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sábado, 30 de septiembre de 2023

BUSCA EL TESORO DE HARK (2)

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Hace algo más de un año comentamos el librojuego de R. L. Stine Busca el tesoro de Hark, una de las piezas más interesantes y a la vez más desconocidas de su obra, anterior a su famosa colección de Goosebumps (Pesadillas, en España).

Este comentario es una continuación del anterior, que podéis ver aquí antes de leer este si queréis refrescar la memoria y tener claro de lo que estamos hablando.

Vuelvo a sacar el tema porque al fin he logrado terminar el librojuego. No he llevado la cuenta pero calculo que me mataron unas treinta y cinco o cuarenta veces en total: he terminado frito por la radiación, envenenado por comer a un animal, devorado (varias veces, por distintos animales), decapitado por una tortuga-cangrejo gigante, asesinado o esclavizado por los nativos, ejecutado por el guardia de seguridad de una ciudad, sepultado por la arena, caído al fondo de diversos pozos (de arena, agua o fango, de ninguno de los cuales es posible salir), muerto en un duelo, muerto desangrado por un parásito, petrificado, aplastado… ha sido, en definitiva, una excursión interesante.

Finalmente he encontrado el famoso tesoro de Hark y puedo afirmar que, contrariamente a mi primera impresión, si que es posible llegar legalmente hasta esa sección. Pero esto se logra a costa de superar la trampa más astuta de las que nos plantea Stine. En una de las primeras tomas de decisiones que nos encontramos, tenemos la opción de recoger un objeto que resulta ser un parásito camuflado. Este se nos engancha al brazo y nos va drenando la sangre continuamente. Nos olvidamos del tesoro porque nuestra prioridad es deshacernos del parásito, cuyas patas y caparazón son duras como el metal. Casi cualquier decisión que tomemos a partir de ese momento hace que el parásito nos drene la sangre hasta morir o bien que muramos por otra causa, pero debido a que estamos debilitados por el parásito. De tomar una decisión que no acabe con nosotros, se nos ofrecerán unas cuantas más, todas las cuales menos una terminarán también por matarnos.

Pues bien, la primera partida que jugué terminé muriendo por culpa del parásito. Las siguiente lo evité, pero también me mataron en todas las ocasiones, fuera por donde fuera e hiciera lo que hiciera. Terminé retomando el camino del parásito y muriendo varias veces antes de lograr librarme de él… y muriendo algunas veces más después de eso. Pero es al final de ese camino en el que se te engancha el parásito en el que está el tesoro.

Tras sortear montones de malas decisiones que acaban trágicamente, llegamos hasta el tesoro e inevitablemente una serpiente venenosa nos muerde. Nos dicen entonces que el parasito que nos mordió en primer lugar nos inoculó también una bacteria en el torrente sanguíneo que nos inmuniza al veneno y es a su vez venenoso para ese tipo de serpientes, con las que los parásitos compiten por el escaso alimento. Es esto lo que nos salva, y para llegar hasta este punto debemos haber pasado primero por el parásito. Tocarlo es algo que se nos presenta en todo momento como un terrible error, y llevarlo enganchado como algo angustioso, por lo que la tendencia natural es evitar todo curso de acción que nos lleve a terminar con esa cosa pegada al cuerpo. Sin embargo, no podemos sobrevivir a la última trampa sin haber primero pasado por esa.

Y encuentro todo el asunto bastante ingenioso. Se nos presenta un peligro que no nos mata inmediatamente, pero que tras caer en él nos mata muchas veces, para que si repetimos ese camino terminemos convenciéndonos que todo lo que hagamos una vez llevamos el parásito enganchado nos conduce a la muerte, cuando en realidad esconde el único camino válido para llegar al tesoro. Cualquier persona sensata busca la forma más segura de hacer las cosas, pero en este caso eso no funciona.

En fin, esto es Busca el tesoro de Hark. Un librojuego de 250 secciones, en 76 de las cuales morimos y en las que tenemos una sola y remota posibilidad victoria, alcanzable pero muy rebuscada. Uno de los más difíciles que existen, junto con ese matadero subterráneo que era El desafío de los campeones. Un reto para verdaderos jugadores, de esos que no se dejan amilanar por minucias como que les maten treinta, cuarenta o cincuenta veces antes de lograr su objetivo.   

Puedes repasar otro libro de este autor pulsando aquí

The Badlands of Hark. 1985. R.L.Stine (texto) Ricardo Recio (portada) Robert Roper (ilustraciones). Publicado en 1986 por Ediciones Daimon.

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