EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.
Saludos, nobles caballeros y damas.
Estamos en el segundo día de las fiestas de Moros y Cristianos de Bayárcal, y como ya es tradicional en este blog, aprovechamos la ocasión para repasar algunos cómics más (dos, en este caso) de El Guerrero del Antifaz.
Bayárcal es un pequeño pueblo de Almería, justo en el límite con Granada, que cuenta (según el censo del año pasado) con menos de trescientos habitantes. Es pequeño, pero es también el lugar habitado más elevado de Almería, estando situado a más de mil doscientos metros de altura sobre el nivel del mar. Su nombre significa (en un antiguo dialecto ibero) "Presa en el río".
En 1572 las tropas de Felipe II derrotaron a los moros de Ynizar y repoblaron el asentamiento de Bayárcal con cristianos. He encontrado muy poca información sobre las fiestas de Moros y Cristianos de Bayárcal que conmemoran este hecho, pero suficiente para hacernos una idea. Se extienden del día 2 al 8 de diciembre. El primer día hay una modesta escenificación teatral en la que las tropas moras combaten a las cristianas, las derrotan y les roban una estatua de San Francisco Javier, patrón de Bayárcal, simbolizando con esto la conquista del pueblo. A continuación, el día 4 se escenifica otra batalla en la que esta vez ganan los cristianos y les arrebatan la estatua a los moros, representando la reconquista. Tras esto los cristianos perdonan a los supervivientes moros y se celebra una fiesta conjunta en la que se asan castañas (recogidas por los propios habitantes del pueblo) y se bebe mistela (una mezcla local de aguardientes y mostos de destilación casera). La fiesta continúa con música y canciones en torno a hogueras hasta el ocho de diciembre (día de la Inmaculada).
La audacia del Guerrero (n.º 44). El capítulo anterior finalizó con el Guerrero y un enemigo en el fondo de un foso inundado, peleando por la posesión del único buen asidero disponible. Una situación bastante precaria que ambos contendientes resuelven como haría toda persona civilizada: forcejeando bajo el agua hasta que uno de ellos se ahoga. Afortunadamente para la continuidad del cómic, es el soldado árabe quien lo hace. El Guerrero sale a la superficie y ve que otros soldados han echado una escala de cuerda. Tres de ellos bajan a por el Guerrero, dando por supuesto que va a rendirse pacíficamente por la mala posición en la que se encuentra.
Lo que hace el Guerrero es arremeter contra ellos tan pronto como los tiene a su alcance, y también terminan hundiéndose como piedras en el agua del foso. Agua que, por cierto, es salada, lo que hace suponer al Guerrero que el foso pueda tener una comunicación con el mar. Se sumerge para buscarla y de este modo accede a una galería inundada en la que queda una zona con aire que le permite recobrar el aliento. Nada a lo largo de esa galería encontrándose por el camino con un par de barcas llenas de soldados. Buceando bajo estas, las vuelca con facilidad porque van muy sobrecargadas, enviando tanto las barcas como sus tripulantes al fondo. Continúa nadando hasta llegar a una ensenada resguardada entre acantilados en la que hay fondeados varios barcos de guerra pequeños. Sigue nadando hasta ganar la playa, acaba con uno de los jinetes que estaban patrullando por el lugar, le roba el caballo y vuelve al trote a la ciudad.
Esto es algo muy típico del Guerrero: hacer aquello que el enemigo no espera, precisamente porque hacerlo es una locura que nadie intentaría. En muchas ocasiones le vemos huir de una fortaleza solamente para dar un rodeo, despistar a los guardias que han salido en su persecución y volver a internarse en esta casi inmediatamente, y cosas parecidas. En esta ocasión regresa a la ciudad para rescatar a Fernando.
Pero de camino se encuentra con unos guardias que llevan preso a Yusuf, el hombre que le ocultó durante unos días en capítulos anteriores. Considerando que tiene una deuda con él, se lanza a su rescate, acabando con la patrulla que lo lleva preso. Yusuf, a su vez, se pone a su servicio en su intento de rescatar a Fernando.
