EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.

Saludos, experimentados agentes.
Esta nueva historia de las Agentes Alfa es anterior a la última que vimos, así que hemos retocado los enlaces para que se puedan leer en orden y eliminado parte del texto de la siguiente, que queda más claro explicado en esta 📝👀💦¡Quien iba a pensar que gestionar un blog una colonia en un lejano planeta iba a llevar tanto trabajo!
Comenzamos en Bersabea, una estación espacial en la que (en palabras de uno de sus propios habitantes) se ha eliminado la delincuencia y las desigualdades sociales. Sin embargo tres hombres están siendo juzgados acusados de alterar el orden. Se les condena ser exiliados a la Tierra, puesto que en Bersabea no hay cárceles y no se contempla otro castigo más que la expulsión.
Vamos nosotros también a la Tierra, más concretamente, al apartamento del Legs y May. Ahora conviven con un pequeño dragoncito doméstico llamado Harvey, pero es muy diferente a las otras mascotas creadas con bioingeniería que ya vimos en Las Damas Negras. Es posible que se trate del embrión de dragón doméstico de inteligencia incrementada que interceptaron en aquella ocasión. Este dragoncito habla y tiene una inteligencia equivalente a la humana. Incluso parece ser más inteligente que las propias Legs y May, porque se dedica a grabar vídeos comprometedores de ambas y a chantajearlas luego para obtener algo a cambio. No solo tiene inteligencia humana sino también vicios humanos, fumando puros y pidiéndoles comida cara o artículos de lujo a las chicas a cambio de no mostrar a nadie los videos. De hecho, mientras las agentes van de camino al trabajo comentan posibles formas de deshacerse de Harvey, que incluyen cosas como asarlo y comérselo.
Hoy les toca comprobar la escena de un crimen. El transbordador que traía los presos de Bersabea ha aterrizado en plena calle en lugar de en el aeropuerto, provocando algunos destrozos en el mobiliario urbano. En su interior hay cuatro cadáveres: los dos pilotos, el guardia de seguridad a cargo de los presos, y uno de estos. Todos han muerto a tiros y no hay ni rastro de los dos prisioneros que faltan.
Legs y May empiezan a investigar, pero Bersabea parece ser un modelo de sociedad idílica experimental y no hay mucha información pública relevante al respecto. Al solicitar más datos , Legs y May solo consiguen que las designen como guardaespaldas de Gabriel, gobernante de Bersabea, pues temen que los criminales fugados traten de volver a la estación para acabar con él.
El cómic nos va mostrando alternativamente, cambiando cada pocas páginas, lo que van haciendo las Agentes Alfa y lo que hacen los fugados. Y estos planean regresar a la estación orbital, sí, pero no solo para matar a Gabriel. Su intención es llevar con ellos a toda una tropa de mercenarios con armamento pesado y tomar Bersabea.
Cuando las agentes llegan a la ciudad orbitante se sorprenden de lo extremadamente lujoso que es todo. En un lugar en el que el trabajo es algo opcional, una especie de voluntariado por el bien de la comunidad, no se entiende cómo puede haberse alcanzado ese nivel de vida tan alto. Gabriel las pone al corriente de la vergonzosa realidad de Bersabea, de la que muy poca gente está enterada incluso entre sus propios habitantes. Bersabea, el utópico paraíso de paz y bienestar, es también el centro de mando de una sofisticada arma llamada TX, un satélite bélico indetectable y fuertemente armado. Para evitar que pueda ser hackeado desde la Tierra, las órdenes sólo pueden hacerse llegar a este satélite desde la propia Bersabea, declarada desde su construcción como un territorio neutral e independiente, ajena a los politiqueos del planeta. Lo es al menos de forma oficial, pero es el equivalente espacial al proverbial lobo con piel de cordero: una comunidad que de cara a la opinión pública está indefensa y es pacífica. Nadie la atacaría al inicio de un conflicto porque se ganaría la enemistad de todos los bandos neutrales.
En la Tierra, los fugados siguen acumulando fuerzas para tomar Bersabea al asalto. El que manda, Iosafat, visita a antiguos exiliados de la ciudad orbitante. Curiosamente todos ellos parecen haber prosperado (y mucho) desde que fueron expulsados de allí, como si el propio gobierno quisiera comprar su silencio colocándolos en puestos de poder. Uno de los contactados de Iosafat es un empresario que a su vez tiene contactos con la yakuza. Este le proporciona un equipo de mercenarios y un par de naves de transporte.
