EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Hace algo más de un mes preguntamos a nuestros sufridos visitantes cual de entre dos títulos de Berna preferían ver reseñado antes. Como nadie se ha pronunciado (¡Buuu!¡Aburridos!🥱) lo hemos elegido nosotros siguiendo el avanzado proceso de toma de decisiones importantes descrito en La máquina que ganó la guerra, de Issac Asimov.
El resultado ha sido que toca reseñar primero Misterio en la estación WZ-2000. ¡Que los dioses del bolsilibro nos pillen confesados!
Comenzamos en el año 2185. El capitán Derwal recibe la misión de viajar hasta el lejano planeta Drako, un pequeño mundo del tamaño de Mercurio. La suya es la tercera y quizá la última expedición que los humanos harán a dicho planeta.
La primera fue enviada allí a fundar una colonia, tras haber comprobado que el planeta no tenía vida inteligente autóctona. La segunda, al mando del comandante Strode, fue enviada a Drako cuando se perdió súbitamente el contacto con la colonia. Su misión era averiguar que había ocurrido con los colonos. La expedición de Derwal tiene como objetivo averiguar qué ocurrió tanto con la colonia como con la expedición de Strode, con la que también se ha perdido toda comunicación. A Derwal se le advierte que, si también se pierde el contacto con ellos, no se arriesgará más personal ni naves en Drako. Es decir, que no habrá más expediciones de rescate y tendrán que valerse por sí mismos.
El equipo de Derwal consta de otros cuatro hombres y tres mujeres. Lo primero que hace Derwal cuando tiene los expedientes de sus siete subordinados en las manos, es elegir a cuál de las tres mujeres va dedicar sus atenciones a lo largo del viaje. ¡Prioridades!
La agraciada es Bianca, la bióloga del grupo, que ya el primer día del viaje cae rendida en los brazos del capitán. No es la única porque Derwal, como todo buen protagonista berniano, es muy macho y mucho macho, pero Bianca es especial, la jugadora titular, y la otra es la de reserva.
El grupo llega hasta Drako y al investigar la colonia encuentran siete cadáveres pertenecientes a la expedición de Strode. Los cuerpos están en ropa interior (sus uniformes no aparecen por ningún lado), no presentan heridas visibles, y están completamente pálidos, como si les hubieran extraído toda la sangre del cuerpo. A los colonos no los encuentran ni vivos ni muertos. Los equipos de comunicaciones de la base y la nave de Strode no funcionan, pero no parecen estar averiados. Una situación de partida que en principio no pinta nada mal para ser una historia de Berna.
Mientras el resto del grupo revisan diferentes puntos de la estación, la médico y uno de los científicos reúnen los cadáveres en una sala y le hacen la autopsia a uno de ellos. Al abrirlo en canal, de entre sus tripas surge una enorme sanguijuela cíclope que se lanza contra ellos. Al mismo tiempo, de la boca de otro de los cadáveres surge una segunda sanguijuela de un solo ojo para unirse a la refriega. Las sanguijuelas son extraordinariamente fuertes y estrangulan a ambos tripulantes hasta matarlos. A continuación se introducen por sus bocas y se dedican a alimentarse de la sangre del cuerpo desde dentro.
Cuando el resto de la expedición descubre a sus compañeros muertos, pálidos y con las bocas desencajadas, comienzan a atar cabos y a sospechar que el peligro radique en los cadáveres. Mientras realizan la autopsia de la doctora, más sanguijuelas aparecen del interior de los cuerpos confirmando sus sospechas. Esta vez están sobre aviso y las abrasan con sus pistolas de rayos. El siguiente paso es amontonar todos los cuerpos, tanto los de sus compañeros como los de la expedición de Strode, en el exterior de la colonia y pegarles fuego. Al notar el calor las sanguijuelas salen en tromba de los cadáveres, y los tripulantes las reciben con fuego láser cruzado hasta que ya nada se mueve en la pira.
