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sábado, 12 de agosto de 2023

EL BRUTO 0: A LO BASTO

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

El Bruto es una colección de comics que apareció en 1998 como un puñado de historias cortas presentadas de forma dispersa en diferentes publicaciones. No tardó mucho en cancelarse, pero en 2004 el autor hizo un intento de relanzarla y tuvo un éxito inesperado, seguido por un igualmente inesperado final.

El comic tiene una calidad excelente tanto a nivel de dibujo, como de coloreado y guion. Sobre todo, guion. La historia que nos cuenta, que va desarrollándose poco a poco, creando subtramas, reconectándolas y retorciéndolas, es asombrosa. Los personajes están magníficamente trabajados y sus historias de fondo son geniales y dramáticas, aun dentro del humor general de la serie.  

En un texto de presentación, el autor, Eric Powell, nos indica que su intención nunca fue crear un comic filosófico, pero sí lo es, y mucho. Quizá el autor no pretendía llevar por ahí la colección, pero es por donde terminó yendo. La historia de los personajes atrapa, conmueve, da mucho en que pensar, y terminas metiéndote a fondo en ella. Hay más filosofía real en estos comics (escondida tras hordas de zombis, monstruos gigantes, duros mafiosos y fuerzas del Más Allá desatadas) que en un libro de Nietzsche. 

Los comics de El Bruto estaban integrados en otra colección llamada Made in Hell, que publicaba tanto números únicos y autoconclusivos como de varias series salteadas. Made in Hell se canceló en el nº 144, que correspondía al nº 13 de El Bruto. Justo cuando la trama se encontraba en su apogeo, cuando el equilibrio de poder entre facciones estaba llegando a un punto crítico, cuando el peligro era mayor que nunca y los motivos para luchar de los personajes también... pues justo en ese momento se canceló sin previo aviso ni posterior explicación. Y no solo se canceló sino que la editorial reclamó de vuelta los El Bruto nº13 ya distribuidos a las tiendas para que no se vendieran. O esto es, al menos, lo que me dijeron los dueños de dos de las tiendas de comics (de dos Comunidades Autónomas distintas) donde pregunté por el nº 14. Por suerte era una colección que me gustaba mucho, uno de los pocos comics que he comprado nuevos en lugar de segunda mano. Los adquiría tan pronto como llegaban a las tiendas, y pude comprar mi nº13 antes que los retiraran. 

Esto fue en 2015. Al parecer se dibujaron un par de números más en 2016, tras lo cual la serie de El Bruto fue cancelada también en Estados Unidos. En 2019 se retomó volviéndose a cancelar en 2021 tras publicar solo tres tomos nuevos... aparentemente, porque la información al respecto que he encontrado por ahí es vaga y contradictoria. En cualquier caso, y que yo sepa, nada más allá de lo visto en el Made in Hell nº 144 del 2015 llegó a traducirse ni venderse en España. 

Este primer título resulta algo confuso porque es una recopilación del material aparecido en 1998, pero no todo, solo del publicado por Dark Horse. Algunas mini aventuras sueltas se publicaron bajo otros sellos editoriales y al parecer estas no pudieron recuperarse para esta recopilación. Debido a esto, hay referencias a cosas que se supone que debemos saber (pero no sabemos), reaparecen algunos personajes cuyo retorno debería sorprendernos (pero como no los hemos visto antes ni sabemos lo que les pasó, no nos sorprende) y cosas así. A pesar de ello, este primer número me pareció lo bastante bueno para darle una oportunidad al siguiente, y ahí ya me enganché a El Bruto.

