Comunicado del Supervisor General.
Ya nos han dado fecha para extraerle el ojo enfermo al gatín, porque a pesar del tratamiento que está recibiendo sigue empeorando y ya parece imposible salvarlo. Este sábado se lo extirpan entero. De todas formas es un ojo por el que ya no ve nada y además de tenerlo ciego no deja de lagrimearle y darle problemas, así que sin él estará mejor.
Esto significa que probablemente el sábado no publicaremos nada porque tenemos que llevarlo al veterinario, y a la vuelta habrá que estar pendiente de él todo el día. La anestesia general baja terriblemente la temperatura del cuerpo y hasta que se le pasen los efectos hay que tenerlo controlado para que no se enfríe demasiado.
Respecto al libro, nos quedaban dos historias por leer y reseñar, que son las siguientes:
Pertenezco a la bestia (Robert Newman). Un automóvil se detiene frente a una gran y siniestra mansión, por muchos años abandonada. Del auto bajan dos hombres y una mujer, Greta. Ella es la propietaria de la mansión, por herencia familiar, pero es la que menos desea entrar en esta. Vivió allí siendo pequeña junto con sus padres y otros familiares, que oficiaban ritos satánicos. En una ocasión vio a escondidas una de esas ceremonias y ha vivido traumatizada desde entonces, convencida que el haber asistido a la misa negra ha comprometido para siempre su alma.
Los dos hombres son Eric (el prometido de Greta) y Lance (el padre de este). Lance es psicólogo y piensa que la forma de curar a Greta de su enfermiza obsesión es obligándola a volver a la mansión familiar y enfrentarse de este modo a sus demonios internos, que ella cree que son reales. Los tres se adentran en el edificio. La luz está cortada desde hace mucho, por lo que avanzan lentamente alumbrándose con linternas, viendo por todos lados polvo, telarañas y muebles cubiertos con sábanas.
De pronto las puertas por las que entraron se cierran de golpe y escuchan el sonido de los cerrojos girando. El doctor Lance mueve frenéticamente su linterna a un lado y a otro, iluminando las formas de varios individuos encapuchados, que salidos de la nada les han rodeado. Entre ellos hay dos que van a cara descubierta, y son los padres de Greta… a los que todos suponían muertos. Los cultistas los capturan y los arrastran hacia otra sala, iluminada por velas y antorchas. Allí se está llevando a cabo una nueva misa negra presidida por una bestia, un demonio con patas y cuernos de carnero, en la que son obligados a participar.
La personalidad de Greta cambia rápidamente. De estar horrorizada pasa a integrarse en la ceremonia con entusiasmo, y le dice a Eric que en realidad ella ya está casada. Se casó con la Bestia siendo niña, cuando espió aquella otra misa negra y participó de ella sin saberlo. Al doctor Lance se lo aparta de los otros para torturarlo mientras la ceremonia transcurre. La descripción de la tortura que sufre es larga y detallada, y la situación parece del todo perdida hasta que ocurre lo que, a todas luces, es una intervención divina. Un halo de luz blanca rodea al doctor Lance y este queda libre del poste al que le habían clavado las manos, con todas sus heridas sanadas al instante. Flota por la sala mientras la luz que emana llena de espanto a los cultistas y a la Bestia. Lance extiende su brazo y de su mano brota una ardiente llamarada blanca…
Lo siguiente que sabe Eric es que se acaba de despertar en la mansión. Todo vuelve a estar en penumbras, la Bestia y los cultistas han desaparecido, y Greta está desmayada a su lado. Lance le explica que nada de lo que han vivido ha ocurrido en realidad. Cuando entraron en la casa, aprovechando la oscuridad, él empezó a mover la luz de su linterna de un lado a otro de una forma estudiada para hipnotizar a Greta y provocarle un estado de visiones catárticas en el que derrotaría a sus demonios internos. Pero debido a que Greta estaba junto a Eric él también se vio afectado y fue partícipe de las mismas visiones que ella, que concluyeron con el Mal y la Bestia siendo derrotados. Ahora Greta creerá que se ha librado de eso para siempre, y su obsesión por la pérdida de su alma desaparecerá.
