EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS
¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡ALERTA DE EXXXTREMERZ!
¡ALERTA DE EXXXTREMERZ!
Presentado por… el profesor
Plot.
Saludos, ávidos lectores.
Tercera
etapa de la cada vez más extraña saga de Druuna, gran parte de la cual se nos
cuenta en este tomo en forma onírica. Esta vez
comenzamos a bordo de una nave espacial diferente a La Ciudad de los dos tomos
anteriores. Esta nave es funcional. Su tripulación, un grupo de hombres y mujeres
bien organizados y aparentemente sanos, controlan el desplazamiento de la misma
y tienen un objetivo determinado.
No tienen
nada que ver con los habitantes de La Ciudad, a pesar que son también humanos. En
lo visto hasta el momento daba la impresión que La Ciudad podría ser la única nave
que logró escapar de la Tierra, pero en Creatura se hace evidente que al menos otra nave-arca similar debió lograrlo, y no ha degenerado hasta el punto de La
Ciudad.
Esta
nueva nave es más pequeña. Sigue siendo gigantesca, pero no es un arca preparada
para transportar a miles de personas. Se trata de una nave auxiliar de otra mucho mayor. La tripulación se reduce a una docena…
aparentemente, porque no tardaremos en descubrir que estos humanos tienen detrás
su propia historia oscura.
Los
tres personajes principales de la tripulación son Will (el comandante), Terry (la
bióloga), y Doc. (el físico). Will ha estado teniendo sueños recurrentes
desde hace algún tiempo, en los que visita una ciudad de piedra de aspecto
antiguo y aparentemente abandonada. La química corporal de Terry ha sido
modificada para hacerla artificialmente ninfómana, ya que una de sus tareas a
bordo es proporcionar sexo al resto de los tripulantes siempre que estos lo necesiten,
para mantener bajos los niveles de estrés durante la misión. Doc. por su
parte, es una versión de Serpieri, el autor, que de este modo participa en su
propia historia.
La
nave, que parece estar llevando a cabo una misión que no se nos revela, detecta
un gran asteroide en su camino. Nada de particular en principio, pero los
ordenadores de la nave enloquecen al intentar analizarlo. El asteroide parece
además estar emitiendo una señal, un intento de comunicación. La cercanía al
asteroide provoca nuevos sueños en Will, más intensos que nunca.
En estos, además de
visitar una vez más la misteriosa ciudad de piedra, se encuentra en
ella a Druuna. Curiosamente, Druuna cree que Will forma a su vez parte de su sueño, un
sueño que Lewis (la cabeza viviente) está creando para ella, como la playa de la historia anterior. Will también tiene un sueño en el que se encuentra a Druuna de niña, que le pide que
la libre de un monstruo, manifestado como un gigantesco ojo. Estos sueños y las señales recibidas del
asteroide hacen que Will tome la decisión de explorarlo.
Mientras
tanto, gracias a Terry, se nos revela un perturbador detalle de la nave, en la
que las cosas no parecen marchar de forma tan ordenada y civilizada como al
principio nos había parecido.
Incapaz de aplacar su ninfomanía artificial solo
con los tripulantes, Terry baja hasta una zona de la nave y cruza una puerta en
la que vemos grabada la palabra “Prolets” (proletarios, trabajadores). Tras esta
puerta, aislados del resto de la nave, viven una cantidad indeterminada de
seres humanos salvajes, cuya función a bordo no se nos revela.
Puede
que se trate de algún tipo de personal de mantenimiento confinado en las salas
de máquinas, que lleven a cabo su labor instintivamente mediante conocimientos
implantados, del mismo modo que Terry ha sido modificada para una función determinada.
Terry se desnuda y aguarda la llegada de un grupo de prolets, dejándose tomar
por todos ellos. También se nos informa
que Terry y el resto de tripulantes son esencialmente humanos, pero todos están
creados de forma artificial o selectiva, tienen implantes internos, y son
estériles, mientras que los prolets son humanos más o menos naturales, pero en extremo primitivos y con algunas deformaciones. Fuera lo que fuera lo que le ocurrió a la nave-arca de la que esta nave de exploración proviene, no fue tampoco un camino de rosas, viendo a lo
que debieron llegar para sobrevivir.
Cuando
un grupo de tripulantes, que incluye a Will, Terry y Doc. bajan al asteroide,
reconocemos inmediatamente en él a La Ciudad. El asteroide no es otra cosa que
la nave-arca de las historias anteriores después de un proceso de degradación y
petrificación extremo. Es imposible determinar cuanto tiempo ha pasado desde el
fin de la historia anterior hasta el inicio de esta, pero todo apunta
a que han sido muchos siglos.
Toda
la parte habitada por humanos de lo que antiguamente fue La Ciudad, está ahora
desierta, y cubierta por lo que parece ser una masa que en el pasado fue orgánica
y que ahora se encuentra muerta y fosilizada.
En
otro punto de la nave, Druuna despierta. Aparentemente, ha permanecido en
animación suspendida durante siglos, sumida en una sucesión de
sueños creada por Lewis para mantener su mente activa. Druuna vaga confusa por la nave
hasta toparse con un grupo de personas, que inmediatamente la toman prisionera. Mientras
la llevan a su refugio, y viendo que esta no parece saber nada sobre cuanto le rodea, le explican que
forman parte de la ultima comunidad humana.