Resumiendo la historia de fondo, nos encontramos en una época que parece rondar la década de 1950, y en una ciudad que podría estar situada en la zona de Nueva Orleans. La ciudad es sí es una especie de reflejo distorsionado del Chicago de los gánsteres, pero con alguna que otra particularidad. La más relevante de ellas es que, así como en otras ciudades puede haber un barrio chino o un barrio irlandés, aquí tienen un barrio zombi. Una de las bandas locales está dirigida por un misterioso personaje que se hace llamar El Pope Zombi y tiene el poder de convertir a los muertos en zombis semi inteligentes a su servicio, además de invocar la ayuda de demonios y seres tenebrosos. El Pope Zombi se ha apoderado de un barrio entero, que ya solo está poblado por zombis y cosas peores. Además de esto hay monstruos marinos, científicos locos, vampiros, hombres lobo, etc., todo en un encantador ambiente de Pulp que podría coexistir perfectamente con The Spirit de Will Eisner… pero con menos humor, más drama, y mucha más sangre. 

En este ambiente tan particular nos encontramos con el Bruto, un musculoso matón con la cara, modales y fuerza de pegada de una mula y su amigo y socio Franky, un pequeño, frenético y vociferante psicópata de ojos saltones y lealtad a prueba de balas. El Bruto es la mano derecha de Labrazio, un legendario mafioso que lleva años apartado de la vida pública, pero sigue cobrando sus deudas y porcentajes de los negocios que controla por medio del Bruto.

Este primer título no aparece como nº1 si no como nº0, quizá por ser una recopilación de material ya publicado en 1998 que se hizo antes de retomar la colección en 2004. El material nuevo empezó a publicarse a partir del segundo número, que se vendió como nº1. Es por tanto que a pesar que el último título publicado es el nº13, la colección consta de catorce cuadernos. 

En A lo basto, el Pope Zombi pretende deshacerse de Labrazio de una vez por todas para así controlar toda la ciudad. Para ello encarga a un matón conocido como el Bola que acabe con el Bruto, pero que conserve su cabeza. Nadie sabe dónde se esconde Labrazio salvo el Bruto, y este es demasiado duro y terco como para revelarlo por mucho que se le intente sobornar, amedrentar o torturar. La única forma de obtener esta información es convertirle en uno de sus zombis, pero manteniendo intacta su mente. Al Pope Zombi le basta con zombificar la cabeza del Bruto para acceder a la información que este guarda en su cerebro.

El Bola tiene ese mote porque de niño se le quedó atascada una bola de bolera en la mano… y ahí sigue, como una especie de disparatado implante. A consecuencia de ello el brazo en donde lleva la bola tiene la musculatura muy desarrollada mientras el resto de su cuerpo, afectado de enanismo, es pequeño y raquítico, dándole en conjunto un aspecto bastante estrafalario. Y es mejor advertir desde ya que en estos comics no se cortan lo más mínimo a la hora de hacer chistes a costa de enanos, inválidos, ancianos, mendigos o retrasados mentales, del mismo modo que no se cortan a la hora de hacerlos a costa de altos, fortachones, adultos, ricos o genios. Los que tengan algún problema con eso de tratar a todo el mundo por igual, definitivamente no deberían leer estos comics.

El Bola embosca y captura al Bruto y Franky, pero interpreta la petición de "la cabeza" del Bruto como algo metafórico, no literal. Comete el error de abandonar al Bruto en el Callejón de las Ratas, poblado por cientos de ratas gigantes, dando por sentado que estas acabaran con él. Cuando el Bruto se presenta de nuevo en la guarida del Bola y empieza a soltar mamporros, el Pope Zombi (que había ido a buscar la solicitada cabeza) libera a su última creación, un chimpancé zombi de cinco metros de altura. Muy impresionante, pero no tan duro como el propio Bruto, que destroza al simio zombi a golpes, lanza por los aires de un puñetazo al Bola, y se marcha llevándose a Franky.

Tras este nuevo fracaso, el Pope Zombi acepta colaborar con unos rudos agentes del FBI que también están interesados en echarle el guante a Labrazio. El trato al que han llegado el Pope Zombi y el FBI es el siguiente: primero el FBI detendrá al Bruto y obtendrá la información que quiere de él, y luego lo dejarán en manos del Pope. A cambio, este debe darle vida a una especie de monstruo de Frankenstein creado por el gobierno al que llaman Biog, que es la fusión de otros seis agentes. A pesar que Biog es obra de científicos gubernamentales y está más o menos vivo, no han logrado darle una verdadera animación y necesitan recurrir a la magia del Pope para ello. Tal como se nos presenta, Biog parece ser la continuación de otra trama comenzada en alguna historia corta que no se pudo recuperar para esta edición. 

