EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor
Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Los Caballeros de la Galaxia fue el segundo
libro de Multiaventura, y primero en lucir las tapas azules, lo que le identifica
como una historia de ciencia ficción. Para mi es uno de los mejores librojuegos
de esta editorial. La trama está muy bien planeada y estructurada. La narración
resulta impecable. Fue escrito por Carlos Sáiz Cidoncha, un reputado autor de
ciencia ficción clásica que nació a principios del siglo XX y murió a
principios del XXI, al que se recuerda especialmente por su saga del Imperio
Galáctico.
De hecho, se buscó específicamente a este autor para dar texto
al libro, por su amplia experiencia en este tipo de literatura. Y si se encargó
el texto a un autor de peso, las ilustraciones no le fueron a la zaga: Alfonso Azpiri
repitió como ilustrador el magnifico trabajo que había hecho en el numero
anterior de la colección. Se da el caso además que Cidoncha y Azpiri eran
buenos amigos. Habían colaborado en la elaboración de varios comics de ciencia
ficción, como Zephyd, Lorna, y Cosmos Alpha, y esto se
nota en lo bien que combinan texto e ilustraciones.
Vamos
a ver la trama. En esta ocasión somos un Caballero de la Galaxia. Esta es una
orden de soldados aparentemente autónoma, a medio camino entre una ONG
humanitaria y un ejército (cuenta con sus propios acorazados de combate) y con
una filosofía vital similar a la de los Jedi de Star Wars. No pertenecen
a ningún gobierno ni mundo concreto, y se dedican, al estilo de los antiguos
caballeros andantes, a ir desfaciendo entuertos allá donde se producen,
buscando la paz y estabilidad entre los mundos civilizados.
Como
miembro reciente de esta orden, nuestra primera misión consiste en viajar al
planeta Arianrod, gobernado por un tirano represivo y sanguinario. Un contacto
de los Caballeros ubicado en ese planeta ha informado que recientemente un
grupo de arqueólogos encontró un objeto enterrado en una región montañosa,
lejos de las grandes ciudades. Los arqueólogos fueron asesinados por una tribu salvaje
local, que al parecer consideraba el objeto algo sagrado, y se lo llevaron con
ellos para protegerlo. El problema es que el objeto es una pieza de avanzada
tecnología de los Grandes Antiguos, la clásica raza desaparecida cuyos casi incomprensibles
restos tecnológicos siguen siendo superiores a lo que cualquier otra
civilización posterior haya logrado desarrollar. Temiendo que el tirano de
Arianrod se apodere de este artefacto, que incrementaría su poder hasta limites
insospechados, se nos envía a recuperarlo. ¡No es poca misión para un novato!
La
aventura está, como dije antes, muy bien estructurada, y resulta hasta creíble
en todo momento. La narración es realmente inmersiva. Pronto nos
damos cuenta que es uno de esos librojuegos donde debemos tomarnos unos
instantes para meditar bien la siguiente opción que vamos a escoger, porque
cualquier paso en falso puede ser el último.
La red de agentes de los Caballeros en Arianrod resulta haber sido descubierta y estar desarticulada cuando llegamos, con lo que toda esperanza de ayuda sobre el terreno desaparece de golpe. El tirano tiene su propia red de espías, y la sensación de ir a ser descubiertos y capturados está presente en todo momento mientras hacemos averiguaciones por la ciudad. Cuando la abandonamos en busca de la tribu que custodia el artefacto, pasamos de una trama de agentes secretos con contraseñas y gadgets a una aventura de acción plena, en la que tenemos que abrirnos paso por un territorio hostil y desconocido, pistola laser en mano.
La red de agentes de los Caballeros en Arianrod resulta haber sido descubierta y estar desarticulada cuando llegamos, con lo que toda esperanza de ayuda sobre el terreno desaparece de golpe. El tirano tiene su propia red de espías, y la sensación de ir a ser descubiertos y capturados está presente en todo momento mientras hacemos averiguaciones por la ciudad. Cuando la abandonamos en busca de la tribu que custodia el artefacto, pasamos de una trama de agentes secretos con contraseñas y gadgets a una aventura de acción plena, en la que tenemos que abrirnos paso por un territorio hostil y desconocido, pistola laser en mano.