Los tres se marchan de allí. Muchos años más tarde, tras la muerte por vejez de su padre y una larga vida de felicidad junto con Greta, Eric reflexiona sobre todo el asunto. Se pregunta si lo que le contó su padre era cierto o si realmente quedó imbuido de un poder divino que le permitió destruir al demonio y sus servidores, y limpiar el alma de Greta. Porque, fijaos en el detalle, Lance afirmaba que todo lo que vivieron fue debido a que él los hipnotizó con los movimientos de su linterna, pero no empezó a moverla de un lado a otro hasta que los cultistas cerraron las puertas y los rodearon. Quizá Lance, psicólogo como era, creyó que hacer creer a su hijo y a Greta que todo había sido una alucinación era lo mejor para mantener lo más intacta posible la cordura de ambos.
Se arrastran en la noche (Hug B. Cave). Cerca de la pequeña población de Rilwood se encuentra el pantano Aguas Negras. O. tal como lo denominaban los nativos en su propia lengua antes de la llegada del hombre blanco La morada de la oscuridad profunda y húmeda.
Entre los lugareños circulan leyendas de todo tipo sobre Aguas Negras, incluida la del inevitable monstruo del pantano. También se habla de una tribu de nativos que fue exiliada por las otras y quedó recluida en el pantano, donde el ambiente insalubre y la inevitable consanguineidad los fueron degenerando hasta niveles casi subhumanos.
Dos hombres del lugar, Paul y Frank, decididos a descubrir si tal monstruo existe, se internan todo lo que pueden en el pantano. Una noche colocan una máquina fotográfica en un punto de lo más parecido a un sendero que encuentran, en el lugar en que el supuesto monstruo fue visto por última vez. Para los que entiendan de estas cosas, que no es mi caso, nos dicen que la máquina fotográfica es una Graflex. Conectan el disparador a una trampa de presión situada en el sendero, de modo que cualquier cosa que recorra el sendero accione el disparador de la cámara. Lo que no esperaban mientras colocaban la cámara, era ver al monstruo en directo. Este aparece y empieza a perseguirles torpemente, haciendo saltar el disparador de la cámara. A la brillante luz del magnesio pueden ver que el monstruo es en realidad un ser humano, desnudo pero cubierto de moho, fango y hojarasca adherida por la humedad del pantano. Cuando el breve flash se apaga el hombre se lanza sobre Paul y le muerte en un brazo antes de salir huyendo. Cargando con la cámara, ambos regresan espantados al pueblo.
El examen de la herida de Paul es preocupante: un desgarro hinchado e infecto que además le está paralizando e insensibilizando el brazo. El examen de la foto es peor. Mirando con calma la imagen del monstruo captada por la cámara no solo confirman que el monstruo del pantano es un ser humano, sino que presenta síntomas de lepra y además le conocen. Es un hombre del pueblo que desapareció hace solo dos semanas atrás.
Al día siguiente Paul acude al médico del pueblo, el Dr. Graham, a que le trate la mordedura. Esta no le extraña especialmente, como si hubiera visto casos similares antes. Por su parte, Frank muestra la foto a las autoridades y consigue autorización para organizar una posse, un grupo de gente armada para efectuar una búsqueda de criminales o desaparecidos. A la cabeza de este grupo, Frank y Paul regresan al pantano, al lugar donde se toparon con el leproso cubierto de moho. No lo encuentran a él, pero si a una mujer del pueblo desaparecida solo unas horas antes, a la que nadie había echado en falta todavía. Está desnuda, colgando de unos cables entre los árboles. Lleva varias flechas de fabricación casera clavadas, como si la hubiesen usado como blanco para practicar puntería.