Por lo que averiguamos junto a
Druuna, todos y cada uno de los sectores de La Ciudad fueron siendo consumidos
por El Mal y los mutantes, excepto uno. En algún momento todos los mutantes terminaron
fundiéndose en una sola forma de vida que además de extenderse por el interior
de la nave, lo hizo por el exterior. El exterior fosilizado de esa criatura es
lo que da a la nave su aspecto actual de asteroide. La parte aún viviente de la
criatura avanza año tras año ocupando la nave, teniendo cercada esa ultima
comunidad.
Los humanos que quedan allí están obsesionados con reproducirse a
toda costa, aunque aparentemente hace mucho tiempo que ninguna mujer se queda
embarazada en la comunidad, quizá como efecto de las fugas de radiación de los
reventados motores de la nave.
En ese último reducto, Druuna se encuentra con
Terry, aparentemente amnésica y también capturada por esa comunidad. Igualmente
tenemos oportunidad de ver brevemente al enano zarrapastroso, que incomprensiblemente
sigue vivo después de los siglos transcurridos, pero no reconoce a Druuna.
Druuna
y Terry escapan de sus captores tan pronto como se les presenta la ocasión después
de… ejem… agotarlos a conciencia. Un presentimiento guía a Druuna hasta un recinto en
torno al cual parece haberse formado toda la comunidad; un amasijo de hierros y
conductos con el símbolo de un gran ojo grabado.
En su interior encuentra lo
que aparentemente es el cuerpo de Schastar, paralitico y reconstruido a base de
implantes, mantenido vivo por la mente de Lewis. Por medio del cuerpo de Schastar,
Lewis le explica que las mentes de ambos debieron unirse para sobrevivir, y han
llegado a una especie de entendimiento con La Criatura, la gigantesca entidad
que se está apoderando de toda la nave. El trato al que han llegado con La
Criatura implica a Druuna.
Al igual que los pocos humanos que quedan de La Ciudad original, La
Criatura está obsesionada con la idea de reproducirse, y para ello necesita a la
que podría ser la única mujer fértil a bordo. La Criatura genera a partir de su
masa un cuerpo más o menos humanoide para aparearse con Druuna y embarazarla. A
cambio, la mente unida de Lewis y Schastar han convencido a La Criatura para
que permita a Druuna abandonar la nave, condenada irremisiblemente a la
extinción. Esta es la única forma que Lewis/Schastar han encontrado de salvarla.
Lewis también le revela que El Mal, la terrible
enfermedad que consumía y retorcía la carne de los infectados, no fue nunca una enfermedad, sino una forma de vida compleja. En su aleatorio vagar por el espacio, La Ciudad debió entrar en contacto con un ser extradimensional, que se manifestaba en la carne de los infectados en forma de mutaciones. La Criatura es la evolución final de El Mal.
Tras ser entregada a la representación humanoide de La Criatura, que se aparea torpemente con ella, Druuna despierta tras lo que parece otro lapso de tiempo de varios siglos.
La última comunidad humana está abandonada y en ruinas desde hace mucho. El cuerpo
de Schastar no es más que un esqueleto, y Druuna ya no percibe las mentes de
Lewis/Schastar conectadas a la suya. Vagando por la nave, se encuentra, por
primera vez en el mundo real, con Will y Terry. También con Doc., al que nunca
ha visto antes ni tan solo en sueños, y sin embargo parece reconocer (¡es su
autor, después de todo!).
Toda
la parte de la comunidad cercada por La Criatura, debemos entender que fue otro
sueño impuesto por Lewis, mezclando grabaciones antiguas e introduciendo la
presencia de Terry, a cuya mente también tuvo acceso de algún modo. ¿Por qué todo
esto? Quizá una forma de facilitar la transición de la mente de Druuna de una época
y forma de vida a otra. La comunidad que hemos visto, debió desaparecer por
tanto siglos antes de la llegada de la nave de Will al asteroide. Pero no
sabemos cuánto de ese sueño ha sido real, cuanto tiene de ilusión creada por Lewis
y cuanto de recuerdos de la propia Druuna.
Will y sus hombres regresan a su
nave llevando a Druuna con ellos, mientras La Ciudad, y La Criatura que ahora
es su único habitante, sigue derivando en el espacio infinito. Mientras se
alejan de ella, Druuna piensa en Lewis y Schastar, en el sacrificio que
debieron hacer en su intento de ponerla a salvo del único modo posible. Y se
pregunta si no estará realmente embarazada de La Criatura, como esta pretendía.
La
historia es confusa, y muy reinterpretable. Puede que, sabiendo que la vida a bordo de La Ciudad acabaría por extinguirse, fuera la
propia Criatura la que engañara a Lewis/Schastar para que estos creyeran estar salvando a Druuna,
cuando solo se estaba asegurando de infectar a una portadora viable que llevaría El
Mal hasta otra nave.
Quizá Carnívora, el siguiente tomo, nos aclare algo.
Creatura.
1991. Paolo Eleuteri Serpieri (guion y dibujo). Druuna nº 3. Toutain Editor.
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