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jueves, 4 de julio de 2024

LA MOMIA AZTECA CONTRA EL ROBOT HUMANO

  EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                      ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

Presentado por... Pecky.
 

¡Saludos, amigos cinéfagos!

Esta película mexicana de 1958 es la última de una trilogía. Fue precedida por La momia azteca y La maldición de la momia azteca (ambas de 1957). Es la única que tenemos de las tres, pero no os preocupéis por eso. Afortunadamente la película comienza con un detallado resumen de las dos anteriores. Es una buena noticia para los que no las hayan visto, como es mi caso… pero una mala noticia para los que sí las hayan visto, ya que este resumen ocupa los primeros cuarenta minutos de la película… y ésta solo dura unos sesenta… lo que nos deja con más o menos veinte minutos de metraje nuevo.

Bueno, bueno, sale una momia, un robot, nos cuentan una ancestral historia de amor que perdura a través de los siglos, hay un tesoro que encontrar de por medio, y por el precio de una película nos están dando dos en versión reducida más un cortometraje, así que no vamos a quejarnos.

La película comienza avisándonos de que está basada en hechos reales de veracidad absoluta 😅 pero que para presentarlos en forma de film han sido mezclados con algo de fantasía. Y técnicamente así es. Si la película habla de una momia azteca y se sabe que los aztecas momificaban a algunos de sus muertos, ya pueden decir que está basada en hechos reales, aunque luego se inventen que esa momia vuelve a la vida. Es importante que la gente tenga claro lo que significa eso de “basado en hechos reales” que dicen en algunas películas, ya que hay quien da por sentado que significa que todo lo que vamos a ver en pantalla ocurrió realmente.

Un par de científicos son recibidos en casa del profesor Almada, que tiene una increíble historia que contarles. Aquí se nos revela que lo ocurrido en La momia azteca tuvo lugar cinco años atrás. Valiéndose de la hipnosis, el profesor Almada hizo retroceder a la mente de su propia esposa, Flor, a una de sus vidas pasadas, en el Imperio Azteca. En esa época Flor era una sacerdotisa llamada Xochi, la cual estaba enamorada del gran guerrero Popoca. En su condición de sacerdotisa, Xochi tenía la obligación de mantenerse virgen hasta el momento de ser sacrificada al dios Tezcatlipoca, pero... bueno, digamos que no pudo ser.

Su amor prohibido fue descubierto y se condenó a Popoca a ser enterrado vivo y convertido en un guardián mágico sin derecho al descanso y la felicidad eternas de más allá de la muerte. Se le asignó la labor de proteger un pectoral y un brazalete de oro en el que se habían inscrito las instrucciones para hallar un tesoro aún mayor. Estos objetos fueron colocados en Xochi, a la que a continuación se sacrificó.  

Tras revelar todo esto Flor tuvo que ser sacada de su trance hipnótico debido a una bajada brusca de sus constantes vitales. Sin embargo, la experiencia le reveló la localización exacta del cadáver de su anterior encarnación, Xochi, en los subterráneos de una pirámide escalonada azteca. El profesor Almada organizó una expedición para ir en su búsqueda, y lograron hallar una cámara en donde reposaba un esqueleto que portaba ambos objetos. Solo se llevaron el pectoral, como prueba de su descubrimiento, a fin de dejar el lugar lo mas intacto posible. Sin embargo, mientras lo estudiaba, Almada se dio cuenta que las claves para descifrar las indicaciones del pectoral estaban en el brazalete, pues ambos objetos se complementaban. Regresó a la tumba con algunos hombres para recoger el brazalete, y al tomarlo despertaron a la momia viviente de Popoca. Hasta aquí, un argumento muy similar a la ya comentada y también mexicana Santo en el tesoro de Drácula, por cierto.

Lenta pero implacablemente, la momia azteca los persiguió hasta que lograron salir de la pirámide. Pasado un tiempo la criatura se presentó en la propia casa del profesor para recuperar los objetos robados, pero también raptó a Flor, quizá confundiéndola con Xochi, al ser ambas encarnaciones de la misma alma. Obligado por su maldición a reponer el daño causado por los profanadores, se llevó a la mujer a la pirámide, depositándola en el mismo altar en el que su otro cuerpo fue sacrificado siglos atrás. La momia se disponía a sacrificar a Flor cuando llegó Almada junto a unos amigos y lograron rescatarla. 

