EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Feliz octubre, ávidos lectores.
Imagino que no le diréis que no a otro bolsilibro de nuestro querido Juan Gallardo. Y menos aún si, a pesar de estar englobado en una colección de ciencia ficción, está claramente enfocado al terror.
Comenzamos fuerte: la vida en la Tierra se ha autodestruido en una guerra atómica y aparentemente solo seis seres huyeron a tiempo del planeta en una pequeña nave, la Omega III. La nave fue preparada para poner a salvo a tres parejas de hombre y mujer, con la tenue esperanza de que estos lograran llegar a un mundo habitable donde pudieran comenzar a reproducirse y dar lugar a una nueva humanidad. Pero a última hora todo salió mal, y las seis plazas fueron ocupadas por cinco hombres (Makro, Akhaar, Ghidar, Zoltan y Straken) y un perrito (Adam). En medio del caos y la destrucción, fueron los únicos capaces de llegar hasta la Omega.
Aparte de que todos los humanos tienen nombre de kaiju 😅 el que sean del mismo sexo imposibilita todo intento de reproducción, por lo que la humanidad parece igualmente condenada a extinguirse.
Un día de su eterno deambular por el cosmos, se encuentran con una capsula de hibernación flotando a la deriva. La suben a bordo de la Omega y al abrirla descubren que contiene a una mujer joven en aparentemente buen estado de salud, de además está embarazada. Cuando la mujer despierta les revela llamarse Lyvia, y les cuenta su historia. Ella era una presidiaria condenada a muerte por sus crímenes (que no especifican) a la que se conmutó la pena a cambio de prestarse voluntaria para un experimento. Este consistía en ser inseminada artificialmente con una mezcla química especial que daría lugar al nacimiento de un superhombre, una criatura de cuerpo e inteligencia superiores a todo lo soñado por la humanidad, que salvaría a esta del desastre hacia el que parecía irremediablemente abocada. La fecha en la que fue puesta en hibernación corresponde a treinta y siete años antes de la aniquilación de la Tierra. El motivo por el que fue lanzada al espacio, lo desconoce.
La situación parece haber mejorado bastante no solo para el presente inmediato de los astronautas, sino para el futuro de la propia humanidad. Y para Lyvia no digamos. Ella se queja de que era virgen cuando la eligieron para el proyecto y a pesar de su embarazo lo sigue siendo. Está encantada con la perspectiva de verse ahora en una nave con cinco hombres a su disposición, sin que el hecho de estar embarazada le suponga un problema en ningún sentido.
Sin embargo, una historia en la que los personajes no se enfrentan a grandes dificultades, carece de interés. Una fuerza desconocida desvía a la Omega y la obliga a aterrizar en un planeta. El panorama que se les presenta es desolador: la atmosfera es respirable, pero la nave se ha posado en un pequeño islote de roca estéril rodeado hasta donde alcanza la vista por un mar negro y pastoso a todas luces tóxico. La nave, además, se niega a despegar de nuevo. La misma fuerza que les desvió hasta allí ahora les retiene.
Tras un incidente con un monstruo que brota del mar con la sana intención de comérselos, los terrestres son rescatados por unos habitantes del planeta que posan su nave junto a la de ellos. Se trata de Goow (un felino antropomorfo), Vulda (otra humana), y dos robots. Goow les explica que se encuentran en Shamar, un mundo condenado a muerte en el que ya solo subsisten un centenar de su raza. Vulda llegó hasta allí en una nave que aterrizó de forma automática. En su interior había dos cadáveres desecados (que supuso que eran los padres de Vulda) y a ella, todavía una niña pequeña, hibernada en una cápsula. Ha vivido en Shamar desde entonces y los astronautas son los primeros otros humanos que ve en su vida.
Goow los lleva a todos a la ciudad en la que vive, con la única compañía de Vulda y los robots. La ciudad está en ruinas por dejadez. Los cascotes polvorientos y robots de servicio oxidados se amontonan por todas partes. Goow les explica que, repentinamente, algo que no llegaron a identificar comenzó a matar a todo aquel que se exponía a la noche. Todo el que salía a cielo abierto por la noche era devorado en instantes, y nunca llegaron a saber qué provocaba esto. Todo el planeta fue muriendo y la raza de Goow, cada vez más reducida y aislada, se fue extinguiendo.
He de decir que llegados a este punto, la historia me rompió los esquemas que me estaba formando. Recapitulemos: la nave en la que viaja una mujer (virgen y a la vez gestando a un ser superior que ha de salvar a la humanidad) es atraída a un planeta que está siendo devastado por una bestia aparentemente invencible. Las referencias al cristianismo en los bolsilibros no eran tan comunes como se pudiera pensar por la época y lugar en que se escribieron, pero tampoco muy raras. Hay algunos (como El faro del terror o La ciudad de los muertos vivientes) en los que se da a entender que Dios en persona interviene para salvar a los protagonistas, pero no es un tema que se suela tocar. Diversos dioses, la mayoría de las veces malvados (El pacto con Loki, ¡Revividos!, El escribano de Yama...) pero no siempre, intervienen en otras historias como adversarios o salvadores. O enfrentándose unos a otros en ambos papeles (Sombras del Caos).
En este caso, yo tenía más o menos claro que esto iba a derivar en una batalla entre ese hombre perfecto que está por nacer y el monstruo que está devastando el planeta, como avatares de Dios y el Diablo. Cuando Lyvia les habla a los astronautas de la Omega sobre su embarazo, se refiere a su futuro hijo como “el que volverá a salvar a la humanidad”. Esto parece una referencia clara a Jesús, el cual, según el cristianismo, se sacrificó para salvar a la humanidad al ser crucificado.
