MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

martes, 25 de enero de 2022

EL ORDENADOR… ¡QUE HORROR!

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                       

                                             Presentado por… el profesor Plot.



Saludos, pacientes lectores.

Retomamos al fin la emisión, aunque lo hacemos sin mucho ánimo debido a que una de nuestras gatitas lleva un par de días desaparecida. Intentaremos que no se nos note demasiado, porque después de todo, tenemos un Planeta que sacar adelante. 

(28-1-22. Editado. Al final recuperamos la gata 😍😸).

Estuvimos una semana sin publicar porque nuestro Supervisor General es medio terrícola e insiste en emplear primitivos ordenadores en lugar de cascos de transmisión directa de pensamiento o cristales de datos. Para conmemorar la exitosa reparación del chufo PC con el que preparamos nuestros informes para todo el universo, hoy reseñamos este tebeo del gran Ibáñez, que nos queda que ni pintado al caso.

Tras un breve repaso a las bondades del ordenador tanto para beneficio de la sociedad en general como a nivel personal del propio Ibáñez, el Superintendente encarga a Mortadelo y Filemón una nueva misión. Naturalmente, estará relacionada con estos útiles artefactos, que hay que modernizarse de vez en cuando. 

Un nuevo virus informático se está extendiendo entre los ordenadores personales de los dirigentes mundiales. Este virus no ataca al propio ordenador si no al usuario, mediante un rayo que es proyectado desde la pantalla hacia la persona que se encuentre ante esta, provocando mutaciones aleatorias. Afortunadamente el profesor Bacterio ha preparado un antídoto para las mutaciones en forma de supositorios, que Mortadelo y Filemón deberán administrar a los afectados para devolverlos a la normalidad o (según el caso) para dejarlos igual de anormales que como estaban antes de ser afectados por el virus.

Su primer paciente es el presidente de Francia, Jacques Chirac. Al ser afectado por el virus se reduce a un tamaño diminuto, con lo que tendremos una serie de gags al estilo de El caso de los señores pequeñitos, que nunca cansan.

A continuación, le toca el turno a Gerhard Schröder, el canciller alemán, al que el virus ha hinchado como un globo haciéndole flotar de un lado a otro como el Hindenburg, y terminar igual de mal.

El tercer afectado es George Bush. En su caso, el virus le hace emitir unos efluvios que impulsan a todo aquel que le huele a tratar de matarlo. Filemón sale especialmente malparado en este capítulo, sufriendo él los efectos de todos los atentados que se preparan contra el presidente… incluido el que prepara él mismo cuando también huele los efluvios esos.

Por último, José María Aznar, el presidente español, también recibe el virus en su ordenador y en teoría resulta afectado. No está muy claro, ya que al parecer el efecto que le provoca el virus es que todas sus previsiones y promesas electorales se cumplan al revés, y eso es algo frecuente entre la clase política. También el Super recibe el virus, pero en su caso este afecta a Ofelia, que era la más cercana a la pantalla en ese momento. El rayo mutador rebota en sus parachoques delanteros y es enviado de vuelta al remitente, que resulta no ser otro que Fidel Castro.

Esta es una de sus pocas aventuras que terminan bien, sin una persecución, hospitalización o encarcelación general... aunque al final vemos brotar de la pantalla del ordenador una especie de crustáceo chultuniano que queda suelto por el edificio de la TIA... 

Otro tebeo de Mortadelo y Filemón pulsando aquí.

El ordenador… ¡qué horror! 2001. Francisco Ibáñez Talavera (guion y dibujo). Publicado en 2002 por Ediciones B / Grupo Z.

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