DECIMOTERCER RETO ESCRITUBRE 2021: POESÍA

    Presentado por...Zag.

¡Extra! ¡Extra! ¡Ya se ha publicado el Decimotercer Reto Escritubre y...! ¡Cielos! ¡Esta vez es un artículo de opinión sobre la poesía! No nos lo esperábamos, y la verdad es que la poesía no es un campo en el que nos movamos mucho, pero intentaremos explicarnos.

RETO 13: ¿Cuál es tu definición personal de poesía? Muchas veces nuestra idea al respecto nace de estereotipos o de ignorancia pura, así que vale la pena escuchar al respecto y reflexionar.

En principio, pienso que la poesía es un texto cuya intención es centrarse en transmitir de la forma más directa y clara posible sentimientos, más que sucesos. "Volverán las oscuras golondrinas / en tu balcón sus nidos a colgar" expresa el sincero anhelo de volver a verlas, más que informarnos que, obedeciendo al imperativo biológico de las migraciones estacionales, lo más probable es que esas aves vuelvan a dejarse ver como en años anteriores. Igualmente,  la poesía puede ser una forma de jugar con las palabras, exprimirlas, retorcerlas. y combinarlas de modos insólitos e inesperados para buscar todo su potencial de generar sorpresa o humor.

Pero también la propia métrica de la poesía debe respetarse. Hoy en día lo más normal es la “poesía libre”, que es simplemente que el autor corte las frases por donde le parezca y las ponga una a continuación de otra, centradas en la página, y eso ya es poesía, porque es lo que el autor considera poesía.

Bien, es un punto de vista. No lo comparto, pero lo respeto. Pienso que escribir exactamente igual que si lo hiciera en prosa, pero cortando las frases arbitrariamente, no es poesía por el mismo motivo que lanzar dos manchurrones de pintura sobre un lienzo, sin que sea posible distinguir nada concreto, no es arte. Cada uno puede tener su propia concepción del arte, pero desde mi punto de vista, para que algo pueda ser considerado como arte, debe tener un esfuerzo detrás. Y dar brochazos al azar en un lienzo, o pegar con cinta adhesiva un plátano a la pared, desde mi punto de vista, no tiene detrás ningún tipo de esfuerzo ni talento. Algo que podría hacer literalmente cualquiera que tenga brazos funcionales, no hay razón para exhibirlo en un museo.

Y con la poesía pasa lo mismo. Si no se respeta la métrica propia de cada tipo de poema, si lo reducimos todo a la “poesía libre” (puede que no sea el término exacto, porque no se mucho de esto, pero ya me entendéis) con cada uno cortando las frases donde quiera, sin respetar la métrica, le quita la mayor parte del mérito a lo que queda. Es la misma diferencia que hay entre pintar Las Meninas o lanzar un cubo de pintura abierto contra un lienzo y dejarlo secar. O entre esculpir el David de Miguel Ángel y pegar un plátano a una pared. O entre tocar un concierto a piano y agitar una lata de alubias con piedrecitas dentro. 

Sin verdadero esfuerzo, no hay arte. Y (siempre desde la opinión personal), saltándose toda la parte de la métrica a la hora de escribir poesía (que es básicamente lo mismo que saltarse las reglas ortográficas a la hora de escribir cualquier texto) lo que queda es solo prosa mal cortada, más que verso.

Es precisamente el que esas reglas de métrica existan y sean estrictas, lo que convierte a la poesía en un arte, porque además de tratar de transmitir algo, has de cuidar de hacerlo de la forma correcta.

Los haikús, por ejemplo, son la más conocida de las formas de poesía japonesa. Los haikús son de temática libre, aunque los temas más recurrentes son la belleza y la muerte. Pero, además, un haikú debe estar formado por exactamente diecisiete sílabas, divididas en tres frases cortas (o una compuesta) que no tienen por qué rimar necesariamente, aunque pueden hacerlo. La primera y la tercera deben contener cinco sílabas entre todas sus palabras, y la segunda siete, siempre refiriéndonos al idioma en el que fueron originalmente escritos. Si no se cumple esa métrica, no es un haikú, aunque suene como tal. Pongo como ejemplo dos haikús propios inspirados en un combate del juego de estrategia Battletech, librado hace varias décadas, en el que un malvado se ensañó con mi indefensa infantería.

Cañón de fusión

conviertes al soldado

en verde vapor.

Esto sí se considera un haikú porque sigue la norma de 5-7-5, mientras que este otro...

La gatling aúlla.

Siega a los hombres.

Sus vidas apaga.

…este otro no sería un haikú porque aun teniendo la temática clásica de la muerte, y componiéndose de tres frases, y totalizando diecisiete sílabas, y “sonando” parecido a un haikú, su métrica es 5-6-6. Si recitáramos este “haikú” en el funeral de los valientes soldados de la Casa Kurita que cayeron bajo el fuego de la gatling, sus familiares vivos y sus antepasados montarían en cólera.

Del mismo modo, si algún día nos encontramos en la tesitura de que nuestra supervivencia dependa de ser capaces de escribir un limerik (¡cosas más raras han pasado!) deberemos escribir una poesía de genero humorístico con toques obscenos compuesta con cinco versos que rimen, concretamente, el primero con el segundo y el quinto, y el tercero con el cuarto. Si no se cumplen estas condiciones, no es limerik.

Y básicamente mi opinión sobre lo que es y no es poesía sería esa: no solo hay que respetar la temática e intencionalidad, sino la métrica propia. Igual que si pretendemos pintar un grafiti, hay que hacerlo usando únicamente spray de pintura pulverizada, porque hacerle retoques con una brocha usando pintura líquida para definirlo mejor, ya lo convierte en otra cosa.