Por su parte, el otro fugado, llamado Efraím (que resulta ser un ciber hacker) inicia una netrun por el ciberespacio para cortar las comunicaciones entre la Tierra y Bersabea, dejando a esta aislada. El intento le cuesta la vida, pero antes de que se le frían los sesos logra su objetivo. Al cortarse temporalmente las comunicaciones la ciudad orbitante pierde también la capacidad para controlar el satélite TX, por lo que no puede emplearlo para destruir las dos naves de tropas que se dirigen hacia ella. Los mercenarios toman rápidamente el control de la ciudad orbitante y establecen un toque de queda recluyendo a todos en sus hogares, y toman a Gabriel y su hermana como rehenes.
Legs y May, que han permanecido ocultas, esperan a que los mercenarios se dispersen para actuar contra ellos. Cada una asalta una de las naves donde estos vinieron, en las que solo han quedado los pilotos y un par de mercenarios de guardia. Los que han tomado la ciudad llevan armaduras de combate contra las que sería un suicidio enfrentarse con armas convencionales, así que su plan es otro. Tras librarse de los que han quedado a bordo de las naves utilizan el propio sistema de monitoreo de las armaduras para hackearlas arrebatando el control de estas a sus pilotos, que pasan de manejarlas a quedar atrapados en ellas. Cada una toma el control de la mitad de las armaduras y se dedican a destruir las que controla la otra, como si compitieran en una especie de videojuego.
Tras hacer que los mercenarios acorazados se maten entre ellos, los que escoltaban a pie a Iosafat no dan muchos problemas. Se rinden casi sin resistencia cuando ven la velocidad a la que todo el plan se está desmoronando.
Iosafat pronto se queda solo, o casi. Él siempre contó con una topo en Bersabea qué le pasaba información, Sabine. Estúpidamente enamorada de su actitud de rebelde y de malote, Sabine se mantiene fiel a Iosafat. Al ver que nada está saliendo como él lo planeó, le guía hasta una pequeña nave de emergencia que ha preparado por si era necesario huir.
La nave es de dos plazas porque Sabine pensaba ingenuamente que Iosafat iba a fugarse con ella. Pero Iosafat, furioso por su derrota, le hecha las culpas a ella y le vuela la cabeza ¡Ahí tenéis el verdadero "honor entre ladrones"! Después de todo Iosafat necesita el segundo asiento para llevarse a Gabriel con él como rehén, para huir con un mínimo de seguridad.
Aunque Sabine (que era la secretaria de Gabriel) le ha traicionado, este no puede resistir el impulso de lanzarse contra su asesino al verla morir. Cuando ambos hombres ruedan por el suelo, la hermana de Gabriel recoge una pistola que Iosafat ha dejado caer y le mete a este un par de balas en el cuerpo, acabando con él apenas un segundo antes de que May logre llegar hasta donde están. La hermana de Gabriel, que ya había intervenido brevemente a lo largo del cómic, era una pacifista convencida. Cuando se enteró de que Gabriel y un gobierno terrestre habían convertido Bersabea, el gran paraíso de paz y concordia, en parte de una máquina de guerra, se horrorizó. Pero ella misma aprieta el gatillo sin dudarlo cuando ve a su hermano en peligro. Nadie sabe cómo van a reaccionar los demás ni cómo van a reaccionar siquiera ellos mismos hasta que se ven en una situación de vida o muerte.
Las historias de Legs anteriores me han parecido entretenidas, pero en esta hay algo más. Bersabea representa una utopía aparente, pero debajo de su fachada de igualdad y paz hay una sociedad basada en el uso de tecnología bélica para garantizar su posición. Su prosperidad se debe a los recursos que recibe del exterior a cambio de disponer del poder destructor de su satélite si en algún momento lo necesitan. Sus habitantes están ahí solo para justificar la presencia de la propia ciudad que a su vez oculta el satélite bélico. Los ciudadanos son parte de la fachada, y aunque en teoría ignoran todo el asunto, nadie con dos dedos de frente acepta sin cuestionarse el vivir en una sociedad que no precisa de trabajo ni esfuerzo para ser mantenida y prosperar, como si todos los recursos se generaran solos mágicamente.
