transmite esta historia. 

No es algo nuevo en Berna, que suele ser muy parco a la hora de crear personajes y escenarios, pero en esta ocasión lo lleva al extremo. 

Otro libro reseñado de este autor pulsando aquí.

Tony García, agente de la CIA. 1984. Joseph Berna [José Luis Bernabéu]. Servicio Secreto nº 1756. Editorial Bruguera S.A.