El caso es que el Pope asiste al interrogatorio del Bruto por parte del FBI, y se da cuenta que había muchas cosas sobre este y Labrazio que ignoraba. La historia que cuenta el Bruto a los agentes comienza con él siendo niño. Es de hecho la historia de origen del propio Bruto. 

De crío, y tras haber sido abandonado por sus padres, él trabajaba como mozo para todo en un circo ambulante al cuidado de su tía Kizzi, la mujer forzuda del circo. Kizzi era amorosa pero estricta, una mujer dura que no le consentía caprichos, mentiras ni malos comportamientos al Bruto, pero tampoco lo descuidaba y siempre tenía un momento para él. El circo itinerante llegó hasta la ciudad, y un Labrazio en horas bajas que se había ganado demasiados enemigos se escondió en él, amenazando al director para que lo mantuviera oculto una temporada. 

El joven e inquieto Bruto no pudo evitar oír los rumores sobre Labrazio que circulaban por el circo, y decidió que debía conocerlo. Buscó una excusa (llevarle un tentempié a medianoche) para entrar en su remolque, y le cayó en gracia a Labrazio. Este le habló de la libreta, de esa libreta con los nombres y direcciones de todos los que le debían algo.

Entonces apareció en el circo la policía, que había descubierto que Labrazio se encontraba allí. Se produjo un tiroteo en el que el capo mafioso acabó con todos los policías, pero tía Kizzi fue alcanzada por las balas de estos cuando corría para proteger al Bruto. Viendo que el chaval se había quedado solo en el mundo y que el circo ya no era un escondite seguro, Labrazio se lo llevó con él para ponerlo bajo su protección. Con el tiempo llegó a convertirse en su mano derecha y delegó en él la gestión de todos sus negocios.  

El Bruto ha confesado todo esto para que los agentes del FBI se confíen. Logra sonsacarle a uno de ellos que los agentes ahí presentes son los únicos al tanto de toda la información sobre el caso, incluidos datos importantes que aún no han compartido con el resto del FBI. Entonces se libera rompiendo sus ataduras, acaba en instantes con todos los agentes (cosa que podría haber hecho desde el principio, pero quería saber cuánta información sobre Labrazio tenía ya el FBI) y escapa saltando por una ventana. 

Mas tarde, vemos al Bruto reflexionando sobre el asunto mientras se baña para sacarse toda la sangre, mugre y fragmentos de cristales de encima. Y en sus recuerdos vemos el verdadero final de la historia que le contó a los del FBI. Cuando el tiroteo en el circo terminó, Labrazio no se lo llevó con él. El Bruto, siendo aún un niño, le salto encima con una roca y le abrió la cabeza a golpes, porque su presencia en el circo había sido la causa de la muerte de su tía Kizzi. Tras quemar los cuerpos de Labrazio y de Kizzi para que no los identificaran, abandonó el circo llevándose el revólver de Labrazio, su gorra y su valiosa libreta de nombres. Con la información que había en esta comenzó a hacerse pasar por uno de sus chicos de los recados, y al crecer por uno de sus matones. En realidad Labrazio lleva veinte años muerto al inicio de la historia, pero aprovechando la (mala) fama del mafioso y el miedo que la gente aún le tiene, el Bruto ha hecho creer a todos que sigue vivo y que él está manejando sus negocios en su nombre.

Hay muchas cosas que podríamos hacer notar sobre El Bruto, aparte de resumir las historias, pero lo iremos haciendo poco a poco. Repartiremos la información adicional a lo largo de las reseñas de los siguientes cuadernos para no alargar demasiado esta. Estad atentos a ellas o... 

The Goon: Rough Stuff. 1998 (2004 de la recopilación). Eric Powel (guion y dibujo). Made in Hell nº 4. Publicado en 2005 por Norma / Dark Horse.

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