MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

lunes, 20 de marzo de 2023

EL SEÑOR DE LAS MOSCAS

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                     RETOS LITERARIOS 2023

Presentado por... el profesor Plot.

Saludos, ávidos lectores. 

Para el punto "un libro ganador del Premio Booker Internacional" de nuestro Reto Literario 2023hemos escogido El señor de las moscas, de William Golding. 

Es la historia de unos treinta niños, todos varones de entre seis y doce años, que se encuentran en una isla tropical deshabitada. Por sus conversaciones, nos enteramos que está teniendo lugar una guerra nuclear. Todos los niños son alumnos de una misma escuela, a los que metieron apresuradamente en un pequeño avión de evacuación en lo que parece un intento desesperado de salvar a la mayor parte de la población ante un bombardeo atómico inminente. 

El avión fue atacado en vuelo (no se nos especifica por quién) y el piloto consiguió hacerlo llegar hasta esa isla para no estrellarse en pleno mar. Al parecer la parte del pasaje en la que iban los niños quedó relativamente intacta y estos sobrevivieron, mientras que la parte de la cabina en la que iban los pilotos quedó destruida y todos los adultos murieron. Los niños abandonaron el avión y después este se deslizó por una pendiente hasta el mar debido a una tormenta torrencial. El caso es que no hay adultos con ellos, ni cuentan con los equipos o provisiones que pudiera contener el avión, ni tan sólo pueden emplear su estructura como refugio. Y como además esa isla no era su destino, nadie sabe que están allí. 

Los niños no son plenamente conscientes de su situación. Al principio aquello les parece una especie de aventura, incómoda pero emocionante. Están en una isla desierta, como en las películas de piratas, y no hay ningún adulto que les prohíba hacer cosas. No tardan en darse cuenta que tampoco hay ningún adulto que les sirva la comida ni les proteja del frio, el miedo o la oscuridad. 

Los de más edad tratan de establecer algo parecido a un sistema de leyes. Uno de ellos ha encontrado una caracola en la playa y deciden que esta irá pasando de uno a otro, y que aquel que tenga la caracola en cada momento será el que hable, pero esto no llega a funcionar. Los chavales solo prestan atención al que tiene la caracola si este les cae bien o es popular, mientras que de lo que digan los impopulares se pasa por completo, tengan o no la caracola en ese momento. 

También se forman grupitos dependiendo de cualquier cosa que puedan tener en común. Uno de los grupos queda establecido desde el principio porque todos forman parte del coro de la escuela y en el momento de evacuarlos llevaban un uniforme característico de ello, y el ir vestidos con un uniforme distinto al de los demás es motivo suficiente para que se sientan especiales. Otro grupo es el de “los peques”, los niños más pequeños. “Los peques” son inútiles para todos, porque no tienen disciplina, no se les puede poner a trabajar ni hacen caso cuando se les dice algo, pero hay que alimentarlos continuamente recolectando frutas para ellos. Ninguno de los niños mayores se molesta en aprenderse todos sus nombres ni hablar con ellos, quedando como una masa anónima de críos de los que ni tan solo tienen claro cuantos son en realidad. 

En la isla hay agua dulce, árboles frutales y cerdos salvajes. Los niños encienden una gran hoguera para mantener una columna de humo que pueda ser vista a mucha distancia, para indicar a los barcos que puedan pasar que están allí. También tratan de fabricar refugios con ramas y hojas, y algunos son designados como cazadores para tratar de matar a los cerdos. Pero para la mayoría, lo que les está ocurriendo son una especie de raras vacaciones. Se toman los trabajos con entusiasmo al principio, pero los abandonan en cuanto se aburren de ellos. 

La primera hoguera que encienden se sale de control, quemando gran parte de la vegetación de la isla y aparentemente cercando y abrasando a uno de los “peques”, al que ya nadie vuelve a ver tras el incendio. Las siguientes hogueras son abandonadas, o dejan que se apaguen. Lo mismo ocurre con los refugios. Todos participan en la construcción del primero. Cuando toca levantar el segundo los cuatro niños mayores ya se ven solos, y únicamente dos de ellos acometen la tarea de tratar de levantar un tercero.

De estos cuatro chicos, tres quieren mandar sobre el resto por el mero hecho de hacerlo. El cuarto, que es precisamente el único que razona y que podría organizar a los demás, es un chaval gordito, tímido, miope y con asma al que nadie toma en serio. Tiene cualidades de líder, pero le falta el carisma y la voluntad para serlo. El caso de los otros tres chicos es el contrario, tienen el carácter y carisma adecuados, pero carecen de ideas a largo plazo. 

Esta pequeña sociedad va sobreviviendo a trompicones durante algunas semanas. No tienen más que un par de navajitas, unas gafas que emplean como una lupa para encender fuego, y la ropa que llevan puesta, que no tarda mucho en convertirse en unos harapos llenos de rotos y mugre. Los niños se convierten rápidamente en unos pequeños trogloditas greñudos. Exploran la mayor parte de la isla y llegan a cazar a un par de los cerdos salvajes usando palos afilados, pero sus logros no pasan de ahí. Y como todas las sociedades, desarrolla sus propias leyendas. 

Al poco de llegar a la isla uno de los “peques” contó a los demás que había visto un monstruo. Dijo “serpiente” primero, “bestia” después. Los niños empezaron a especular e inventar de inmediato, y a medida que van pasando los días muchos llegan a tener la certeza que hay un monstruo terrible en la isla. El que nunca lo hayan visto claramente lo justifican con que vive en la parte de la isla que aún no han explorado. Cuando ya la han explorado, entera, la versión cambia a que el monstruo vive en el mar y en ocasiones sale de él. 

