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jueves, 20 de noviembre de 2025

PRESENT (n.º 23) La llave

                                                                          Presentado por...Zag.

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La llave. Nos enfrentamos ahora a una de las historias más curiosas, extrañas y en cierto modo tristes de la colección. Es la historia de Shou, un niño que ha perdido un regalo importante. La angustia de esta pérdida es lo que atrae a Kurumi hacia él. Esta se presenta ante Shou, que está frente a la puerta de su casa mirándola con impotencia. Shou le explica que el año pasado, por su sexto cumpleaños, sus padres le regalaron su propia copia de la llave de la casa. 

Shou se alegró mucho al principio, pensando que eso significaba que sus padres consideraban que ya era bastante mayor y responsable para tener copia de la llave. Sin embargo, al día siguiente, al llegar del colegio y abrir por primera vez la puerta con su llave, descubrió el verdadero motivo. Su madre había tenido que ponerse a trabajar también, junto con su padre. Le habían dado la llave porque durante todo el día no habría nadie en casa para abrirle cuando él llegara.

<== ¡Atención al sentido de lectura! <==

Shou se ha acostumbrado a pasar la mayor parte del día solo, y Kurumi le reprocha eso. Le dice que si la llave solo ha servido para que pase el día solo, es mejor haber perdido un regalo como ese. Ella no vive en ningún lado y hace lo que quiere. Kurumi, en su imprecisa condición sobrenatural, ya no parece recordar claramente la necesidad de los humanos normales de alimentarse o descansar. El entusiasmo con el que Kurumi habla de que ella es “una auténtica niña” porque está siempre corriendo y jugando en la calle en lugar de quedarse encerrada en una casa vacía, embelesa a Shou. Cuando Kurumi se marcha corriendo, Shou la sigue.

Durante unas horas todo es perfecto. Corren por las calles esquivando a los mayores y jugando, sin preocupaciones ni horarios. Al anochecer se echan a dormir en el césped de un parque, y al día siguiente continúan igual hasta que se cruzan con una pareja que anda riendo con sus hijos. 

<== ¡Atención al sentido de lectura! <==

Esto hace que Shou sienta nostalgia de su casa y su familia y quiera regresar. Y pese a que todo apunta a que Kurumi ha tratado de convertir a Shou en alguien como ella, un niño atemporal que sea su amigo en su solitaria eternidad, se compadece de él y le hace un regalo especial… el regalo de la memoria. Shou recuerda de pronto que se dejó la llave en el zapatero de los vestuarios de la escuela. Como están en horario escolar, van allí y recupera la llave.

Kurumi acompaña a Shou de regreso a su casa y se despide de él. Su intento de perder entre realidades a otro niño para tener compañía ha fallado porque ella misma ha decidido interrumpir el proceso, dándose cuenta de que estaba actuando mal. Shou abre la puerta de casa, que a esa hora debería estar vacía… pero no. Hay una réplica suya en la casa. Una versión de sí mismo con un semblante más triste. Esta versión triste de sí mismo, que al parecer se materializó cuando él tomó la decisión de seguir a Kurumi, le dice que ha estado ocupando su lugar durante su ausencia y que por eso no se le ha echado en falta. Pero ahora que ha vuelto, le corresponde a Shou volver a ser el niño que se queda solo. Su doble triste le toca y ambos se funden en uno, un Shou más melancólico que antes, que parece haberse hecho mayor de golpe por la experiencia vivida. Shou, que durante unas horas ha experimentado lo que Kurumi llamaba ser un verdadero niño y ahora ha vuelto a ser un niño que se queda solo, se pregunta si Kurumi logrará algún día volver a ser una niña normal.

¡Y bueno, tengo realmente mucho que decir sobre esta historia! Empezando por el regalo de la llave, que en principio parece un gesto de confianza por parte de sus padres, y lo que termina trayéndole es la soledad. Es tal cual el proceso de crecer y madurar; cuanto más independiente te vuelves, más vínculos vas cortando con la familia, a veces incluso sin darte cuenta. Cuando empiezas a trabajar pasas menos tiempo en casa que cuando ibas al colegio. Cuando tienes tu propia casa, el ver a tu familia de origen pasa de ser algo diario a algo puntual. Cuando formas tu propia familia tu tiempo está cada vez más comprometido y tienes menos tiempo para tus padres y hermanos. Shou, a sus seis años, ya ha comenzado a entender ese proceso. Tener una llave de su casa le ha dado la libertad de ir y venir a su antojo, pero también ha acarreado la necesidad de apañárselas solo la mayor parte del día.

Lo que Kurumi le ofrece a Shou cuando lo invita a seguirle es la infancia eterna, sin reglas ni límites, pero también sin hogar ni raíces. Ella insiste en que ser “auténticos niños” es correr y jugar en absoluta libertad, pero Shou no tarda mucho en descubrir que lo que realmente echa en falta es su familia, aunque ya solo se vean a la hora de cenar. Y pese a que todo parece indicar que Kurumi estaba tratando de traspasar su condición sobrenatural a Shou para dejar de estar sola, renuncia a él al hacerle recordar donde se dejó la llave.

La réplica triste que se materializó en la casa de Shou para ocupar su lugar podría indicar que ese proceso de perderse entre realidades ya había comenzado a tener lugar, y el que ambos Shou se fundan en uno al tocarse lo cancela. Pero tras esto Shou ya no es el mismo. Ha experimentado tanto la completa libertad como el deseo de arraigo, y ha tomado su decisión. Es una historia sin un final feliz, pero tampoco tiene uno malo. Lo que nos muestra, es el momento exacto en que un niño madura y empieza a sentirse responsable de sus decisiones.

Y está también el tema de que Shou se pregunte si Kurumi logrará ser alguna vez una niña normal pese a que Kurumi parece feliz en su condición de “niña eterna”, libre de las limitaciones y responsabilidades humanas. Este final me sugiere que en el tiempo que han estado juntos Shou ha intuido que el entusiasmo de ella por su condición es su forma de aceptar una realidad que ella no buscó y que no tiene la capacidad de cambiar. Si Kurumi despreciara por completo la vida “normal”, no ayudaría a Shou a recuperar la suya. El hecho de que lo haga indica que sí reconoce el valor de la familia y el hogar con el que ella misma ha perdido el contacto, aunque no lo aparente o trate de convencerse a sí misma de lo contrario. Quizá esa sea única forma que ha encontrado de soportar su propia soledad.

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Present. 1993-1998. Kanako Inuki. Publicado en 2006 por Mangaline Ediciones S.L.

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