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martes, 7 de marzo de 2023

LOS HOMBRES DE VENUS

  EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, luchadores del espacio.

Este es el primer título de la larga epopeya cósmica conocida como La Saga de los Aznar. Escrita por Pascual Eguídanos bajo el seudónimo George H. White, La saga de los Aznar nos narra la expansión de la humanidad por el universo a lo largo de varios milenios. Comienza en un planeta Tierra que aún no ha tenido abiertamente contacto con ninguna raza alienígena y nos lleva hasta una época en la que los terrestres están esparcidos por el vasto universo, han conocido a varias otras razas inteligentes, y lideran una lucha masiva contra la tiranía cósmica de los malvados thorbods y nahumitas. 

El protagonista va cambiando, siendo casi siempre un descendiente de Miguel Ángel Aznar, el personaje principal de las primeras novelas. A medida que estas transcurren, Miguel Ángel pasa de ser piloto de aviones convencionales a capitán de nave espacial, y de ahí a comandante de un autoplaneta; un tipo de bases móviles gigantescas, las mayores de las cuales rivalizan en tamaño con la Luna de la Tierra. 

Algunos de los Aznar nacen en la cuna de la humanidad, y otros en lejanos mundos colonizados. Algunos son alabados como héroes y otros injustamente despreciados como traidores. Algunos pertenecen a sociedades grandes y florecientes, mientras que otros crecen en pequeños mundos sin relevancia. Las historias de todos ellos y su participación en el devenir de la humanidad se nos narran a lo largo de cincuenta y nueve libros. 

En un principio, la saga, iniciada en 1953, se compuso de un total de treintaitrés títulos. En 1973, de cara a una reedición, el autor revisó toda la obra, reescribiendo algunas partes, aclarando y desarrollando varios conceptos, fusionando en un solo título dos o tres de las obras originales, y eliminando totalmente otras por ser inadaptables al nuevo canon más coherente. No contento con esto, añadió veintiséis títulos más, creando la versión definitiva, que es la que comentaremos. 

En Los hombres de Venus se nos presenta como protagonista principal a un personaje cuyos padres españoles emigraron a América cuando él tenía cinco años. Esto ya es de por sí un detalle notable. La ciencia ficción española de esta época siempre se caracterizó por contar con protagonistas americanos, y más raramente ingleses. Los libros de ciencia ficción con protagonistas españoles no se vendían, porque el público español de la época veía todo ese asunto de los viajes espaciales como algo muy lejano, muy ajeno. Un astronauta hispano “no era serio” o no resultaba creíble, y solo se recurría a ello para hacer comedia. Como el resto del mundo, los españoles aficionados a la ciencia ficción fantaseaban con héroes llamados Flash Gordon o Buck Rogers (para Luke Skywalker aún faltaban unos veinte años) y nombres como Manuel Jacinto o Juan Antonio “no sonaban” a héroe espacial.  

A pesar de escribir con seudónimo que sonara a extranjero (lo cual muchas veces era una imposición de las editoriales) Pascual tuvo la ocurrencia de llamar Miguel Ángel Aznar de Soto a su héroe, y en los primeros libros con frecuencia recalcaba expresamente su nacionalidad empleando frases como “Entonces, el español dijo” o “El español se lanzó contra ellos”. Una apuesta arriesgada que quizá en un principio le supuso menos ventas de lo esperable, pero que rápidamente el público aceptó y terminó apreciando. La saga de los Aznar fue reconocida como la mejor serie literaria de ciencia ficción europea en las EuroCon de 1978 celebradas en Bruselas, fue objeto de debates y conferencias durante cinco años consecutivos en las HispaCon, y actualmente hay un premio literario que lleva el nombre de su autor.

Esta primera novela tiene lugar completamente en la Tierra. Miguel Ángel Aznar de Soto es un piloto de combate que es reclutado por la AIO, una organización paralela a la ONU cuya sede central está en los Estados Unidos. La función de la AIO (Astral Information Office, u Oficina de Información Astral) es la de estudiar los indicios de vida extraterrestres de cara a la necesidad que pudiera haber de defenderse de ellos. En pocas palabras, es como una fusión de la OTAN y la NASA. La AIO sin embargo, dada la falta de pruebas de vida alienígena, no tiene a penas presupuesto y es vista de forma general como un grupo de raritos y fantasiosos, un departamento poco más que inútil.

A su llegada a las oficinas de la AIO, Miguel conoce a Bárbara Watt, la rubia, simpática y atolondrada secretaria del doctor Steffanson (el típico sabio neurótico y despistado al estilo del profesor Tornasol de Las aventuras de Tintín). Bárbara tiene un encantador toque de falsa ingenuidad, y desde el mismo momento en que aparece vemos claro que está destinada a ser la pareja de Miguel. Tenemos ya muchos bolsilibros leídos como para no darnos cuenta de esas cosas. 

Miguel ha sido reclutado para pilotar un avión de carga reconvertido en laboratorio móvil. Un Douglas DC-8, para los que entiendan de aviones. 

