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viernes, 17 de mayo de 2024

EL AGUILUCHO (nº 26 a 34). La búsqueda de Irene

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Bienhallados, nobles caballeros y damas. 

La siguiente aventura de El Aguilucho abarca del nº 26 al 31. Una vez tomada la ciudad-fortaleza de Antiacara y liberado Sir Arthur, se podría pensar que a Marcel le espera un merecido descanso, pero nada más lejos de la realidad. Irene, la hija del capitán Valor, sigue detrás de él. Y puesto que se atribuye a la intervención de Marcel la conquista de Antiacara, e Irene parece ser que es de las que se arriman al sol que más calienta, se dedica a pegarse al muchacho como una lapa.  

Los apuros de Aguilucho (nº 26) es un capítulo de transición, principalmente cómico. En el campamento cristiano Irene deambula como un zombi siguiendo el rastro de Marcel, que no cesa de ponerle excusas y darle esquinazo. Para librarse de ella llega a sumergirse en un lago conteniendo la respiración y a esconderse en una olla de rancho vacía. El caballero sir Alexis, que se siente atraído por Irene y ve con envidia como esta solo tiene ojos para Marcel, le reta a un duelo para demostrar a la joven cual es el mejor luchador de los dos.

Por consejo de Pimienta, que capta a la primera de que va la cosa, Marcel acepta el duelo únicamente para dejarse ganar, confiando en que al ver a sir Alexis derrotarlo el interés de Irene pase de uno al otro. Durante el combate (un duelo con espadas y escudos) Marcel se porta de forma poco deportiva, recurriendo a artimañas indignas que rozan la trampa, a fin de quedar mal ante Irene.

En Los mercaderes del desierto (nº 27) sir Alexis "gana" el duelo e Irene pierde de golpe todo interés por Marcel. Libre de este problema, la mente del joven empieza a llenarse de malos presagios sobre Gisela. Por alguna razón se la imagina siendo acechada por un ser negro que en ocasiones tiene forma de murciélago, otras de oso, pero siempre se caracteriza por unas grandes orejas redondeadas un tanto ridículas, que recuerdan a las de Mickey Mouse.

El haberse librado de la atención de Irene no hace que los problemas de Marcel con ella terminen. La joven es raptada de su tienda del campamento por un grupo de esclavistas árabes que pasaba por allí y había oído hablar de una cristiana de gran belleza en el campamento de los Cruzados. Es una situación un tanto inverosímil, el que encuentren su tienda entre los cientos que debe haber, además de llegar hasta ella y llevársela a plena luz del día sin que ninguno de los soldados que deambulan de un lado a otro los descubra… pero es una de esas cosas que aceptas para que la historia avance.

Cuando se descubre la ausencia de Irene, Alexis acusa a Marcel de haberla raptado o matado por despecho. Como Irene siempre estaba a su lado, los hombres del campamento dieron por sentado que era él quien estaba interesado en ella, y el rumor de que Marcel le ha hecho algo "a la inocente joven que lo rechazó" corre de boca en boca. El rey Ricardo ordena a Marcel permanecer en su tienda hasta que él tome una decisión al respecto.

Pimienta, que ve como están los ánimos y sospecha que la cosa va a acabar en linchamiento, narcotiza con uno de sus platos especiales a los guardias que vigilan la tienda de Marcel e insta a este a huir. 

Salen a todo correr del campamento con unos caballos robados, que luego deben abandonar para despistar a sus perseguidores. Siguen su camino a través del desierto, al borde de la deshidratación, hasta ver lo que parece ser una caravana de mercaderes, a la que se aproximan con la esperanza de que les den agua. La caravana resulta ser de esclavistas, no de mercaderes. De hecho, los que se llevaron a Irene del campamento eran miembros de esta caravana. Su líder ordena capturar a ambos para venderlos también. 

