EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Baō Raihōsha (Baoh el huésped) fue una de las primeras obras de Hirohiko Araki, un guionista y dibujante de manga cuya creación más conocida actualmente es JoJo's Bizarre Adventure. Se publicó por primera vez en la revista Shōnen Jump en 1984 y ha sido reeditado en diferentes formatos. La que tenemos nosotros es la edición de 1992 de Planeta de Agostini Comics, publicada en ocho entregas formato comic, con sentido de lectura occidental. Esta edición se hizo a partir de la versión americana de Viz Comics, en la que se cambiaron varios de los nombres propios.
El primero de estos números que conseguimos lo compró nuestro Supervisor General en un mercadillo de una isla del archipiélago de las Baleares mientras hacía su Servicio Militar, en 1996. De aquella lo pagó con pesetas. El último que nos faltaba lo conseguimos hace menos de una semana, comprado por internet mediante una transferencia. Hemos tardado un poco, sí 😆 pero los hemos reunido todos, que era de lo que se trataba. La colección es breve y el argumento bastante sencillo, pero nuestro tiempo para reseñar es limitado y probablemente el vuestro para leer también, así que vamos a dividir el artículo en tres tandas.
Nº 1. El arma definitiva: un misterioso tren negro recorre Japón sin hacer ninguna escala entre su punto de partida y el de llegada. No tiene marcas, logos ni números de identificación de ningún tipo, y no queda constancia en ningún registro de sus movimientos ni carga. Es el tren de Judas, una organización secreta gubernamental que desde la Segunda Guerra Mundial está experimentando con armas químicas y biológicas saltándose todos los acuerdos éticos internacionales. El tren transporta varios de sus experimentos, incluidos un adolescente de diecisiete años que se halla en coma inducido, encerrado en un tanque de contención, y una niña de nueve años a la que retienen en una celda. Junto a la niña vemos una mascota, una especie de ardilla voladora mutante, que permanece todo el tiempo agarrada a ella.
La mujer encargada de cuidar / vigilar a la niña entra a su celda para inyectarle un narcótico, ya que al parecer falta poco para llegar a su punto de destino y la quieren tranquila. La niña, llamada Violet, ha destrozado todo lo que han puesto a su alcance y el suelo está cubierto de fragmentos y restos de enseres. Esto, que parece ser el resultado de una rabieta, es en realidad una forma de ocultar una trampa de lazo corredizo que ha preparado en el suelo. Su cuidadora la pisa quedando atrapada, y Violet aprovecha la ocasión para escapar.
Violet corre a lo largo del tren pasando de un vagón a otro. Al parecer tiene una cierta capacidad de premonición que le revela los códigos de seguridad que ha de marcar en las puertas para atravesarlas. Aprovecha también para hacer todo el daño posible, liberando de sus jaulas a unos perros de laboratorio que encuentra durante su huida. Finalmente su cuidadora la recaptura, pero entre las cosas que Violet ha estropeado está una de las válvulas que mantenían la presión o temperatura del tanque de contención del joven.
Este se despierta. El doctor Hazyeye, a la cabeza del experimento que se está llevando a cabo con el muchacho, entra en pánico y ordena a los guardias que lo maten “mientras aún sea posible hacerlo”. El muchacho, cuyo nombre todavía ignoramos, se comporta como un animal, moviéndose por el instinto de escapar. Sin pronunciar palabra y demostrando tener una fuerza y velocidad inhumanas, salta del tren en marcha tras acabar con un par de guardias. Se nos muestras que Violet y su irritante mascota han escapado también por su cuenta aprovechando el caos provocado por el muchacho.
De algún modo ambos se encuentran y siguen su escapada juntos. El muchacho parece ser ahora normal, hablando y comportándose como un chico cualquiera de su edad, y podría pasar perfectamente por un chaval paseando su hermana pequeña. Violet y su “hermano mayor” viven de lo que roban, hasta que ella tiene la premonición de que van a ser atacados, y poco después un transeúnte hunde un puñal en el cuerpo del muchacho.
Este hombre es “nº 22”, un asesino profesional que Judas ha enviado a acabar con ellos. Sin embargo, la organización no ha dado detalles a nº 22 sobre a que se enfrentaba. La única instrucción que ha recibido es que el cadáver del chico debe ser incinerado inmediatamente tras acabar con él. La cuchillada que le ha infligido al muchacho, que debería ser mortal para cualquiera, se cierra casi al instante y este escapa junto a Violet tras robar una moto.
Nº 2. Orden de exterminio: el muchacho (que al fin se nos revela que se llama Ikuro) prosigue su huida en moto junto con Violet y su ardilla mascota, Notsuo. Se detienen a repostar en una gasolinera, pero nº 22 se les ha adelantado y ya les está esperando. Le corta el cuello a Ikuro, le apuñala en el corazón para asegurarse, y lo rocía con gasolina para prenderle fuego. Pero algo lo distrae. La cabeza del cadáver de Ikuro (no su boca, sino su cráneo) emite un rugido gutural.
La marca de las cerillas es Streets of Fire (Calles de fuego) una famosa película de 1984, sobre enfrentamientos de pandillas callejeras.
El cadáver se pone en pie con todas las heridas regeneradas y convertido otra vez en un animal que se mueve por puro instinto. Agarra la muñeca de nº 22, disolviéndola hasta desprender su mano, y cuando este trata de huir le disuelve también la cabeza. Este es el segundo poder que le vemos manifestar, tras la regeneración casi instantánea de tejidos. El segregar ácido por las palmas de las manos es al parecer algo sobre lo que tiene un control milimétrico, ya que justo tras acabar con el nº 22 coge a Violet en brazos y escapa del lugar, sin provocarle ningún daño.
