EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, ávidos lectores.
En 1993, coincidiendo con el estreno de Jurassic Park y la ola de dinomanía que esta desató, Ibáñez aprovechó para sacar el tebeo Dinosaurios. Es claramente un producto oportunista, para aprovechar el tirón de la película, pero es también lo que todo el mundo estaba haciendo. Ibáñez siempre se movió al compás de la actualidad: hacía historias de los Juegos Olímpicos o los Mundiales de fútbol que tocaran cada año, hacía referencia a los gobernantes del momento de cada país, y daba su peculiar visión de la polémica de moda. Hacer un tebeo sobre dinosaurios en un momento en el que todo el mundo estaba hablando de dinosaurios, era lo que se esperaba de él.
No es un tebeo especialmente bueno (comparado siempre con el altísimo listón que solían tener sus obras) pero cumple su función de entretener y sacarnos alguna que otra sonrisa a duras penas contenida. Como acostumbramos a hacer con las obras de gran y añorado Ibáñez (¡Que nunca desluzca su calva!) la reseña será breve, porque su humor era visual. No es algo que se pueda explicar, simplemente hay que verlo.
Así como los ajedrecistas tienen jugadas de apertura estudiadas, Ibáñez comienza poniéndonos en materia con varias de sus aperturas clásicas: primero, un par de páginas de antecedentes históricos, en los que hace un repaso del tema a tratar desde la prehistoria a la actualidad, pasando por distintas épocas. Luego vemos como Mortadelo y Filemón reciben una citación al cuartel general de la TIA por medio de uno de los ineficaces y a menudo dañinos mensajes secretos a los que el Superintendente nos tiene acostumbrados. También tienen que lidiar con una de las infinitas y controvertidas entradas secretas al edificio… innovar está bien, pero mientras una fórmula funcione, no es necesario cambiarla.
Una vez ante el Super, este les explica que uno de los inventos del Bacterio (¡cuarta jugada de apertura ibañezca!) ha reactivado unos huevos de dinosaurio petrificados que se conservaban en un museo. Además, los dinosaurios que salen de ellos alcanzan la edad adulta instantes después de salir del cascarón. Los huevos han sido robados por la banda del Rabadillo, que ahora exige grandes cantidades de dinero a cambio de no diseminarlos por la ciudad. ¡Eso es dinoterrorismo! La misión de Mortadelo y Filemón será detener a esos dinosaurios en cuanto aparezcan… empezando por uno que anda suelto por la sede de la TIA.
Los siguientes capítulos están
dedicados a neutralizar a un dinosaurio concreto en cada uno. En algunos casos
contarán con la dificultad adicional inestimable ayuda de uno de los
inventos del Bacterio para cumplir con su misión. El último dino con el que
deben lidiar es con un tiranosaurio, y en una viñeta en la que están huyendo de
él Filemón exclama “¡Ya sé! ¡En la película decían que esos bestiajos solo
atacan cuando ven movimiento, así que quedémonos quietos”. Es una referencia
tan obvia a Jurassic Park que ni tan solo es necesario que nombren el título de
la película para saber a cuál se refiere, porque en 1993 “la película” era
Jurassic Park. A la vez, es la forma de Ibáñez de admitir sin vergüenza ninguna
que hizo este comic únicamente porque ese año la gente solo estaba comprando
cosas que tuvieran algo que ver con dinosaurios.
Esta es una de esas raras ocasiones en que una aventura de Mortadelo y Filemón termina bien, sin que provoquen ninguna catástrofe, sin acabar en prisión u hospitalizados, sin que alguien les persiga con intenciones asesinas… pero mostrándonos a un montón de monstruos al acecho, como sugiriendo una continuación que el tebeo no tuvo pero todos sabíamos que “la película” si iba a tener antes o después.
Podéis ver reseñado otro tebeo de Ibáñez pulsando aquí.
Dinosaurios. 1993. Guion y dibujo de Francisco Ibáñez Talavera. Ediciones B / Grupo Z.
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