Infierno de arena (nº 28). La caravana cruza el desierto llevando a sus prisioneros hasta la ciudad de Ain-Abud, donde hay un importante mercado de esclavos. Irene es la primera en ser subastada, y hay dos individuos especialmente interesados en ella: Kasim el azote del desierto y Jucheg el pirata tártaro.

Esto dos comienzan a sobrepujarse hasta que Kasim se harta de la situación y derriba a Jucheg a golpes, con lo que su última puja es aceptada. Kasim se lleva a Irene, y Jucheg, súbitamente inspirado e interpretando correctamente las reacciones de Marcel y Pimienta, compra a estos dos. 

Les propone llevarlos hasta la guarida de Kasim para que estos traten de rescatar a Irene. De este modo, si los atrapan, Kasim no podrá demostrar que fueron hombres de Jucheg los que asaltaron sus dominios. Y si los persiguen, los guiarán a una emboscada donde sus hombres acabarán con todos.

Jucheg promete la libertad de los tres y una recompensa en oro a Marcel y Pimienta si logran arrebatarle la joven a Kasim. Pero a estos no se les pasa por alto que él también estuvo pujando enconadamente por Irene.

Acechando en la noche (nº 29). Marcel y Pimienta burlan a los guardias que van encontrando en los alrededores del cubil de Kasim usando diversos trucos, y trepan por sus murallas. Una vez allí ven por una ventana cómo un grupo de sirvientas están vistiendo a Irene con velos y un burka que oculta su rostro, porque Kasim quiere casarse con ella esa misma noche. Marcel asusta a las sirvientas lanzando entre ellas un trapo al que ha atado dándole forma de ratón, y Pimienta ocupa el lugar de la novia bajo los velos.

La ceremonia de boda se celebra, y cuando el afortunado novio retira los velos se lleva una desagradable sorpresa. Pimienta aprovecha el desconcierto provocado para repartir unos cuantos golpes entre la concurrencia y echar a correr. 

A destacar que, tanto que se habla hoy en día del machismo que había antes en España (recordemos que estos comics son de 1959), en la imagen de arriba podemos ver como se presentan como negativas y despreciables (atribuyéndoselas al villano) las ideas de que la mujer, al casarse, pase a pertenecer o ser propiedad del marido, o que se la pueda tratar como un objeto. Estos comics estaban destinados a un público infantil y juvenil mayoritariamente masculino, y ya se empleaban para inculcarle a la juventud de la época la idea de que esta forma de pensar era errónea. En este caso los villanos son islámicos, pero en otros comics coetáneos a estos y de temática similar nos encontrábamos también con casos de jovencitas a las que se quería forzar a casarse con villanos cristianos o de cualquier otra cultura. Aclaro esto para que nadie se ofenda ahora queriendo ver racismo o xenofobia donde no la hay.

La peor de las suertes (nº 30). La maniobra de Pimienta era una distracción para que le persiguieran a él mientras Marcel conseguía unos caballos y sacaba a Irene de la fortaleza de Kasim. Pimienta salta las murallas y se reúne con ellos al otro lado, y todos emprenden la huida. Los hombres de Kasim no tardan en lanzarse en su persecución.

Aunque Marcel sabe que la emboscada que tiene preparada Jucheg lo es también para ellos y no solo para su rival, se dirige al punto acordado. Cree que su mejor opción es dejar que esta emboscada se produzca, porque así los hombres de los dos jefes bandidos quizá se maten entre ellos, en lugar de tener a dos grupos diferentes persiguiéndolos. Efectivamente, cuando la emboscada se produce Jucheg se lanza sobre Kasim y los hombres de uno y otro luchan ferozmente, olvidándose un tanto de Marcel y sus amigos. Aun así, salir bien librados de esa situación no va a ser fácil, porque se hallan justo en medio de la batalla, con los dos grupos peleando a su alrededor. No les queda más remedio que abrirse paso luchando entre la furiosa masa de bandidos.

