MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

viernes, 22 de noviembre de 2024

LECTURAS CON EL GATÍN: mAULLIDOs (4)

 

                                           Comunicado del Supervisor General.

Aprovechamos que el gatín estaba especialmente somnoliento tras su ágape para terminar con los últimos once relatos de este libro. Parecen muchos teniendo en cuenta que anteriormente hemos estado leyendo tres o cuatro al día, pero esto se debe a que hacia al final se han acumulado la mayoría de los más cortos, de un par de páginas como mucho. Los identificaréis rápidamente porque esos los he resumido en uno o dos párrafos cada uno.

Demasiado tiempo esperando: una historia clásica de la que el autor nos cuenta su propia versión. Un hombre llamado Rodrigo despierta en el dormitorio de su casa. Está algo confuso al principio, puesto que ha pasado algo más de dos años hospitalizado debido a un grave accidente de tráfico en el que quedó en coma. Tras salir del coma y un periodo de observación y recuperación, se despierta al fin en su propia casa.

Todavía algo confuso por el cambio de situación sale del dormitorio y entra al salón… donde se encuentra a un completo desconocido fumando en su sofá. No es el único, porque hay otro extraño deambulando por su casa. La casa fuera de su dormitorio, además, está llena de basura por todos lados, de platos sucios apilados con restos de comida que se han convertido en hervideros de larvas y moscas. Es una autentica pocilga, cual guarida de okupas, y eso es lo que en principio parecen ser los desconocidos que se han instalado en su hogar.

Estos, sin embargo, le hablan con familiaridad, como si fueran viejos conocidos. Sus respuestas cuando Rodrigo les exige explicaciones son evasivas, dando rodeos sin cesar, hasta que tras mucho hacerse de rogar se deciden a hablar. 

En realidad Rodrigo no ha llegado a salir del coma. Está empezando a hacerlo ahora, pero aún le queda camino por recorrer. Los dos desconocidos, que son representaciones que su mente ha creado para tratar de hacerle entender esto, le dicen que ya va siendo hora de despertar porque su mujer, Rosa, sigue esperando por él. 

Creo que el hecho de que solo su dormitorio esté limpio mientras el resto de la casa sea una pocilga es también un reflejo de esto. Ha “recuperado” una habitación de su casa, digamos que una porción de su mente, e irá recuperando el resto a medida que su conciencia vaya atravesando las densas capas del coma hasta despertar. Es, como decía al principio un historia muy clásica. Seguro que conocéis otras similares, sobre alguien que se ve involucrado en situaciones extrañas que lo llevan a descubrir que está muerto o en coma, porque es algo que no va a aceptar de forma consciente y debe ir primero sospechándolo y luego descubriéndolo por sí mismo.

Cuatro escalones: un hombre cuyo nombre no llegamos a saber está reparando un escalón de su casa. Mientras está en ello, el escalón abre un par de ojos y se lo queda mirando. El hombre se asusta y cae rodando por la corta escalera, rompiendo un juguete que su hija se había dejado por ahí. Cuando vuelve a mirar, los ojos ya no están.  

Testigo: Jorge lleva un par de días en otra ciudad. Solo sabemos de él que está ahí para testificar contra alguien. La única persona con la que ha llegado a cruzar más que un par de palabras es Jeremías, el tipo de la puerta de al lado de la pensión en la que está durmiendo.

Jorge sale a dar una vuelta, aunque parece aterrado por la idea de que le maten para evitar que testifique. En la calle se encuentra con Jeremías y se van juntos a comer a algún sitio. Cuando se meten en un callejón camino a una pizzería, Jeremías saca una pistola y le vuela la cabeza a Jorge. Otra historia que no me cuenta nada.

Despídete: Lorena se encuentra picoteando algo en una cafetería, y mientras lo hace fantasea con que un par de chicos jóvenes y guapos le sonríen y la miran de arriba abajo. Cuando vuelve a la realidad vemos que está sola en la cafetería y tiene ante sí una tostada a medio comer, un café ya frio, y una foto de cuando ella era pequeña en la que aparece junto a su padre.

Se nos da a entender (o eso entendí yo, al menos) que su padre está muriendo y ella iba de camino a despedirse de él, pero entró en la cafetería solo para hacer tiempo, sin decidirse a verle en sus últimos momentos. Digo de esta lo mismo que de la anterior, y os recuerdo que este libro se anuncia en la contraportada como de relatos sobrenaturales.

Lectura obligada: otro relato brevísimo en el que nos describe como una mujer graba a punta de bisturí la palabra “violador” por todo el cuerpo de un hombre al que tiene encerrado en su sótano, y al que también ha castrado.

No se nos aclara si el hombre es culpable o no de aquello de lo que ella lo acusa, pero la mujer parece creer sinceramente que lo es.

Aniversario: una pareja está celebrando su aniversario de boda. Tras brindar, la mujer le dice al hombre que puso veneno en su vino, y a continuación el hombre le dice que cambió las copas, y la que estaba envenenada se la ha bebido ella.

Cáscara: Rodolfo es un anciano científico que ha dedicado más de treinta años de su vida a lograr un solo propósito; la inmortalidad. Los últimos cinco los ha centrado en una investigación muy específica que por fin parece haber dado sus frutos. 

En su laboratorio cuenta con tres chimpancés con los que se le ha dado permiso para experimentar. A uno de ellos le implantan en una mano tejido TCR (Transmisor de Conciencia Reversible), que es en lo que se base el experimento de Rodolfo. En teoría, cuando el chimpancé toque siquiera a otro ser vivo con el tejido TCR, transmitirá su mente, conciencia, personalidad y recuerdos al cerebro del otro, borrando y sustituyendo por completo a los originales. Sin embargo, pocas horas antes de que lleven a cabo la prueba final de juntar a este chimpancé con otro para ver que ocurre, el chimpancé con el TCR implantado parece volverse loco y se arranca su propio antebrazo en un aparente intento de deshacerse del implante. El chimpancé se destroza a sí mismo en el proceso hasta tal punto que el personal de seguridad lo mata de un tiro.  

