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viernes, 16 de junio de 2023

LA TRIBU DE SHALAW

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                              ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                      

                                             Presentado por… el profesor Plot.

Saludos, ávidos lectores. 

Ya hemos comentado varios bolsilibros de terror de Adam Surray, pero este es el primero de ciencia ficción, y lo encuentro bastante interesante. Es una historia de invasión alienígena un tanto peculiar, en la que los humanos somos los invasores en lugar de los invadidos. ¿O quizá no?

Shalaw es el joven hijo del jefe de una tribu primitiva. Su raza nos es descrita como bellos ejemplares de una especie alienígena análoga a la humana, que viven en un estado similar al de la Edad de Bronce. Los hombres son altos, musculosos y nervudos, y las mujeres unas hermosuras de formas voluptuosas y pieles suaves. La raza está dividida en varias tribus que reciben el nombre de las tierras que habitan, de modo que tenemos las tribus de los bosques, las de las montañas, las de las costas, las de las junglas, las de las tierras frías, etc. Todas ellas, aun con sus particularidades y diferencias, conviven en buena armonía compartiendo costumbres y festividades comunes.  

El día en que Shalaw va a contraer matrimonio con su prometida, a su poblado acuden representantes de las otras tribus cercanas a traer regalos y participar de la alegría general. Pero también llega alguien trayendo noticias terribles. Les habla a los demás de varios pueblos que han sido arrasados por extraños monstruos llegados desde el cielo, dotados de armas con un poder de destrucción jamás visto antes. Estos monstruos descienden sobre los pueblos en grupos muy pequeños, pero son capaces de arrasarlo todo, saqueando, matando y violando a mujeres y hombres antes de marcharse.

Los monstruos son en realidad los humanos, o aquello en lo que se han convertido los humanos en el lejano futuro en el que tiene lugar la historia. Los humanos han quedado reducidos (por agotamiento genético de la raza debida a la radiación, la contaminación y los alimentos adulterados) a unos seres esqueléticos de pieles verdosas, desdentados y lampiños, sin apenas desarrollo muscular. Una nave-escuela de nuevos cadetes está en la órbita del planeta de Shalaw, y se ha dado permiso a los estudiantes para descender a la superficie como una experiencia educativa más. Los cadetes se han criado en una sociedad que ha perdido todo rastro de decencia y empatía hacia otras razas tecnológicamente inferiores. Valiéndose de su avanzado armamento, están aprovechando estas visitas al planeta para atiborrarse con los alimentos de los nativos, que son fruta y carne naturales y suponen un enorme contraste con los productos sintéticos a los que están acostumbrados. También disparan contra los nativos por la pura diversión de verlos correr aterrorizados, matan sin parpadear a los que les plantan cara, y reservan algunos ejemplares para violarlos. 

Tres de estos estudiantes, Slim Kaplam, Suitz Bartlett y Erika Harper, descienden en una pequeña nave al poblado de Shalaw interrumpiendo la boda. Los guerreros del poblado, armados con lanzas, flechas y cuchillos no pueden hacer mucho contra los invasores cuando estos empuñan sus armas láser y empiezan a barrer el poblado con ellas. Tras incendiar varias cabañas y matar a los que se les oponen. Kaplam y Bartlett atrapan a un par de chicas para abusar de ellas, porque les resultan mucho más atractivas que sus propias y degeneradas hembras de cuerpos secos y atrofiados. Erika elige al propio Shalaw y lo somete con una droga que anula su voluntad para poder violarlo cómodamente. 

Tras unas cuantas horas de sexo con la momia viviente de Erika, el efecto de la droga desaparece en Shalaw y recupera el control de si mismo. Erika ha cometido el error de administrarle una dosis de la droga lo suficientemente fuerte para someter durante un par de días a un hombre de su propia raza, pero Shalaw es mucho mas fuerte y saludable que estos, y el efecto desaparece bastante antes de lo esperado. Tan pronto como se recupera, Shalaw se lanza sobre los tres humanos y valiéndose de su enorme superioridad física mata a Kaplam y Bartlett sin mucha dificultad, al pillarlos por sorpresa sin sus armas a mano. También reduce sin problemas a Erika, pero al considerar que ella es una mujer, aunque apenas lo parezca, decide que no es noble matarla. 