La primera y realmente única misión en la que Miguel toma parte para la AIO, es pilotar el Douglas hasta Calcuta para investigar unos indicios de presencia alienígena, llevando con él al profesor Steffanson, Bárbara, y un puñado de personas más. Allí recaban una pista que los redirige hacia el Tíbet, y Miguel se reencuentra con Arthur, un viejo amigo caído en desgracia. Arthur es también piloto y tiene entrenamiento militar, y Miguel convence al profesor Steffanson para que le permita acompañarles al Tíbet, pues resulta tener una implicación personal en el caso que están investigando. 

Como el Douglas difícilmente podría encontrar un lugar en el que aterrizar en las montañas, lo cambian por un mucho más pequeño DC-4; un hidroavión capaz de amerizar en uno de los numerosos lagos de la región, que es lo más parecido a una superficie llana a lo que pueden aspirar en la zona. 

Una vez en el Tíbet, lo que encuentran parece desmentir sus sospechas. Llegan hasta un poblado supuestamente atacado por “seres grises llegados del cielo”, y entre los restos del mismo encuentran una gran cantidad de casquillos de munición rusa, la misma que emplea el gobierno chino. Unos pocos supervivientes les hablan de como “seres grises con extrañas cabezas” descendieron del cielo “sostenidos por paraguas”. Todo parece indicar que los supuestos alienígenas eran en realidad paracaidistas con uniformes grises y máscaras de respiración.  

Sin embargo, también les dicen haber matado a tres de los atacantes y haber lanzado sus cuerpos por un barranco. El profesor va en busca de los cadáveres, y comprueba que no son humanos. Se trata de criaturas cuya descripción casa con la de los típicos "hombrecitos grises", pero de cerca de dos metros veinte de altura, y con una probóscide en medio de la cara. Una autopsia revela que su organismo es extremadamente básico. Son seres que han evolucionado hacia la simplicidad y no hacia la complejidad, capaces de sobrevivir a la destrucción de la mayor parte de sus órganos. Básicamente, solo puede matárseles dañando su cerebro o partiendo su columna vertebral.  

El grupo es a continuación capturado por bandidos mongoles, que también destruyen su hidroavión. Los mongoles resultan estar al servicio de los alienígenas, que se llaman a sí mismos los thorbod. Estos seres llevan años instalados en la Tierra, aprovechando el aislamiento de las montañas tibetanas para actuar con más libertad. Han establecido una base y regularmente una nave espacial llega a traerles suministros, renovar personal, y llevarse grupos de prisioneros humanos a su mundo, que al parecer es Venus. 

El motivo por el que Arthur se unió a la expedición fue para buscar a una antigua novia llamada Carol, que estaba implicada de algún modo en el caso. Carol se encuentra en el poblado de los mongoles, y por una serie de rocambolescas circunstancias estos creen que la mente de su antigua y anciana reina se encuentra ahora en su cabeza. Carol es por tanto su nueva reina pero también su prisionera, ya que no le permiten abandonar el lugar. 

Al enterarse que Arthur está entre los prisioneros, Carol urde con ellos un plan para escapar todos juntos de los thorbod. Su plan de escape implica apoderarse de una vieja avioneta Cessna que hay en el campamento mongol. La base thorbod cuenta entre otras instalaciones con una plataforma lanzamisiles soviética que derribaría al Cessna con facilidad en cuanto despegara, por lo que además de apoderarse de la avioneta deben sabotear la plataforma de misiles. Para acabar de redondear el asunto, la avioneta es demasiado pequeña para llevarlos a todos, aparte de tener el combustible justo para abandonar las montañas. Al menos tres de ellos deberán probar suerte haciendo el camino a pie a través de las montañas para llegar hasta la frontera china.

Arthur, Baiserad (un guía nativo que acompaña al grupo), Richard Balmer (el copiloto radarista de Miguel) y el propio Miguel, deciden quedarse para sabotear la lanzadera de misiles y el centro de mando thorbod mientras el resto se apoderan de la Cessna y huyen con ella. Esta será pilotado por Kruif, un criminal muy poco de fiar que se ha dado cuenta demasiado tarde que está sirviendo a los amos equivocados. Carol le consigue al grupo algunas armas de fuego de los mongoles y los saca de la celda, y la historia pasa a convertirse en un bolsilibro bélico en plan Comandos

Tras cumplir sus objetivos y dejar tendidos en el camino a unos cuantos thorbod, los cuatro valientes aprovechan la confusión creada para emprender el largo y penoso camino a pie a través de las gélidas montañas tibetanas, sin apenas víveres. Varios días después logran llegar hasta un poblado de cierta importancia, donde se encuentran con los que escaparon en la Cessna. Tras un interrogatorio, las autoridades chinas los dejan en libertad para no buscarse problemas con la ONU.

Una vez todo ha terminado, Miguel y Bárbara formalizan una relación que ha estado gestándose a lo largo de todo el relato. Un final clásico de bolsilibro que en realidad es solo el principio de una saga que iremos repasando poco a poco de ahora en adelante. ¿Os parece bien que reseñemos uno de los libros de la saga al mes, y así la liquidamos en apenas cinco añitos?

¡Próximamente, El planeta misterioso!

Los hombres de Venus. 1974 (reescritura del texto original de 1953). George H. White [Pascual Eguídanos]. La saga de los Aznar nº 1. Editorial Valenciana S. A. 

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