Al día siguiente, Ana, la esposa de Rodolfo, llega a visitarlo al laboratorio. Este le muestra el prototipo de TCR que está en desarrollo para uso humano, para que una persona pueda prolongar indefinidamente su vida ocupando el cuerpo de otra (¿de verdad nadie del equipo ve ninguna clase de traba moral o legal en esto?) mediante el simple toque. Se trata de un guante de malla que se coloca cubriendo la mano y replica la función del implante TCR. Mientras le muestra el artefacto y le explica su uso, alguien de su equipo lo requiere en otro lugar y Rodolfo se marcha, dejando a su mujer sola en su laboratorio privado, con el guante-prototipo a su alcance.

Ana, intrigada por la posibilidad de recuperar la juventud (no su juventud, pero sí la juventud de alguien, al menos) se coloca el guante solo por ver como le queda. Viéndola sola en el laboratorio, otro investigador le propone acompañarla a donde se encuentra su marido, que en ese momento está en la jaula de los chimpancés, socializando con ellos.

Ana es conducida a la jaula donde se sienta junto a Rodolfo y los dos chimpancés que quedan. Estos empiezan a examinarla con curiosidad y finalmente se deciden a abrazarla. Y naturalmente, Ana abraza a uno de ellos sin recordar que lleva el guante puesto, o quizá sin saber que era un prototipo ya terminado y funcional. Su conciencia es transferida al mono mientras su propio cerebro queda vacío, convirtiendo su cuerpo en un cascarón viviente. Rodolfo cubre con su cuerpo el de Ana, por instinto, pese que a que cuando ve el guante en su mano comprende que ahora la mente de Ana está en el cuerpo de uno de los chimpancés. El chimpancé receptor se ha desmayado por el borrado de su cerebro y la grabación forzada de recuerdos y personalidad de Ana. El otro simio, sin saber que está pasando pero notando que algo va terriblemente mal, reacciona saltando por la jaula y golpeando suelo y barrotes mientras grita enfurecido.

El guardia de seguridad, atento siempre a reaccionar ante cualquier arranque violento por parte de los simios, empuña su fusil y cose a tiros a los dos chimpancés, creyendo estar protegiendo a los humanos. En realidad, está matando los cuerpos de los dos primates pero solo la mente de uno, ya que la mente de Ana, transferida por completo, ocupa el cuerpo del otro.

Un tanto previsible (desde el momento en que Ana va hacia la jaula de los simios con el guante puesto ya sabemos lo que va a pasar) pero bastante bien. Hay algunas cosas que pueden parecer fallos al principio, como que el guardia que vigila a los simios emplee munición real en lugar de dardos narcóticos. O que Rodolfo tenga acceso a un guante TCR ya funcional y se lo pueda entregar a alguien ajeno al proyecto, sin implementar ningún protocolo de seguridad. Pero son de esas convenciones que hay que aceptar para que la historia funcione.   

Compañía: Asier, el camarero de un bar, ve entrar en el local a una joven que empieza a beber sin medida, hecha un manojo de nervios. Entre lloros, ésta le cuenta que ha sorprendido a su novio engañándola con otra y que lo único que quiere es emborracharse, cuanto más rápido mejor.

Asier, en lugar de comportarse como un profesional y negarse a servirle a alguien en ese estado, la anima a seguir bebiendo al tiempo que la toma de la mano y se pone cariñoso con ella. Esta es otra de esas escenas, como la que ya vimos en La recuperación, en la que el autor presenta como loable la actitud de un personaje que a mi me resulta cuanto menos oportunista.  

El bedel: un día cualquiera, sin nada de particular, el anónimo y anciano bedel de un colegio que curiosamente está situado frente al mar, empieza a barrer el porche y los escalones del edificio. Guiado al parecer por la demencia senil, continúa barriendo la carretera que separa al colegio de la playa. Luego barre la playa y se adentra en el mar tratando de barrer el agua, hasta ahogarse.

Trufo Tres sigue jugando: y por fin, ya en el penúltimo relato, encontramos uno en el que aparece un gato. Trufo Tres es un cachorro de gato recién adoptado, cuyos dueños acaban de comprar una casa. El narrador, cuyo nombre no llegamos a saber, está montando muebles e instalando aparatos mientras su mujer está fuera trabajando. Mientras el hombre va de un lado a otro de la casa trasteando con herramientas y el gatito juega a su alrededor, va dándose cuenta de detalles extraños. Un objeto que no es suyo ni le suena que pueda ser de su mujer, una selección de alimentos en la nevera que no se corresponde con la habitual, algunos de sus libros preferidos embutidos en cajas con la inscripción “para donar”, etc.

A pesar de todo, el hombre sigue a lo suyo, y el gatito hace lo mismo, jugando a su alrededor y más molestando que otra cosa. Finalmente llega el momento en que su mujer regresa a la casa, pero no lo hace sola. Su madre (y suegra del hombre) está con ella. En cuanto entran en la casa su mujer deja caer al suelo las bolsas de la compra que llevaba en las manos, rompiendo las botellas y esparciendo los comestibles del interior, y se hecha a llorar. Su madre se abraza a ella tratando de consolarla.

El hombre va hacia ambas, perplejo, tratando de entender lo que ocurre porque además ninguna de las dos parece ser capaz de verlo u oírlo. Al intentar unirse al abrazo, el hombre pasa a través de ellas, y luego ve impotente como las mujeres se marchan de la casa cerrando la puerta tras ellas. Solo Trufo parece ser capaz de verle y oírle, y el hombre comprende entonces que es un fantasma. En algún momento reciente que no recuerda debió morir, y su mente todavía no había asimilado este hecho. 

Es otra variante de la historia clásica de “está muerto/en coma pero aún no se ha dado cuenta” que ya vimos en Demasiado tiempo esperando.  

Kletba Praha: una pareja de recién casados, Akame y Shen, están (presumiblemente de luna de miel) en Praga, contemplando el famoso reloj de Nuestra Señora de Tyn. Este es un reloj de torre dotado de una serie de autómatas que en determinadas horas se mueven siguiendo una secuencia.

Akame y Shem aguardan a las nueve en punto de la tarde, junto con mucha otra gente en la calle que espera a que se produzca el desfile de los autómatas. Suenan las campanadas, una fila de apóstoles mecánicos surge de un lado del reloj y vuelve a entrar por el otro mientras un esqueleto que representa La Muerte agita la cabeza y tira de una cadena con la que parece abrir y cerrar las portillas por las que los apóstoles y otras figuras asoman para hacer su movimiento.

