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sábado, 4 de enero de 2020

LOS CABALLEROS DE LA GALAXIA

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores. 

Los Caballeros de la Galaxia fue el segundo libro de Multiaventura, y primero en lucir las tapas azules, lo que le identifica como una historia de ciencia ficción. Para mi es uno de los mejores librojuegos de esta editorial. La trama está muy bien planeada y estructurada. La narración resulta impecable. Fue escrito por Carlos Sáiz Cidoncha, un reputado autor de ciencia ficción clásica que nació a principios del siglo XX y murió a principios del XXI, al que se recuerda especialmente por su saga del Imperio Galáctico
De hecho, se buscó específicamente a este autor para dar texto al libro, por su amplia experiencia en este tipo de literatura. Y si se encargó el texto a un autor de peso, las ilustraciones no le fueron a la zaga: Alfonso Azpiri repitió como ilustrador el magnifico trabajo que había hecho en el numero anterior de la colección. Se da el caso además que Cidoncha y Azpiri eran buenos amigos. Habían colaborado en la elaboración de varios comics de ciencia ficción, como Zephyd, Lorna, y Cosmos Alpha, y esto se nota en lo bien que combinan texto e ilustraciones.

Vamos a ver la trama. En esta ocasión somos un Caballero de la Galaxia. Esta es una orden de soldados aparentemente autónoma, a medio camino entre una ONG humanitaria y un ejército (cuenta con sus propios acorazados de combate) y con una filosofía vital similar a la de los Jedi de Star Wars. No pertenecen a ningún gobierno ni mundo concreto, y se dedican, al estilo de los antiguos caballeros andantes, a ir desfaciendo entuertos allá donde se producen, buscando la paz y estabilidad entre los mundos civilizados.  

Como miembro reciente de esta orden, nuestra primera misión consiste en viajar al planeta Arianrod, gobernado por un tirano represivo y sanguinario. Un contacto de los Caballeros ubicado en ese planeta ha informado que recientemente un grupo de arqueólogos encontró un objeto enterrado en una región montañosa, lejos de las grandes ciudades. Los arqueólogos fueron asesinados por una tribu salvaje local, que al parecer consideraba el objeto algo sagrado, y se lo llevaron con ellos para protegerlo. El problema es que el objeto es una pieza de avanzada tecnología de los Grandes Antiguos, la clásica raza desaparecida cuyos casi incomprensibles restos tecnológicos siguen siendo superiores a lo que cualquier otra civilización posterior haya logrado desarrollar. Temiendo que el tirano de Arianrod se apodere de este artefacto, que incrementaría su poder hasta limites insospechados, se nos envía a recuperarlo. ¡No es poca misión para un novato!

La aventura está, como dije antes, muy bien estructurada, y resulta hasta creíble en todo momento. La narración es realmente inmersiva. Pronto nos damos cuenta que es uno de esos librojuegos donde debemos tomarnos unos instantes para meditar bien la siguiente opción que vamos a escoger, porque cualquier paso en falso puede ser el último. 
La red de agentes de los Caballeros en Arianrod resulta haber sido descubierta y estar desarticulada cuando llegamos, con lo que toda esperanza de ayuda sobre el terreno desaparece de golpe. El tirano tiene su propia red de espías, y la sensación de ir a ser descubiertos y capturados está presente en todo momento mientras hacemos averiguaciones por la ciudad. Cuando la abandonamos en busca de la tribu que custodia el artefacto, pasamos de una trama de agentes secretos con contraseñas y gadgets a una aventura de acción plena, en la que tenemos que abrirnos paso por un territorio hostil y desconocido, pistola laser en mano.

De los veinte finales posibles, la gran mayoría son malos. Podemos acabar tiroteados en un callejón, muriendo durante un interrogatorio, devorados por diversas criaturas, o convertidos en una bola de fuego en el espacio al estallar nuestra nave. Podemos sobrevivir, pero fracasar, viéndonos obligados a retirarnos con las manos vacías. Hay un final en el que no logramos apoderarnos del artefacto, pero sí destruirlo, con lo que el tirano tampoco puede hacerse con él. Hay varios finales en los que logramos apoderarnos del objeto y entregarlo a nuestra Orden. Podemos llegar a estos finales tanto mediante la negociación con los salvajes como aplastándolos con nuestra superioridad armamentística. 
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Pero incluso estos finales, en los que logramos tanto sobrevivir como cumplir con la misión encomendada, no son realmente el final óptimo. El mejor final posible es uno que, cuando lo leí con once años, me dejó sobrecogido. En este final obtenemos el objeto, que resulta ser un casco, y nos lo colocamos. El casco es un amplificador mental, que expande nuestra capacidad cerebral hasta el punto de convertirnos en algo que solo puede ser descrito como un dios omnipotente. 
De pronto obtenemos un poder absoluto sobre todo lo existente. Con un simple pensamiento, aniquilamos a un batallón de enemigos que estaba pisándonos los talones, sin importarnos lo más mínimo sus vidas. Con todo el universo a nuestros pies, nada nos importa ya, y la idea de entregar el casco a la Orden deja de tener sentido. Nos convertimos en un instante en un tirano peor que aquel al que nos enfrentamos, ya que cada ser vivo pasa a tener para nosotros la misma importancia que un insecto molesto, y cada planeta no es mas que un juguete que no nos preocupa en absoluto romper. 
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Afortunadamente, nuestro cerebro no soporta mucho tiempo la influencia del artefacto, que fue diseñado para mentes mucho más fuertes que la humana. Aprovechando un instante de lucidez provocado por un ramalazo de dolor, somos conscientes de lo que estamos haciendo y decidimos utilizar ese poder para destruir el propio casco. 
Este final, en el que además de descubrir la función del artefacto comprendemos la necesidad de destruirlo, es sin duda el que esta historia hubiera tenido de haber sido escrita en forma de novela lineal. Porque, en principio, nuestra misión es encontrar el casco y entregarlo a los científicos de la Orden. Pero eso implica que alguno de ellos pueda terminar usándolo. ¿Y que será del universo cuando eso ocurra? 

Puedes ver un comentario sobre otro libro de esta colección aquí
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Los Caballeros de la Galaxia. 1986.  Carlos Sáiz Cidoncha (texto) Alfonso Azpiri (ilustraciones). Multiaventura nº 2. Ediciones Ingelek S. A.

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