MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

lunes, 13 de mayo de 2024

EL AGUILUCHO (nº 23 a 25). La liberación de sir Arthur

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Bienhallados, nobles caballeros y damas.

Termina aquí la trama del rescate de sir Arthur, que en realidad comenzó en el nº 13, Manada de alimañas. Esta conclusión, con los personajes ya en Tierra Santa, abarca únicamente de los nº 23 al 25.

El gran amor de Pimienta (nº 23) comienza con los personajes pasando la noche al resguardo del barco embarrancado. Irene está empeñada en casarse con Marcel, y no parece importarle tener que jugar sucio para conseguirlo. Marcel, entretanto, está meditabundo, pensando en su lejana dama Gisela. Pimienta lo ve “con cara de carnero atontado” (según sus propias palabras) y decide compartir con el joven su propia experiencia en asuntos románticos.

Lo que le cuenta, sin embargo, no parece corresponderse con los recuerdos que tiene, siendo una imagen muy edulcorada de la realidad. Termina su historia relatando como escapó literalmente del agarre de su “amada” cuando esta lo llevaba a la fuerza a la iglesia para que los casaran. Y concluye con la frase “Sí, una vez estuve enamorado, pero… ¡uff!... ¡Logré salvarme a tiempo!”, lo cual deja a Marcel aún más confuso que antes.  

Al amanecer los Cruzados abandonan el barco para reunirse con el grueso de su ejército, que está sitiando la ciudad-fortaleza de Antiacara. Por el camino son emboscados por una tropa musulmana que les ataca a distancia, y el capitán Valor ordena romper la formación y dispersarse para ofrecer un blanco más difícil. Lo normal en estos casos era abandonar los carros, pero el único que llevan es el que transporta los cofres con el oro del rescate de Sir Arthur, que está siendo conducido por Marcel y Pimienta. Cuando el líder de los emboscados ve como los carreteros azuzan a los caballos para huir con su carga en lugar de simplemente abandonarla y ponerse a salvo, deduce que deben cargar algo realmente valioso y envía a sus hombres directamente contra ellos.

Los caballos, enloquecidos, trotan desbocados hasta el campamento cristiano, pero no se detienen allí. Tiran del carro cruzando el campamento y se dirigen a toda velocidad hacia las puertas de Antiacara. Al verse incapaz de detenerlos, Marcel grita a los guardias de la fortaleza que abran las puertas (para no estrellarse contra ellas) diciéndoles que les trae el rescate de sir Arthur. Las puertas de la fortaleza se abren para ellos y tan pronto como el carro entra en la plaza los caballos son abatidos por los arqueros. Creyendo ingenuamente que alguien capaz de pedir un rescate por una persona pueda ser de fiar, Marcel se presenta como el portador del rescate de sir Arthur, y pide que éste sea liberado a cambio del oro. Naturalmente, además de quedarse con el oro el líder de los musulmanes ordena encerrarlos en las mazmorras. Tras una feroz pero corta lucha, ambos son capturados y llevados a lo que éste denomina “la sala de los muñecos”, que no es otra cosa que una cámara de torturas con numerosos cuerpos humanos colgando del techo y paredes.

Evadidos (nº 24). Los Cruzados resultaron vencedores de la emboscada del numero anterior, pero el Capitán Valor fue gravemente herido durante la misma. Él y su hija han quedado separados del resto de Cruzados durante la batalla, y son encontrados por otra patrulla al mando de un caballero llamado Alexis Ferracurt. Éste los escolta al campamento cristiano. Irene parece también interesada en Alexis, y empieza a pensar en él como su segunda opción si Marcel no cae en sus redes.

Entretanto, Marcel aguarda a ser torturado dentro de una verdadera red. Tras ahumarlos un poco, él y Pimienta son colocados en un potro de tortura para ser convenientemente estirados hasta descoyuntarlos. A su lado está el hombre que habían venido a buscar, sir Arthur, que compartirá con ellos la tortura. Mientras Marcel y sir Arthur se quejan del suplicio, Pimienta en cambio se hecha a reír, lo que desconcierta a sus no muy inteligentes atormentadores. Pimienta logra liarles para que le suelten y los reduce a golpes, demostrando tener una fuerza mucho mayor de lo que su fofo físico sugiere.  

Tras liberar al resto de prisioneros, estos organizan una huida y se abren paso entre las desprevenidas tropas de la fortaleza, recolectando armas de los guardias que derrotan. Marcel toma una antorcha y se dirige hacia las almenas con la intención de hacer una señal a los Cruzados que aguardan fuera.

La victoria del rencor (nº 25): Irene y Alexis, que se estaban poniendo romanticones junto a una de las tiendas ven la señal de Marcel en las almenas. Alexis entiende que algo inusual está ocurriendo en la fortaleza e informa a Ricardo corazón de león, que lidera la Cruzada. Este toma la determinación de atacar. Máquinas de asedio largo tiempo dormidas entran de pronto en una actividad frenética y cientos de espadas y lanzas se alzan repentinamente prestas a la batalla.  

Las puertas de Antiacara son derribadas, y el grupo de guardias que estaba ya rodeando a los prisioneros evadidos se ve rodeado a su vez por los Cruzados. La batalla se extiende a lo largo de toda la ciudad (y de todo el comic) hasta que finalmente los musulmanes son derrotados. Su líder cae desde las almenas a una muerte cierta, y los que terminan por rendirse son desarmados y perdonados. En realidad perdonar a los que se rendían era una práctica común en estos casos, y se debía más que otra cosa a la imposibilidad de alimentar a grandes masas de prisioneros.

A aquellos que se rinden se les permite partir, y los Cruzados quedan al final del día como nuevos dueños de la ciudad-fortaleza de Antiacara. Y aquí dejamos de nuevo las aventuras de Aguilucho. 

La siguiente mini saga será bastante más larga, y estará centrada en el personaje de Irene y los problemas que ésta sigue dando a Marcel. Puedes darle un vistazo pulsado aquí.  

El Aguilucho. 1959. Manuel Gago (guion y dibujo). Reeditado en 1981 por Editorial Valenciana S.A.

No hay comentarios:

Publicar un comentario