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miércoles, 6 de septiembre de 2023

YO FUI UN CAVERNÍCOLA ADOLESCENTE

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                     ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                                                                                                       

Presentado por... Pecky.
 

¡Hola, amigos cinéfagos!

Esta es una de las cinco películas que el gran Roger Corman filmó en 1958. Sí, cinco en el mismo año 😅 que el hombre no perdía el tiempo. Su filosofía era la misma que la de Ed Wood: si produces mucho, por fuerza algo tiene que salirte bien. Lo raro es que Corman producía mucho y casi todo era bueno… visto en perspectiva, al menos. 

La película, ambientada en la prehistoria (una de esas prehistorias donde conviven humanos y dinosaurios) nos presenta a Muchacho, un joven de la tribu del yermo. La tribu vive en cuevas, voluntariamente recluida en un valle árido y rocoso sin apenas vegetación o caza. Al otro lado de un rio cercano a sus cuevas la vegetación es exuberante y hay animales de todo tipo, pero una antigua ley cuyo origen se pierde en el tiempo les prohíbe cruzar el rio y abandonar su yermo en busca de otras tierras. 

Muchacho es un joven inquieto, y tiene preguntas que nadie parece ser capaz de contestar. Su estatus en la tribu es uno de los mas altos, pues es el hijo del Creador de Símbolos, un cargo muy respetado. Los símbolos son a la vez recuerdos del pasado y augurios de un futuro deseado, pero tampoco su padre es capaz de satisfacer su curiosidad. Lo único que le repite es lo que todos saben: que ir más allá del rio está prohibido, porque podría encontrarse con El Dios que Mata por Contacto, un ser mítico al que le basta tocar para matar. El Dios existe desde hace al menos cinco generaciones, que es cuando se comenzó a recordar el pasado mediante símbolos, y se cree que es inmortal. 

Muchacho busca respuestas también en los tres hombres más ancianos de la tribu, que tradicionalmente son los Guardianes de los Legados, pero estos tampoco le aclaran nada. La labor de uno de ellos es pasar todo el día alimentando con ramitas una pequeña hoguera. El campamento de la tribu está lleno de ellas, pues hacer fuego ya no es un secreto. No parece tener sentido cuidar de una hoguera tan pequeña que ni ilumina ni sirve para asar la carne, pudiendo encender un nuevo fuego siempre que lo necesiten. Cuando Muchacho pregunta al anciano por que alimenta esa pequeña hoguera sin utilidad, este responde únicamente “Porque ese es el primero de los Grandes Legados del Hombre”. 

La misma respuesta obtiene de los otros dos. El Segundo Gran Legado del Hombre es una rueda colocada sobre un eje clavado al suelo, que su guardián hace girar. No es un torno, ni mueve nada. No tiene ninguna función, pero su guardián debe hacerla girar sin cesar. El Tercer Gran Legado del Hombre es un pequeño montón de barro o arcilla. Su guardián amasa todo el barro en una sola pieza, y una vez hecho esto la desmenuza. A continuación vuelve a empezar, amasando juntos los pedazos para volverlos a desmenuzar. A ojos de Muchacho esto no tiene ningún sentido, y está decidido a buscar respuestas más allá del rio. 

Muchacho se siente atraído por Chica Rubia, una de las jóvenes de la tribu. Sin embargo aún no ha pasado por el rito de madurez que le convertirá en un hombre y le dará derecho a tomar pareja. Un adulto de la tribu que está interesado tanto en Chica Rubia como en ser el siguiente Creador de Símbolos, incita a Muchacho a la desobediencia. Le impulsa a ir en busca de respuestas más allá del rio, con la intención de delatarle ante el resto de la tribu para desacreditarle a él y a su padre. 

Las historias que cuenta Muchacho sobre lo que ha visto al otro lado del rio encienden la curiosidad de los otros jóvenes: animales grandes y pequeños, dinosaurios, agua y vegetación por todas partes, árboles cargados de frutos... Un día Muchacho vuelve a cruzar el rio y esta vez muchos otros jóvenes lo acompañan, atraídos por la promesa de habitar una tierra fértil con abundante caza. La expedición resulta desafortunada. Los jóvenes son atacados por grandes saurios y uno de ellos, Chico de pelo claro, se ahoga en unas arenas movedizas. 

El resto del grupo regresa con la tribu, y solo Muchacho decide seguir explorando. Es así como termina encontrándose con El Dios que Mata por Contacto, una criatura con aspecto de abotargado insecto bípedo que se le aproxima lenta y ominosamente. El temor supersticioso puede con él y sale huyendo, pero su viaje no ha sido inútil. Muchacho encuentra una ramas flexibles que le impulsan a inventar el arco, y también unas cañas huecas a partir de las cuales inventa la flauta. Se nos transmite aquí la idea de que la exploración de lo desconocido da lugar a los descubrimientos y la ciencia, y esto será importante más adelante.      

A su regreso a la tribu Muchacho es culpado por la muerte del otro joven. Como parte de su rito de mayoría de edad se le obliga a aceptar las antiguas tradiciones sin cuestionarlas, y su padre es obligado a renunciar a su cargo a favor de su delator. 

Durante algún tiempo trata de adaptarse a su nueva vida. Excava su cueva, toma a Chica Rubia como pareja y hace todo lo que se espera de él, pero no puede renunciar a sus inquietudes. Una vez más cruza el rio, y el nuevo Creador de Símbolos incita a toda la tribu a ir en su búsqueda y matarle. Les convence que no estarán rompiendo la ley si cruzan ellos también el rio, puesto que lo hacen para castigar a uno que lo ha hecho sin motivo. A regañadientes, la tribu sigue al nuevo Creador de Símbolos hasta las tierras prohibidas. 

Allí, presencian un nuevo encuentro entre Muchacho y El Dios que Mata por Contacto. Este se acerca lentamente a Muchacho, que baja sus armas al no percibir hostilidad en él. El nuevo Creador de Símbolos arroja una gran roca contra ellos, no sabemos si con intención de golpear al Dios o a Muchacho, pero lo cierto es que es el primero quien recibe el impacto, y sorprendentemente se desploma muerto al instante. Muchacho se aproxima al cuerpo, y al tocarlo descubre la verdad. 

El supuesto dios no es más que un hombre, uno inconcebiblemente anciano. Su aspecto se debe a que viste un antiquísimo traje anti radiación medio derretido y deformado por el tiempo, al que han ido adhiriéndose todo tipo de ramas y suciedad. Dentro del traje encuentran un libro con fotografías cuyo significado los espectadores entendemos pero los personajes no pueden más que imaginar. Lo que hemos estado viendo todo el tiempo no es solo nuestra prehistoria. Es nuestro pasado, sí, pero a la vez nuestro futuro; es la Tierra después de una devastadora guerra nuclear. 

En algún momento, un pequeño grupo de humanos que sobrevivió a la guerra refugiándose en las cuevas decidió olvidar su pasado. Toda una generación se puso de acuerdo para no contar nada de lo ocurrido a los que nacieran a partir de ese momento. Y el conocimiento de la historia, que había sido únicamente oral al quedar todo libro y grabación destruidos, simplemente se perdió. Y los dinosaurios que hemos visto son solo reptiles mutados y agigantados por las radiaciones. 

Los Tres Grandes Legados de la Humanidad cobran sentido en este momento: El fuego que nunca se apaga es la radiación. La rueda que siempre gira es el tiempo, en un movimiento cíclico condenado a repetirse. El objeto que se construye solo para ser destruido, una y otra vez, es la propia civilización humana. Y el misterioso anciano no era más que el último de un pequeño grupo de científicos que se vieron atrapados en una zona irradiada. Sus trajes absorbieron tal cantidad de radiación que durante mucho tiempo esta mataba casi instantáneamente a cualquiera al que tocaran, dando así origen a la leyenda sobre El Dios que Mata por Contacto. Esta radiación se fue perdiendo poco a poco, hasta desaparecer. El motivo por el que este último superviviente acechaba a los cazadores de la tribu era simplemente porque se sentía solo y ansiaba algo de contacto humano.    

Perturbada por estos nuevos conocimientos, que intuye más que entiende, la tribu abandona su territorio en busca de otros lugares y otras tribus. En busca, en suma, de más conocimiento, pues una vez la chispa de la curiosidad humana se ha despertado es difícil de contener. Y todo vuelve a empezar, la rueda del tiempo sigue girando, y la civilización es levantada una vez más solo para volver a ser consumida por los fuegos atómicos miles de años después, en un ciclo sin fin de destrucción y renovación. 

De hecho, la película está dando pistas sobre esto desde el inicio para el espectador atento. Los créditos iniciales están sobreimpresos en imágenes fijas de pinturas rupestres, y entre ellas hay algunas formas geométricas que recuerdan a una radio, u otra en la que unas figuras humanas huyen de lo que parece representar una lluvia de lanzas enemigas, pero que con lo que ya sabemos al final de la película, bien podrían ser misiles atómicos. También vemos que por la zona fértil pulula una jauría de perros salvajes. No lobos, sino perros como los actuales.   

A día de hoy la historia no impresiona tanto como cuando se emitió porque ya está más gastada. De hecho, tampoco cuando se estrenó fue muy apreciada, probablemente por el tono derrotista de su final, que mostraba a una humanidad incapaz de aprender de sus errores. 

Personalmente me gusta mucho, pero es justo hablar tanto de lo bueno como de lo malo de algo, así que diré que la película se hace lenta a ratos. El escaso presupuesto (las escenas de dinosaurios son recortes reciclados de otras películas) y el poco tiempo que se le dedicó (recordad que Corman filmó otras cuatro películas ese mismo año) hacen que visualmente resulte poco atractiva.

Puedes ver reseñada otra película de este director pulsando aquí.   

Teenage Caveman. 1958. R. Wright Campbell (guion) Roger Corman (director) Robert Vaughn, Leslie Bradley, Frank De Kova (actores principales) Dara Marshall, June Jocelyn (actrices principales). Editada en DVD por DeA Planeta .

2 comentarios:

  1. Tal como la describes, me parece muy interesante, pero puede ser que las imágenes no logren expresar suficiente como para mantener la atención. Original es, sin duda.

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    1. Yo la encuentro muy interesante y original también, pero es el tipo de película que cuesta convencer a la gente para que le den un vistazo. Conozco personas que simplemente se niega de plano a ver películas en blanco y negro o muy antiguas precisamente porque son en blanco y negro o antiguas, independientemente de su temática. Yo entiendo que a un publico joven acostumbrado a efectos especiales de última generación y escenas de acción ultrarrápidas, algo como esto se le haga aburrido, pero están perdiéndose historias geniales.

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