EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, comedores de espinacas.
Inspirado por la comida de hoy, que incluía espinacas, comento a continuación el nº 5 de Popeye, el marinero de la pipa y el ojo tuerto. Este lleva el título de portada Puños de hierro, e incluye las cuatro primeras partes de una historia larga que continúa en el nº 6.
El supercampeón. Popeye va de camino a casa de Rosario llevando un ramo de flores tan grande como él, pero cuando llega se lleva un tremendo chasco. Rosario parece haberse enamorado de otro hombre, un escuálido poeta llamado Feliciano Feliz. Este la ha embelesado con su aspecto delicado y lenguaje florido, y ella ya no quiere saber nada más de un rudo y vulgar marinero.
Popeye abandona furioso la casa de Rosario. Se ha contenido de golpear a Feliciano, pero ahora va derribando árboles a puñetazos hasta que se topa con Pilón. Este lo soluciona todo comiendo, así que invita a Popeye a una cantina del puerto a tomarse algo. Allí le convence de que vuelva a hablar con Rosario para aclarar el asunto. Popeye regresa, solo para oír por la ventana como Feliciano y Rosario están cada vez más acaramelados, y decide alejarse de Espinacola y hacerse a la mar, porque la mar puede matarte pero nunca te engaña. ¡En la mar las tormentas se ven venir de lejos!
Junto con Pilón y Eugenio el jeep (el extraño animal mágico que aparece ocasionalmente en sus historias) se hacen con un viejo barco y zarpan rumbo a lo desconocido.
Un bicho muy listo. Una vez ya se han alejado del puerto, Popeye empieza a preguntarse a que podrá dedicar su vida a partir de ahora. Pilón le sugiere reunir las mejores espinacas de cada puerto en el que se detengan para luego repartirlas entre los niños de Espinacola y que así tengan fuerza para afrontar el futuro que les depare la vida. Popeye se emociona con su nuevo objetivo, pero no puede quitarse de la cabeza a Rosario.
Por su parte, Rosario ya se está aburriendo de los cansinos y repetitivos versos del poeta. Las palabras son bonitas, pero el amor se demuestra con actos y el tal Feliciano parece el clásico bueno para nada.
Mientras Rosario empieza a arrepentirse de su decisión, a bordo del barco aparece Ceporro, un enorme polizón que además reclama ser mantenido y exige café y comida. Popeye acepta alimentarlo a cambio de que trabaje achicando agua de la bodega, lo cual indigna sobremanera al polizón. Ceporro se pone violento y Popeye le rebaja los humos con los puños. Aun así accede a darle algo de comer, y Pilón le entrega un barril de bacalao. Tras comerse todo el bacalao le entra tanta sed que se bebe el agua de mar filtrada que se había acumulado en la bodega.
El drenaje de la bodega mejora la navegabilidad del barco, con lo que finalmente llega a las costas de Tururutín. Popeye baja a tierra y es inmediatamente desafiado a un duelo de esgrima por un atildado caballerete, al que derriba de un puñetazo.
Se presenta entonces el campeón de boxeo del país, que atiende al peculiar nombre de Comemarinos. Popeye y Comemarinos acuerdan una pelea formal sobre el cuadrilátero y se marchan para entrenar. Mientras Popeye practíca con Ceporro de sparring, Pilón baja a tierra y compra varias cajas de espinacas para seguir con su plan de acumular espinacas (aunque Popeye se come la mayoría para obtener fuerzas).
Puñetazos a granel. Llega el día del combate y Popeye, de camino al cuadrilátero, se encuentra con un cartel en el que anuncian este, indicando que el campeón Comemarinos se enfrentará a un impostor que se hace pasar por Popeye. Ha corrido el rumor de que él no es el verdadero Popeye y un grupo de tipos patibularios trata de impedirle llegar hasta el ring. Popeye les convence a golpes que sí es el auténtico, al tiempo que se abre paso entre ellos hasta el lugar del combate. Debido a esto llega ya algo tocado por un golpe de garrote que le endosan en la cabeza. Pese a que se sube al ring aun aturdido, no le cuesta mucho despachar a Comemarinos convirtiéndose en el nuevo campeón de boxeo del país.
Sin embargo, los habitantes del lugar son malos perdedores, y emplean un poder regional (con el que todos cuentan por el hecho de vivir allí) para desaparecer. En ese momento la situación empieza volverse siniestra, como en una versión popeyesca de Brigadoon (1954) o 2000 maníacos (1964). Volviendo hacia el barco en una tierra ahora aparentemente desierta, se topan con un pequeño individuo barbudo llamado Pe que aparece y desaparece para burlarse de ellos mientras les sigue de camino a la costa. Poco antes de llegar a ella les indica que nadie que haya pisado la tierra de Tururutín la ha abandonado jamás. Su barco no está donde lo dejaron, y es Eugenio el jeep quien lo encuentra. El barco está ahora varado en una cala junto a muchos otros buques semihundidos, en una especie de cementerio marino.
