EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.Saludos, ávidos lectores.
Los sótanos y buhardillas (o a falta de estos, los armarios y huecos bajo la cama) son los lugares preferidos de los monstruos. Toda persona tiene su lugar preferido del sofá o su lado preferido de la cama. Todo perro o gato tiene una esquinita o cojín que le gusta más que otro. Y todo monstruo tiene su rinconcito oscuro al que llama hogar.
El protagonista
de esta historia es Marco, un niño que jugando a baseball recibe un fuerte batazo
en la cabeza. Justo a continuación de eso, una entidad que afirma vivir en el
sótano de su casa se pone en contacto con él para informarle que a partir de
ese momento tendrá que ocuparse de cuidarlo.
En los días siguientes
al golpe, Marco recibe una llamada telefónica, una carta, o directamente visitas de
un niño llamado Keith. Pero nadie ve a Keith, cuando busca la carta para mostrársela
a alguien no la encuentra, y ni tan solo hay teléfono en la habitación en la
que recibe la llamada. Curioso. Pero como lectores expertos, ya debemos
predisponernos a no aceptar en automático lo que nos cuente un protagonista con
un traumatismo craneal reciente.
De hecho, estas
incongruencias van aumentando a lo largo de la historia. Una chica que el
protagonista nos presenta inicialmente como la amiga que le noqueó con el bate
al principio, luego resulta que es su hermana. Su medico aconseja
extirparle el cerebro como la mejor forma de aliviar sus dolores de cabeza. Y ve a un par de niños (el tal Keith y su amiga o hermana) regurgitar todas sus
tripas. Y no un volumen normal de tripas: kilos y kilos de
intestinos, montones de hígados, pulmones y riñones, formando un amasijo que al parecer es el verdadero aspecto del monstruo de su sótano.
Después de un montón de contradicciones y ganchos al final de los capítulos, la historia da un giro final tan brusco que más que un giro es un desnuque. Todo lo que se nos ha contado hasta ese momento, incluido el golpe de bate que recibe Marco al inicio de la historia, era a su vez una alucinación que estaba teniendo alguien que se ha llevado un buen golpe en la cabeza mientras jugaba. ¿Quién es, entonces, el que se lo ha imaginado todo? Pues… Keith, el monstruo del sótano de casa de Marco.
El continuo uso de ganchos y falsas alarmas en los libros de Stine es algo de lo que siempre me quejo, pero también se reconocer un bonito giro cuando me pilla desprevenido.
Puedes comparar al maestro Stine con uno de sus alumnos/imitadores pulsando aquí.
I live in your Basement.
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