Las nueve campanadas suenan y la gente comienza a dispersarse… pero la figura de La Muerte no se detiene. Vuelve a tirar de la cadena provocando un nuevo paseo del resto de figuras. Akame es la primera en darse cuenta y presiente lo que esto significa, quedando en shock, paralizada de pie en medio de la calle, y Shem tiene que sujetarla para que no caiga al suelo.

A medida que más personas se dan cuenta de lo que está ocurriendo comienza cundir el pánico. Por los retazos de conversaciones que Shem logra entender a su alrededor, parece haber algún tipo de leyenda sobre el fin del mundo y la muerte de la humanidad relacionada con ese suceso. El esqueleto sigue abriendo y cerrando las portillas una y otra vez y los apóstoles y figuras no dejan de desfilar por el reloj.

Aterrada, Akame se abraza a Shen pero sus brazos se cierran solo en torno a las ropas de éste, que caen al suelo sin ningún cuerpo en su interior que las sostenga. Shen a desaparecido, y lo mismo ocurre con todos los hombres que había en ese momento en la calle. Y es de suponer que con todos los del mundo, dejando a las mujeres solas, condenadas al caos y la extinción.

Bueno, esto ha sido todo. No es para nada lo que esperaba, la verdad. Hay algunos de los relatos que se me han hecho entretenidos o interesantes, pero son más los que no. Hay un solo relato en el que aparece un gato cuya relevancia es mínima (lo cual me parece una tomadura de pelo en un libro titulado precisamente "Maullidos" y cuya portada es la boca de un gato) y menos de la mitad tienen algo de sobrenatural, cuando se supone que todos lo eran en mayor o menor medida.

El próximo libro de historias cortas que tenemos reservado para las horas de hacerle compañía al gatito pocho en su larga cuarentena es Cuentos de aventuras, de Jack London. Hasta que lo empecemos, podéis reprasar todos los relatos de mAULLIDOs desde los primeros pulsando aquí  

mAULLIDOs. 2023. Salvador Lacárcel Frutos (texto). Ian Linsday y Pexels (portada). Malbec Ediciones.

NUEVAS AVENTURAS DEL GUERRERO DEL ANTIFAZ (nº 9 y 10) La muerte del impostor

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!     

                                                                                         

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 


Saludos, nobles caballeros y damas.

Hoy solo comentaremos un par de números porque la amenaza principal, que eran Nasika y Máscara de Hierro han cedido su lugar al impostor, y nos bastarán estos dos comics para despacharlo.

La jugada del impostor (nº 9). Nasika ha muerto, Máscara de Hierro se ha hundido en el mar, y sus piratas samuráis y los piratas musulmanes de Ben Jaffiar se están matando mutuamente. El Guerrero y Li Chin, atrapados en medio de ambos bandos, se refugian en la sentina a la espera de que las cosas se calmen. Cuando el combate cesa solo han sobrevivido dos de los samuráis y un marinero de la tripulación asiática, y entre el Guerrero y su nueva amiga acaban con ellos. Pero son los únicos que quedan a bordo y el barco está destrozado, por lo que sus perspectivas no son muy halagüeñas.

Dos días después, el barco del capitán Garcilaso llega a costas españolas. Don Luis y Fernando llevan al impostor hasta el castillo de Roca, creyendo aún que se trata del verdadero Guerrero. Durante esos dos días el impostar ha tenido la oportunidad de ir empapándose de la suficiente información, por sus conversaciones con los otros dos, para desenvolverse con cierta soltura en el entorno del castillo que nunca ha visto. Los amigos, soldados y sirvientes del Guerrero encuentran extraña su actitud altanera, pero lo achacan a la matanza que provocaron los samuráis en el condado y a su cautiverio en la isla. Esto, unido a que Ana María sigue amnésica por el trauma sufrido, provoca una situación tensa y desagradable muy diferente a lo que todos esperaban.

Además, durante la ausencia del Guerrero, ha sido el escudero Ramiro quien más se ha volcado en cuidar a Ana María. Y esta, que no guarda recuerdos de su marido, le ha tomado a Ramiro un intimo afecto. Cuando quien para ella es un completo desconocido se presenta inesperadamente reclamando el castillo como suyo y a ella como su esposa, el instinto lleva a Ana María a refugiarse en Ramiro. Esto es visto como inadecuado por toda la corte, y enfada especialmente al impostor, que creyendo estar representando el papel que corresponde a un noble actúa de forma cada vez menos acorde a como lo haría el Guerrero.

Ante esta situación es poco lo que los demás pueden hacer. La costumbre de la época es dejar que los matrimonios arreglen sus problemas solos. Don Luis y Fernando regresan a sus respectivos hogares y los soldados y sirvientes miran hacia otro lado cuando el impostor que ellos creen su señor comienza a maltratar a Ana María y su hijo.

Ante los incómodos avances del impostor, que le reclama a Ana María sus derechos conyugales, esta opta por encerrarse en su dormitorio. Esto enfurece aún más al impostor, que derriba la puerta y echa de la habitación al pequeño Adolfo de una patada. 

El niño corre a avisar a Ramiro, ya que este es la única persona en la que su madre parece tener confianza. Al enterarse de lo ocurrido, Ramiro corre a los aposentos de Ana María y encuentra al impostor rasgándole la ropa para tomarla por la fuerza. Cuando intenta detenerlo este desenvaina la espada dispuesto a matarlo, y Ramiro no tiene más opción que derribarlo a golpes.

El fin de un malvado (nº 10). El impostor prosigue su lucha con Ramiro mientras Adolfo corre por el castillo alertando a todos con los que se encuentra. Un grupo de soldados acude para interrumpir la pelea y reducen a Ramiro. A pesar que el escudero portaba una daga al cinto, en ningún momento la ha empuñado contra sus supuesto señor, y probablemente es eso lo que le salva de ser ejecutado en el acto. Ana María insiste en que ella siente que ese Guerrero no es su marido, pero nadie la toma en serio debido a su amnesia. Mientras Ramiro es encadenado en una mazmorra, el impostor se encierra con Ana María en su dormitorio, y corremos un tupido velo sobre lo que ocurre a continuación.