Entre ambos liquidan a los guardias que protegen la Casa Cerrada donde Fernando ha estado junto a las mujeres que en un principio intentó rescatar. Una vez todos quedan liberados, el Guerrero les explica su plan. Su intención es que todos bajen al foso por la escalera de cuerda que dejaron tendida los mismos guardias que bajaron antes a por él, y desde ahí llegar hasta la ensenada.
Su plan, naturalmente, es apoderarse de uno de los barcos y poner rumbo a España. Él va primero, nadando hasta el punto en el que hundió las dos barcas de guardias. Se sumerge y arrastra una de las barcas hasta la superficie (lo cual no estoy seguro que sea físicamente posible que lo haga un solo hombre, pero bueno, son cómics) y, tras desaguarla, la lleva hasta el muro de rocas donde la deja amarrada a una de ellas.
A continuación vuelve a nadar hasta el foso (realmente la energía y resistencia física de este personaje es casi un superpoder) y, una a una, agarradas a su espalda, se va llevando a todas las mujeres por el paso sumergido hasta dejarlas a salvo a bordo de la barca. Una vez el Guerrero, Yusuf, Fernando y las mujeres están a bordo de la barca, recorren la galería inundada hasta la ensenada. La primera vez que estuvo allí no vio señales de vida en los barcos, pero ahora todos ellos parecen tener a alguien vigilando en cubierta, probablemente porque los Kan han previsto ese movimiento por parte del Guerrero y han alertado a las dotaciones para que estén atentos.
El Guerrero trepa a uno de los barcos, estrangula al único guardia que ve en cubierta y ceba los cañones orientados hacia un grupo de barcas llenas de hombres que al parecer se disponían a entrar en la galería que comunica con el foso. Prende las mechas y los cañones destrozan las pequeñas embarcaciones matando a sus tripulantes.
El sonido de los cañonazos, sin embargo, alerta a otros guardias que había dentro de su propio barco. El Guerrero se deshace de los que puede, pero termina saltando al agua cuando se acumulan demasiados sobre la cubierta.
Recurriendo a su táctica habitual de la falsa retirada, el Guerrero bucea entre los barcos y trepa por el costado contrario al cual se han reunido todos para buscarle. Se lanza contra ellos y, mientras un nuevo combate estalla en la cubierta, la barca guiada por Fernando y Yusuf llega al costado del barco y trepan para ayudar al Guerrero a hacerse con él. Entre los barcos que había en la ensenada el Guerrero ha elegido una galera, porque en estas los esclavos nunca abandonaban las bancadas de remos. Una vez encadenado a tu remo, básicamente permanecías allí hasta morir. El Guerrero baja a la bodega, les grita a los remeros que se ha apoderado de la nave, y que todos serán liberados si lo sacan de ahí. Una oferta que para un galeote es difícil de rechazar.
El falso Guerrero (n.º 45). Los remeros bogan con todas sus fuerzas para salir de la ensenada sin dar tiempo a las tripulaciones de los otros barcos a reaccionar. Sin embargo, estas ya habían sido alertadas por el tronar de los cañones y empiezan a perseguirlos inmediatamente.
Entre los galeotes del barco que ha tomado el Guerrero, llamado Esmeralda, está un personaje conocido: Mozhafi, uno de los pretendientes de Zoraida que había sido capturado por Yeir Kan. Con la tensión del momento, ni el Guerrero ni Fernando lo reconocen, pero él sí los reconoce a ellos e inmediatamente empieza a pensar en la forma de cobrar venganza. Las otras naves de la ensenada cañonean a la Esmeralda cuando pasa junto a ellas y, como no logran detenerla de este modo, zarpan en su persecución cuando se aleja.
Simultáneamente, el Pirata Negro, acompañado de Beatriz y los trescientos cristianos liberados de la prisión turca, llega hasta Roca Gris, el punto de la costa donde le aguarda su flota. Al mando de esta está su lugarteniente Hassan, que ya contaba con que no le vería regresar y quedaría él como capitán. El regreso del Pirata Negro poco antes de cumplirse el plazo de tres días que le había dado para esperarle es un revés para Hassan, cuya primera reacción es poner pegas a todas sus órdenes. La voluntad del Pirata Negro se impone y Hassan termina agachando la cabeza y obedeciéndole, pero se deja claro que será un elemento a tener en cuenta en el futuro.
Las naves zarpan después de acomodar entre ellas a todos los cristianos y es avistada por un grupo de jinetes costeros. Estos corren a dar el aviso a su señor Yeir kan. El Pirata Negro pone rumbo a la isla de Gelves (la actual isla de Yerba, en la costa sur de Túnez), pese a que prometió a Beatriz llevarla a ella y a los españoles hasta su patria. La conduce a reunirse con don Carlos, el Conde de Peña Rosa, que aún es prisionero en sus bodegas. Lo libera y le informa que Beatriz ha accedido a casarse con él a cambio de su libertad, cosa que don Carlos naturalmente no acepta. Desafía al Pirata Negro a un duelo con espada y este accede a enfrentarse a él. Pero don Carlos lleva muchos días maniatado en una incómoda posición y subalimentado, mientras que la destreza con la espada del Pirata Negro es mucha, por lo que lo desarma con facilidad. Puesto que fue el propio don Carlos quien propuso batirse en duelo por Beatriz, ahora debe aceptar el resultado y se sienta a llorar amargamente en un catre.
La Esmeralda sigue su curso alejándose lo más rápidamente posible de sus perseguidores. Un detalle que me ha gustado mucho es que, aunque Gago no hace mención a ello ni en los cuadros de texto ni en los diálogos de los personajes, la nave escogida por el Guerrero cuenta con velas latinas mientras que las de sus perseguidores son cuadradas, lo cual le da una ventaja suficiente para poner distancia con estos.
Las velas latinas fueron especialmente desarrolladas para navegar por el Mediterráneo. Al estar envergadas a una vara sujeta al mástil en lugar de directamente a este podían orientarse para captar mejor el viento cuando este venía de costado. Estas velas permitía incluso navegar contra el viento efectuando un movimiento especial en zigzag llamado navegación de bolina. Las velas cuadradas captaban mucho más viento de popa pero no podían reorientarse. El hacer móviles las velas latinas obligaba a reducir su tamaño para que no interfirieran con los propios elementos de cubierta cada vez que se reorientaban, pero a cambio de menor velocidad con viento de popa permitían aprovechar todo viento disponible para moverse, viniese de donde viniese. En el Mediterráneo, prácticamente un gran mar interior con vientos caprichosos e inconstantes y costas relativamente cercanas unas de otras, las velas latinas no tenían rival.
Pese a esta ventaja, la Esmeralda es interceptada por una segunda flota de naves que arrumba hacia ellos. Esta nueva flota es la de la Mujer Pirata, ya nombrada en un número anterior. Recordemos que el malherido Olian mandó a uno de sus lugartenientes contactar con ella para que se encargara del Guerrero en su periplo mediterráneo. La Mujer Pirata, cuyo nombre real no llega a revelarse, es una morena y fiera belleza que comanda una tripulación de guerreros árabes, y tiene fama de matar a todos los españoles que caen en sus manos. La Mujer Pirata enfila su nave capitana contra la Esmeralda y sus mejores guerreros son los primeros en lanzarse al ataque. Entonces, el Guerrero libera a los galeotes para que estos tomen parte también en la batalla.
Y como es un tema que siempre me ha gustado, voy a permitirme el hacer un inciso aquí para recordar que este fue uno de los motivos que dieron la victoria a la Liga Santa en la batalla de Lepanto. Aquella fue una gigantesca batalla de galeras en la cual se decidió el destino de Europa, hasta el punto que de haberla perdido, toda Europa sería a día de hoy musulmana.
El total de naves y hombres favorecía al sultán Alí Pachá, que contaba con trescientos barcos y ciento veinte mil hombres contra los doscientos barcos y ochenta mil hombres de la Liga Santa (formada por españoles, venecianos, y el ejército privado de los Estados Pontificios). Pero los barcos españoles contaban con un as bajo la manga: los remeros de sus galeras no eran todos enemigos capturados, como ocurría en las naves musulmanas, sino delincuentes comunes españoles (sin delitos de sangre) a los que se había prometido el perdón de sus condenas si tomaban parte activa en la batalla. Cuando las galeras españolas y las musulmanas quedaron enzarzadas en el abordaje y el cuerpo a cuerpo, los galeotes (que no iban encadenados pero sí armados) soltaron los remos y empuñaron las espadas, doblando a efectos prácticos el total de luchadores disponibles. Y cuando estos abordaban y tomaban el control de una galera musulmana, liberaban a su vez a los remeros esclavos, que no siempre eran españoles pero sí eran en la mayoría de los casos cristianos.