Entretanto, en Espinacola, Rosario ya se ha deshecho de Feliciano y está a la vez preocupada por lo que pueda haberle pasado a Popeye, y enfadada con él porque no le ha escrito. Pregunta al cocinero Perendengue y este le informa de los planes de Popeye de viajar por el mundo a fin de obtener espinacas para los niños. Volvemos con Popeye para descubrir que, de nuevo como en Brigadoon, Pilón parece haber quedado seducido por una de las misteriosas habitantes del lugar que se ha vuelto visible para él y parece dispuesto a quedarse para siempre allí. Popeye acaba con este incipiente motín cocinando unas hamburguesas con cebolla en la cubierta del barco, cuyo irresistible aroma hacen que Pilón se olvide de la mujer y regrese a bordo a por la comida ¡Prioridades, señores!
Una vez toda su escasa tripulación está a bordo, Popeye conmina a Eugenio a usar sus poderes para desatascar el barco del lodazal de restos flotantes en el que está atrapado.
Aquí vemos por primera vez cual es el nombre del barco, que Pilón aún estaba pintando justo antes de zarpar de Espinacola; “The Wimpy” (El Cobarde). Teniendo en cuenta que es un barco que Pilón adquirió debido al deseo de Popeye de abandonar su hogar para no enfrentarse a la decisión de Rosario de cambiarlo por otro hombre, podemos convenir que es un nombre cuanto menos... peculiar. El caso es que El Cobarde se abre paso entre el pantano de maderos y restos y logra salir a altamar, huyendo de la tierra encantada de Tururutín.
Un combate accidentado. La siguiente tierra que avistan en su errático viaje es una isla desconocida en la que Popeye desembarca solo y resulta estar llena de jeepes. Popeye encontró a Eugenio el jeep en África y siempre supuso que su origen era ese, pero en realidad los jeepes son nativos de esta isla, donde cientos de ellos son llevados de un lado a otro a golpes de látigo por un individuo malcarado.
Tras intercambiar unos cuantos puñetazos de bienvenida con Popeye, el tipo le revela que en ese lugar los jeepes se emplean como moneda, pero al parecer carecen de poderes como los de Eugenio porque los alimentan con orquídeas para que sean dóciles. La única forma de liberar a los jeepes es derrotando al campeón local, un tipo tan fuerte que cuando se sube al cuadrilátero solo se molesta en ponerse el guante de boxeo en un puño, porque le basta una mano para derrotar a sus rivales.
Popeye manifiesta su deseo de enfrentarse al campeón Un solo guante, pero el local le informa que ya hay otros dieciséis aspirantes al título y para presentarse él antes debería derrotarlos a todos.
A Popeye esto le parece justo, pero como no quiere perder demasiado tiempo solicita enfrentarse los dieciséis a la vez en lugar de uno tras otro. Es más, para demostrar que tiene lo necesario para enfrentarse a Un solo guante, él también se coloca un solo guante y solo emplea esa mano para enfrentarse a sus dieciséis rivales, derrotándolos a todos en tiempo récord. Tras esto se enfrenta al campeón y le gana, pero el combate se considera irregular debido a que ya empezaron a golpearse antes de subir al ring. Popeye se siente moralmente obligado a darle la revancha a Un solo guante, y lo vuelve a derrotar, esta vez sin ningún género de dudas.
Además de una gran bolsa de dinero, como campeón tiene derecho a decidir sobre el futuro de los jeepes, y aunque no vuelve a mencionarse el asunto y todo queda un poco en el aire, es de suponer que los libera. Los jeepes, de hecho, dan a Popeye una misteriosa carta de navegación en la que además de la ruta hacia una nueva isla desconocida aparece la inscripción:
“Siete días. Siete Noches. Siete hombres. Siete peleas”
Eugenio emplea sus poderes para lanzar disparado el saco de dinero hasta Espinacola, haciéndolo entrar en casa de Rosario por la ventana. Ella, que ya está al tanto de los planes de Popeye, recoge el dinero para comprar espinacas a los niños, ciñéndose al plan de este. Mientras tanto, El Cobarde zarpa de nuevo rumbo al siguiente desafío.
Esta extraña historia continúa en el nº 6 de la colección, titulado Aventura en el Oeste. Hasta que lo leamos y reseñemos (la próxima vez que comamos espinacas) podéis repasar todo lo que ya publicamos sobre Popeye pulsando aquí.
Puños de hierro. 1971. Zaboly (texto y dibujos). King Features Syndicate. Publicado en 1971 por Bru Lan S.A.
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