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lunes, 26 de septiembre de 2022

DESESPERACIÓN

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                  ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              RETOS LITERARIOS 2022

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Para el punto “un libro que haya ganado un premio” de nuestro Reto Literario 2022, he escogido Desesperación, de Stephen King, ganador del premio Locus de 1997 a la mejor novela de terror. Está relacionado con Posesión, otro libro de King. Se da a entender que ambas historias tienen lugar en realidades paralelas, similares pero no iguales, y lo que está ocurriendo en cada una influye en lo que ocurre en la otra. Hay también referencias menores a otras obras de King, como Apocalipsis, El retrato de Rose Madder y La Torre Oscura.

Desesperación es una pequeña localidad minera en pleno desierto de Nevada. Una entidad prehistórica atrapada en las profundidades de la tierra ha sido liberada recientemente, y se ha apoderado del lugar. Varias personas que circulan por las inmediaciones del pueblo son detenidas por un policía local, que se ha convertido en el avatar de Tak, el antiguo dios del mal que ahora domina Desesperación.   

Al principio, antes de que se nos cuente toda la trama de Tak, el policía se nos presenta como un psicópata. Todo indica que se trata de un asesino desquiciado, quizá con doble personalidad, que alterna estados de absoluta normalidad con estallidos de ira o brotes de crueldad extrema. No parece tener ningún plan, y simplemente captura o mata a la gente guiado por el mero capricho del momento. Le gusta jugar con la gente, representando su papel de policía, fingiendo que les está multando o interesándose por hacia donde se dirigen, pero lo hace como quien lucha por contener la risa mientras engaña a alguien o se burla de una persona sin que esta se dé cuenta. Siempre llega un momento en el que empieza a desvariar, y es cuando comprendemos que hay algo terriblemente mal en él, que va mucho más allá que la simple demencia.

Aquellos a los que detiene son encerrados en la comisaría de Desesperación. El lugar se halla casi despoblado, puesto que el policía ha matado ya a prácticamente todos sus habitantes. Entre los que terminan en las celdas está David, un niño de once años que ha tenido un reciente despertar religioso, y que será nuestro protagonista principal. O al menos, el más importante. 

Algo que las películas que se hacen sobre su obra no suelen reflejar, pero es posible ver más claramente en algunos de sus libros, es que King es fervorosamente cristiano. Esto le suele chocar mucho a la gente cuando se enteran de ello, porque King es conocido por sus historias particularmente horribles, el ambiente escabroso e insano que crea, el sadismo desmedido de muchos de sus personajes, etc. Pero una de las cosas buenas que tiene King como escritor, es que no permite que sus creencias influyan demasiado en su obra. 

Sabiendo la enorme difusión que tienen sus libros y los millones de personas que los leen cada año, no aprovecha esta circunstancia para meter con calzador en ellos sus creencias personales de forma machacona. Desesperación es, al igual que Apocalipsis, una de las pocas excepciones en las que deja entrever esto, recreando directamente una lucha entre el Dios cristiano y un dios del mal, a través de avatares escogidos por estos.

En el caso de David, se volvió cristiano después de ver como un amigo suyo, en coma tras un accidente, se recuperaba de un modo que los médicos calificaron como milagroso. Su familia no es creyente, pero a su padre no le molesta que David lo sea y a su madre, aunque le resulta desagradable, lo tolera. Cuando su amigo tuvo el accidente y quedó en coma, David rezó espontáneamente por primera vez en su vida, pidiéndole a Dios que lo salvara y ofreciéndose, a cambio, a quedar a su disposición. Y sabiendo esto, es legítimo preguntarnos si Dios le tomó la palabra y estuvo moviendo hilos para que su familia terminara circulando por esa carretera justo en el momento en que el policía estaba al acecho, porque necesitaba en Desesperación a un verdadero creyente a través del cual manifestarse para combatir a Tak. 

En El Planeta del Espacio somos agnósticos, porque pensamos que, del mismo modo que no es posible demostrar la existencia de los dioses, tampoco es posible demostrar su inexistencia. Tanto creer como no creer en ellos es simplemente una cuestión de fe, ya que tener fe consiste en, literalmente, creer sin pruebas. Esa es la gran diferencia ente el ateo y el agnóstico, que mucha gente confunde: el ateo decide (por fe) no creer en Dios así como el creyente decide (por fe) sí creer en él. El agnóstico, que se guía por el conocimiento en lugar de por la fe, admite que ignora si Dios existe o no.

Pero aquí nos gusta la mitología del mismo modo que nos gusta la historia y las leyendas, puesto que las religiones son de algún modo el punto de unión de ambas. Y de todas las religiones que conocemos, la egipcia y la cristiana son en las que el bien y el mal están más claramente diferenciados, y las que más inciden en el enfrentamiento eterno entre ambas fuerzas.

