MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

jueves, 9 de agosto de 2018

LOS ENEMIGOS DEL SOL

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS 
¡ALERTA DE EXPOILERZ!

Los bolsilibros fueron un tipo de literatura muy particular aparecida en los Estados Unidos alrededor de 1900, y se popularizaron en España unas pocas décadas después. Eran libritos pequeños que cabían, como su nombre indica, en el bolsillo de una chaqueta. Las tapas eran de cartulina y las hojas de pulpa de madera, más barata y de peor calidad que el papel convencional, lo que les hizo ganarse el mote de pulps.

La intención de los bolsilibros era ser literatura fácil de consumir, de temática variada y aparición semanal. Estaba considerada "de usar y tirar", y los puntos de alquiler de bolsilibros proliferaron como los videoclubs en su momento. En estos lugares podías comprar un bolsilibro por la mitad del precio normal si a cambio entregabas uno que ya hubieras leído. 

A mediados de 1980 la afición por los bolsilibros comenzó a decaer, aunque en su momento se publicaron una cantidad tan ingente de ellos que todavía hay muchos en circulación. Los más populares (los del oeste, escritos por Silver Kane, seudónimo de Francisco González Ledesma) siguen reimprimiéndose de tanto en tanto. 

Tenemos aproximadamente unos quinientos bolsilibros, la inmensa mayoría de terror y ciencia ficción, y los iremos comentando poco a poco. Si bien es cierto que muchas de sus historias pecan de simples, ingenuas, o sencillamente malas, hay verdaderas joyas olvidadas entre ellos. 

Empezaremos por uno de Josep Berna, cuyo nombre real era José Luis Bernabéu. Los autores eran casi todos españoles (hubo también algunos argentinos) pero usaban como seudónimos nombres “que sonaran a extranjero” para que el público se los tomara en serio. Y también como una forma de esquivar la fuerte censura de la época, que no veía con buenos ojos según qué temas. En el caso de Berna, puedo decir que era uno de los peores escritores en cuanto a calidad de la narrativa, pero también uno de los más entretenidos de leer por el nivel de desvarío que podía llegar a alcanzar.  

La historia que nos cuenta este bolsilibro podría haber sido interesante: una raza alienígena que para acondicionar la Tierra a sus necesidades y al mismo tiempo acabar con sus molestos habitantes, intenta alterar la temperatura del Sol para que pase de ser una estrella amarilla a una enana roja. El problema es que el autor reduce el argumento a una mera anécdota y se centra en describir lo guapo, musculoso y viril que es su héroe y lo ingenua, voluble y exuberante que es su heroína, relegando todo lo demás a un segundo plano. 

El protagonista es Kurt Lang, un famoso presentador de televisión. Está intentando relajarse en la piscina de un hotel, pero una jovencita le reconoce y se inicia una avalancha viviente entre casi todas las asistentes, por ver quien es la primera que logra echársele encima. Para librarse de la estampida humana, Kurt le indica a las fans que está allí de vacaciones con su novia. Endosa este papel a una desconocida que está tranquilamente tomando el sol, y es de las pocas que no se han mostrado interesadas en él. 

Como las fans no le quitan los ojos de encima, Kurt no tiene más remedio que convencer en voz baja a su "novia", llamada Vanessa de que actúe como tal. En eso están cuando se produce un eclipse no previsto, y la temperatura desciende repentinamente. Intrigado por el suceso, Kurt decide ir a consultar al profesor Hayes, un científico al que conoce, y Vanessa lo acompaña porque... bueno, porque tiene que mantener la tapadera de novia.

El profesor Hayes les recibe muy preocupado, porque está convencido que lo ocurrido al sol no ha sido un eclipse, sino un ataque que lo ha "apagado" momentáneamente. El ataque ha sido llevado a cabo por alienígenas, a los que no parece gustarles nada que alguien se entrometa en sus planes. Los alienígenas asesinan al profesor y su sirvienta congelándolos, y tratan de hacer lo mismo con Kurt y Vanessa. Afortunadamente Kurt cuenta con un arma secreta muy superior a los rayos congelantes de los alienígenas... una escopeta de postas. Valiéndose de este mortífero artefacto contra la cual la tecnología alienígena no tiene defensa, se deshace de media docena de ellos y va a dar el aviso a las autoridades, que se encargan de acabar con el resto de aliens y derribar sus naves. 

Como es habitual en este autor, las páginas dedicadas a los diálogos intrascendentes y el continuo tira y afloja sexual entre la parejita protagonista son tantas que la historia deriva en un final precipitado en que todo se resuelve a base de un intercambio de disparos entre la policía y el reducido grupo de alienígenas que había sido enviado a cumplir la importante misión de apagar el Sol. Al menos, los alienígenas son graciosamente setenteros (querían apagar el Sol porque son seres vivos hechos de hielo y claro... el calor hace que se derritan) y la portada es aceptablemente adecuada. 

Lo mejor del relato es la descripción de un hombrecillo bajito, calvo, cuarentón y totalmente amedrentado por su corpulenta y gruñona mujer, que no duda en manosear a una adolescente casi desnuda con la que tropieza durante la avalancha de carne en la piscina. Naturalmente, la comprensiva jovencita se deja hacer, porque esto lo ha escrito Joseph Berna y este tipo de situaciones tenían sentido en su cabeza y eran su marca característica.

Y al final, la pareja protagonista se casa. Si en los siguientes bolsilibros que comentemos notáis que esta frase se repite mucho, es porque este era el final de la práctica totalidad de ellos. 

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

Los enemigos del Sol. 1976. Joseph Berna [José Luis Bernabéu]. Desmo (portada). La conquista del espacio nº454. Editorial Bruguera S.A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario