LA COLECCIÓN DE FIERAS
¡Hola raros!
Las arañas gigantes forman parte del repertorio de monstruos del primer Resident Evil, y han aparecido también en varias entregas posteriores. En RE1 las encontrábamos paseándose alegremente en el anexo de la mansión Spencer conocido como Cabaña del Guarda, donde también nos encontrábamos con las abejas mutantes. Opino que fue un muy buen detalle haber situado a las arañas tejedoras cerca de donde anidan los insectos voladores. Eso es lo que se llama ecología de dungeon: repartir de forma lógica a los monstruos de un área atendiendo a sus costumbres o necesidades, en este caso, alimentarias.
Estos enemigos no
eran particularmente peligrosos (su resistencia solo era un poco mayor que
la de un zombi, el enemigo básico del juego) pero sí eran mucho más molestos. El RE1
es el único que no tenía un sistema de apuntado automático (como lo tendrían el RE2 y RE3) o un punto de mira en pantalla (que sería lo habitual a partir del RE4). Y las
arañas, a diferencia de la mayoría de adversarios, podían desplazarse por el
techo y las paredes además de por el suelo. La falta de un sistema de puntería, unido a los ángulos de cámara fijos, hacía que en ocasiones fuera muy difícil acertarle a las arañas cuando no se encontraban en el suelo. Lo mismo puede decirse de cuervos y
abejas mutantes que iban revoloteando de un lado a otro, pero estos tenían una
resistencia mínima. Bastaba acertarles una sola vez para acabar con ellos mientras que las arañas aguantaban mucho más.
Eran también uno de los pocos monstruos que contaban con un ataque
a distancia, pudiendo escupir chorros de líquido y dañarte sin necesidad de avanzar directamente hacia ti para ponerte fácil lo de apuntarles. El impacto inicial no era muy dañino de por sí, pero te dejaba
envenenado. Esto a menudo te obliga a retroceder a los baúles en busca de un
antídoto si no lo llevabas encima, en ese infernal inventario personal limitado
a seis artículos.
Además de su
movimiento todoterreno y su ataque venenoso a distancia, guardaban una última
sorpresa. Las arañas gigantes son uno de los pocos monstruos de Resident Evil con capacidad de
reproducción natural, ya que a pesar de su mutación siguen pudiendo gestar y poner huevos. Esto las hace muy peligrosas a nivel de trasfondo, ya que pueden crear otras criaturas como ellas sin que su crecimiento numérico esté limitado a la cantidad organismos huéspedes presentes, como ocurre con los zombis o Las Plagas. En el juego veíamos esto cuando las matábamos, y una docena de pequeñas arañitas
brotaban de su abdomen corriendo en todas direcciones, subiéndose al personaje
y picándole por el mero instinto de buscar comida.
La figura tiene
unos 9 cm de longitud y carece de puntos de articulación. Sí tiene en cambio un
resorte de acción para representar la característica de las arañitas. La parte
central de la cabeza es un botón que al pulsarlo abre de golpe el abdomen y
dispara un mecanismo tipo catapulta que hay en su interior. Venía
acompañada de dos piezas de goma blanda que representaban hilachas de tela con
pequeñas arañas pululando en ellas, para colocarlas dentro del abdomen y que
salieran disparadas al accionar el mecanismo.
Esta araña se vendía en un blíster doble, junto con la figura de Jill Valentine. Y hablando de arañas, aunque matarlas en los videojuegos está bien, pensad que a las que tenéis por casa no les interesáis ni vosotros ni vuestra comida, por lo que nunca van a ir a molestaros, ni se van a revolcar por vuestro almuerzo, ni van a pasarse el día zumbando alrededor de vuestra cabeza. Al contrario, las arañas domésticas nos libran cada año de montones de moscas y mosquitos que sí van a estar pendientes de ver cuando pueden lanzarse a por nosotros o nuestros alimentos. Puede que las arañas suelan hacer el papel de enemigas en la ficción, pero la mayoría hacen el papel de aliadas en la vida real 🕷❤ Permitid que formen parte de vuestra ecología de dungeon particular.
Puedes ver otra figura de esta colección pulsando aquí.
Web Spinner. Resident Evil 2. Toy Biz. Presentado en blíster. Sin articulaciones (una acción). 1998.
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