Pues bien… el ser supremo nace de pronto partiendo a su madre por la mitad en el proceso. Brota de un revoltijo de sangre e intestinos, enorme, furioso, creciendo incluso segundo a segundo mientras hecha a correr arrollando a su paso a uno de los robots, al que deja completamente destrozado por el simple procedimiento de chocarse con él. El esperado superhombre es una mutación aberrante cuya única finalidad parece ser matar.
Los restos de Lyvia son enterrados. Los hombres, quizá por costumbre o porque aún conservan alguna esperanza en que algún tipo de fuerza superior vela por ellos, clavan una cruz sobre su tumba. Esa misma noche, la Bestia de Shamar ataca y devora a Akhaar, que había decidido montar guardia en el exterior del edificio donde se refugian. Investigando lo sucedido, los terrestres llegan a la conclusión que la Bestia de Shamar es el propio mar del planeta. Algo, quizá un hongo microscópico o bacteria evolucionada naturalmente, se extendió por el mar convirtiéndolo en un ser vivo que por las noches, al dejar de estar expuesto a la radiación solar, toma una forma gelatinosa. Esta masa es lo que ha estado recorriendo simultáneamente las calles de todas las ciudades del planeta a medida que la oscuridad se apoderaba de ellas, como un The Blob colosal que corroe a toda materia orgánica.
Sintiéndose responsables de haber traído una nueva amenaza a un mundo ya bastante castigado, los terrestres se deciden a tratar de cazar al superhombre. Lo rastrean hasta los subterráneos de la ciudad, donde se almacenan grandes cantidades de comida en cámaras frigoríficas. Llevan con ellos armas con munición atómica desintegradora. Esta tiene el pequeño defecto de saturar de radiación el área en la que los proyectiles detonan, con lo que se arriesgan a irradiar los alimentos almacenados si fallan demasiados disparos.
Estas armas resultan ser inútiles contra el superhombre, cuya materia se regenera continuamente y además emite a su alrededor una energía letal tan potente que incluso de lejos causa calambres a los astronautas. Tras comprobar que no pueden acabar con él y que ahora el superhombre les persigue, uno de los terrestres le tiende una trampa. Cuando llegan hasta una parte del subterráneo que Zoltan calcula que se encuentra bajo el mar, dispara una ráfaga de mini proyectiles atómicos al techo desintegrando una parte de este. El mar se vierte sobre el superhombre. La energía letal que este desprende se extiende como una reacción en cadena por todas las bacterias, conectadas entre ellas, como electricidad en el agua. A la vez, el mar viviente se defiende del superhombre corroyéndolo a mayor velocidad de la que este es capaz de regenerarse. El resultado es que los dos monstruos, el creado artificialmente por la ciencia terrestre y el evolucionado naturalmente por el ecosistema de Shamar, terminan por destruirse mutuamente.
Tras la destrucción del superhombre, la misteriosa fuerza que impedía despegar a la Omega desaparece. Esto confirma las sospechas del grupo de que fue esa criatura la que, antes incluso de nacer, desvió la nave hacia Shamar y la retenía allí a base de mera fuerza mental. Los ahora cuatro hombres y un perro se marchan en busca de un nuevo mundo en el que establecerse, y Vulda se va con ellos. Le ofrecen a Goow la posibilidad de acompañarlos, pero este prefiere quedarse en su planeta. Con la Bestia de Shamar destruida, tiene una oportunidad de buscar a los otros supervivientes que puedan quedar, reunirlos y organizarlos para hacer renacer su propia cultura. Y fin.
Y fin, pero con algunos cabos por atar. No se nos explica gran cosa sobre la Bestia de Shamar, más allá de que se formó naturalmente como una bacteria marina. Nos dicen que estando expuesta a la luz del sol era simplemente como un agua densa e inerte, y que a la falta de esta tomaba conciencia, se volvía corrosiva y le entraba el hambre. Criaturas similares existen. El moho mucilaginoso, por ejemplo, es una masa fusionada de hongos parásitos que tiene la capacidad de moverse y se alimenta de materia orgánica en descomposición. A grandes rasgos, es como los típicos slimes de los RPG, solo que en el mundo real. Entiendo que la Bestia de Shamar era algo como eso a gran escala.
Cuando la Omega aterriza en el peñasco, son atacados por un enorme animal que surge del mar, y esto es un detalle algo raro. Nos indica que parte de la fauna marina del planeta se ha adaptado a vivir de algún modo con ese organismo, aunque no queda claro cómo. Y está también la predicción de Lyvia de que su hijo estaba destinado a salvar a la humanidad. Las acciones del superhombre parecen desmentir esto… pero la realidad es que les fuerza a aterrizar en un mundo donde encuentran a la que posiblemente sea una de las pocas humanas que quedan, sino la última. Y que su muerte libra a ese otro mundo del mal que lo estaba consumiendo, así que de algún modo extraño e involuntario, se podría decir que el superhombre sí cumple con su función original de salvar a toda una raza. Quizá a dos. Garland solía buscar situaciones complejas como esta, aunque la obligada brevedad del texto (limitado a 90 páginas de la mitad del tamaño cuartilla) a menudo hacía que tuviera que dejar muchos detalles sin explicar.
Puedes repasar todos los libros comentados de este autor pulsando aquí.
Horror galáctico. 1980.
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