Al día siguiente Nicasio y el físico (médico), dos de los sirvientes más veteranos del castillo, deciden sacar de la mazmorra a Ramiro. Están preocupados por la salud de Ana María. El impostor le impide a ella salir de sus aposentos a la vez que niega todo el mundo, incluido a su hijo, la posibilidad de verla. 

Arto de la situación y cada vez más convencido que el supuesto Guerrero del Antifaz no es quien dice ser, Ramiro va a su encuentro, esta vez espada en mano y sin importarle lo que pueda ocurrirle a él a continuación. Aunque como escudero tiene entrenamiento con armas, Ramiro no es tan experimentado con estas como el impostor. Ramiro da un mal golpe que impacta en el suelo y su espada se parte. Sin amilanarse, sigue peleando a manos limpias hasta que logra atenazar el cuello del impostor con su brazo. Unos músculos que se tensan, unas vertebras que crujen, y el cuello del impostor se rompe.

Con el impostor muerto, Ana María y su hijo están a salvo por el momento, así que volvemos con el autentico Guerrero. En teoría han pasado cuatro días desde lo último que supimos de ellos, pero en estos comics el paso del tiempo siempre es algo confuso y adaptable. Lo que se nos muestra parece conectar directamente con la último que vimos de ellos, puesto que de entre los restos flotantes de los barcos que se fueron a pique en el combate entre piratas aparecen dos esclavos chinos que nadan hacia el barco en el que están el Guerrero y Li Chin. 

Uno de ellos es el antiguo criado de ella, y el otro un amigo del primero, por lo que ambos se ponen a su servicio. A bordo del propio barco se deja ver entonces un pirata musulmán que sobrevivió a la batalla y, dada la situación, le promete lealtad al Guerrero. Entre los cinco logran gobernar precariamente la nave, lo suficiente para ponerla rumbo a cualquier punto al que puedan llegar de la costa española.

Desgraciadamente, eso no va a ocurrir. Otro barco de piratas musulmanes se cruza con ellos, y notando la escasa tripulación con la que cuentan, los abordan. Los dos sirvientes chinos son asesinados, del musulmán no se vuelve a saber nada (quizá vuelve a cambiar de bando y se une a los otros piratas) y el Guerrero y Li Chin son capturados. Estos nuevos piratas son los de Garfio Chamul, que pretende vender a ambos como esclavos al sultán Bayaceto. Quedaos con ese nombre porque será importante más adelante.

El Guerrero es encadenado en la bodega junto a un cargamento de esclavos, y Garfio Chamul mantiene a Li Chin en la relativa comodidad de su camarote, como criada y cocinera. Parece que el regreso del Guerrero a su hogar va a aplazarse de nuevo, pero confío en que pronto… un momento… ¿Qué es eso que flota agarrado a un madero?

¡El jefe de los samuráis sigue vivo! Es duro, el tiparraco. Tiene suerte de que en este comic el peso de las armaduras sea tan abstracto como el paso del tiempo. 

Y hablando de tiempo, puesto que el del impostor ya se ha terminado y la amenaza principal vuelve a trasladarse a otro adversario, dejamos la historia por aquí, de momento. Hasta que volvamos a ella podéis repasarla desde el inicio pulsando aquí o repasar El Aguilucho (otra obra del mismo autor) pulsando aquí.

Nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz. 1978. Manuel Gago (guion y dibujo). Publicado por Editorial Valenciana S.A.

jueves, 21 de noviembre de 2024

LECTURAS CON EL GATÍN: mAULLIDOs (3)

 

                                           Comunicado del Supervisor General.

Continuamos con los relatos de mAULLIDOs, que nos están resultando bastante irregulares. El primero y más largo de este lote es exactamente lo que esperaba encontrar en este libro: un relato de terror sobrenatural (literalmente, la contraportada nos indica que todos los relatos tienen el tinte visceral de lo sobrenatural”) pero el resto se apartan bastante de esto. 

Mientras el gatín dormitaba y comía (hoy le tocaban barritas) tuvimos tiempo de leer los siguientes relatos. 

Dos hermanas: Malena y Alba son dos hermanas que están compartiendo casa temporalmente. El marido de Malena murió en un accidente de tráfico tres meses atrás, y tanto ella como su hijo Bruno aun están tratando de asimilarlo. Alba y sus tres hijas (ella está divorciada) están viviendo con ellos una temporada para no dejarlos solos.

Malena se deshace en lágrimas cada dos por tres. Bruno está llevando el duelo de otro modo. El niño llora poco, habla menos, y se limita a aislarse en su cuarto siempre que se lo permiten. Además, las hijas de Alba se mantienen apartadas de Bruno. Aunque Alba les ha dejado claro que están allí por ellos, y que deben pasar más tiempo con Bruno e intentar involucrarlo en sus juegos y actividades, las niñas tienden a ignorarlo.

Un día, mientras las niñas juegan en la piscina del porche, una de ellas se resbala y se lesiona un pie. Alba se lleva rápidamente a su hija al hospital mientras Malena se queda en casa al cargo del resto de críos, y aquí se nos da la primera pista de que hay algo turbio en todo el asunto. Bruno corre a su habitación y allí le susurra a algo o alguien “¿Lo he hecho bien?”.

Cuando Alba regresa con su hija ya atendida, Malena se decide a confesarle algo que la reconcome y que está haciendo el duelo aún más difícil. Poco antes del accidente que mató a su marido, Bruno encontró un juguete tirado por ahí del que desde entonces apenas se ha separado. Se trata de Bender, una figura de acción de una especie de superhéroe sin rostro. Bruno afirma que Bender está vivo, que le habla, y que se alimenta del dolor ajeno. Al principio Bruno se pellizcaba a sí mismo para provocarse un poco de dolor. Luego pasó a aplastar insectos, porque Bender le exigía cada vez más alimento. Justo antes del accidente, Bruno dibujó con tiza en el suelo de su cuarto una serie de calles, para jugar en ellas con sus cochecitos. Malena se fijó más tarde que en los márgenes de las calles había escrito a tiza los nombres de las tiendas y las señales de tráfico, y estas se corresponden exactamente con las de la calle en la que tuvo lugar el accidente de coche en el que murió su marido, una calle en la que Bruno nunca había estado.

Malena cree que el accidente de su marido lo provocó Bender, y que lo ocurrido a la hija de Alba también es cosa suya. Le ha quitado Bender a Bruno y ahora lo tiene guardado en un túper, sin saber muy bien que hacer con él. Tras unas cuantas cervezas y una tensa conversación en la que Alba se esfuerza en creer a Malena, las hermanas acuerdan destruir al muñeco. Lo sacan de la casa y lo colocan sobre la parrilla de la barbacoa, donde lo hacen arder hasta que se derrite por completo.

En ese momento hoyen gritar a las niñas dentro de la casa y vuelven a toda prisa. Las hijas de Alba están dispersas por el pasillo, llorando y tapándose la cara por algo que han visto. De la habitación de Bruno brota una densa humareda. Mientras Alba atiende a sus hijas, Malena se precipita en la habitación de Bruno. Sobre la cama, lo que queda del chico es poco más que una masa carbonizada y derretida. Y antes que Malena sea capaz de procesarlo, una mano se posa en su hombro desde atrás. Malena se vuelve para encontrarse con una Alba que ya no es su hermana, con ojos brillantes y una pérfida y maligna sonrisa ensanchándose por momentos.

No tengo claro este final, pero el resto de la historia me ha gustado mucho. Está excelentemente narrada y logra implicarte mucho con los personajes. Aparentemente Bruno es destruido junto con Bender por el vínculo que había creado con este, hasta ahí llego. Pero a la aparente posesión de Alba por el espíritu de Bender, si es eso de lo que se trata, ya no le veo tanto sentido. Malena llega a preguntarle si tocó al muñeco antes de que lo quemaran, pero fue ella quien se lo quitó a Bruno y lo embutió en el túper, por lo que ella misma debió tocarlo mucho más. En cualquier caso, una historia bastante inquietante y con un final cruel y sin concesiones.

Desalmado: la que sigue es una historia muy breve y muy sencilla. Una madre está lidiando con sus dos hijos pequeños tras divorciarse o separarse del padre de estos. De los dos hijos, el mayor tiene alguna clase de tara mental y ha atrapado a su hermanito con la intención de cortarle en cuello con un cuchillo. Lo que persigue con este asesinato es perder su propia alma, porque al parecer la sensación de tener un alma dentro del cuerpo le resulta insoportable.

Tras hablar un poco con él, la mujer consigue que el hijo mayor suelte el cuchillo y a su hermanito. El chico se larga a encerrarse en su habitación mientras la mujer se queda consolando al asustado pequeño, que parece más preocupado por la salud de su hermano, que quería matarlo, que por la suya propia.

Agotado: otro cuento muy breve, de apenas un par de páginas. Volvemos a una pareja divorciada, solo que esta vez seguimos la historia del marido, que tiene la custodia del hijo. A la hora de dormir el pequeño le pide a su padre que mire si hay algún monstruo debajo de la cama y el hombre lo hace.

Al agacharse y mirar bajo la cama de su hijo, se ve a sí mismo agazapado bajo esta, sosteniendo un cuchillo y sonriendo como un demente. Y no esperéis una explicación, porque el relato tampoco la da.

La recuperación: este relato nos habla de Tomás, que está en la piscina olímpica de un gimnasio tratando de recuperar del todo la movilidad que perdió tras un accidente de coche. Por su horario de trabajo no puede acudir más que a la última hora antes de cerrar, cuando ya no hay casi nadie. De hecho, además de él solo hay un chaval que se muestra muy amigable y se presenta como Rigoberto.

Puesto que están solos, el chaval le propone situarse en pistas paralelas y hacer una carrera, cincuenta metros de ida y otros cincuenta de vuelta. Tomás acepta y ambos se lanzan al agua y nadan furiosamente, siendo Rigoberto el que termina imponiéndose. Ofuscado por la derrota, Tomás acepta otra carrera justo a continuación para obtener una revancha, y la pierde igualmente.

Entonces salen de la piscina y Rigoberto le revela que él era el conductor del coche que se estrelló contra el suyo y le provocó las lesiones de las que se está recuperando. Le dice que iba terriblemente borracho esa noche. Y como se sentía culpable por lo ocurrido, se había enterado de donde estaba Tomás haciendo terapia y había acudido a comprobar cómo se encontraba y a animarle en su recuperación. Rigoberto se despide entonces y se marcha la mar de satisfecho, al parecer creyendo que se ha portado como una especie de héroe o santo por lo que acaba de hacer. Y el problema que tengo con este relato no es que el personaje lo crea, sino que el propio autor parece creerlo y tratar de pintarte a Rigoberto como un buen tipo por haber hecho eso.

Si Tomás no conocía de nada a Rigoberto, ni identificó su rostro ni le sonaba su nombre (que tampoco es un nombre muy común) es porque nunca antes se habían visto. De esto deducimos que nunca hubo un juicio por el accidente. Por tanto, tras embestir al vehículo de Tomás con el suyo propio, conduciendo borracho como una cuba, Rigoberto debió huir del lugar del siniestro. Luego, cuando se le pasó la cogorza, estuvo haciendo seguimiento del estado de Tomás para provocar ese encuentro, pero en ningún momento confesó lo ocurrido a las autoridades porque en ese caso Tomás lo conocería.

Que nos intenten presentar como noble y bueno a un tipejo que conduce borracho, provoca un accidente y se da a la fuga, solo porque luego se interesa por el estado de la persona que ha sufrido las consecuencias de sus actos, es absurdo. Si de verdad hubiese estado preocupado, si de verdad le hubiese carcomido la conciencia, se hubiese entregado a las autoridades para recibir la sanción y castigo correspondiente. Pero esconderse todo el tiempo y solo aparecer al final en plan “mira, como te he animado para que nades y te recuperes antes, estamos en paz” me parece una cobardía aún mayor que no hacer nada, porque lo hace solo por calmar su propia conciencia sin sufrir ninguna consecuencia legal. Es más, la frase con la que Rigoberto se despide de Tomás “Y ahora, si no te importa, seguiré con mi vida”, como decidiendo unilateralmente que ya está todo resuelto entre ambos y ya no tiene ninguna responsabilidad hacia su víctima, es la gran burla final.  

Hasta aquí llegué hoy. Por el volumen de páginas que quedan, diría que el próximo día terminaremos con este libro si al gatín le da por acomodarse a dormir. De momento puedo decir que la cantidad de relatos que me han gustado con los que no lo han hecho está muy equilibrada. Me gusta sobre todo la forma que el autor tiene de describir las situaciones y los personajes. Y no me gustan los finales sin sentido como el de Agotado, o que se limite a describir situaciones de la vida cotidiana sin el anunciado tinte sobrenatural”, como en Desalmado o El caballo blanco del cole. Pero claro, eso ya va con los gustos de cada lector y el estilo de cada autor.

Podéis darle un vistazo al último lote de relatos de este libro pulsando aquí  

mAULLIDOs. 2023. Salvador Lacárcel Frutos (texto). Ian Linsday y Pexels (portada). Malbec Ediciones.

CABALLERO DE LA MUERTE de Clash of Heroes

 LA COLECCIÓN DE FIERAS

    Presentado por… Bem.

¡Hola raros! 

Este huesudo de aquí es un Caballero de la Muerte, uno de los tres tipos de tropa de máximo nivel del bando de la Necrópolis en el videojuego Clash of Héroes

El juego es una versión simplificada de los clásicos Heroes of Might and Magic, dirigido a un publico más joven. El habitual sistema de combate por ejércitos se cambia por uno en el que el jugador debe hacer filas con sus tropas según su tipo y color (al estilo de juegos como el Columns) para dañar al adversario.  

El Caballero de la Muerte, si lo he entendido bien, no hace falta juntarlo con otros guerreros similares pero a cambio hace daño por sí solo cada seis turnos. Admito que no conozco el juego y la figura la tengo porque estéticamente me parece muy bonita.  

Mide 6 cm de alto y no tiene puntos de articulación. Es ambidiestro y el hacha se le puede quitar de las manos, aunque ya sabéis, esa es la forma más rápida de que se pierda.  

Death Knight. Migth and Magic Clash of Heroes. Ubisoft. Presentación desconocida. Sin puntos de articulación. Año desconocido. 

miércoles, 20 de noviembre de 2024

LECTURAS CON EL GATÍN: mAULLIDOs (2)

 

                                           Comunicado del Supervisor General.

Hoy estuvimos otro ratito sirviéndole de colchón al gatín en cuarentena, que dedicamos a leer algunos relatos más del libro mAULLIDOs

Contra todo pronóstico, y pese a lo que el título parecía sugerir, seguimos sin encontrar ningún gato entre sus páginas 🤔

Los relatos que leímos en esta ocasión fueron los siguientes.

Los zapatos de charol: Ana está acurrucada en su cama, temblando de miedo por algo que hay en el dormitorio con ella. Se trata de una muñeca con rostro de porcelana y zapatitos de charol, que se balancea lentamente en la mecedora en la que está sentada. Tras atormentar a la niña durante un rato con el movimiento de la mecedora, la muñeca se incorpora y se acerca a ella pasito a pasito, como al parecer hace cada noche. Se queda junto a la cama de Ana, susurrándole, tocándola con sus fríos dedos, impidiéndole dormir, volviéndola loca poco a poco.

Esta vez la muñeca le coloca algo en la mano, un cuchillo, y la incita a suicidarse. Tras negarse primero, dudar después y resignarse al final, Ana toma el cuchillo y hunde la punta en su antebrazo hasta hacerse sangre. La muñeca sonríe y se inclina hacia Ana para ver mejor como se mata. Entonces la niña la agarra y comienza a apuñalarla con saña, hasta despanzurrarla. Al día siguiente, la madre y un médico entran en el dormitorio de la niña y la encuentran sentada en la mecedora, sonriendo y sosteniendo los restos de la muñeca. 

Al contrario que las anteriores, que me parecieron muy cortas, esta se me ha hecho larga. Dedica página tras página a describir como la muñeca se acerca a la cama e incordia a la niña. Son páginas muy bien escritas, lo admito, muy atmosféricas, muy tenebrosas, pero demasiadas, y en las que vuelve una y otra vez a lo mismo. Es una escena demasiado larga que, precisamente por alargarla tanto, pierde parte del impacto inicial que produce la detallada descripción del avance de la muñeca.

Ese es el final. No sabemos por que estaba viva la muñeca, por que quería matar a la niña, ni porque la niña termina ocupando su lugar. La presencia de un médico acompañando a la madre puede obedecer a que Ana estuviera débil desde varios días atrás porque la muñeca no le dejaba dormir por las noches, o… porque es esquizofrénica y todo lo que se nos ha narrado solo ha ocurrido en su cabeza. Quizá Ana tenía alucinaciones paranoicas, oía hablar y veía moverse a una muñeca del todo normal e inerte, y ella misma tomó el cuchillo de algún cajón de la casa sin ser consciente de ello. 

Se nos dice, como de pasada, como para que lo pasemos por alto si estamos leyendo demasiado rápido o con poca atención, que la niña no estaba “en la cama sin deshacer, sino sentada en la antigua mecedora”. Lo de “la cama sin deshacer” es lo que a mi entender nos confirma que Ana está loca, porque a lo largo del relato se ha incidido mucho en como retorcía las sábanas aterrorizada, y se trataba de ocultar bajo la colcha. Y si a pesar de ello, la madre y el doctor encuentran “la cama sin deshacer”, eso es porque Ana ha pasado toda la noche sentada en la mecedora, sumida en su propia alucinación, jugando a dos barajas tanto en el papel de la muñeca viviente como de la niña asustada.  

Cabo atado: Benito es un labriego que ha descubierto que su esposa lo engaña con un muchacho, mucho más joven que él. Toma la decisión de matarla, pero la idea de ser descubierto y encerrado en prisión le aterra, y no por él sino por lo que puedan pensar sus dos hijos. Para quedar libre de toda sospecha, contrata a un asesino profesional para que acabe tanto con su mujer como con el pimpollo que esta se ha buscado como amante.

A fin de crearse una coartada, va a beber al bar del pueblo y finge estar demasiado borracho para volver a casa, quedándose a dormir allí en la misma noche en que el asesino va a actuar. No contento con esto ronca de forma exagerada para asegurarse que el dueño del bar lo oye desde la otra habitación. Sin embargo en algún punto se queda dormido de verdad y sueña que es él quien está matando a su mujer y al chaval. Es un sueño vívido en el que siente el retroceso de la escopeta cuando dispara contra el joven, y el calor del cuello de ella entre sus manos cuando la estrangula hasta matarla.

Cuando se reúne con el asesino para pagarle, este insiste en que ha sido él, Benito, quien los ha matado, o eso creerá la policía a pesar de su coartada. El asesino ha falsificado pruebas que le incriminan. La escopeta fue comprada a su nombre con un permiso de armas falso también a su nombre, y de algún modo tiene sus huellas al igual que el cuello de su mujer. Benito protesta y exige saber como ha logrado todo eso, pero el asesino simplemente le mete los cañones de la escopeta en la boca. Le ordena que apriete él mismo el gatillo para volarse la cabeza y que parezca un suicidio, o matará a sus hijos. Benito accede a suicidarse para protegerlos, presiona el gatillo, y su cabeza estalla.

El asesino se limita entonces a tomar su dinero y marcharse. La idea de un asesino profesional tan metódico que, una vez cumplido el encargo mate también a quien le contrató, para cubrirse las espaldas, me parece genial. Pero aún así hay algo que no me termina de gustar. Nos explican que el asesino es un psíquico empático, y que por ello aunque fue él quien estrangulaba a la mujer de Benito, fue Benito quien la mató y son las huellas de Benito las que aparecen en su cuello. Aquí es precisamente el elemento sobrenatural el que parece metido con calzador y no termina de encajar.

Pulchra leonina: este va a ser muy rápido de explicar, ya que casi todo el texto es la descripción de los personajes, el entorno y su forma de comportarse, y yo me voy a ceñir a la historia que nos cuenta. Un matrimonio y su hijo pequeño están de visita en la catedral de León. Se acercan a una guía que está explicando a un grupo de turistas la historia del topo maligno.

Este era supuestamente una especie de diablillo que se dedicaba a visitar las obras de la catedral por las noches para ir rompiendo cosas y retrasando el trabajo. En realidad el suelo era inadecuado y era eso lo que provocaba daños en los cimientos y muros, pero para la población de la época era más cómoda la idea de un culpable físico que podía ser descubierto y cazado antes o después.

En un momento de descuido el niño se pierde de vista y los padres empiezan a buscarlo frenéticamente entre la multitud. Cuando el marido lo ve el suelo empieza a temblar, el techo a quebrarse, y toda la catedral amenaza con derrumbarse precisamente en ese momento. El hombre corre cubriendo con su propio cuerpo a su hijo, con el techo ya crujiendo y el polvo cayendo sobre él… pero el derrumbe no se produce. Cuando se incorpora, su hijo le dice que no se preocupe, porque el topo malo le ha hablado y le ha dicho que no planea derrumbar la catedral ahora, sino durante la noche.

Pues… vale… esta me ha dejado bastante frío, la verdad.

Algo más de abrigo: este directamente me lo voy a saltar, porque una nota al inicio nos indica que no es un relato completo, sino una reescritura del final de la novela Casa Tomada, de Julio Cortázar. Solo tiene un par de páginas de extensión y es eso, un final reescrito de una novela que no he leído y de la que no se nada sobre los personajes que se nombran. Si más adelante leo Casa Tomada leeré también este para comprobar si el final propuesto por el autor de estos relatos es más adecuado que el de Cortázar. 

Esta vez he tenido tiempo de leer más páginas en total, pero en general la experiencia ha sido peor. Las historias de este libro se me están haciendo cada vez más cuesta arriba de terminar. Me sabe mal decirlo porque lo empecé con muchas ganas, pero es la verdad. Respecto a mi teoría de que los animales blancos tenían algún significado particular en el conjunto del libro... puedo descartarla ya, puesto que no aparece ningún animal blanco en estos otro relatos.

Leemos y comentamos cuatro relatos más de este libro aquí.   

mAULLIDOs. 2023. Salvador Lacárcel Frutos (texto). Ian Linsday y Pexels (portada). Malbec Ediciones.

FANTASÍA S.A. El maniquí del desván

EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!     

                                                                                         

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

“A varios millones de años-luz de esta galaxia, cuatro planetas giran alrededor de una estrella llamada Nukkra. En Vredia viven los cuerpos, en Gush viven las fuerzas, en Clessis viven las mentes, y en Ifning vivía yo, gobernando sobre los cuatro. Pero los habitantes de los otros tres planetas me echaron del trono, poniendo en mi lugar a las máquinas”.

Estas tres frases, pronunciadas por una misteriosa dama alienígena exiliada en la Tierra, bastaron para que me enamorara de esta historia tan pronto como la leí. Fantasía S.A. se publicó en 1975 en la revista Tío Vivo, a razón de entre dos y cuatro páginas por ejemplar. Más adelante se recopiló en otras revistas como Bruguelandia, en cuyo nº 7 aparecen juntas las treinta páginas de la primera historia, El maniquí del desván. 

Los autores de esta obra fueron Andreu Martín i Farrero como guionista y Edmundo Fernández Ripoll (más conocido por el seudónimo de Edmond) a los lápices. Andreu hizo guiones para Dossier Negro y fue el guionista habitual de Sir Tim O´Theo. Las obras más conocidas de Edmond (en las que él mismo fue guionista) son Jan Europa y Doctor Impossible.

La que nos ocupa comienza con Wilbur Polder, guionista de una editorial llamada Fantasía S.A contándonos a trompicones una extraña historia sobre una emperatriz alienígena, un ejército de robots, y conquistas interplanetarias. Tras soltarnos algunos datos en crudo, se decide a empezar desde el principio… con él durmiendo en la oficina, en horas de trabajo. Sus compañeros de oficina le tienen tirria salvo Tina, una secretaria que está enamorada de él. Su jefe, el señor E. T. Morpins es un individuo irascible y gritón al estilo de J. J. Jamison.

En una ocasión, conduciendo hacia una fiesta de disfraces, ve a un lado de la carretera a dos hombres atacando a una mujer. Los tres tienen un aspecto bastante extraño, por lo que supone que también van de camino a la fiesta. Wilbur se lanza sobre los tipos y descubre que los golpes de estos son sorprendentemente contundentes. 

De hecho, los dos tipos son robots pero él no llega a darse cuenta. El primer golpe que le dan lo deja atontado y no ve como la chica recupera un pequeño objeto del suelo y dispara con él un rayo que desintegra a sus atacantes.

La mujer misteriosa, llamada Damaris, lleva Wilbur hasta un claro del bosque en el que una columna de luz brota del propio suelo. Al entrar en la columna se teleportan a lo que parece ser una caverna subterránea acondicionada de forma minimalista como vivienda, en la que se han instalado grandes ordenadores y paneles de mandos futuristas llenos de pantallas, botones y lucecitas. Allí Damaris cuenta a Wilbur la extraña historia que ya nos resumieron en la primera viñeta. 

Ella fue la gobernante de un lejano planeta llamado Ifning, habitado por los antropos, humanoides llegados en un remoto pasado desde la propia Tierra por medios que no llega a especificar. Los otros planetas del sistema solar eran: Vredis, un inmenso pantano habitado por pulpos, cocodrilos, serpientes y monstruos locos que combaten continuamente entre ellos devorándose unos a otros. Gush, el planeta del terremoto eterno, donde las fuerzas de la naturaleza tienen conciencia propia y huracanes, tifones, avalanchas y todo tipo de desastres geológicos y climáticos luchan entre ellos tal como la hacen los monstruos de Vredis. Y Clessis, habitados por espíritus, mentes, y sombras enloquecedoras que recorren sin cesar un mundo sin vida. Un día, fuerzas conscientes de esos tres planetas se aliaron para deponer del trono a Damaris, desatando un apocalipsis de monstruos, desastres naturales y locura sobre Ifning. Mataron a toda la población salvo a Damaris, que logró escapar, y sustituyeron a los humanoides orgánicos por robots. Damaris huyó a la Tierra, el planeta natal de los antropos.  

Tras solicitarle ayuda a Wilbur para recuperar Ifning y darle un beso de agradecimiento (que no falte) Damaris lo teleporta de nuevo junto al coche que abandonó en la carretera. Mareado por el efecto del teleportador, Wilbur llega a pensar que todo lo ocurrido ha sido una alucinación y empieza a olvidarse de ello. Pero Damaris no se olvida de él. Y Las Máquinas tampoco, que ya lo han fichado como enemigo a eliminar.

Al día siguiente Wilbur le cuenta a Tina el extraño sueño que tuvo. Debido a ello, cuando recibe en su oficina una llamada telefónica en la que la voz de una mujer le cita en una cantera abandonada para que le ayude a destruir una base de Las Máquinas, Wilbur piensa que se trata de Tina llevando a cabo otro intento de ligárselo. Wilbur decide seguirle el juego y acudir a la cita. Como está convencido de que es una broma de Tina, acude desarmado y desprevenido. 

Mientras la espera frente a la entrada de la cantera, ve como un individuo se acerca a él. A pesar de estar burdamente disfrazado con un abrigo, Wilbur reconoce en el individuo a uno de los tipos que atacaban a Damaris la noche anterior. No se trata de uno de ellos, que fueron destruidos, pero todos los robots son idénticos.

Wilbur salta a su coche y se larga, mientras el robot hecha a correr tras él en plan Terminator. Mientras tanto, Damaris aprovecha que Las Máquinas están pendientes de Wilbur para infiltrarse en la cantera, destruir con su micro-desintegrador al resto de robots y volatilizar toda la instalación.

Otro día pasa en el que Wilbur, al volver del trabajo, se encuentra al robot que persiguió su coche dentro de su propia casa. A pesar de la enorme fuerza del robot, Wilbur logra hacerle saltar la cabeza con un atizador de la chimenea. Todavía está asimilando el hecho de que todo lo relacionado con Damaris pueda ser cierto cuando se presenta un nuevo peligro… una visita de su estirada tía Mónica y su revoltosa primita Quitina. Esconde cuerpo y cabeza del robot en el desván y corre a abrirles la puerta. Mientras Mónica le sermonea sobre su aspecto, el desorden de su casa, que ya va siendo hora de casarse, que debería buscarse otro trabajo, etc., Quitina recorre las habitaciones abriendo cajones y buscando juguetes o lápices de colores con los que entretenerse.

Quitina sube al desván y ve el cuerpo del robot, confundiéndolo con un maniquí. Inmediatamente localiza la cabeza en una mesita cercana y, subiéndose a una silla, la coloca en su lugar por ver cómo le queda. La energía interna del robot suelda la cabeza, y el conjunto se reactiva. Quitina, creyendo ahora que se trata de algún tipo de juguete mecánico, se queda encantada junto a él viendo cómo se mueve espasmódicamente.

Damaris, que estaba observando la escena desde los paneles de control de su caverna, contacta telepáticamente con Wilbur para advertirle de lo que está ocurriendo. Este corre escaleras arriba dejando a tía Mónica con la palabra en la boca y se enfrenta de nuevo al robot, que está vampirizando a Quitina. Esta es una capacidad que tienen los robots de recargar sus baterías mediante el tacto, drenando la energía eléctrica presente en los seres vivos.

Damaris se decide al fin a teleportarse al desván para ayudar a Wilbur y vaporiza al robot con su micro-desintegrador. Luego se disculpa por haber tardado tanto en acudir. Damaris era emperatriz de su mundo, está acostumbrada a ser servida y protegida, más que a intervenir ella en ayuda de los demás, pero ya ha asumido que la situación ha cambiado y también ella debe hacerlo. 

Tan pronto como Mónica y Quitina se van, Damaris se hecha en brazos de Wilbur para demostrarle hasta donde está dispuesta a llevar su incipiente alianza.   

Y básicamente esta es la primera historia de Fantasía S.A. No he podido averiguar cuantas llegaron a publicarse y solo tengo otras dos completas. No son fáciles de encontrar porque, a diferencia de otros comics de Edmond como los citados Jan Europa o Doctor Impossible, que tuvieron una colección propia, esta solo apareció como complemento de otras revistas y casi siempre fragmentada. 

El maniquí del desván. 1975. Andreu Martín i Farrero (guion) Edmundo Fernández Ripoll (dibujo). Publicado integro en 1982 en Bruguelandia nº 7.