EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.Saludos, bárbaros lectores.
Hoy veremos cuatro comics de esta colección. Todos ellos fueron guionizados por Roy Thomas, y los comentamos juntos porque están relacionados.
En Los guardianes de la cripta (nº 8 de la edición americana, con dibujo de Barry Smith) un Conan todavía joven, apenas ya un adulto, está siendo perseguido montaña través por una patrulla de soldados de Corinthia (una cultura equivalente en muchos aspectos a la griega) tras haber intentado robar en un templo. Logra librarse de ellos provocando un pequeño derrumbe y repartiendo espadazos entre los que quedan en pie.
Vagando al azar en busca de agua, Conan encuentra
las ruinas de Lanjau, una antigua ciudad abandonada. Un soldado superviviente le ha seguido con la
intención de matarlo, pero cuando se reencuentran están frente a una sala del
tesoro. Hay mucho más que suficiente para cada cada uno cargue oro y joyas
hasta reventar, sin necesidad de pelear por ello.
Como parte del botín, Conan echa mano de
una estatuilla de jade con forma de serpiente, que resulta ser una reliquia sagrada.
Saliendo de su letargo para protegerla, seis enormes esqueletos acorazados
hacen acto de presencia, y Conan y el soldado, viéndose muy superados por el
poder de estos seres, no pueden hacer más que huir de ellos. Conan se lleva la
estatuilla con él, y al sacarla de la sala del tesoro toda la ciudad en ruinas
estalla en llamas y se derrumba, sepultando el resto del tesoro, a los
esqueletos, y al soldado.
Conan lleva la estatuilla hasta la taberna del pueblo
más cercano con intención de venderla. Allí se encuentra con Jenna, la chica que conoció en Shadizar y que terminó robándole. Jenna se alegra de volver a ver a Conan y se interesa mucho por él... porque ya se ha gastado todo lo que le robó y necesita una nueva fuente de ingresos. Pero el oro que Conan tomó de la cripta se ha convertido en polvo dentro de su bolsa, y la estatuilla de la serpiente cobra vida convirtiéndose momentáneamente en una serpiente venenosa real, que muerde al magistrado de la ciudad. Conan es acusado de asesinarlo y se ve una vez más huyendo, con la
bolsa y el estómago vacíos pero esta vez acompañando de Jenna.
Once años después tiene lugar la aventura Los muertos de la noche viviente (¡En serio, se titula así!) con dibujo de Mike Docherty. Conan, ya plenamente adulto, masivamente musculado y acompañado por un ladrón de poca monta llamado Hobb, se encuentra en esta ocasión en Khot.
A su llegada a un pequeño pueblo, son testigos de la procesión de entierro de una joven. Buscan alojamiento en una taberna, y durante la noche una muchacha entra en la habitación de Conan y se acerca a su lecho. Acostumbrado a impresionar a las damas con su musculatura, Conan no ve nada raro en esto hasta que reconoce a la muchacha: es la misma joven que los enterradores transportaban de camino al cementerio. Y no es la única zombi que hay en el edificio. Un nigromante de Hyperbórea ha revivido a los cadáveres recientes del pueblo, creando el núcleo de un pequeño ejército.
Una docena de zombis tratan de matar a Conan y Hobb, pero estos logran acabar con el nigromante. Al faltar la voluntad de este, los cadáveres andantes caen en redondo.
Saltamos solo dos comics esta vez para plantarnos en Los sacerdotes de la Plaga Púrpura y Sangre y huesos, ambos dibujados también por Mike Docherty). En su deambular, Conan y Hobb han llegado a Antilleos, el mismo pueblo en el que Conan abandonó la serpiente de jade en el nº 8. Una tabernera lo reconoce, y la guardia de la ciudad lo captura acusándolo de la muerte del magistrado más de una década atrás. Pero hay una guerra en ciernes, y el capitán de la guardia le da la oportunidad de unirse a la milicia. Conan acepta, y él y Hobb acompañan a los soldados al día siguiente en una patrulla. Buscando a una avanzadilla enemiga llegan hasta los restos de Lanjau, donde hallan a sus enemigos ya muertos. Los cadáveres tienen una tonalidad morada cianótica repugnante, indicios de una enfermedad.