Aquí me llama la atención que uno de ellos, el profesor Sepúlveda (el padre de Flor), logra mantener a raya a la momia azteca esgrimiendo un crucifijo cristiano. Mientras el resto huyen llevándose a Flor, Sepúlveda se queda atrás reteniendo a duras penas a la momia. Sabiendo que en cuanto le de la espalda a la momia o deje de esgrimir el crucifijo esta le matará, lanza un cartucho de dinamita a un brasero cercano. La explosión derrumba toda la cámara, enterrando bajo las rocas tanto al valiente Sepúlveda como a la momia, y entiendo que aquí acaban los acontecimientos de la primera película.

A continuación, Almada relata a sus invitados que un colega científico, el doctor Krupp (bajo la identidad de El Murciélago, en plan supervillano) raptó a Flor y su hija, y saqueó de nuevo la pirámide azteca para recuperar el brazalete y el pectoral, que se habían quedado allí. La intención del Murciélago era forzar a Almada a que tradujera para él las instrucciones para localizar el tesoro azteca, pues necesitaba una gran cantidad de dinero a fin de llevar a cabo un experimento con el que pretendía obtener la inmortalidad.

Con la vida de su esposa e hija en juego, Almada no tuvo más remedio que aceptar. Fue llevado a la guarida de El Murciélago, vigilado día y noche por sus matones, mientras se dedicaba a traducir los jeroglíficos lo más lentamente posible. Almada sabía que, a pesar de sus promesas de dejarlos libres una vez tuviera las instrucciones para llegar al tesoro, El Murciélago tenía la intención de matarlos cuando no los necesitara. Estuvo retrasando la traducción todo lo que la paciencia del Murciélago dio de sí con la esperanza que, al haberse llevado de nuevo el pectoral y el brazalete de su tumba, la momia de Popoca sería traída por ellos e iría a buscarlos, como ya hizo cuando se presentó en su casa.

Y efectivamente, cuando ya no puede retasar más la traducción y El Murciélago se dispone a matarlos, Popoca echa abajo la puerta de la guarida y avanza impasible entre la lluvia de balas que le disparan sus sicarios. Mata a uno de ellos y hiere a otro, pero solo porque estos le cerraban el paso hacia El Murciélago, a quien Popoca sabe responsable del nuevo robo de sus reliquias. Alzándolo en brazos, Popoca arroja al Murciélago a un foso de serpientes que este tenía oportunamente en su guarida, tal como otros villanos tienen piscinas de tiburones o estanques de pirañas. Tras recuperar sus objetos sagrados, la momia se pierde en la noche dejando a Almada y los suyos indemnes. Entiendo que aquí termina la trama de la segunda película, pero se nos sigue contando la historia en forma de flashback, quizá para crear una mejor conexión entre lo anterior y el final de la cinta.

Continuando con su historia, Almada cuenta a sus invitados como al día siguiente regresa al lugar con la policía, pero en la guarida no queda nada que pueda incriminar al doctor Krupp, ni tan solo su cadáver. En el fondo del foso de serpientes, una puerta secreta que ha sido dejada abierta revela por donde escapó. El villano rapta de nuevo a Flor, obligándola mediante hipnosis a que busque a la momia de Popoca, puesto que esta ya no ha regresado a su pirámide. Su cámara mortuoria quedó destruida en la primera película, y ya ha sido saqueada dos veces. Al parecer Popoca ya no la considera segura y se ha buscado otro escondrijo en el que mantener a salvo los objetos sagrados. El Murciélago razona que, del mismo modo que Popoca parece saber instintivamente donde se encuentran estos, Flor, la actual encarnación de Xochi, sabrá de forma instintiva llegar hasta su antiguo gran amor. Y efectivamente, Flor lo guía hasta un viejo cementerio. Popoca se ha colado en un mausoleo y descansa aferrado a los objetos sagrados. El Murciélago, sin embargo, no se los roba, consciente de que este le volverá a perseguir para recuperarlos y él carece de medios para destruirlo. El Murciélago devuelve a la hipnotizada Flor a su casa y le ordena olvidar todo lo ocurrido, para no dar pistas a Almada sobre lo que trama.

Este, guiándose por manchas de barro en el calzado de Flor y por telarañas en su ropa, logra localizar el lugar exacto en el que esta estuvo, y encuentra también el nuevo refugio de Popoca. Pero El Murciélago ya no da señales de vida durante cinco años, durante los cuales Almada vuelve con regularidad al mausoleo, comprobando en todos los casos que Popoca y sus objetos sagrados continúan ahí. Y que este salto de cinco años no os despiste, porque seguimos dentro del flashback. Unos típicos robos de supervillano (un cadáver reciente, grandes planchas de plomo, material radiactivo) hacen suponer a Almada que El Murciélago ha vuelto a las andadas. Encuentra incluso su nueva guarida, y es convenientemente capturado por este para que, como todo buen villano, pueda explicarnos con lujo de detalles su diabólico plan.

El Murciélago ha fabricado un “robot humano”, un poderoso armatoste dirigido por la cabeza del cadáver que robó y alimentado con el material radiactivo. El ser está tan cargado de polvo de radio que cualquier persona a la que toque con la punta de sus pinzas comienza a humear inmediatamente y termina por desintegrarse en pocos minutos. 

Lleva a su robot hasta el mausoleo donde descansa Popoca y toma los objetos en lugar de hacer que su robot desintegre primero el cuerpo de la momia. Probablemente temía dañar también los objetos o simplemente su ego lo impulsa a ver combatir a ambas criaturas para confirmar que su creación es más poderosa. El caso es que al robar sus objetos sagrados por tercera vez a la momia, esta se levanta y El Murciélago lanza a su robot contra ella. Entretanto, Almada (que había quedado prisionero en el laboratorio del villano) se libera y reúne con la policía, a la que encamina hacia el cementerio.

Los dos monstruos están muy igualados en fuerza y resistencia. La momia ya está muerta y, contrariamente a lo que supuso El Murciélago, el radio no parecer tener gran efecto sobre sus tejidos ya que no le causa dolor ni estos se consumen al ritmo previsto. El resultado del combate es incierto hasta que Almada irrumpe en el panteón junto con Flor y la policía, y destruye de un disparo el mando de control remoto con el que El Murciélago estaba controlando al robot. Privado de dirección y energía, el robot es ahora rápidamente destruido por la momia de Popoca, que luego acaba también con El Murciélago y uno de sus sicarios que le acompañaba. Para cerrar el círculo, es la propia Flor la que recoge del suelo del sepulcro el pectoral y el brazalete y se los entrega a Popoca, rogándole que no mate a nadie más y pidiéndole perdón por haber profanado su descanso en un principio. La momia toma estos objetos, apretándolos contra su pecho, y se marcha pacíficamente, suponemos que de vuelta a la pirámide o a cualquier otro lugar que considere seguro.

Y ese me parece un gran final, pero le veo dos pequeños inconvenientes; por un lado, el “robot humano” que da título a la película y constituye su principal atractivo, sale menos de diez minutos, y la mayor parte de ese tiempo está inmóvil mientras los otros personajes lo miran y hablan sobre él. Cuando finalmente combate contra la momia el enfrentamiento es muy breve, y sabe a poco. Por otro lado, este final forma parte del último flashback que Almeda estaba contando a sus invitados. Lo suyo habría sido que una vez la momia se marcha, volver a la escena en la que están todos reunidos en casa de Almeda y verlos cruzar algunas frases más a modo de conclusión, pero no. La película termina así, sin cerrar el flashback, y queda raro.

La historia y ambientación me han gustado mucho, pero la verdad es que, a pesar de durar tan solo una hora (una hora y cuatro minutos, para ser más exactos) se me ha hecho larga. No por aburrida, sino porque esa sucesión de larguísimos flashbacks que constituyen la mayor parte del metraje es algo que se siente demasiado forzado y crea esa sensación tan desagradable que tienen algunas películas de tenerte esperando a “que empiece a pasar algo”. Y aunque esto no me ha afectado tanto por no haberlas visto, que siendo esta la tercera parte de una trilogía se dedique cerca del 70% de la película a resumir las anteriores es algo en lo que veo más pereza que otra cosa. Las dos películas anteriores no eran precisamente piezas casi inencontrables o descatalogadas cuando se hizo esta, eran del año anterior. Cualquier persona interesada en ver esta película cuando la hicieron seguramente habría visto las anteriores solo unos pocos meses antes y no necesitaría un recordatorio tan extenso. 

Pero eso sí, el concepto es genial. El mismo concepto de una momia azteca devuelta a la vida por una maldición enfrentándose a puñetazos a un ciborg que desintegra con el tacto es difícilmente superable. Lástima que eso se limite a los últimos minutos de la película.  

La momia azteca contra el robot humano. 1958. Alfredo Salazar (guion) Rafael Portillo (director) Ramón Gay, Luis Aceves Castañeda, Ángel di Stefani (actores principales) Rosa Arenas (actriz principal). Cinematográficas Calderón. Editada en DVD en 2007 por Bach Films.

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