En ese momento, quizá atraído por el fuego o el sonido de los disparos, un hombre aparece de detrás de unas rocas y se dirige tambaleándose hacia ellos. Se trata del comandante Strode, que parece estar en shock, con el uniforme destrozado y cubierto de heridas. Lo llevan a la enfermería y no tarda mucho en reponerse porque no tenía nada realmente grave.
Strode les revela que cuando su expedición llegó a Drako todos los colonos habían desaparecido. No tardaron mucho en ser atacados por las sanguijuelas, cuyo modus operandi es saltar al cuello, estrangular a sus presas, y colarse en su cálido interior para alimentarse de la sangre del cuerpo hasta dejarlo seco. Solo Strode logró escapar de ellas abandonando la colonia. Ignora porqué las comunicaciones no funcionan, o por qué los cuerpos de los miembros de su expedición aparecieron sin sus uniformes.
Aunque Derwal le asegura que se han desecho de todos los cuerpos y las sanguijuelas de estos, Strode insiste en abandonar la colonia de inmediato y regresar a la Tierra. Su rango es mayor que el de Derwal, y anuncia que toma el mando de la tercera expedición. Como nadie le hace caso, le arrebata la pistola láser a una de las chicas y se la lleva de rehén hasta la nave de Derwal para volver a la Tierra él solo. Tan pronto como sale de la estación, una pequeña y extraña nave espacial sobrevuela al grupo disparando una ráfaga de rayos que hace saltar en pedazos a Strode y a dos de los tripulantes de Derwal. El resto reacciona disparando a su vez contra la navecita (se nos recalca el pequeño tamaño de la misma) hasta alcanzarla un par de veces y destruirla. El que destruyan a la nave con solo dos disparos de pistola me hace suponer que la nave era realmente pequeña, del tamaño de un dron quizá. ¿Acaso la tripulaba una de esas babosas? ¿Serán seres inteligentes y avanzados y no unos simples parásitos?
Reducida a la mitad, la expedición Derwal vuelve a su nave y despega, dedicándose a buscar otros posibles agresores. Encuentran otra nave con el mismo diseño de la anterior, pero mucho mayor, y la destruyen también tras un corto combate. “Hemos vencido, pero no sabemos a quién” reflexionan los personajes dándose cuenta que lo ignoran todo sobre sus agresores ¿Eran las propias sanguijuelas las que tripulaban las naves? ¿La nave pequeñita era un dron o nave-robot no tripulada? ¿Hay una relación real entre las sanguijuelas y las naves, o son sucesos sin relación que se dan a la vez?
Derwal decide que las sanguijuelas son simples animales sin mente que los alienígenas de las naves soltaron sobre los colonos para acabar con ellos, quizá porque su planeta está cerca de Drako y sintieron la colonia humana como una amenaza. Como explicación no está mal, pero seguimos sin saber que pasó con los cadáveres de los colonos o porqué desnudaron a los de la expedición Strode, dejando los cuerpos allí donde estaban y llevándose los uniformes. Los sistemas de comunicaciones de la base y de la nave de Strode se restablecen al ser destruida la nave alienígena, por lo que debía ser esta la que de algún modo los estaba interfiriendo.
Pues… no está mal para ser de Berna. Está escrito de forma muy básica pero la situación que presenta llega a intrigar, y la combinación de sanguijuelas ciclope con el comandante histérico y la pequeña y rabiosa nave lanzando ráfagas de laser a lo loco crean una amenaza impredecible y variada. Tampoco dedica mucho texto a recrearse en los escarceos amorosos de Derwal y Bianca, y es algo que parece puesto ahí más por costumbre que otra cosa.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
Misterio en la estación WZ-2000. 1984. Josep Berna [José Luis Bernabeú] (texto) Lozano (portada). Héroes del espacio nº 218. Editorial Bruguera S.A.
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