EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el Supervisor General.
Después de pensarlo un poco (aquí no pensamos mucho las cosas, en realidad), en El Planeta del espacio hemos tomado la decisión de comenzar a reseñar la colección de Las nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz. Iremos alternando capítulos de ésta con las de la colección original según nos apetezca más una cosa o la otra.
El porqué de esta decisión se debe a varios motivos. Por una parte, fue esta la colección con la que conocí al personaje. Los tebeos que me compraban mis padres siendo crío eran los de esta colección, no los de la original, y eso hace que en el fondo siga sintiéndola como el “verdadero” Guerrero del Antifaz.
También hay que tener en cuenta que El Guerrero del Antifaz se publicó entre 1944 y 1966. Las Nuevas Aventuras se empezaron a publicar en 1978. La evolución como dibujante que tuvo Gago en esos doce años transcurridos entre el fin de la primera serie y el inicio de la segunda es mucho mayor que la que tuvo en los más de veinte años que duró la primera. El dibujo se siente más dinámico, más similar a los otros comics de la época, como los de Fórum. La composición de las páginas, con viñetas más grandes y de tamaños irregulares le dan un aspecto menos “apretado” que en la colección anterior, dibujada originalmente en formato apaisado (como tiras de prensa) que precisaba de viñetas de unas dimensiones concretas que permitían poca variación.
A la izquierda, una página de El Guerrero del Antifaz. A la derecha, una de Las nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz.
Donde más se nota este cambio es en los primeros planos. La composición apaisada dificultaba los primeros planos detallados en las escenas de combate. Al pasar a un formato comic en el que podía redistribuir a placer el tamaño de cada viñeta, Gago se pudo permitir ilustraciones como la que vemos en la esquina inferior izquierda de la segunda página. También en la pose y el gesto del Guerrero en esa viñeta se nota la mejora de Gago como dibujante.
Y por otro lado la mentalidad del autor también había cambiado mucho, como su estilo de dibujo, ahora más claro y detallado. Tocaba temas nuevos y más polémicos. El Guerrero ya no era fanáticamente leal a los Reyes Católicos, sino que tenía serios roces con ellos y con la Inquisición. Las cosas que en la serie original solo se sugerían, aquí se mostraban. En lugar de querer casarse con las amigas y aliadas del Guerrero, lo que querían ahora los malvados era violarlas. Algunas veces lo consiguieron. El propio Guerrero lo fue por una de sus adversarias. Habían infidelidades conyugales, enfermedades mentales, personas con deformaciones físicas a las que se presentaba como monstruos, y algunos monstruos genuinos como la curiosa tribu de hombres lobo de Sika. Se vieron algunos personajes abiertamente homosexuales, algo raro en los comics juveniles de los setenta. La censura ya no daba tantos problemas a la hora de mostrar desnudez o armas clavadas en los cuerpos de los muertos y heridos. Las situaciones eran también más variadas y a veces parecían algo muy aleatorio, añadiendo de pronto personajes sin relación con la trama principal y que iban a la suya en medio de la historia general. Las historias seguían centrándose en los combates y las aventuras, no en nada de lo anterior, pero tampoco lo rehuía cuando parecía adecuado incluirlo.
En definitiva, la diferencia entre una etapa y la otra es tan grande que casi podemos considerarlas dos colecciones de comics diferentes que comparten personajes. De todos modos, cuando terminemos de comentar la serie original enlazaremos el último capítulo de ésta con el primero de Las Nuevas Aventuras, para quien prefiera verlo todo en orden cronológico. Por otra parte El Guerrero del Antifaz contó con 343 números y Las Nuevas Aventuras solo con 110. La historia de Las Nuevas Aventuras es además mucho menos densa y más sencilla de explicar, se aleja de los cargados diálogos de la primera serie, por lo que probablemente terminaremos de reseñar Las Nuevas Aventuras antes que la serie original.
Y como muestra, un botón. O mejor, un capítulo, para que veáis de primera mano cómo cambia el tono de la historia.
Máscara de Hierro y los piratas samuráis (nº 1): ¡Empezamos fuerte! Ya en las primeras viñetas asistimos a un espectáculo poco habitual. Un grupo de samuráis con armaduras yoroi y katanas ha desembarcado en la costa española y se han lanzado a masacrar a los pescadores y aldeanos cercanos. Incluso desarmados sus golpes de karate resultan letales. Toda resistencia es rápidamente aplastada. Los dirige un enorme individuo cubierto de pies a cabeza por una armadura pesada que sin embargo lucha como una gran fluidez de movimientos, como una autentica máquina de matar. Se presenta como Máscara de Hierro, y proclama estar ahí específicamente para acabar con el Guerrero del Antifaz. ¡Un combate de máscaras, como en la lucha libre mexicana!
Solo un mensajero de un puesto de guardia cercano a la costa logra llegar con vida hasta el castillo del Guerrero para dar la alarma. Este se encuentra disfrutando de la bien merecida victoria sobre todos sus enemigos que obtuvo al final de la serie anterior. Los Reyes Católicos reconocieron al fin su derecho de herencia sobre las tierras y títulos del conde de Roca. El Guerrero puede hacer una vida normal a cara descubierta bajo su verdadero nombre, Adolfo de Moncada, junto a su ahora esposa Ana María y el hijo de ambos.
La llegada del mensajero le espolea otra vez a luchar. Y puesto que el misterioso titán acorazado parece buscar específicamente al Guerrero del Antifaz, Adolfo de Moncada reasume su antigua identidad enmascarada para que su adversario no tenga lugar a error.
Al mando de sus tropas, cabalga hacia la costa y se cruza con un grupo de personas que huyen de la invasión cual aldeanos del Golden Axe.
Cuando llega hasta sus enemigos, sus caballeros son rápidamente derrotados por los luchadores orientales, que demuestran ser muy superiores. El propio Guerrero, acostumbrado a despachar a la vez a varios oponentes, tiene que esforzarse para acabar con tan solo uno de los samuráis, solo para ser fácilmente vencido a continuación por los golpes paralizantes de Máscara de Hierro. Inconsciente, el Guerrero cae a un rio donde es arrastrado por la corriente, y eso lo salva.
Es encontrado casi ahogado en el lecho del rio por una muchacha, que lo lleva a la cabaña de su padre. Tan pronto como el Guerrero se repone, el hombre le entrega su caballo y una vieja espada, que es toda la ayuda que puede ofrecerle. El Guerrero cabalga hacia su castillo, y lo encuentra siendo ya tomado al asalto por los samuráis. Los caballeros no han sido capaces de frenarlos, y Máscara de Hierro ha llegado hasta su esposa e hijo.
Cuando el Guerrero se lanza contra Máscara de Hierro para defender a su familia este lo derriba de nuevo de un sopapo, dejando claro que como luchador es muy superior a él.
¡Cielos! ¡La cosa pinta mal para el marqués conde de Moncada! Veremos
como sigue esto en los siguientes números pulsando aquí.
Las nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz. 1978. Manuel Gago (guion y dibujo). Publicado por Editorial Valenciana S.A.
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