¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Una trama
detectivesca en la que podría haber monstruo incluido. El protagonista es Milo Drummel, un joven al que un fuerte
temporal obliga a atracar su velero en la solitaria cala de un minúsculo
pueblecito pesquero.
Muchas de las casas del pueblecito están abandonadas, y
los pocos habitantes que encuentra no parecen ser muy sociables. La tempestad
parece que va a alargarse varios días, por lo que Milo se instala en lo que
parece ser la única pensión del lugar y se dispone a dejar pasar el tiempo
plácidamente hasta que pueda zarpar de nuevo.
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En uno de sus paseos por el
pueblo entabla amistad con una atractiva y solitaria lugareña llamada Opal, y conversando con ella
llega a la conclusión que el lúgubre ambiente que empapa la población se debe principalmente a
dos cosas:
Por una parte, el ricachón del pueblo se ha empeñado en poseerlo
todo, comprando al resto de habitantes sus casas. Esto se está llevando a cabo
por las buenas o por las malas, ya que no es mucho lo que ofrece por ellas, y
la gente se las está vendiendo a desgana, más por los problemas que puedan
atraer por negarse que por el beneficio que obtengan al aceptar.
Por otro lado, de tanto en tanto un monstruo prehistórico asoma el morro de las aguas de la bahía
y se zampa a algún desprevenido pescador. Lamentablemente, al menos para mi gusto,
casi desde el primer momento se nos dan indicios más que de sobra para deducir
que el monstruo no es más que un elaborado monigote, y que todo el asunto es
simplemente un montaje del villano de turno para animar aún más a la gente a malvender
sus casas y marcharse del pueblo.
La historia es entretenida,
pero empieza sugiriendo que pueda haber por medio una maquina del tiempo que
habría traído desde la prehistoria un plesiosaurio y quizá un esmilodón, para
terminar siendo un simple caso de estafa, lo que hace que yo también me sienta
de algún modo estafado. Ya se venia venir, lo que palia un poco la decepción
cuando esto se confirma, pero creo que este tipo de historias deberían
englobarse en las colecciones de misterio o policiacas, no en las de terror.
Aún así, el texto tiene sus buenos momentos, como los repetidos intentos nada sutiles
de seducir a Milo por parte de la dueña de la pensión donde este se aloja, o cuando Milo y Opal se cuelan en la casa del ricachón “para investigar” y
terminan destrozándole el coche como represalia por estar molestándolos.
Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.
El
final del miedo. 1980. Clark Carrados [Luís García Lecha] (texto) Antonio Bernal (Portada).
Selección Terror nº 393. Editorial Bruguera S.A.
¿Un monstruo que resulta ser un maniquí elaborado por un malvado ricachón para obligar a los lugareños a venderle sus propiedades? ¡Eso es un típico argumento de Scooby Doo!
ResponderEliminarSi, jaja, de ahí viene el término "scoobydooismo" para referirse a este tipo de giros argumentales.
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