EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
En el tercer libro de la colección nos alejamos del familiar entorno urbano para acompañar a Max a un campamento de verano, al tiempo que los monstruos acuden a un hotel cercano a este para sustituir a su recientemente desaparecido fantasma.
La compañía de alquiler de monstruos fundada por Max recibe un encargo del hotel La Tumba. El antiguo dueño del hotel murió recientemente, dejando este a sus dos hijos. Solo Huberto, el menor de estos, se está esforzando en mantener vivo el negocio. El padre de ambos, sin embargo, dejó una cláusula especial en el testamento. Escondió un objeto muy valioso en alguna parte del hotel, y tanto ese objeto como el propio edificio pasará a ser propiedad exclusiva de aquel de los hermanos que lo encuentre.
Desde el día en que Huberto se hizo cargo del hotel, se han estado escuchando golpes a media noche. Lejos de alejar a los clientes, esto ha servido de reclamo, porque los inquilinos y el propio Huberto han dado por supuesto que los golpes los daba el fantasma de su padre. ¡Un hotel encantado! Pero recientemente los golpes han cesado. El fantasma se ha marchado, o se ha cansado de hacerse notar, y los clientes empiezan a aburrirse. Es por ello que Humberto contrata a los monstruos para que sustituyan al fantasma desaparecido y mantener su clientela.
Entre tanto, Max está “disfrutando” de sus propias vacaciones en el campamento de verano. La estancia le sirve para aprender al fin una de las grandes verdades de la vida: que nunca hay que respetar a un adulto solo por cosas como su edad o su trabajo, sino por sus acciones. Los monitores del campamento son tan estúpidos y mala gente como los compañeros que le han tocado, y le echan la culpa incluso de las consecuencias colaterales de las bromas pesadas que le gastan
Afortunadamente para Max, una intensa lluvia inunda el campamento hasta tal punto que los monitores deciden trasladarse, con todos los chavales, al hotel La Tumba. Una vez allí los monstruos echan una mano a Max con los abusones. Este, por su parte, descubre que el monitor del campamento es el hermano mayor de Huberto, lo que le lleva también a deducir lo ocurrido con el fantasma desaparecido.
Para que no nos olvidemos de ellos, Karla y su ayudante Adonis vuelven a hacer otro torpe intento de atrapar a los monstruos, y terminan huyendo del hotel cubiertos de pintura y plumas, como los tahúres del viejo oeste. Por el momento siguen siendo un simple recurso cómico menor, pero espero que en algún momento hagan algo relevante.
Puedes ver el siguiente libro de la saga pulsando aquí.
Alle Monster ferien im spukhotel. 1994. Thomas Brezina (texto) Bernhard Förth (ilustraciones). Todos mis monstruos nº 3. Publicado en 1999 por Círculo de Lectores S.A.
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