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lunes, 11 de marzo de 2024

EL AGUILUCHO (3) El falso príncipe

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Tras haber escapado del castillo de los brujos y de sus monstruosas hormigas gigantes, hombres mono, chacales rabiosos y el terrible Noctulo, pasamos a una historia más convencional donde dejamos de lado a los monstruos. 

Como en estos comics la acción solía ser continua, pasándose de una cosa a otra sin cortes ni transiciones, estas mini sagas en las que estamos dividiendo el resumen de la colección las estamos estableciendo nosotros, metiendo el corte donde nos parece que una historia concluye y se pasa a la siguiente. También les estamos poniendo nombre para distinguirlas unas de otras. A la que viene a continuación la hemos llamado la saga de El falso príncipe. Esta se extiende desde el nº 7 al nº 10 de la colección.

Ya reseñamos parte del nº 7, Lucha contra lo imposible, en la que aparece la conclusión de la saga El Bosque de las Brumas. Unos dos tercios del comic están dedicados a dar inicio a la trama de El Falso Príncipe. Marcel ha quedado separado de sus amigos y se ha llevado un buen golpe al caer a un lago, arrastrado por un salto de agua. Afortunadamente no se recurre al tópico de la amnesia, y el joven se levanta perfectamente consciente de quien es y donde está. 

Tras unas viñetas dedicadas a mostrarnos cómo se las apaña para cazar y asarse un pato, aprovechando las habilidades de supervivencia que aprendió junto a Dardo, presencia como un grupo de facinerosos prepara una emboscada contra una comitiva real que se dispone a cruzar un desfiladero. Marcel interviene dando la voz de alarma, pero la trampa ya se ha cerrado sobre los viajeros. Los bandidos provocan una avalancha y luego caen sobre los supervivientes para rematarlos a espada y cuchillo.

El único que se salva es un príncipe al que las tropas emboscadas escoltaban. Este escapa trepando a la cima de una montaña, que resulta ser un volcán activo. 

Allí el líder de los atacantes se lanza contra él. Viéndole desarmado, Marcel se interpone en defensa del príncipe, pero durante la lucha ambos terminan precipitándose por el cráter del volcán. 

En Enemigo implacable (nº 8) vemos que Marcel, gracias a la agilidad de la que hace gala, que es siempre su mejor baza, ha conseguido aferrarse a un saliente. Del príncipe al que intentó salvar no hay ni rastro. El líder de los atacantes, llamado Lugher, no se molesta en verificar la muerte de ninguno de los dos, pues tiene prisa en continuar con su plan. 

El acabar con el príncipe era solo la primera parte del mismo, puesto que ahora va a hacerse pasar por él. Al príncipe se le espera en un reino vecino para tomar la mano (y todo lo demás) de la hija del rey, la princesa Gisela. Y sí, es la misma Gisela que Marcel conoció en El Bosque de las Brumas. Su padre era el rey de su propia tierra, pero decidió no revelar este detalle a unos desconocidos, y Gisela tuvo la misma precaución.

Brazos aparece oportunamente para rescatar a su amigo del cráter. Tras quedar separados de Marcel, el resto del grupo fueron también arrastrados por la corriente y siguieron más o menos su mismo recorrido, con algún lapso de tiempo de diferencia.

El anciano (que ahora nos enteramos que atiende al nombre de Visir) se reencontró entonces con sus soldados, que estaban por la zona. No se explica nada, pero podemos suponer que fue con ellos al bosque buscando a su hija, y quedó separado de estos, quizá por el ataque de las hormigas gigantes. Junto con los soldados, Brazos y Gisela siguieron buscando a Marcel, hasta dar con el atraídos por sus gritos durante la batalla.    

Marcel y Brazos acompañan a Visir y Gisela a su castillo, donde son invitados de honor durante algunos días. Allí el joven es acosado por un rebaño de marujas grupo de damitas de la corte que no cesan de ir tras él, y se nos deja claro que hay una atracción mutua entre este y Gisela. 