Tras estos periodos en los que actúa por instinto Ikuro no recuerda nada de los sucedido. Tampoco es algo voluntario que pueda provocar a conveniencia, sino que parece responder al hecho de que su cuerpo sufra un daño severo. En esos momentos adopta física y mentalmente lo que podríamos llamar una modalidad de combate durante la cual no tiene el menor reparo en matar a quien le amenace, y se le regeneran las heridas. Pasada la situación de peligro vuelve a su modo normal y apenas guarda algún recuerdo de lo ocurrido.
Mientras Ikuro y Violet utilizan el poder de premonición de ésta para ganar dinero en las carreras de caballos, el profesor Hazyeye hace una exhibición para los lideres del grupo Judas. Encierra juntos en una sala a un perro común y un tigre de trescientos kilos. Explica a los líderes que el perro es un baoh, un término que ya había usado anteriormente para referirse a Ikuro.
Al tigre le basta un zarpazo para arrancarle media cabeza al perro, pero este no muere. Se revuelve contra el tigre y acaba con él en cuestión de segundos.
A continuación embiste el cristal blindado que lo separa de sus observadores, y comienza a quebrarlo. La situación estaba prevista y una red de rayos láser instalada en el techo destroza al perro experimental, tras lo cual toda la sala es incinerada destruyendo cualquier resto orgánico.
Entonces, el profesor Hazyeye explica los líderes de Judas (y de paso al lector) que los baoh son un parásito mutante creado por él. El parásito se instala en el cerebro del anfitrión y se apodera de sus sistema nervioso, modificándolo y llenándolo de diversas sustancias estimulantes. El baoh está aletargado todo el tiempo, sin interferir con el huésped hasta que este (del que depende) está en peligro. En ese momento el baoh toma el control de su cuerpo y segrega sustancias que lo vuelven más ágil, fuerte, aceleran su curación y lo dotan de diversas armas naturales. Una vez la situación de peligro termina y todas las heridas sufridas por el anfitrión se han regenerado, el baoh revierte los cambios físicos ocasionados y se aletarga de nuevo, habiendo protegido “su hogar”. La única debilidad del baoh parecen ser sus sentidos. El parásito no puede percibir nada a través de los sentidos del anfitrión, por lo que solo es consciente de que este se encuentra en peligro cuando el cuerpo recibe un daño severo. Además, cuando toma el control del anfitrión necesita abrir una brecha en su cráneo, a través de la cual percibe el mundo que le rodea mediante sus propios sentidos.
Esto, en principio podría parecer una situación envidiable de cara a la pura supervivencia, pero no lo es. Baoh es un parásito, no un simbionte. Aproximadamente ciento diez días tras la unión del parásito y el anfitrión, el baoh llena el cerebro del anfitrión de huevos que lo matan al eclosionar, liberando otro montón de baohs que parasitarán a cualquier ser vivo que tengan cerca, poniendo otra vez en marcha todo el proceso. Este es el destino que aguarda a Ikuro y quizá a todo humano y animal del planeta.
Nº 3. El cuerpo invencible: el grupo Judas envía a un equipo de siete asesinos a rastrear y acabar con Ikuro. Él y Violet se han ocultado en un edificio abandonado. Ganaron mucho dinero en las carreras de caballos con las premoniciones de Violet, pero al ser ambos menores de edad no pudieron cobrarlo.
Los asesinos sí han sido prevenidos esta vez sobre la naturaleza de aquello a lo que se enfrentan, y van directamente a acribillarlo sin miramientos para luego quemarlo con lanzallamas. Pero al llevar más días juntos, el control del baoh sobre el cuerpo de Ikuro se ha incrementado, y tras recibir daño y percibir el peligro endurece su piel y desarrolla unas cuchillas en sus antebrazos con las que corta en pedazos a sus adversarios.
Baoh/Ikuro acaba con los siete asesinos profesionales en cuestión de minutos, pero la verdadera función de estos, que ellos mismos ignoraban, era entretener a su presa mientras su verdadero adversario se presentaba.
Un hombre corpulento con la cara vendada aparece, acompañado de un gigantesco mandril. El mandril (al que el hombre llama Martín) es otro experimento biológico del grupo Judas. Además de mucho mayor de lo normal, su cuerpo ha sido reforzado con implantes cibernéticos y armas artificiales ocultas entre su pelaje. Baoh salta inmediatamente hacia este nuevo rival, pero incluso su extraordinaria fuerza y agilidad se ven superadas por las del mandril gigante cibermodificado.
Dejamos por el momento a Baoh/Ikuro peleando con Martín el Mandril, y en breve reseñaremos los siguientes tres números.
¡Aparece una palabra salvaje! En el segundo numero de Baoh nos topamos con la palabra imago. La buscamos a ver que era y resulta que imago es como se denomina de forma general a la fase adulta de todo insecto o artrópodo que a lo largo de su vida pase por un proceso de transformación física importante más allá del simple crecimiento, como el paso de oruga a mariposa. Imago es por tanto la forma ya definitiva de esas criaturas, tras su transformación. ¡Palabra salvaje capturada!
Baō Raihōsha. 1984. Hirohiko Araki. Publicado en 1992 por Viz Comics & Planeta de Agostini Comics.
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