MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

viernes, 21 de junio de 2024

MONSTRUOS ROBOTS

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Este es un bolsilibro que empecé a leer muy ilusionado, por el título. Sinceramente, me parece un título genial. Hay veces que lo único que te apetece es una historia en la que salgan monstruos o robots, y esta parecía prometer ambas cosas, por separado o combinadas… pero no. Los "monstruos robots" a los que hace referencia el título son personas que han sido engañadas por una especie de secta para que se unan a ellos, y que ahora los controlan totalmente con unos dispositivos electrónicos. 

Es una historia más al estilo de las primeras de James Bond, con agentes secretos y organizaciones criminales de alcance mundial que emplean exagerados gadgets tecnológicos, que una verdadera trama de ciencia ficción tal como se entiende comúnmente este término. Es el segundo bolsilibro que comentamos de María Luisa Vidal Alonso, que escribía bajo el seudónimo de J. Chandley

El protagonista es Robert Gold, un agente secreto del gobierno al que le encargan investigar una serie de extraños atentados. Se han dado varios casos de personas jóvenes sin relación aparente entre ellas que han llevado a cabo actos públicos de extrema violencia, tras los cuales han ardido hasta calcinarse en cuestión de segundos. El planteamiento inicial no me parece malo, pero el desarrollo es otra cosa.

Para empezar, está escrito de forma muy descuidada. Hay información relevante que te la dan de pronto, como si se le hubiese ocurrido sobre la marcha y la hubiese introducido en la historia justo a continuación de lo que estaba escribiendo en ese momento, en lugar de buscar un buen punto en el que hacerla encajar o revelarla de una forma más natural. Hay también incongruencias enormes, como unas chicas que pasan de ser unas completas desconocidas de Gold a decírsenos más adelante que en realidad ya las conocía desde hace años y luego que eran agentes de la misma organización que él. Hay un flashback tan mal integrado en el texto que lo estaba leyendo y no tenía claro si era algo que Gold estaba recordando o algo que le estaba ocurriendo en ese mismo momento, y cosas así. Los diálogos y el vocabulario que emplean los personajes parecen muy forzado, y en general el texto, por la forma en la que está redactado, me ha desconcertado y aburrido a partes iguales.

Sobre la historia no me voy a extender mucho, porque confieso que no me ha enganchado. Básicamente, lo único que parecen tener en común algunas de las victimas es que se sabe que acudían asiduamente a un local de moda llamado Steel Club. Gold se dirige hacia el club y liga con una chica llamada Helen, que instantáneamente le propone unirse a una organización criminal secreta de alcance mundial que le proporcionará poder, lujos y riquezas. Típico tema de conversación cuando recién acabas de conocer a alguien, vaya.

Helen es la reclutadora de esta organización, que coloca una gruesa pulsera tipo grillete tecnológico en la mano de aquellos que se les unen. Esta pulsera permite a su líder, la misteriosa Gran Belia, controlar mentalmente a sus servidores, y también desintegrarlos. La desintegración se produce igualmente si se quitan la pulsera. Los hombres son empleados como trabajadores y tropas suicidas, y las mujeres como guardianas de las instalaciones. Unos y otros visten diversos modelitos de trajes tipo mono o malla (según lo curvilíneos que sean) de colores vivos y metalizados, tal como corresponde a una organización de villanos de ínfulas futuristas de los años setenta.

Gold se infiltra en esta organización y le roba el traje y la pulsera a uno de los hombres (que se fosfatina al quitársela), para pasar desapercibido en las instalaciones. Se dedica a ir saboteando sus operaciones desde dentro, ya que nadie le descubre durante una larga temporada. También encuentra la forma de estropear los brazaletes, liberando de este modo a los hombres y parte de las mujeres. Al parecer la otra parte de estas servía a Gran Belia voluntariamente. Cuando ha liberado a la mayoría, estos organizan una revuelta que termina con la organización.

La Gran Belia muere mientras huye, al estrellarse y explotar su coche, y Helen ya había muerto antes de eso cuando el escritorio de su despacho estalla… no tengo muy claro por qué. Es posible que sea la Gran Belia quien lo hace estallar, porque aun siendo la líder de la organización y su segunda al mando, se llevaban a matar. El caso es que Gold desarticula toda la organización (cuyos objetivos globales tampoco llego a tener claros) y se compromete con una de las chicas rescatadas. Y poco más que decir sobre este bolsilibro, a pesar que es de los que se hicieron antes que el numero de páginas se estandarizara a 94 y llega a las 125. Pero ese volumen de páginas extra, más que detallar la historia o desarrollarla lo que hace es alargarla innecesariamente. 

De hecho, lo que más destacaría de este bolsilibro, lo que más me ha llamado la atención, es la publicidad que incluye. Por un lado, se nos anuncia como novedad la Selección Terror de Bruguera, que en mi opinión fue lo mejor que nos dio la época dorada del bolsilibro. Por otra, vemos este concurso en el que podemos participar en un sorteo con un premio a elegir, entre un millón de pesetas o un piso y un coche. 

Un millón de pesetas, ajustando la inflación (cuyo promedio anual entre 1973 y el 2020 fue del 6,14%) tenían 1973 el mismo poder adquisitivo que aproximadamente 99.000 euros actuales. Esto me ha llamado la atención porque, como uno de esos individuos que pertenecen a la generación que vivieron ya de adultos el paso de la peseta al euro, seguía con la idea de que un millón de pesetas equivalía a poco más de 6.000 euros, que es el cambio que había en ese momento. Pensar que con un sorteo de los bolsilibros se podía llegar a ganar un premio con un valor, para la época, equivalente a 99.000 euros de hoy en día… ¡eso si que es ciencia ficción! Y es también un indicativo de la aceptación popular y lo rentables que resultaban los bolsilibros, para poder permitirse dar incentivos de esta cuantía a sus lectores. 

Puedes ver otro libro de esta autora pulsando aquí

Monstruos robots. 1973. J. Chandley [María Luísa Vidal Alonso] (texto) Alberto Pujolar (portada). La conquista del espacio nº 150. Editorial Bruguera S.A.

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