De
los veinte finales posibles, la gran mayoría son malos. Podemos acabar tiroteados
en un callejón, muriendo durante un interrogatorio, devorados por diversas
criaturas, o convertidos en una bola de fuego en el espacio al estallar nuestra nave. Podemos sobrevivir,
pero fracasar, viéndonos obligados a retirarnos con las manos vacías. Hay un
final en el que no logramos apoderarnos del artefacto, pero sí destruirlo, con
lo que el tirano tampoco puede hacerse con él. Hay varios finales en los que
logramos apoderarnos del objeto y entregarlo a nuestra Orden. Podemos llegar a
estos finales tanto mediante la negociación con los salvajes como aplastándolos
con nuestra superioridad armamentística.
M
Pero incluso estos finales, en los que logramos tanto sobrevivir como cumplir con la misión encomendada, no son realmente el final óptimo. El mejor final posible es uno que, cuando lo leí con once años, me dejó sobrecogido. En este final obtenemos el objeto, que resulta ser un casco, y nos lo colocamos. El casco es un amplificador mental, que expande nuestra capacidad cerebral hasta el punto de convertirnos en algo que solo puede ser descrito como un dios omnipotente.
M
Pero incluso estos finales, en los que logramos tanto sobrevivir como cumplir con la misión encomendada, no son realmente el final óptimo. El mejor final posible es uno que, cuando lo leí con once años, me dejó sobrecogido. En este final obtenemos el objeto, que resulta ser un casco, y nos lo colocamos. El casco es un amplificador mental, que expande nuestra capacidad cerebral hasta el punto de convertirnos en algo que solo puede ser descrito como un dios omnipotente.
De pronto obtenemos un poder
absoluto sobre todo lo existente. Con un simple pensamiento, aniquilamos a un
batallón de enemigos que estaba pisándonos los talones, sin importarnos lo más mínimo
sus vidas. Con todo el universo a nuestros pies, nada nos importa ya, y la idea
de entregar el casco a la Orden deja de tener sentido. Nos convertimos en
un instante en un tirano peor que aquel al que nos enfrentamos, ya que cada ser
vivo pasa a tener para nosotros la misma importancia que un insecto molesto, y
cada planeta no es mas que un juguete que no nos preocupa en absoluto romper.
M
Afortunadamente, nuestro cerebro no soporta mucho tiempo la influencia del artefacto, que fue diseñado para mentes mucho más fuertes que la humana. Aprovechando un instante de lucidez provocado por un ramalazo de dolor, somos conscientes de lo que estamos haciendo y decidimos utilizar ese poder para destruir el propio casco.
Este final, en el que además de descubrir la función del artefacto comprendemos la necesidad de destruirlo, es sin duda el que esta historia hubiera tenido de haber sido escrita en forma de novela lineal. Porque, en principio, nuestra misión es encontrar el casco y entregarlo a los científicos de la Orden. Pero eso implica que alguno de ellos pueda terminar usándolo. ¿Y que será del universo cuando eso ocurra?
M
Afortunadamente, nuestro cerebro no soporta mucho tiempo la influencia del artefacto, que fue diseñado para mentes mucho más fuertes que la humana. Aprovechando un instante de lucidez provocado por un ramalazo de dolor, somos conscientes de lo que estamos haciendo y decidimos utilizar ese poder para destruir el propio casco.
Este final, en el que además de descubrir la función del artefacto comprendemos la necesidad de destruirlo, es sin duda el que esta historia hubiera tenido de haber sido escrita en forma de novela lineal. Porque, en principio, nuestra misión es encontrar el casco y entregarlo a los científicos de la Orden. Pero eso implica que alguno de ellos pueda terminar usándolo. ¿Y que será del universo cuando eso ocurra?
Puedes ver un comentario sobre otro libro de esta colección aquí.
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Los
Caballeros de la Galaxia. 1986. Carlos Sáiz
Cidoncha (texto) Alfonso Azpiri (ilustraciones). Multiaventura nº 2. Ediciones Ingelek
S. A.
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