Sin embargo, la llegada de una comitiva real pone fin a las esperanzas del muchacho de aspirar a la mano de la princesa. El príncipe italiano Vinglio de Piamonte, prometido de Gisela desde que ambos eran niños, por cuestiones políticas, ha llegado al fin a reclamar a su novia,  a la que nunca antes ha visto. Sin embargo, a Marcel sí le resulta familiar en rostro del novio, aunque no logra ubicarlo. Durante la recepción oficial cae en la cuenta que el supuesto príncipe es el bandido que preparó la emboscada contra la comitiva real, y que por tanto, está suplantando la identidad del príncipe desaparecido en el cráter del volcán.   

Marcel acusa a Lugher y se desata una lucha entre éste y sus hombres contra Marcel y Brazos en el salón del trono, mientras el rey Visir trata de imponer orden a gritos.

En Reto a muerte (nº 9) se decide poner fin a la disputa por medio del Juicio de Dios. Esto era una costumbre medieval que tenía como función zanjar las disputas personales antes de que estas escalaran a mayores e implicaran cada vez a más gente. Se trataba simplemente de un combate a muerte. Puesto que se creía o aceptaba que todo cuanto ocurría obedecía al plan de Dios, el vencedor sería aquel a quien el propio Dios diera la razón. Y ya que Lugher no admite la acusación de Marcel y éste no puede probarla, se opta por esta solución para salir de dudas.

Como retado, Lugher opta por la modalidad de Torneo Negro, la más letal de todas: un enloquecido escenario donde los contendientes deben librar la típica justa a caballo y con lanzas de torneo… pero en el interior de un foso en llamas. Los jinetes deben saltar a unas rampas de piedra que sobresalen de las llamas y hacer trotar sus caballos por ellas. Al llegar al centro del recorrido, cada uno salta hacia la rampa del rival, aprovechando el instante en que ambos caballos se cruzan en el aire (sobre una plataforma erizada de cuchillas) para tratar de golpearse en el aire con las lanzas. Y en caso de sobrevivir ambos, repetir la maniobra hasta que las fuerzas o el valor les fallen a ellos o sus caballos.  

Para asegurarse la victoria, Lugher ha trampeado el escenario, haciendo el lado por el que tiene que cabalgar Marcel más inseguro, a fin de que ni tan solo logre llegar con vida a efectuar el salto sobre la plataforma de cuchillas. Marcel pierde su caballo y lanza entre las llamas antes que Lugher se abalance sobre él. En la contienda ambos terminan luchando a pie en la plataforma central, y finalmente es Marcel quien acaba con su adversario arrojándolo en plancha sobre las cuchillas.

En Dura victoria (nº 10) veremos la conclusión de esta saga y el gancho para la siguiente. Brazos saca a Marcel (que ha quedado gravemente herido) del foso de llamas, y se lo lleva para ponerlo a salvo de la cada vez mayor horda de damas acosadoras que lo sigue día y noche. 

El joven se repone de sus heridas bajo los cuidados de Gisela y el Padre Juan, el cura del castillo. Marcel se atreve finalmente a pedir la mano de Gisela, y el rey Visir le revela que muy a su pesar no se la puede conceder. Ya comprometió a su hija con el príncipe Vinglio de Piamonte, y no tiene la certeza de que este haya muerto. Marcel toma entonces la resolución de ir el mismo a descender por el cráter del volcán por el que éste se precipitó para rescatarlo si sigue con vida, o para volver con pruebas de su muerte si ese es el caso. 

El problema… es que el volcán en cuestión está encantado, igual que el Bosque de las Brumas… de hecho, lo que se cuenta sobre él es casi una repetición de las leyendas sobre el bosque; que si espíritus, que si monstruos, que si árboles que se mueven… lo típico en estos casos.

Tan pronto como se recupera de sus heridas, Marcel, Brazos y un grupo de sirvientes del rey parten con un carro lleno de pertrechos de escalada y provisiones para averiguar el destino del príncipe. Y durante una noche de acampada, vemos como una de las cajas de provisiones que llevan con ellos se abre, con su tapa empujada desde dentro, y de esta asoma… 

El comic termina en este punto, así que no sabremos lo que asoma hasta la próxima aventura, que lleva por título El volcán de los horrores, y en el que se inicia una nueva trama.

El Aguilucho. 1959. Manuel Gago (guion y dibujo). Reedición de 1981.

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