Un grupo de extraños sacerdotes que deambula entre las ruinas reclama quedarse
con los cadáveres, según ellos, para oficiar las adecuadas bendiciones y ritos
de entierro. Conan reconoce en los sacerdotes a los brujos de Hyperbórea, y
mata a uno de ellos. Para evitar males mayores, el capitán de la guardia manda
reducir a Conan y llevárselo de vuelta a la ciudad bien amarrado.
Cuando los soldados vuelven a la ciudad, descubren que se han contagiado de la plaga púrpura. Uno tras otro su piel va volviéndose morada, se debilitan, y mueren. Conan sigue el mismo proceso, y la plaga se extiende por la ciudad. Los brujos hiperbóreos, por su parte, avanzan tras la plaga convirtiendo los cadáveres en zombis, que a su vez se encargan de matar a los que aún la resisten.
Conan no está en condiciones de pelear, y Hobb no es muy dado a hacerlo. Ambos buscan refugio en los edificios del pueblo mientras los zombis se apoderan de las calles.
Hobb no parece afectado por la plaga, y Conan supone que pudiera ser por la afición de este a comer carne
cruda. Mientras los zombis asedian la taberna en la que se han
refugiado junto con la tabernera que delató a Conan, este engulle algunos trozos de
carne cruda, viendo como la plaga púrpura que estaba infectándole remite.
Los brujos hyperbóreos han reanimado también a los seis esqueletos guardianes de las ruinas de Lanjau, notando que son poderosos muertos vivientes, y pensando que podrán ponerlos a su servicio.
Al principio estos sirven a los brujos, pero cuando se encuentran con Conan y reconocen en él al ladrón de su reliquia, retoman su antigua misión. Matan a los brujos, que siguen tratando de controlarlos, y se centran en vengarse de Conan.
La serpiente de jade ha sido conservada en la taberna como curiosidad durante estos once
años, por lo que Conan la lleva de regreso hasta las ruinas de Lanjau y la lanza por un grieta en el suelo. Obsesionados con la reliquia, los esqueletos se lanzan por la grieta tras ella. Así queda cerrada la trama de la serpiente de
jade y sus eternos guardianes, que se inició en el nº 8.
Los números 193 y 194 dejan patente que los brujos de Hyperbórea están tratando de extender su poder más allá de sus fronteras, usando como armas no solo muertos vivientes, sino enfermedades como la plaga púrpura. El brujo solitario y el pequeño grupo de zombis con el que Conan se encontró en el nº 190, era solo una avanzadilla. En realidad, todos esos sucesos forman parte de una trama mayor, que comentaremos cuando llegue el momento de desvelarla.
Editado 7-12-2023: esta reseña se escribió en una época en la que no contábamos con todos los comics de Conan el Bárbaro y nos pareció mejor comentar juntas estas historias por estar relacionadas. Ahora que sí los tenemos y estamos reseñando los comics en orden, agrupar estas historias así en lugar de cronológicamente resulta más confuso, y tenemos intención de reescribir todo esto en algún momento. Por ahora, la siguiente aventura reseñada será la que continúa directamente el nº 8, que podéis ver pulsando aquí. ¡Disculpen las molestias! 😅
The Keepers of the Krypt. 1971. Roy Thomas (guion) Barry Smith (dibujo). Conan el Bárbaro nº 8. Publicado en 1998 por Comics Forum.
The Dead of the Living Night. 1991. Roy Thomas (guion) Mike Docherty (dibujo). Conan el Bárbaro nº 190. Publicado en 1992 por Comics Forum.
The Priests of the Purple Plague & Blood and Bones. 1992. Roy Thomas (guion) Mike Docherty (dibujo). Conan el Bárbaro nº 193 & 194. Publicado en 1993 por Comics Forum.
No he podido evitar acordarme del meme ese de:
ResponderEliminarX: Es difícil levantar a una familia.
Nigromante: No tanto si están enterrados juntos...
X:¿Qué?
Nigromante: ¿Qué?
😂😂😂
Ese no me lo sabía 😄
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