MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

sábado, 9 de marzo de 2019

ODISEA DE FUGADOS

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!


En sus bolsilibros de ciencia ficción (en los de terror no) Rafael Barberán solía incluir palabras catalanas como nombres propios de personajes, naves o lugares, aun cuando se suponía que estos eran de origen americano o en ocasiones alienígena. Quizá lo hacía como una forma de reivindicar su origen barcelonés, cansado de tener que escribir bajo seudónimo para incrementar las ventas y evitar la censura, o porque pensaba que la mayor parte de sus lectores no reconocerían estos nombres como palabras catalanas.

En este, por ejemplo, se hace referencia en varias ocasiones a un planeta fronterizo llamado Groc (amarillo), y los protagonistas principales son un piloto apellidado Foll (loco) y una bailarina llamada Nua (desnuda), a parte de unos odiosos alienígenas cuya raza recibe el nombre de draps (trapos, término que en este idioma también puede usarse para hablar de individuos despreciables o prescindibles).

Dejando esto aparte, que comento como simple curiosidad, Odisea de fugados trata sobre un grupo de humanoides que han sido capturados por la raza de los draps para ser usados como esclavos en su mundo. Durante el viaje logran liberarse de sus celdas y apoderarse de la nave-prisión, acabando con todos sus captores pero también muriendo la mayoría de ellos en el proceso. Los supervivientes toman tierra en un mundo cercano, teóricamente deshabitado, sabiendo que otras naves de los draps serán enviadas en su búsqueda. Su intención es ocultarse en ese mundo durante un tiempo prudencial, convertidos en voluntarios náufragos espaciales hasta que alguien los rescate o los draps se cansen de buscarles.

Naturalmente, las tensiones surgen de forma inmediata ante la perspectiva de tener que permanecer durante mucho tiempo en el planeta, quizá para siempre si las patrullas de los draps descubren y destruyen su nave. Uno de los fugados comienza a pensar que de los catorce que han sobrevivido solo cuatro son mujeres (lo cual en este tipo de situaciones suele ser un problema adicional) y que tanto éstas como los hombres han aceptado instintivamente a Foll como jefe del grupo, cuando él mismo se considera el más apto para el cargo.

Además de la amenaza constante de los draps, de los propios peligros del paneta (en forma de grandes y voraces alimañas e inestabilidad geológica), y de las tensiones internas del grupo, los fugados deberán enfrentarse a un desafío adicional: no son los únicos seres inteligentes del planeta, ni los que se encuentran en una situación más desesperada. Un grupo anterior de viajeros atrapados en ese mundo, de necesidades demasiado diferentes a las de los protagonistas como para que exista la posibilidad de una convivencia pacífica, verá la llegada de estos como una providencial fuente de recursos con la que mejorar su difícil situación.

En el fondo es una trama muy típica de los bolsilibros del espacio (personajes obligados a desenvolverse en un mundo desconocido y hostil) pero se hace entretenida, que es de lo que se trata.

No faltan ni feroces tiroteos con armas láser, ni el gracioso a la vez que útil amigo alienígena del protagonista, ni alguna que otra escena de sexo, ni la intervención ocasional de letales monstruos devoradores de viajeros espaciales. Más o menos lo que uno espera encontrarse cuando empieza a leer uno de estos libritos.

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

Odisea de fugados. 1985. Ralph Barby [Rafael Barberán]. Héroes del espacio nº 242. Editorial Bruguera S.A.

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