Tras descolgar de los cables el cadáver, regresan al pueblo a replantearse la situación. Con ellos regresa una enfermedad que va adueñándose poco a poco de varios de ellos, que les debilita y da una patina verduzca a su piel. Poco después de manifestarse esta enfermedad, los afectados desaparecen, y Frank sospecha que algo los impulsa a huir al pantano. También la enfermedad de Paul se agrava, y el Dr. Graham a duras penas logra contenerla.
Reunidas varias personalidades de Rilwood, discuten el asunto y llegan a la conclusión que todas las personas que han desaparecido en el pantano recientemente y los que han contraído la que ya se conoce como enfermedad verde estuvieron de algún modo relacionados con el hermano del Dr. Graham; un clásico científico loco encerrado hace muchos años y al que ya contaban con no volver a ver nunca más.
El final de la historia, que hasta este momento me tenía intrigado, me ha parecido muy forzado, enrevesado y pillado por los pelos, así que lo voy a resumir. A petición de su novia (que es la hija del Dr. Graham), Paul termina de nuevo en el pantano buscando al Dr. Graham, que a su vez ha ido allí buscando a su esposa, desaparecida de su casa tras contraer la enfermedad verde. Lo que encuentra en el fétido corazón del pantano es toda una comunidad de humanos medio podridos en vida, leprosos y mohosos, que sirven como esclavos sin mente a un gran monstruo verde, una especie de Cosa del Pantano mutante.
Todo parece indicar que este mutante es el degenerado, díscolo y demente hermano científico del Dr. Graham, pero en un extraño giro de los acontecimientos se nos revela que se trata de otro de los hombres del pueblo. Uno que había dedicado décadas de su vida a esparcir rumores sobre el pantano, crear la enfermedad verde, levantar esa comunidad de leprosos mutantes a su servicio… para lograr, mediante una serie de engaños, que el Dr. Graham tuviera tanto miedo de ir al pantano que, cuando no tuviera más remedio que hacerlo, le legara antes todos sus bienes… y… y… en el relato lo explican mejor, pero no por ello la explicación es más consistente, a mi parecer.
El caso es que Paul tiene un inesperado ataque de furia bersek (aumentado por las fiebres que le está provocando su enfermedad) y logra abrirse paso entre todos los mutantes del pantano y acabar con su líder a puñetazos. Entonces el resto de mutantes agarran al Dr. Graham, que estaba prisionero de La Cosa del Pantano, y se lo llevan en volandas… de regreso al pueblo, porque oyeron decir a su líder que si había alguien que podía curarles, era él. Paul salva a la esposa de Graham y también a su hija, que después de haberle convencido a él de que fuera al pantano a buscar a su padre había ido ella misma y de algún modo le había adelantado y había sido capturada. El doctor Graham desarrolla una fórmula para curar a todos los leprosos mutantes y también a la gente del pueblo afectada por la enfermedad verde, que estaban en proceso de convertirse en más mutantes.
El cadáver de La Cosa del Pantano es recuperado y llevado al pueblo… y en un segundo giro de los acontecimientos (que vuelve a dejarnos como al principio) el Dr. Graham descubre al examinarlo que sí era su hermano después de todo, solo que se había alterado quirúrgicamente el rostro para pasar desapercibido en el pueblo durante todos esos años, mientras ponía su plan a punto. Para mi gusto el autor quiso alargar y complicar la trama demasiado justo al final, pero reconozco que quitando eso el relato está bastante bien.
El libro en su conjunto ha sido una buena lectura. Esperaba que titulándose Paroxismos de terror y otros relatos (en portada) o Paroxismos de terror y otras narraciones (en el interior) alguna de las historias se titulara Paroxismos de terror, pero no.
Aún no sabemos cual es el próximo que vamos a leer mientras le hacemos compañía al gatín en su larga cuarentena, pero puedes repasar los ya leídos pulsando aquí.
Paroxismos de terror. 1975 (fecha de la recopilación). Varios autores. Biblioteca Oro nº 38. Editorial Molino.
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