Además, en Bersabea se evita el castigo directo, siendo el exilio la única pena aplicable a los que alteran repetidamente el orden. Es decir, que delegan sus problemas en otros en lugar de solucionarlos ellos mismos. Es volver a esa fantasía de que nadie es realmente culpable de sus actos y por tanto nadie merece ser castigado, haga lo que haga. Que todos los delincuentes son en realidad gente incomprendida e inadaptada, y todas esas tonterías. El exilio podría parecer un castigo ético porque no implica ejecución ni tiempo de prisión, pero no hay ética ninguna en huir de las responsabilidades y en negarse a castigar a quien lo merece.
Cuando nos enteramos de lo que es realmente Bersabea, las acciones de Iosafat contra ella parecen cobrar algo de sentido. Bersabea es un engaño, su gobernante es un malvado que esconde la verdad a su gente y todo eso. Pero lo que pretende Iosafat es tomar el control de la ciudad no para desmantelar el TX, sino para controlarlo él. Ambiciona el poder que el TX representa. Hay una frase que he visto atribuida a varias personas diferentes, entre ellas a Napoleón, que dice “Los oprimidos no luchan para ser libres. Luchan para poder ser ellos los opresores”, y demasiado a menudo vemos que movimientos que se definen a sí mismos como revolucionarios, antisistema o independentistas demuestran que esta frase tiende ser cierta.
Los personajes secundarios también me han parecido bastante interesantes. Tanto Iosafat como la hermana de Gabriel le recriminan a este el haber convertido su supuesto paraíso en una máquina de guerra, cuando en realidad es la existencia de esa máquina de guerra lo que permite que Bersabea sea un paraíso. O extrapolándolo al mundo actual ¿cuán legítimo es quejarnos de la contaminación, por ejemplo, cuando esa contaminación es consecuencia de las fábricas que nos proporcionan todo aquello que necesitamos, la energía que consumimos y hasta las cosas que compramos por mero capricho, como este mismo comic o el ordenador con el que escribo esta reseña? ¿Cuánta gente a día de hoy estaría dispuesta a renunciar para siempre a sus aficiones, sus ordenadores, sus teléfonos móviles, vehículos, etc. solo para no contribuir a la contaminación que produce tanto el fabricarlos como el deshacerse de ellos y el alimentarlos con electricidad o combustible continuamente? Probablemente la contaminación nunca podrá eliminarse por completo, lo que hay que hacer es encontrar un punto de equilibrio en el que padecer esta compense lo que obtenemos a cambio de ella.
Está también el tema del control de la gente. No solo en el hecho de que la información pública sobre Bersabea sea escasa y de difícil acceso. Es también el control directo sobre los demás a base de simple carisma, como el que ejerce Iosafat sobre Efraím y Sabine. Ambos lo ven como un líder al que seguir hasta el punto de estar dispuestos a jugarse la vida por él, mientras que cuando su plan se desmorona, en lo único que piensa él mismo es en huir. Y la hermana de Gabriel, de ideales pacifistas, no duda en matar a Iosafat cuando este amenaza a su hermano. ¿Habría hecho lo mismo por cualquier otro habitante de Bersabea? Probablemente no, y ese es el quid de la cuestión: a menudo nuestros ideales se desmoronan cuando los enfrentamos a nuestros intereses o necesidades. La realidad es que no se puede vivir solo a base de ideales, aunque estos puedan inspirarnos a obrar de forma que consideremos correcta. Hay que vivir con los pies en el suelo aunque tengamos la mirada puesta en la luna, y es en saber equilibrar ambos platillos de esa balanza en donde está el verdadero desafío de la vida.
Al final nos hemos puesto hasta filosóficos y todo 😅 pero es que a veces encuentras más temas de reflexión en los comics que en los supuestos libros de filosofía.
Y hablando de comics, que es por lo que vinimos después de todo, puedes ver otro de esta colección pulsando aquí.
La città orbitante. 1997. Piani (guion) Jacomelli & Gradin (dibujo). Publicado por Sergio Bonelli Editore
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