Erika trata de convencer a Shalaw para que la deje marchar y reunirse con los suyos, puesto que el idioma de ambas razas es lo suficientemente similar para entenderse, como si tuviesen un origen común. Pero el joven guerrero tiene otros planes para ella. Sabe que su pueblo no puede enfrentarse a los invasores con las armas con las que cuenta, y no se fía de dejarla libre por mucho que esta prometa que no habrán más ataques. En lugar de eso, la lleva ante la presencia de un misterioso oráculo o mentor de las tribus al que llaman el Padre de la Sabiduría. 

Este es un anciano que no muestra ninguna extrañeza ante las palabras de Erika cuando ella empieza a hablarle de naves espaciales, radiaciones y mutaciones generacionales. Erika sospechaba que la similitud genética e idiomática entre los humanos y los nativos de ese mundo podría deberse a que alguna nave humana perdió el rumbo y se estrelló allí algunos siglos atrás, pero el Padre de la Sabiduría le revela que la verdad es otra. 

Shalaw y los suyos no son descendientes de antiguos astronautas humanos, sino al revés. El planeta en el que se encuentran es la Tierra, el mundo natal de la humanidad, que ésta abandonó de forma masiva huyendo de la contaminación y las guerras atómicas, y cuya historia de origen terminó perdiéndose o tergiversándose con el paso del tiempo. Los musculados y bellos salvajes que conforman las tribus son los descendientes de los humanos que permanecieron en la Tierra y sobrevivieron en los refugios atómicos. La rama de la humanidad a la que pertenece Erika Harper, es la que huyó de la Tierra y se llevó su tecnología con ellos, y siguió degenerando con el paso de los siglos, abocados a una vida cada vez más artificial y desnaturalizada. 

El Padre de la Sabiduría muestra a Erika un bunker subterráneo donde aún queda un grupo de humanos autoerigido en guardianes de las tribus. Han conservado el conocimiento de la tecnología, acogiendo e instruyendo a niños pequeños de las tribus cada vez que han necesitado renovar su personal. Nunca han compartido estos conocimientos de forma general con las tribus porque su intención es permitir que la sencilla forma de vida de estas se desarrolle por si sola. Conservan la antigua tecnología para usarla si es preciso proteger esa forma de vida, pero sin revelarles nunca a las tribus en que consiste este conocimiento para evitar que se repitan los errores del pasado. El Padre de la Sabiduría, que no es más que el portavoz de este selecto grupo, muestra a Erika que el bunker incluye un silo subterráneo de misiles atómicos intacto, con el que su gente es capaz de destruir tanto la nave-escuela como las que puedan aparecer luego a buscarla. 

Algunos días después, un nutrido grupo de profesores y cadetes de la nave-escuela descienden en el poblado de Shalaw, armados hasta los dientes, en busca de los estudiantes desaparecidos. Solo Erika sale a su encuentro y les explica todo lo ocurrido, pero es demasiado tarde. La nave-escuela es destruida por un misil guiado, dejando al supuesto grupo de rescate varados para siempre en la Tierra. El Padre de la Sabiduría llega entonces y les ofrece la posibilidad de adaptarse a vivir allí, ya sea por su cuenta, alejados de las tribus pero recibiendo ayuda de estas si la necesitan, o integrándose plenamente y en paz con la población nativa. 

Erika elige vivir con las tribus, si a pesar de todo el daño que ha hecho aún se la acepta. La respuesta del líder del grupo, en cambio, es matar tanto a Erika como al Padre de la Sabiduría, dejando patente que esa rama supuestamente más avanzada de la humanidad ya está fuera de todo intento de redención. Pero sin la tecnología de la nave, enfrentados a un mundo nuevo en el que no saben desenvolverse, y sin la ayuda de las tribus autóctonas, su desaparición es mera cuestión de tiempo. Shalaw y las tribus simplemente ponen distancia, a la espera de que la propia inutilidad física y ruina moral de los invasores acabe con ellos.

¡Así que al final es una historia de invasión alienígena donde los humanos son a la vez tanto los invasores como los invadidos! Original es, desde luego. 

Puedes ver otro libro de este autor pulsando aquí.

La tribu de Shalaw. 1980. Adam Surray [José López García]. Héroes del espacio nº 29. Editorial Bruguera S.A.

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