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sábado, 8 de octubre de 2022

CAPITÁN PATAPALO volumen 2

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                ¡ALERTA DE EXXXTREMERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ratas de bodega.

Continúan las aventuras de Patapalo, Blondin y el resto de piratas que vimos en el volumen anterior. En su primera historia están de nuevo a bordo del Poison (veneno), el barco que los amotinados les arrebataron en su última aventura. No se nos cuenta como lo han recuperado, o si lo han hecho en realidad. 

Las historias no tienen una continuidad clara. Se nos cuentan a modo de anécdotas, y realmente podrían colocarse en cualquier orden, por lo que las historias de este tomo podrían ser tanto posteriores como anteriores o simultáneas a las que ya vimos. De hecho, en la primera de las historias de este tomo el barco de Patapalo se hunde, pero sigue apareciendo en todas las siguientes.

En este volumen encontramos otras seis historias.

Ébano vivo: el Poison coincide en altamar con un barco negrero portugués. Patapalo no tiene intención de atacarlo porque el portugués le supera ampliamente en tonelaje y cañones. Aunque el Poison no hace maniobras de interceptación, el portugués comete el error de disparar un cañonazo de aviso, y esto enciende la furia de Patapalo, que se lanza de cabeza al ataque. 

El buque portugués destroza al Poison, y Patapalo, viendo que se está hundiendo, embiste contra el otro para pasar al abordaje. Como también les superan en número, los piratas liberan a los negros de las bodegas para que les ayuden a tomar el barco. Finalmente, Patapalo y sus hombres, junto con los esclavos, logran derrotar a los portugueses. El Poison está acabado, así que se quedan todos a bordo del buque negrero. 

El problema surge cuando los piratas intentan contener las vías de agua que ellos mismos han provocado al buque portugués durante el combate, y piden ayuda a los negros. Estos se niegan, alegando que como ya no son esclavos, no tienen por qué trabajar. Tras imponer su autoridad a gritos y tiros, Patapalo consigue que los negros trabajen junto a sus hombres, y logran mantener el barco a flote. Pero el capitán se harta de los africanos y no para de hablar de matarlos a todos. 

Blondin, que es un buen chico, habla con algunos piratas veteranos para que intercedan ante el capitán y que este no mate a los africanos. Tras pensárselo un poco, Jocko, Joao y Petit van a hablar con Patapalo y le convencen para que no se deshaga de los negros… ya que pueden venderlos como esclavos ellos mismos y sacar una buena tajada. 

El mar y la mar: Blondin nos cuenta la historia de Armand, un muchacho de su edad que tenía el sueño de ser pirata, surcar los siete mares y todo eso. Para cumplirlo, solía colarse en el barco de Patapalo como polizón. Esto no sería tan malo si no fuera por Furia, la madre de Armand, una mujer de armas tomar (¡y usar!) que no tenía el menor reparo en subir sin permiso a bordo del Poison y abrirse paso a gritos entre los feroces piratas para llevarse a su hijo de vuelta a casa tirándole de una oreja. 

En una de sus fugas, Armand se mete en un verdadero lio y termina encarcelado. Furia no consigue convencer a Patapalo para que lo rescate, y se encarga ella misma del asunto. Esto no frena las ansias de aventura de Armand, que vuelve a escabullirse a bordo del Poison una vez más, y de nuevo su madre aparece casi mágicamente para hacerse con él. 

La historia de Blondin termina contándonos como en una de las ocasiones en que llegaron a puerto se encontró a Armand andando con muletas. Para impedirle que volviera a subirse a un barco, su madre le rompió una pierna.

¿Quién no sueña con volar?: los piratas desembarcan en una isla para hacer aguada, es decir, rellenar sus barriles con agua fresca, pues esta se corrompía con frecuencia durante las navegaciones. La isla que tienen más a mano es una que creen habitada por caníbales, así que tratan de no hacer mucho ruido mientras llenan los barriles. A la vista de un cocotero, a los piratas les apetecen unos cocos, y Blondin trepa al árbol para hacerse con ellos, pero se resbala y cae… descubriendo entonces que puede volar. 

Encantado con ello, planea sobre la isla buscando a sus amigos, y se va encontrando con todos ellos en manos de los caníbales… bueno, no los caníbales, sino las caníbales. Y no es que sean caníbales exactamente, aunque sí parece gustarles mucho el saborear la carne de hombre, no sé si me explico (podrían haber niños pequeños o inocentes gatitos leyendo esto). La segunda mitad de este capítulo es en realidad una sucesión de escenas sexuales explícitas entre piratas y nativas, hasta que Blondin despierta y se da cuenta que ha estado soñando desde que cayó del cocotero y se dio un golpe en su propio coco.

La verdad es que esta historia es bastante floja. Quizá la peor de todas, contando también con las de la recopilación anterior.

Hermanos de la costa: mi historia favorita de este lote. Los barcos de Patapalo y Piraña, otro capitán pirata, se encuentran en altamar y tienden una pasarela entre ambos. Cada uno lanza un gallo de pelea a la pasarela, y los animales se destrozan uno al otro mientras ambas tripulaciones cruzan gritos, insultos y apuestas. Finalizado este primer encuentro, son dos perros de presa los que corren por la pasarela uno hacia el otro para pelear. A los perros les siguen un cura calvinista y otro cristiano, capturados por los piratas, que también han de luchar a muerte. 