Sin embargo, no logran su objetivo. El combate entre los dos jefes termina demasiado pronto, cuando Jucheg mata a su rival y los hombres que aún quedan de Kasim huyen en desbandada. Esto hace que la situación se calme lo bastante como para que los hombres de Jucheg se organicen y corten el paso a los personajes.

La aventura finaliza en Todo por perder (nº 31). Viéndose de nuevo rodeados, y habiendo quedado claro que Jucheg nunca tuvo intención de cumplir su palabra, Marcel le reta a un combate uno contra uno y a puño limpio, con sus hombres como testigos. Como Jucheg no quiere quedar mal delante de ellos, acepta pensando que Marcel no le supondrá una gran amenaza. Se equivoca, y Marcel logra imponerse a él a lo largo de todo el combate gracias a su mayor agilidad.    

Naturalmente tampoco ahora Jucheg se ha planteado siquiera el dejarles marchar si Marcel gana. Cuando ve que no puede ganarle con los puños toma una espada de uno de sus hombres, pero el combate es interrumpido por la llegada de los Cruzados, encabezados por el rey Ricardo. Salieron a buscar a Marcel y Pimienta convencidos de que su fuga era una prueba de su culpabilidad en la desaparición de Irene, y les han seguido el rastro hasta las inmediaciones de la guarida de Kasim. Ricardo, por cierto, se nos presenta como rubio ahora aunque en su primera aparición era moreno.

Ricardo tiene una deuda pendiente con Jucheg, ya que al parecer este se dedicaba a saquear sus líneas de suministros entre la retaguardia y el frente, y eso ocasionó muchas bajas por hambre entre sus filas. Ambos se enfrentan a puñetazos y de nuevo Jucheg termina por los suelos.

Marcel tiene que soportar ahora las acusaciones del rey Ricardo, el capitán Valor, y los caballeros Arthur y Alexis, todos los cuales le reclaman explicaciones por haberse llevado del campamento a Irene. Es la propia Irene la que sale en su defensa haciendo un resumen de todo lo ocurrido desde que la raptaron los esclavistas hasta justo antes de la oportuna aparición de los Cruzados. Aclarado el asunto, los insultos y amenazas contra Marcel se convierten en alabanzas y disculpas, y Ricardo en persona lo nombra caballero en una ceremonia improvisada, pero no por ello menos válida.  

Y lamento decir que esta es la última de las aventuras de El Aguilucho que vale la pena leer. A partir de aquí y hasta el final de la colección el trazo ya de por si sencillo y poco detallado de Gago se volverá aún más simple, las viñetas más grandes (para tener que dibujar menos por página), y las tramas y situaciones ya serán una sucesión de combates sin apenas argumento o motivo. Puede que la editorial instara a Gago a acelerar su ritmo de producción aunque esto fuera en detrimento de la calidad, o que él mismo se hubiese aburrido del personaje y quisiera cerrar la colección de algún modo. Una lástima porque, con todos sus defectos y tópicos (en ocasiones un tanto ridículos, desde la perspectiva actual) es una colección que me gusta. A pesar de ello, seguiremos reseñando los once números que quedan. Puedes ver otros cuatro de ellos pulsando aquí

¡Aparece una palabra salvaje! En Los mercaderes del desierto nos encontramos con la palabra majada. La hemos buscado y su significado no nos aclara gran cosa. El contexto es el siguiente; Pimienta golpea con los dos puños a la vez en la cara a un adversario al tiempo que le dice "¡A ver que te parece esta majada!". Una majada es un conjunto de chozas o cobertizos erigidos en puntos clave del monte que emplean los pastores para refugiarse por las noches junto con sus animales. Majada es también un sinónimo de estiércol. Así que en esta ocasión me quedo con la duda de a que se refiere Pimienta o cual sería la expresión equivalente a día de hoy. Es posible que majada tuviera en la época en que se hizo el comic otro significado minoritario o coloquial que la RAE no llegara a registrar.  

El Aguilucho. 1959. Manuel Gago (guion y dibujo). Reeditado en 1981 por Editorial Valenciana S.A.

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