Con la llegada de David a Desesperación, el pueblo se convierte en el escenario de una batalla entre Tak y Dios. El primero tiene un dominio absoluto sobre todos los seres del desierto: cuervos, coyotes, ratas, serpientes, arañas, escorpiones, pumas… y también puede tomar el control directo de un humano, pero solo de uno a la vez. Este control, además, es sumamente destructivo. Aumenta enormemente la fuerza, crueldad y hasta la altura y corpulencia del afectado, pero también le produce desgarros y hemorragias internas que terminan por descomponerlo en vida en pocos días. Esto obliga a Tak a cambiar regularmente de recipiente, y es el motivo por el que mantiene a un grupo de prisioneros como cuerpos de reemplazo.  

Por otro lado, Dios tiene sobre el tablero a David y el resto de desafortunados viajeros. Aunque David solo es aún es un niño, los otros van dándose cuenta poco a poco que tiene las ideas muy claras, una enorme fuerza de voluntad, y algo más. Parece tener también un plan. Sin pretenderlo y sin que nadie sea totalmente consciente de ello, David termina convirtiéndose en el líder del grupo. Logran escaparse de las celdas aprovechando una ausencia del policía, se hacen con cuantas armas pueden cargar del arsenal de la comisaría, y tratan de abandonar vivos el pueblo infestado de alimañas. 

Sin embargo, la presencia de una fuerza decididamente sobrenatural y maligna en el lugar se va haciendo cada vez más evidente. Cuando todos llegan a esta conclusión, David convence a los demás que tratar de acabar con el creciente poder de Tak es más importante que salir con vida del pueblo. Aunque hay quejas y protestas, para ese momento la mayor parte de los que quedan vivos confían lo suficiente en David para secundarle en sus planes, sean los que sean. 

Podemos ver además que hay una conexión real entre él y Dios en un pasaje en el que se esconden en un edificio, buscando algo que comer y un lugar seguro en el que descansar. Solo encuentran una bolsa con medio paquete de galletas saladas y unas pocas latas de sardinas, que David comienza a repartir entre el grupo. Y aunque todos están pensando en otras cosas, uno de los supervivientes se da cuenta que por muchas galletas y sardinas que David reparte, la cantidad de estas no parece disminuir, como queriendo hacer un paralelismo con la multiplicación de los panes y los peces. Hay otros detalles, como que el único móvil del que disponen solo tenga cobertura cuando está en manos de David, y la pierda cuando este lo suelta, como diciéndoles a todos que hay alguien dispuesto a escuchar al chico. Otra referencia, quizá la más evidente, es que el chaval se llama David y el cuerpo que ocupa la entidad al inicio de la historia se nos describe como un hombre enorme, gigantesco, un Goliat, podría decirse. 

El origen del mal resulta estar en las profundidades de la mina local. Al excavar una galería, los mineros despertaron a algo que llevaba mucho tiempo aletargado y enterrado. Comunicaron la galería con Can De Lach, el mundo de los seres sin forma. Tak no es un ser único, solo el primero que ha logrado pasar a nuestro mundo de una raza de ellos. Por el momento el resto permanece en la mina, pero cuando se les hayan sacrificado un mayor número de vidas quedarán libres en el mundo. La única forma de impedir esto, es que David y sus seguidores traten de volver a sepultar el pasaje hacia Can De Lach bajo cientos de toneladas de roca. 

Estos “seguidores” de David de los que hablo son personajes completos y magníficamente construidos por el autor. No son solo nombres puestos ahí para absorber bajas o hacer bulto. Cada uno tiene su historia, todas ellas están muy bien detalladas, y dan lugar a personajes interesantes y creíbles, a los que llegas a cogerles simpatía, y cuyas muertes lamentas.

En el fondo es una de esas historias en que un grupo de personas comunes se ven obligados a convertirse en guerreros para sobrevivir, y unos completos desconocidos se transforman en hermanos por las circunstancias. Sería una buena historia incluso sin la trama sobrenatural, si el policía fuera un vulgar psicópata y todo el asunto de la entidad maligna que le posee estuviera solo en su cabeza. El convertirla en una batalla entre dioses no es lo que la hace interesante, pero sí la hace más épica.

Y para seguir con el reto, pasamos de un maestro del terror a otro para nuestra próxima lectura, que será Horror en el cementerio, de H. P. Lovecraft.

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

Desperation. 1996. Stephen King (texto) Mark Ryden (portada). Publicado en 1996 por Plaza & Janes Editores.

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