EL ORÁCULO DE LAS VISIONES ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
¡Feliz día de San Patricio, terrestres!
¿Lleváis algo de
ropa verde encima? ¿Sacasteis brillo esta mañana a vuestro mejor par de
zapatos? ¿Habéis comido o bebido algo verde hoy? ¿Tenéis tréboles, o algún
objeto de oro cerca? Si la respuesta a una o más de estas preguntas es
afirmativa, ya estáis listos para leer la entrada sobre nuestra siguiente película,
la tercera entrega de la saga Leprechaun.
Todo comienza con un hombre (que parece estar pasando por una racha de suerte verdaderamente mala) entrando en una casa de empeños. Le vende al propietario una extraña estatua de lo que parece ser un duende. Del cuello de la estatua pende un amuleto dorado, que el hombre advierte al dueño de la tienda que no debe tocar.
Naturalmente, lo primero que hace el
de la tienda cuando se queda solo, es quitarle el amuleto a la estatua
para valorarlo. Como quizá habréis supuesto ya, la estatua del leprechaun no es
otra cosa que Lubdan, petrificado por la acción del amuleto mágico. De esta
forma, pronto volvemos a tener al leprechaun suelto por el mundo. Y no en
cualquier lugar del mundo, sino en las mismas Las Vegas.
Por otra parte, tenemos a Tammy y a Scott. La primera trabaja en uno de los casinos de la ciudad como asistente de un ilusionista, y su coche la ha dejado tirada. El segundo es un chaval inocentón que se ha alejado por primera vez del confortable núcleo familiar para ir la universidad.
Scott encuentra
a Tammy por el camino, la recoge amablemente, y la acerca hasta Las Vegas. Una vez
allí queda encandilado por el ambiente del lugar. No tiene experiencia en la
vida, lleva en el bolsillo un cheque de 23.000 dólares que le han dado sus
padres para sus gastos universitarios, y está en la ciudad de los casinos.
Incluso sin un leprechaun de por medio, nada bueno puede salir de esto.
Poco después de
haber empezado a apostar un poco, ya lo ha perdido todo. Acude desesperado
a una casa de empeños para obtener algo más de dinero, la misma que
vimos al principio. Además del cadáver del dueño, encuentra una de las monedas
de oro de Lubdan, que este ha perdido durante la refriega con su desafortunado
comprador. La posesión de la moneda da a Scott una pequeña parte del poder del
leprechaun, y comienza a ganar grandes cantidades de dinero en el casino.
El dueño del casino y dos de los empleados, cada uno sumido en sus propias miserias morales, no tardan en darse cuenta que hay algo raro en la extraordinaria
suerte del chico. Uno de ellos le roba la moneda, y esta cambia de manos varias
veces. Lubdan, que está en su salsa en el ambiente de Las Vegas, lleno de dinero
y gente ambiciosa por todos lados, va siguiendo el rastro de su moneda, matando
a todos los que han entrado en contacto con ella. Y de paso, divirtiéndose un
poco.
Cuando se enfrenta a Scott, ambos se hieren mutuamente y la sangre del leprechaun se derrama sobre la herida de Scott, lo que provoca que el chaval vaya transformándose lentamente en otro leprechaun. Esto supone un problema adicional para Scott y Tammy cuando tratan de deshacerse de Lubdan.
Lo único que saben sobre los leprechauns es que
su poder radica en su tesoro, y que la mejor forma de derrotarles es destruir
su olla de monedas de oro. Pero en su estado de leprechaun en ciernes destruir el oro
es algo impensable para Scott, por lo que además de enfrentarse a Lubdan, deberá hacerlo contra su propia personalidad alterada.
No me gustó
tanto como la anterior, pero sigue en la línea de esta. El leprechaun es un
villano divertido. Maligno pero simpático. Bueno por comparación, ya que
casi todas sus víctimas son personajes diseñados expresamente para caernos mal,
y la forma en que acaba con ellos suele ser irónica y grotesca.
Naturalmente, Lubdan será finalmente derrotado por Tammy y Scott, lo que detendrá también la transformación
de este. Pero no es fácil acabar definitivamente con un leprechaun que aún tiene
reservas de oro ocultas en algún sitio. Y el tesoro de Lubdan, como veremos en las
siguientes películas, es tan inmenso y variado como su repertorio de rimas malas.
El ambiente de Las
Vegas, además, queda muy bien con el personaje, con todas sus luces brillantes,
su oropel y sus sueños de riqueza. Hay una escena que tiene lugar en un
hospital, en el que vemos como hasta en la recepción del mismo hay máquinas tragaperras
para que los pacientes jueguen mientras esperan su turno de ser atendidos. Capaz
de ser verdad.
Puedes ver el comentario sobre la quinta película de la saga (que la cuarta no la tenemos) pulsando aquí.
Leprechaun 3. 1995. David DuBos, Mark Jones (guion) Brian Trenchard-Smith (director) John Gatins, Warwick Davis (actores principales) Lee Armstrong (actriz principal). Trimark Pictures.
No tengo casi nada verde, pero algún apaño haremos. Además, pienso estrenar unas botas, por lo que más limpias y brillantes no pueden estar. ¿Sirve?
ResponderEliminar¡Claro que sí! El calzado nuevo o bien cuidado pone de buen humor a los leprechauns.
EliminarEste libro de Leprechauns parece muy entretenido de leer, sobre todo porque ocurre en la luminosa y espectacular ciudad de Las Vegas que yo tuve ocasión de visitar en el año 1.978.
ResponderEliminarEn aquella ocasión no vi a ningún leprechaun por allí o quizás es que no sabía donde mirar.
Voy a poner más atención la próxima vez que pase por allí.
Es una película ^_^ pero sí, es bastante entretenida. El propio concepto de Las Vegas (una ciudad entera compuesta casi únicamente por casinos y casas de apuestas) es un buen escenario para historias de este tipo.
EliminarQuizá no era San Patricio cuando estuviste allí, los leprechauns estaban dormidos y por eso no viste ninguno.