EL GRAN BAZAR
Bienvenidos, amigos coleccionistas.
Continuamos con el tema náutico (respecto a lo que vimos ayer) puesto que hoy, 4 de octubre, celebramos el Dia del barco en la botella. Aunque marineros y botellas siempre han estado relacionados (preguntadle al capitán Haddock si no me creéis) este asunto es diferente.
Ya se habla de barcos en botellas en documentos del siglo XVIII. Por alguna misteriosa razón, a medida que los días de navegación pasaban el número de botellas de licor vacías crecía desproporcionadamente a bordo, por lo que los marineros las aprovechaban para entretenerse metiendo barcos en miniatura en ellos.
En realidad los barcos no se meten enteros en las botellas. La gracia de los barcos en botellas es que son demasiado grandes para entrar por el cuello de la botella, convirtiendo su propia existencia en un enigma a resolver para los que desconozcan el truco, que es bastante simple. Generalmente el barco no cabe en la botella debido a los mástiles. El casco o cuerpo principal del barco está cuidadosamente medido para poder hacerlo pasar con la mayoría de sus elementos ya montados por el cuello de la botella y pegado a esta.
Una vez introducido el casco, los mástiles y en ocasiones algunos detalles adicionales se fabrican aparte, se introducen en la botella con unas largas pinzas y se pegan en el lugar que les corresponde, dando al conjunto una mayor sensación de volumen. Esto no le quita el mérito artístico ni que se precise cierta habilidad para lograrlo.
Nuestro propio Supervisor General intentó hacer barcos en botellas en su juventud, y a la antigua usanza además, durante una navegación. Lo que logró, más que barcos en botellas eran naufragios en botellas. Él le echa la culpa a que el oleaje y el continuo vaivén del barco real no se llevaban bien con el pulso firme necesario para pegar y pintar los detalles del barco en miniatura, pero todos sabemos que en realidad es un manazas.
El caso es que el cuatro de octubre se conmemora el esfuerzo de todos los que alguna vez metieron un barco en una botella (o lo intentaron), y por eso mostramos este artículo. Se trata de una reproducción sencilla pero fidedigna de la NRP F481 Comandante Hermenegildo Capelo, una fragata clase Joao Belo de la armada portuguesa que toma su nombre de un notable marinero y explorador de esa tierra.
Tiene la particularidad de estar metida en una bombilla en lugar de en una botella. El efecto de imposibilidad no es tan notable debido a que el casquillo (la rosca metálica) parece casi igual de ancha que el resto de la bombilla, ocultando de la vista el hecho de que la abertura de esta, por donde se introdujo el barco, tiene la mitad del diámetro que el resto.
Al menos la delicada estructura del radar debió introducirse y pegarse por separado del resto de piezas. En la foto no se ve muy bien porque está pintada de negro, igual que nuestro fondo estrellado, pero está rozando el borde superior de la bombilla.
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