Hubo otros factores decisivos, desde luego, como que la flota cristiana contaba con menos cañones pero estos eran de mejor calidad, o su estrategia superior, pero el que los galeotes cristianos hicieran el doble papel de remeros y guerreros fue también uno de ellos.
Volviendo al tema (que cuando me da por escribir tiendo a divagar) al liberar a los galeotes el Guerrero pasa de contar solo con la ayuda de Fernando y Yusuf a disponer de una tripulación completa para oponerse a los piratas de su nueva adversaria. Los piratas luchan por el botín, mientras que los remeros liberados luchan por su vida. La resistencia que oponen a los piratas es feroz y su capitana se da cuenta de que está sufriendo muchísimas más bajas de las que esperaba.
Durante el combate, Fernando cae al mar y allí tiene que hacer frente a un nuevo peligro: los tiburones. Los abordajes y combates navales en esta época eran tan comunes que los tiburones aprendieron a identificar los cascos de los barcos de guerra y tenían tendencia a seguirlos, porque antes o después alrededor de estos iban a empezar a caer cadáveres en grandes cantidades.
Mientras tanto, en España también están pasando cosas. Un individuo con la misma altura y complexión que el Guerrero, y vestido igual que él, aparece por el Condado de Torres. Al ver a una sirvienta pasear por los alrededores del castillo, se presenta ante ella y le dice que necesita hablar con Ana María. La sirvienta le transmite a ésta el mensaje, diciéndole que la persona que ella cree que es el verdadero Guerrero del Antifaz desea verla a la entrada de un bosque cercano al castillo. La condesa y su haya abandonan el castillo con un pretexto y se reúnen con el falso Guerrero en el bosque.
Pese a su rostro parcialmente oculto, Ana María se da cuenta de inmediato de que no es el hombre que esperaba, y este reacciona dejando sin sentido al haya de un puñetazo y llevándose a Ana María maniatada y amordazada en un caballo. Dos horas más tarde, un par de guardias salen a buscar a Ana María, preocupados por su tardanza, y encuentran al haya desmayada. Ésta les cuenta lo ocurrido y, cuando la noticia llega al castillo, Don Luis y un grupo de soldados salen inmediatamente en la búsqueda del falso Guerrero.
Por otro lado, Aixa ha recibido de los Reyes Católicos la propuesta de comprarle el pequeño territorio que ahora gobierna. Queriendo huir de los politiqueos y las intrigas de la guerra, acepta cedérselo por el precio convenido y la promesa habitual de que aquellos árabes que deseen permanecer en la península podrán hacerlo, manteniendo sus bienes, simplemente con la condición de que acaten las leyes españolas. Así pues, se prepara para volver a África, y los hermanos Kir, convertidos en sus guardianes, deciden acompañarla.
¡Aparece una palabra salvaje! Leyendo el capítulo de El falso Guerrero me encontré con la siguiente frase: "Escapando por la galería subterránea tras burlar la vigilancia y sembrar el confusionismo entre los corsarios". Lo primero que pensé es que "confusionismo" era una palabra errónea y que el autor había querido escribir "la confusión", pero para asegurarme lo busqué en la RAE. Y resulta que confusionismo es un término aceptado como correcto que se define como: Confusión y oscuridad en las ideas o en el lenguaje. En la psicología, estado de pensamiento infantil en el que se mezclan las cosas, sin distinguir claramente entre ellas. ¡Palabra salvaje capturada!
Hasta que continuemos con algún capítulo más, puedes repasar los números anteriores en orden desde el primero pulsando aquí.
Otras colecciones de Manuel Gago
Nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz
El Guerrero del Antifaz. 1944. Manuel Gago (guion y dibujo). Reeditado en 1972 por Editorial Valenciana S.A.
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