Uno de los chicos mayores se encuentra un día con el cadáver putrefacto de un adulto, cubierto de moscas, que se alza ante él como intentando atraparle. En realidad el cadáver es el de un paracaidista que sigue amarrado a su paracaídas. El viento hincha de tanto en tanto la tela del paracaídas tirando del cuerpo, haciendo que este se incorpore y se siente. El chico trata de explicarle a los demás que el monstruo no es más que eso, una mezcla de miedo y formas mal interpretadas, pero nadie le escucha. De hecho, en un intento de “aplacar al monstruo”, las cabezas de los cerdos salvajes que cazan son ensartadas en lanzas y dejadas clavadas al suelo, como una ofrenda.  

La pequeña comunidad se hace aún más pequeña cuando los cuatro niños mayores se pelean, y quedan divididos en dos grupos enfrentados, con dos de los chicos mayores al mando de cada uno. A partir de ese momento el temor al monstruo desaparece porque ya tienen enemigos, rivales, en el otro grupo de niños. Rivales tangibles e identificados contra los que dirigir su miedo y frustraciones y convertir en culpables de sus desgracias. Esta situación degenera en una guerra abierta en la que el grupo mayor se dedica a robar los pocos recursos que tiene el otro, y mata a uno de sus jefes, precisamente el chaval gordito que parecía el único capaz de razonar. Lo que sigue es simplemente una cacería en la que tratan de matar al otro jefe, aunque este ya no suponga una amenaza. 

Este último niño, abandonado por los que quedaban de su grupo, huye hasta una playa donde prácticamente se da de bruces con unos marineros. En su intento por cazarle, el grupo mayor ha prendido fuego a una masa de matorrales para obligarle a salir de donde estaba escondido, y la columna de humo de este incendio (la idea originalmente propuesta por el chico gordito) es lo que ha llamado la atención del barco. Poco a poco todos los niños supervivientes van congregándose en la playa, con su furia aplacada de golpe ante la presencia de adultos. Son rescatados, pero no sabemos a qué tipo de civilización regresan teniendo en cuenta que en un principio llegaron allí huyendo de un bombardeo atómico. Y la isla (y su “monstruo”) vuelve a quedar abandonada. 

Sabía de qué trataba el libro básicamente, pero tenía la idea preconcebida de que los niños estaban en la isla debido a un naufragio. Que el desencadenante sea una guerra nuclear ha sido algo que no me esperaba. Me ha recordado en cierto modo al grupo de niños de la tercera película de Mad Max; supervivientes de un avión estrellado que, sin la dirección de adultos, habían creado su propia sociedad y mitología, aislados y recluidos en un oasis en medio del desierto (una variación de la isla en medio del mar). 

En general interesante, aunque lo encuentro algo alargado de más. Hay varias conversaciones que consisten en dos niños repitiéndo una misma frase una y otra vez, en plan:

-Debías estar vigilando tú.

-Sí, pero me quedé dormido.

-Ya, pero te tocaba vigilar a ti.

-Tenía sueño y me dormí.

-Pues debiste vigilar mejor.

-Estaba vigilando, pero luego me dormí.

Entiendo que son niños pequeños y que no tienen mucha más capacidad de razonar que esa, y una conversación de este estilo queda bien para reflejar esto, pero reincidir en ellas me cansa como lector. 

Por lo demás bien. Me gusta la forma en la que van creando sus normas, leyes y leyendas según van surgiendo necesidades concretas. También la forma tan natural y amoral en la que empiezan a plantearse el matar a otro de ellos. Y sobre todo las descripciones de su (por llamarla de algún modo) despreocupada supervivencia, que están muy logradas.

Puedes repasar los libros ya comentados de nuestro Reto Literario de este año pulsando aquí, ir al siguiente libro escogido para continuar con el reto aquío bien leer una reseña sobre otra historia postapocalíptica con un niño como protagonista pulsando aquí

Lord of the Flies. 1954. William Golding (texto) Eva Navarro Quijano (portada). Publicado en 1999 por Unidad Editorial.

4 comentarios:

  1. Hace mucho tiempo que leí el libro pero eso de la guerra nuclear no aparece en la versión que yo leí. Los niños son alumnos de un internado, de hecho el jefe de los cazadores está en la escuela por haber robado el coche del padre. Es un detalle que comenta el niño de las gafas al otro líder como diciéndole “No te fíes de ese que la va a liar”. En la versión cinematográfica (una adaptación bastante fiel) los niños son cadetes de un internado militar. La lucha entre el orden y el caos, imagino que ya no será lectura obligatoria en el instituto.

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    1. Pues no se. Incluso si ya he leído un libro antes, lo vuelvo a leer entero para preparar una reseña y así tener el texto fresco. Este en particular no lo había leído, y aunque no se ahonda en el tema sí se habla de una guerra nuclear en varias ocasiones. Lo que no aparece en el libro que tengo es lo del coche robado. Al leer tu comentario he comprobado otra vez las tapas y prólogo del libro por si hubiera alguna mención a que era una versión adaptada o algo así, pero no indica nada de eso. Aparentemente, el que tengo es tal cual una traducción del texto original.

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    2. En el próximo email que mande voy a hablar de una lectura parecida pero mucho peor en cuanto a calidad. El argumento recuerda mucho. A ver si leo este libro, que me ha interesado.
      Saludos,
      Juan

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    3. Tengo que ponerme al día con los emails del grupo de lectura, que creo que ya llevo tres o cuatro sin responder 😅

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