¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡ALERTA DE EXXXTREMERZ!
Esta es una de las grandes sagas de psicópatas de los 80. No
fue la primera, pero introdujo un concepto nuevo que hizo que el rumbo de estas
cambiara para siempre. Antes de Viernes
13, en las películas de
asesinos en serie (Psicosis, La matanza de Texas, Halloween) cuando el asesino acechaba a la víctima,
el público en el cine gritaba “¡Escapa!” o “¡Está detrás de ti!”,
y sufría por la inminente muerte de (generalmente) la adolescente de turno. A
partir de Viernes 13, los gritos fueron cambiando paulatinamente de "¡Corre!" o "¡Cuidado!" a “¡Vamos, mátala ya”
o “¡Arráncale la cabeza!”.
Antes de Viernes
13, los psicópatas eran vistos
como gente perturbada y despreciable (que lo son, desde luego) y de ningún modo el
espectador se identificaba con ellos. El público se ponía siempre de parte de la
victima, incluso cuando la víctima era también una persona de comportamiento
censurable. En la famosa escena de la ducha de Psicosis (en que la chica
asesinada es una ladrona que ha desvalijado a la empresa que le daba trabajo)
el publico se identificaba con ella, más que con el asesino. Viernes 13 cambió eso, porque los asesinatos no eran simplemente
fruto de una mente desquiciada porque sí. La psicópata (la madre de Jason)
había perdido la razón debido a la muerte de su hijo pequeño, ahogado en un
lago mientras los monitores de debían vigilarlo estaban retozando entre los
arbustos. Ese era un motivo que la gente entendia. El dolor por la muerte de un
ser querido, a causa de la dejadez de unos supuestos profesionales que se habían
comprometido a cuidar de él, era un motivo razonable para volverse loco.
Por lo general, los psicópatas de estas franquicias (Michael
Myers, Freddy Krueger, Norman Bates, Leatherface, etc) apenas cambian de una
película a la siguiente, pero Jason es una gran excepción. El Jason que todos
conocemos (una criatura muerta viviente medio putrefacta con una máscara de
hockey) no aparece hasta la sexta película. En la primera el psicópata era su
madre y él no aparecía más que al final, en una escena que resultaba ser una
pesadilla. En la segunda estaba vivo, gemía de dolor al ser herido y en lugar
de máscara llevaba un saco de arpillera en la cabeza. En la tercera sustituía
el saco por la máscara, pero seguía estando vivo. En la cuarta era cuando lo
mataban, y en la quinta ni tan solo aparecía (el que salía resultaba ser un
imitador). Realmente no fue hasta la sexta (cuando resucita convertido ya en
una criatura sobrenatural con su máscara de jockey y una extraña capacidad de
teleportación) cuando tenemos por fin al que creo que todos consideramos el verdadero
Jason.
Jason era además un monstruo tranquilo, por decirlo
de algún modo. Los otros grandes psicópatas del cine ansian matar. Freddy Krueger, Chuky o Gissaw realmente disfrutan torturando y matando. Myers se escapa del
manicomio a cada oportunidad que tiene para ir en busca de víctimas.
Leatherface y su familia salen en busca de gente a la que despedazar y cocinar
cuando estas no aparecen por si solas…. Pero Jason se limita a existir,
vagando por una zona del bosque que el considera su hogar, matando únicamente
a aquellos que se adentran en este. Y lo hace desapasionadamente, sin
disfrutar con ello ni hacerlos sufrir más de lo imprescindible, tratando de
librarse de los molestos visitantes lo más rápidamente posible para devolver la
paz y el silencio a su bosque. Naturalmente, al ser películas escritas por
diferentes guionistas y filmadas por diferentes directores, alguno de estos
detalles se olvidaba en ocasiones, pero la tónica general era esa.
El caso es que, por un motivo u otro, la saga
Viernes 13 escindió al público del cine de psicópatas en dos grupos: los que
iban a ver las películas esperando que el psicópata fuera detenido y alguno de
los protagonistas se salvara, y los que iban a ver como el psicópata troceaba a
sus víctimas, cuantas más mejor. Las escenas de muertes violentas se
convirtieron en una especie de catarsis para unos espectadores llenos de preocupaciones
laborales, económicas y sociales. Permitían fantasear con la posibilidad de
librarnos a machetazo limpio de toda la gente que nos había dañado de un modo un otro.
Centrándonos
en la primera película, la trama es ya bien conocida. En un campamento de verano
que se está preparando para recibir a un grupo de menores, los monitores comienzan
a desaparecer. Siendo todos ellos adolescentes alocados con más hormonas que neuronas, nadie da demasiada importancia a que se adentren en el bosque
y no se los vuelva a ver, hasta que las ausencias son tantas que se vuelven
preocupantes.
La responsable de estas desapariciones es una mujer que está
rondando por el campamento para matarlos a todos. Su único hijo murió en ese
mismo campamento años atrás, y en la trastornada mente de la madre, acabar con
todos los monitores año tras año, hasta que el lugar sea abandonado para siempre,
es la única forma de hacer que el espíritu atormentado de su hijo descanse en
paz. Una última superviviente logra acabar con la Sra. Voorhees cortándole
limpiamente la testa, en lo que aparentemente es un final sin vuelta de hoja,
sin ninguna continuación posible.
Personalmente
considero que esta primera parte de Viernes 13 no tiene nada que
envidiar a Psicosis de Alfred Hitchcock. Los asesinatos siguen siendo
impactantes hoy en día; el hachazo en plena cara a una de las monitoras, o la escena en
la que a Kevin Bacon le atraviesan la garganta hurgándole la nuca con una
flecha, por ejemplo, son tan icónicas como la astilla en el ojo de Nueva York bajo el terror de los zombis o el machetazo en la frente de El despertar de los muertos.
La trama está muy bien construida, y la identidad del
asesino, revelada solo al final, era algo que en su día nadie se podía ni
imaginar ¿Una psicópata mujer, de edad madura, sin ningún trastorno sexual, sin
ningún poder sobrenatural, sin el rostro deforme, sin máscara, y matando tanto
a hombres como a mujeres? Nunca antes se había visto nada parecido. Habiendo protagonizado una sola película hace casi cuarenta años, la Sra. Voorhees (Pamela, para los amigos) sigue siendo en mi opinión uno
de los psicópatas más originales del cine de terror.
MUERTÓMETRO (SAGA VIERNES 13)
Victimas. En esta película: 9. Total acumulado: 9. Supervivientes. En esta película: 1. Total acumulado: 1.
Nota: se produce una décima muerte en la película, la de Pamela. A ella no la contamos porque nuestro recuento es solo de víctimas.
Puedes ver un comentario sobre la siguiente película pulsando aquí.
Friday the 13th. 1980. Victor Miller (guionista) Sean S. Cunningham (director). Paramont Pictures. Edición en DVD de 2003 por Warnes Bros.
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Friday the 13th. 1980. Victor Miller (guionista) Sean S. Cunningham (director). Paramont Pictures. Edición en DVD de 2003 por Warnes Bros.
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