EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ! RETOS LITERARIOS 2023
Saludos, ávidos lectores.
Para el punto "un libro ambientado en un lugar que siempre hayas querido visitar" de nuestro Reto Literario 2023, hemos escogido Una princesa de Marte, de Edgard Rice Burroughs... porque bueno... siempre he querido visitar Marte😅🛸
Este título es el primero de la llamada “saga marciana de Burroughs”, compuesta por nueve novelas y seis historias cortas, más algunos cuentos infantiles que desgraciadamente no se conservan. Es también lo primero que escribió Edgard Rice Burroughs, famoso sobre todo por ser el creador de Tarzán de los monos, sobre el que llegó a escribir veinticuatro libros.
La novela es una variante del manuscrito encontrado, el género literario que a su vez sirvió de inspiración al género cinematográfico del found footage (metraje encontrado). Burroughs se presenta a sí mismo como el albacea de la obra, afirmando que fue escrita a modo de biografía por el propio John Carter. El autor, en el papel de sí mismo, habla de Carter como su tío, al que siendo él todavía un niño perdió de vista cuando estalló la Guerra de Secesión Americana. Carter tarda quince años en retomar el contacto con su familia, y cuando lo hace es inmensamente rico y no parece haber envejecido ni un solo día. A partir de ese momento Carter se limita a vivir de la riqueza aparentemente infinita que le proporciona la explotación de su mina de oro y las rentas de los negocios levantados con ella. Aun así no es feliz, una sombra de amargura se cierne sobre él continuamente, aunque nadie de su familia tiene claro qué le atormenta. No parece tener interés en tomar una esposa, y por las noches se le puede ver con los brazos alzados hacia las estrellas, como implorándoles algo. Así transcurren diez años, hasta que un día es hallado muerto, sin ninguna herida visible, en el jardín de su casa.
En su testamento, Carter manifiesta el deseo de que su cuerpo sea depositado en un ataúd abierto y sin embalsamar, en una cripta especial ya construida años atrás. Esta cripta cuenta, curiosamente, con aberturas de ventilación y una puerta de seguridad, similar a la de una caja fuerte, que una vez cerrada solo es posible abrir desde dentro. Burroughs hereda entonces la mayor parte de la fortuna de su tío, junto con un legajo de documentos manuscritos, en los que este le revela una historia fantástica. El resto de la novela es, teóricamente, la transcripción hecha por Burroughs del documento manuscrito por su tío.
Y la historia de Carter comienza al final de la Guerra de Secesión americana, en la que ha luchado durante cinco años en el bando sureño. Es capitán de un ejército que ya no existe, héroe de guerra del bando perdedor, y propietario de miles de dólares de un dinero ya sin valor. Durante algún tiempo se dedica sin mucho éxito a buscar oro junto con un amigo. Justo cuando encuentran una veta de cuarzo aurífero de extraordinaria riqueza, su amigo es capturado por una tribu de comanches, que lo torturan hasta la muerte.
Ignorando que su amigo ya está muerto, Carter ataca el campamento indio para tratar de rescatarlo. La desproporción de fuerzas, sin embargo, es enorme y termina huyendo tras matar a varios nativos. Los comanches le persiguen, acosándole sin descanso hasta que se ve obligado a refugiarse en una cueva, donde tiene intención de presentar una última defensa y morir peleando, no torturado. Una invisible fuerza que yacía en el interior de la cueva lo adormece y paraliza, y lo siguiente que sabe, es que está en otro mundo. Despierta completamente desnudo y desarmado en un yermo de tierra y roca rojas, cubiertas por finos parches de musgo amarillento. Aún no lo sabe, pero está en Marte, mundo que sus habitantes conocen como Barsoom.
Sus intentos de andar terminan lanzándolo por los aires, dando traspiés y derribándolo al suelo. La gravedad en Marte es mucho más tenue que en la Tierra, por lo que debe volver a aprender a andar. Esto resulta ser una ventaja a la larga, ya que al estar su cuerpo habituado a luchar con una gravedad mucho mayor, eso permite a sus músculos desarrollar una fuerza muy elevada comparada con la de los marcianos. En consecuencia, cuando aprende a controlarla, es capaz de dar saltos extraordinarios de varios cientos de metros y matar a adversarios mucho más grandes que él a puñetazos sin demasiado esfuerzo.
Su primer contacto con habitantes de ese nuevo mundo es con los hombres verdes, una de las razas dominantes de Barsoom. Estos son seres de entre tres y cinco metros de altura, dotados de un par de brazos, un par de piernas, y un juego intermedio de miembros que pueden utilizar indistintamente como brazos (para luchar empuñando cuatro armas, erguidos sobre las piernas) o como piernas (corriendo como cuadrúpedos, para desplazarse más rápidamente). Con ojos camaleónicos capaces de mirar en dos direcciones a la vez, cuatro brazos que pueden coordinar a la perfección, una mentalidad totalmente estoica y un modo de vida similar al de los espartanos, los hombres verdes son prácticamente máquinas de guerra biológicas.
Un grupo de ellos captura a Carter y lo llevan a su campamento. Los hombres verdes son nómadas, pero se asientan por temporadas en las miles de ciudades abandonadas que llenan el planeta.
Este encuentro le sirve a Carter para aprender lo básico sobre el mundo en el que se encuentra. Marte es un planeta moribundo. Sus mares se han secado, filtrándose lentamente al interior del planeta por razones desconocidas. Junto con el agua fue desapareciendo la vegetación y la atmosfera, y las ciudades quedaron deshabitadas a medida que la mayor parte de la población se extinguía. Los recursos que quedan son tan escasos que los hombres verdes consideran casi una cuestión de honor el matar a cualquier ser vivo que no resulte útil a su clan, para que así haya más recursos disponibles para los suyos. Carter es mantenido vivo porque su captor, Tars Tarkas, segundo al mando de la tribu, lo considera un espécimen raro y valioso por su extraordinaria capacidad de salto. En principio lo conserva mientras estudia la forma en que podría emplearlo como un arma más contra los clanes rivales.
Hay varias características comunes a casi todos los seres marcianos. La más notable es la extrema longevidad. Alguna extraña cualidad del aire hace que la vejez como tal no exista. De una infancia y adolescencia normal en términos humanos se pasa a una larguísima adultez de cerca de mil años, tras la cual los individuos envejecen rápidamente en pocos días, quedando impedidos para llevar a cabo casi cualquier labor. Nadie sabe si es posible morir de vejez en Marte, ya que debido a la escasez de recursos, el suicidio llegado a este punto es una costumbre tan extendida que se considera una indecencia no llevarlo a cabo. Otro rasgo común es la reproducción ovípara. La única especie que pare a sus crías son unos seres similares a lobos de seis patas, que son también las únicas criaturas cubiertas de pelaje. Todos los otros seres, incluidas las diversas razas humanoides, son ovíparos y lampiños, siendo el cráneo el único lugar del cuerpo en el que les crece cabello (aunque los hombres verdes son también calvos).
La ropa se emplea únicamente como algo ceremonial, solo en ocasiones muy especiales. Las armaduras son también algo ceremonial, y ningún guerrero las emplea en una situación de combate. Hubo un momento en que la escasez de recursos en Marte llegó a ser tan acuciante que la mentalidad de todas las razas cambió para considerar el aferrarse a la vida mediante armaduras una cobardía. Todo esto, unido al clima cálido, casi tropical que predomina en el planeta, hace que lo normal sea ir desnudo todo el tiempo, llevando encima únicamente los cinturones y arneses necesarios para trasportar armas y equipo. El oro y las joyas son en cambio bastante comunes, y lo más parecido a armadura que los marcianos suelen llevar encima son gruesos brazaletes y grebas de oro.
Este es el motivo por el que, a pesar del éxito instantáneo que alcanzaron las novelas en su momento, nunca se hizo (y quizá nunca se haga) una versión cinematográfica o en comic verdaderamente fiel a la obra de Burrough, porque implicaría montones de personajes desnudos, totalmente depilados de las orejas para abajo, y cargados de joyas y arneses de armas. Pero Burroughs no reclamó los derechos de autor sobre este primer libro, por lo que cualquiera que lo desee puede libremente hacer comics, juegos de rol, o escribir y vender sin problemas legales sus propias creaciones sobre el tema, siempre que no tome elementos aparecidos en las siguientes. Aunque Disney hizo una película en 2012 (que no me pareció para nada tan mala como se dice por ahí) no es propietaria de los derechos más allá de lo que cambió para su versión, como el hecho de que la ciudad de Zodanga camine de un lado a otro sobre patas mecánicas, o que la mujeres participen en las batallas junto a los hombres, por ejemplo.
Carter hace amigos entre los marcianos verdes: el feroz guerrero Tars Tarkas, la triste y amable Sola, que más adelante sabremos que es la hija secreta de Tars Tarkas, y el fiel “perro” marciano Woola. Aprende el idioma, se adapta a sus costumbres, y gana dos nombres propios. Los marcianos verdes no tienen derecho a nombre propio hasta que matan a dos enemigos que tengan ya dos nombres, adquiriendo como propios los segundos nombres de cada uno de esos adversarios. Esto implica que para tener derecho a un nombre propio, un marciano verde debe matar en combate a dos adversarios que a su vez hayan matado a dos adversarios, y que por tanto tengan más experiencia en combate que él.
Carter acompaña a su nuevo pueblo en sus viajes sobre el seco suelo marciano, y durante un tiempo cree que toda la vida inteligente del planeta son los hombres verdes, a pesar que las ruinas en las que se asientan (muebles, arcos de puerta, altura de las salas y ventanas) están a su medida, y no a la de sus altísimos captores. Carter da por sentado que los que construyeron esas ciudades se extinguieron junto con los mares, pero descubre su error cuando su clan ataca y derriba una nave voladora, pilotada por hombres rojos.
En la serie Futurama, el director de la Universidad de Marte tiene sobre su escritorio una maqueta de las naves de los hombres rojos, tal como Burroughs las describía en sus novelas.
Los hombres rojos son otra de las razas dominantes del planeta. Son de tamaño y aspecto humano, pero su piel es intensamente roja, y sus cabellos negros en todos los casos. Los hombres verdes derriban la nave disparándole con largos fusiles que emplean como munición cápsulas de polvo de radio explosivo, y cuando esta se estrella masacran a los tripulantes esgrimiendo espadas y pistolas en sus cuatro brazos. Solo se le perdona la vida a una joven mujer roja que es tomada como prisionera por ser la princesa de Helium, la principal ciudad-estado de los hombres rojos. Al ver como uno de los guerreros que lleva por segundo nombre Sojat abofetea innecesariamente a la prisionera, Carter se lanza sobre él y le parte en dos la cabeza de un puñetazo. Anteriormente ya había matado de un golpe a otro que llevaba por segundo nombre Dotar, por lo que cuando acaba con este segundo adversario gana su nombre marciano: Dotar Sojat.
A tenor de la costumbre marciana, Carter pasa a ser dueño de las propiedades de aquellos a los que mata. Esto incluye a sus mujeres, pero como no parece interesado en las mujeres verdes de tres metros de altura y cuatro brazos, Tars Tarkas le entrega temporalmente a la princesa, llamada Dejah Thoris. Se la entrega tanto para que le sirva hasta que decidan qué hacer con ella, como para que él vigile que ningún hombre verde la estropee demasiado reduciendo su valor de cara a un intercambio.
La relación entre Carter y Dejah Thoris es tensa al principio. El desconocimiento de las costumbres del otro hace que ambos se ofendan y malinterpreten continuamente, pero como no podría ser de otra manera terminan enamorándose. El ser de tamaños y aspectos similares pero un completo misterio el uno para el otro, el estar rodeados de criaturas violentas y gigantescas que los mantienen en una tensión constante, el tener todo que aprender y enseñar al otro sobre su propio mundo de origen, crea rápidamente una fuerte conexión entre ellos. Quizá el estar ambos completamente desnudos todo el tiempo y ser físicamente compatibles en ese sentido también influye un poco en el asunto, quien sabe.
El caso es que Carter y Dejah son llevados al cabo de un tiempo a presencia de Tal Hajus, que rige sobre todas las tribus del clan al que pertenecen. Este no los ve con buenos ojos, y determina que ambos sean ejecutados. A pesar que la lealtad de Tars Tarkas está con su gente, considera correcto poner sobre aviso a Carter. Este hace lo único que puede en una situación como esa: escapar del campamento de Tal Hajus. Roba un par de thoats, el monstruo-montura marciana por excelencia, que ha aprendido a controlar como un caballo más, y huye silenciosamente aprovechando la noche llevándose con él a Dejah, Sola… y Woola, que se apunta a la fuga siguiéndolos sin que se den cuenta.
Hasta aquí, el texto estaba más orientado a que entráramos en el ambiente y a sentar las bases de la historia, pero a partir de este momento entramos en la parte de la pura aventura desenfrenada. Encadenando casi un combate con otro, Carter y los aliados que va ganando y perdiendo lucharán sin apenas pausa, bien por la mera supervivencia, bien por rescatarse unos a otros. Y finalmente, por recuperar a Dejah Thoris de las garras del príncipe de Zodanga (la ciudad-estado rival de Helium) con el que se dispone a casarse para salvar de la destrucción a su ciudad.
Será el propio Carter quien acabe casándose con ella y permitiendo la primera alianza conocida entre hombres rojos y verdes al unir el clan de Tars Tarkas con las tropas de Helium para hacer frente a un enemigo común. Y cuando todo parece haberse solucionado y no quedar nada más que cerrar la historia recreándonos en las mieles de la victoria, todo se tuerce otra vez. La mente de Carter es súbitamente arrancada de su cuerpo marciano y devuelta al terrestre. Este ha permanecido en un coma estático, ajeno al paso del tiempo y cualquier otra necesidad biológica, desde que apareció en Marte.
De vuelta en la Tierra sin saber como controlar esa forma de viaje, a Carter no le queda otra que adaptarse nuevamente a un mundo que ya no siente como el suyo, y en el que no le queda nada por lo que luchar. Es en este momento cuando retoma la relación con su familia, descrita al inicio del libro. Debemos suponer, por tanto, que su súbita muerte y las extrañas condiciones de su entierro se deben a que finalmente, tras diez años atrapado en la Tierra, Carter encontró la forma de proyectar su mente al cuerpo y la vida que le aguardaba en Marte.
Personalmente me gusta mucho el estilo de las aventuras de John Carter. Son esa clase de aventuras en las que parece que puede pasar de todo, y raramente hay un momento de descanso. Es un tipo de literatura que ya casi no existe, donde el honor y el amor mueven ejércitos y arrasan naciones, una especie de versión ultraviolenta de los cuentos de hadas infantiles. Sí es cierto que muchas de las cosas que nos cuenta el autor chirrían mucho, se ven muy forzadas o quedan ridículas desde nuestra perspectiva actual, en la que todo debe estar más razonado y ser más lógico. No está de mas recordar que este libro se escribió hace más de cien años, y la mentalidad general de la gente va cambiando con el tiempo. Hay cosas de las que el propio Burroughs pareció arrepentirse, porque las ignora por completo o incluso las contradice en obras posteriores, pero en general sus libros de la saga marciana son un despliegue de acción frenética.
Este primero es quizá el más tranquilo, porque tuvo que dedicar una gran parte del texto a presentar el entorno, y aun así es un carrusel de tiroteos, peleas, duelos a espada, ataques de monstruos y romance casi continuo. Es (y en ningún momento pretende ser otra cosa) una novela de aventuras épicas llevada al extremo.
Como detalle curioso, cuando la mente de Carter es trasladada a Marte, los síntomas que presenta el cuerpo que deja atrás son los de un ataque cardíaco. Lo mismo de lo que murió Burroughs.
El próximo libro que comentaremos como parte del reto será Código Verónica, así que aseguraos de tener a mano un par de cargadores extra. Alternativamente, podéis continuar con el siguiente título la saga marciana pulsando aquí.
A Princess of Mars. 1912. Edgard Rice Burroughs. Colección Omean nº 0. Publicado por PulpEdiciones en 2002.
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