LA DESPENSA

¡Saludos, hambrientos y hambrientas!
Ayer el profesor Plot nos presentó Los cigarros del faraón, la primera aventura de Tintín en la que los detectives Hernández y Fernández tuvieron un papel relevante, más allá del simple cameo de Tintín en el Congo. Para redondear el asunto, hoy vamos a ver un par de figuras de estos personajes que se entregaron en 2011 junto a los menús infantiles del McDonald’s.
Conocidos como Dupont et Dupond en la versión francesa original, Hernández y Fernández en la española, Thomson and Thompson en la inglesa, Schultze und Schulze en la alemana y un largo etcétera de apellidos adaptados, una de las cosas que más sorprende de ellos es que no solo no son hermanos sino que no tienen ninguna clase de parentesco. La similitud de su aspecto y apellido es algo totalmente casual. Esto era simplemente un chiste más con el que a Hergé le gustaba jugar, pero hay un motivo detrás de él.
Hergé se inspiró en dos fuentes diferentes para crearlos. Por una parte, el padre y uno de los tíos de Hergé, sin ser gemelos, eran tan parecidos que a mucha gente les costaba distinguirlos. Ellos, conscientes de esto, alargaban la broma vistiéndose de forma similar y usando las mismas expresiones, porque les gustaba ver cómo la gente dudaba a la hora de dirigirse a uno o al otro. La otra fuente de inspiración se dice que fue la portada de un diario en la que Hergé vio la foto de dos policías que llevaban detenido a un delincuente. Pese a que en la noticia se indicaban los apellidos de los agentes y estos claramente no eran hermanos, el parecido entre ambos era más que notable.
De unir estos dos elementos nacieron los ahora icónicos Hernández y Fernández. Hergé subió la apuesta haciendo que ambos compartieran piso, actuaran siempre juntos, repitieran las mismas frases y fueran indistinguibles salvo por un leve detalle. Hernández (Dupont) peina las puntas de sus bigotes hacia abajo, mientras que Fernández (Dupond) lo hace con una leve curva hacia los lados. Esta diferencia es tan sutil que a menudo los traductores de estos cómics no se fijaban en ella y asignaban arbitrariamente los apellidos. En la versión española hay varios casos en los que Hernández aparece nombrado como Fernández y viceversa, y seguramente en muchos otros países y traducciones ocurrió lo mismo. ¿Y sabéis qué es lo mejor del asunto? Que esto era precisamente lo que Hergé pretendía, confundir a la gente sobre quién era cada uno.
En el fondo eran un recurso cómico, torpes y despistados, pero a la vez abnegados, incorruptibles y bienintencionados. Y también eran una crítica del autor al desorden que a veces impera entre las llamadas fuerzas del orden.
Respecto a las figuras, estas miden 9 cm de altura y tienen un solo punto de articulación. El brazo derecho en el caso de Hernández (preparado para sostener un pequeño lápiz real que venía con la figura) y el izquierdo en el de Fernández (que llevaba un mini desplegable de pasatiempos que cerrado tenía forma de maletín). La posición de estos brazos y el que se puedan reposicionar permite también colocarlos flanqueando a otra figura de esta colección sujetándolo como si lo llevaran detenido.
Hernández y Fernández. Las aventuras de Tintín. McDonald´s. presentados en bolsita transparente. Un punto de articulación. 2011.
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