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martes, 28 de enero de 2020

LA RUTA DE LOS PIRATAS

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, viajeros del tiempo. 
El interés por las historias de piratas tuvo un rebrote en 2003 con Piratas del Caribe, pero su verdadera era dorada fueron los 80. Las películas de piratas, llenas de combates que librar, traiciones con las que lidiar, tormentas que capear, tesoros por descubrir y amoríos por vivir, eran habituales en las tardes de verano y la sobremesa de los fines de semana. 
Había mucha acción para no hacerse aburridas, romances sin escenas de sexo para no incomodar a los niños pequeños, ambientación histórica y/o mitológica, música épica, y la grandiosidad y estruendo de los combates navales a base de cañonazos y abordajes. Eran la misma esencia del verdadero cine familiar. 
En los librojuegos, que bebían en gran parte de las temáticas del momento, no podía faltar tampoco una historia de ambientación náutica. 
Lucha Ficción nos ofreció una magnifica aventura marina en El desafío de los piratas. También La Búsqueda del Grial lo hizo con El viaje del Argos. Y aunque breves, los dos viajes por mar que hacemos en Fuego sobre el Agua de la serie Lobo Solitario, con sus correspondientes combates navales, están entre lo mejor de esa aventura. 
La Máquina del Tiempo no iba a ser menos, y nos trajo esta historia en la que nos envían al pasado para averiguar el punto exacto en el que se hundió La Concepción. Este barco se fue a pique en 1641 (se cree que por un huracán) mientras transportaba ciento cuarenta toneladas de plata.

Tan pronto como iniciamos nuestro viaje y aparecemos en una fecha cercana a la del hundimiento de la Concepción, comenzamos a encontrarnos con gente que parece conocernos, y que se refiere a nosotros por el nombre de Lucky Century. Esto es algo que se repite en varias ocasiones, pero tiene una explicación bastante bien llevada. Lucky Century es un apodo que un comerciante nos pone en un salto en el tiempo que más adelante haremos a una fecha anterior a la de nuestro primer viaje. Esto hace que la gente empiece a referirse a nosotros por ese mote. Cuando saltamos en el tiempo por primera vez, nos encontramos con gente a la que nosotros no conoceremos hasta mas adelante, pero que ya nos conoce a nosotros de fechas anteriores, en las que todavía no hemos estado, pero estaremos. Viajar en el tiempo es genial, pero te descoloca con facilidad.

La inmersión en las vicisitudes típicas de la época esta bien conseguida. Podemos terminar formando parte (voluntariamente o no) tanto de una tripulación pirata, como de la de un barco negrero, o como un marinero más en la misma Concepción. Muchos de los saltos en el tiempo que llevaremos a cabo en esta aventura no responderán, como de costumbre, a buscar pistas o recabar información, sino a salvar la vida. Hay momentos en que usamos la capacidad de teleportación o viaje en el tiempo del personaje para huir de cosas como el maremoto que engulló a Port Royal en 1692. 
Y así como tenemos prohibido matar a nadie (para minimizar las posibilidades de alterar la historia) tampoco podemos salvar a nadie. Sabiendo la fecha exacta en la que esta tragedia sucederá, llegado el momento nos limitamos a quitarnos de en medio sin advertir a la gente, dejando que miles de personas mueran bajo las aguas. 
Del mismo modo, saltamos en el tiempo para huir de un grupo de caníbales que ha capturado a toda la tripulación de nuestro barco y dejamos que nuestros amigos sean devorados, sin hacer ningún intento de salvarlos. O para evitar que nos ahorquen mientras el resto de la tripulación baila colgando de una soga. 
Nuestra misión es, a fin de cuentas, observar y recabar información, interviniendo lo menos posible en el devenir de los acontecimientos.

Puedes ver un comentario sobre otro título de esta colección aquí.

Sail with Pirates. 1984. Jim Gasperini (texto) John Pierar, Alex Nino (ilustraciones). La Máquina del Tiempo nº 4. Editorial Timun Mas S.A.

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