El resultado de este último enfrentamiento no gusta a Patapalo, que mata al ganador, el calvinista traído por Piraña. Esto hace que los dos capitanes se ofusquen de tal modo que saltan ellos mismos a la pasarela, pero cuando se disponen a luchar, aparece una flota española.

Patapalo y Piraña vuelven a todo correr a sus respectivos barcos para huir, pero mientras lo hacen no dejan de insultarse uno al otro y provocarse para enfilar contra los españoles. Piraña decide entonces plantarles cara a pesar de ser un suicidio. Mientras se alejan de allí, los piratas de Patapalo se ríen de Piraña por haber caído en una pulla tan obvia… hasta que Patapalo manda virar y seguir a Piraña contra los españoles, porque se lo ha pensado mejor y le molesta atreverse a menos que su rival. 

Historia de Carabín: en esta ocasión, uno de los piratas de Patapalo cuenta a Blondin su triste historia. Siendo un mozuelo, él estaba enamorado de Pauline, una joven de su pueblo, que nunca le prestó atención. Carabín llegó a obsesionarse con la joven hasta el punto de caer en la bebida y la depresión. Finalmente se marchó del pueblo y pasó quince años navegando y trabajando en cualquier oficio que se le presentara tratando de hacer fortuna y olvidarse de Pauline, no teniendo éxito en ninguna de ambas cosas.

Al recibir una carta informándole de la muerte de su padre, Carabín volvió al pueblo, enterándose allí que Pauline no llegó a casarse, sino que se hizo prostituta. Carabín se presenta en su casa y le declara finalmente su amor, diciéndole que no le importa en absoluto su vida anterior. Pero Pauline rechaza su amor cuando Carabín se le declara, y rechaza también su dinero cuando este se lo ofrece. Pauline no quiere saber nada de él y solo le pide que se vaya. 

En un arranque de ira, Carabín la mata con un serrucho que había por ahí y viola su cadáver. Al darse cuenta de lo que ha hecho, Carabín huye de la casa, cubierto de sangre y sin saber que hacer ni donde ir. Corre a lo loco, hasta que se encuentra con Patapalo y algunos de sus piratas. Al verlo lleno de sangre y con el serrucho aún en la mano, los piratas dan por sentado que es un médico, y lo reclutan para su tripulación, siendo así como Carabín terminó a bordo del Poison

Esta historia choca mucho con el carácter general del comic, porque es trágica y deprimente, siendo la única que no pretende ser exagerada y graciosa, sino grotesca.

La sirena: los piratas desembarcan en una isla llena de mujeres que viven de lo que los marineros de paso les dan a cambio de acostarse con ellas. Blondin piensa que es una buena oportunidad para tener a su primera chica, pero lo cierto es que la idea le emociona y avergüenza a partes iguales. Notando su indecisión, sus compañeros tratan de animarle a su tosco y peculiar modo, con una mezcla de burlas, pullas y dudosos consejos.

Las propias chicas de la isla le buscan a una de su edad para que lo espabile, pero Blondin no logra concentrarse porque vaya a donde vaya hay alguien de la tripulación espiándole a ver si da el paso o no. 

La chica que le han buscado se lo lleva a la costa y se lanza al mar. Blondin la sigue, pensando que allí si podrá al fin hacerle el amor, sin miradas indiscretas alrededor. Pero sí hay alguien vigilándoles; un enorme tiburón que se lanza sobre ellos con las mandíbulas bien abiertas y… y ahí termina la historia, y es también la última de este tomo, y que yo sepa la última publicada. Hay que suponer que al menos Blondin sale vivo de esa situación, porque es el narrador y siempre habla a hechos pasados, pero aun así es un corte muy brusco.      

Como comentario general, las historias de  Capitán Patapalo tienen como principal atractivo su crudeza, su salvajismo, y el que se centren más en lo que hacen los piratas entre sus correrías que lo que les ocurre en ellas. Hay combates navales a cañonazos y abordajes espada en mano y todo eso, pero gira principalmente en torno a su vulgar, pero intensa forma entender y vivir sus vidas. 

La imagen que se da de los piratas y la época en la que vivieron choca con la que tenemos hoy en día, más edulcorada. Y el caso es que me encantan las películas de piratas caballerosos como Capitán Blood o El halcón del mar, las de corte humorístico como Piratas del Caribe y El temible burlón, y las novelas de Salgari con su Sandokán y su Corsario Negro. Aun así, reconozco que Capitán Patapalo, a pesar de su tono grosero y exagerado, probablemente sea una versión más realista de cómo era la existencia de estas gentes. Hombres que sabían que podían morir en cualquier momento, en combate, asesinados, por infecciones, accidentes, naufragios o enfermedades, y no se molestaban en hacer planes a largo plazo ni se permitían fantasear con que llegarían a morir de viejos.

Capitaine LaGuibote 2. 2007. Enrique Sánchez Abulí (guion) Christian Rossi (dibujo). Publicado en 2007 por Norma Editorial. 

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