EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS ¡ALERTA DE EXPOILERZ!
Presentado por… el profesor Plot.

Saludos, nobles caballeros y damas.
¡Treinta de enero! ¡Feliz Dia internacional del croissant! Hoy no podía faltarnos un croissant o dos para desayunar. Ni tampoco algunas aventuras más de El Guerrero del Antifaz.
¿Qué? ¿Qué no veis la relación entre los croissants y El Guerrero del Antifaz? No hay problema, es a lo primero que iba. Croissant significa creciente, en francés, que es el término que se ha popularizado en Europa. En otros lugares del mundo se los conoce como cuernitos o medialuna. Todos estos nombres hacen referencia a la forma que se les dio originalmente, que ya tiende a perderse o mitigarse: la de una luna en fase de cuarto creciente.
Se les dio esta forma para conmemorar la victoria de las buenas gentes de Viena contra los guerreros otomanos del visir Mustafá, que trataban de conquistar la ciudad. En 1683 los turcos trataron de tomar la ciudad de Viena, ya sitiada, excavando túneles bajo las murallas. Para que los guardias de las murallas no los vieran, empezaron a cavar durante la noche.
Tras varias horas de excavación los primeros invasores comenzaron a brotar del suelo al otro lado de las murallas, a unas calles que esperaban encontrar completamente solitarias y desprevenidas. Pero los panaderos de la ciudad, despiertos desde antes del alba para preparar y distribuir el pan y los bollos que debían venderse ese día, los descubrieron y dieron la alarma inmediatamente. Debido a esto los otomanos fueron contenidos y Viena resistió hasta la llegada de las tropas del emperador Leopoldo, que los expulsó definitivamente.
El emperador concedió una condecoración general a todos los panaderos de Viena, y estos a su vez elaboraron para él los primeros halbmond (medialuna, lo que actualmente llamamos croissants). La forma de estos bollos imitaba la media luna de las banderas otomanas, y fueron un modo de recordar que las gentes de Viena “se habían comido” de forma figurada a los enemigos que ondeaban la bandera de la media luna.
Y por eso creo que un croissantito calentito (quizá incluso relleno de jamón serrano🥐😋) es el desayuno perfecto para acometer la lectura de unos cuantos números más de El Guerrero del Antifaz, cuyas aventuras repasamos a continuación.
Será solo un número esta vez, porque estamos desviando nuestro tiempo a otros proyectos y algo que caracterizaba a estos comics en su primera etapa es que en cada uno de ellos pasaban MUCHAS cosas en sus tan solo dieciséis páginas, tantas que son muy difíciles de resumir, porque no hay casi nada que puedas saltarte sin que el resumen cojee.
Los tres hermanos Kir (nº 15). Recordemos que el anterior número terminó con Harúm y el Guerrero coincidiendo en los aposentos de la hija del primero. Naturalmente Harúm monta en cólera, pero no por los motivos que sería de esperar en un padre que encuentra a un hombre adulto oculto en la habitación de su hija adolescente. Lo que enfurece a Harúm es que él mismo se metió en la habitación de su hija precisamente para esconderse de ese hombre. Tras un breve combate el Guerrero tumba a golpes a Harúm y se dispone a matarlo, pero Aixa lo detiene. Está además sujeto a la promesa que le hizo a Aixa de no matar a su padre, aunque esta fue hecha antes de que Harúm matara al suyo.
El Guerrero duda y decide llevarse a Harúm como rehén para garantizar su salida de la fortaleza. También se lleva el cadáver del conde de Roca, amarrado a un caballo, para poder enterrarlo en territorio cristiano. A Aixa le asegura que dejará en libertad a Harúm una vez esté lo bastante lejos de las tropas islámicas. De camino a territorio aliado se reencuentra con Fernando y el viejo, que estaban por los alrededores de Harúm tras haber escapado de su fortaleza en el número anterior. Todos juntos se dirigen hacia la antigua fortaleza de Alí Kan, ahora en manos de los cristianos.
Allí se encuentra con don Luís y el capitán Rodolfo. El primero ya es un sólido aliado del Guerrero, pese a que ambos pretenden a la misma dama, mientras que el segundo aprovecha la ocasión para volver a meter cizaña. Lo hace dando a entender que el deseo del Guerrero de enterrar apropiadamente al conde de Roca es solo una excusa para verse con Ana María, hija del conde de Torres.
Y aprovecho estas viñetas para resaltar el aspecto del protagonista. Es muy habitual que en los comics, quizá más que en otros medios, los protagonistas tengan un aspecto muy distintivo. Que destaquen por tener ropas, armaduras, peinados o armas especiales que nadie más tiene. El aspecto del Guerrero, como vemos aquí, es idéntico al del capitán Rodolfo, siendo la única diferencia entre ambos que el Guerrero lleva antifaz y el capitán Rodolfo luce un bigote. El Guerrero viste como cualquier soldado cristiano genérico: misma armadura, mismas ropas, armas del todo comunes y corrientes. Incluso el veloz caballo blanco que montaba en los primeros número, que atendía al nombre de Centella, simplemente desapareció rápidamente de la trama siendo sustituido por una serie de caballos anónimos.
El protagonista principal es visualmente muy vulgar, pero esa es una de sus grandes bazas porque centra todo el mérito en él como persona. Todo lo logra por sí mismo, gracias a sus habilidades y su personalidad, que si bien fuertes no llegan a salirse de la escala humana. No tiene un arma especialmente poderosa, no tiene una armadura casi impenetrable, no le sigue un exótico animal increíblemente inteligente que le salva de las trampas. Esto es extensible a los compañeros de los que se rodea, ninguno de los cuales tiene habilidades extraordinarias ni poderes mágicos o equipos distintivos. Todos ellos se limitan a salir adelante a base de fuerza de voluntad, ingenio, una buena forma física y la ayuda de amigos de verdad.
Mientras el cadáver del conde de Roca es llevado a sus tierras, Olían, el malherido hijo de Motamid, recibe la noticia de la muerte de su padre. ¿Cuándo pasó esto? Lo último que supimos de Motamid es que había sido derrotado por el Guerrero en un combate a puñetazos en el nº 13 de la colección, El crimen de Harúm. La viñeta en la que Motamid caía derrotado nos lo mostraba tendido junto al texto “…queda inánime en el suelo”. Técnicamente, inánime significa “que está sin vida” pero también “que aparenta estar sin vida” por lo que puede usarse indistintamente para “muerto” o “inconsciente”. Pero como Motamid era el más poderosos de los lideres musulmanes de la región y nadie reacciona como si hubiera muerto, di por supuesto que solo había perdido el sentido. El mantener con vida tanto a protagonistas como a enemigos en situaciones en las que deberían haber muerto era algo habitual en los inicios de este comic, que se iría perdiendo poco a poco. Pero la muerte de Motamid no me la esperaba. Entre tantos enemigos que son calcos unos de otros, Motamid era un personaje interesante.
Por su parte, el Guerrero, tras sepultar a su padre y conversar brevemente con Zoraida (que sigue encaprichada de él) abandona la fortaleza sin que el conde de Torres le haya permitido ver a su hija Ana María. Fernando y el viejo le acompañan cuando regresa a territorio de Harúm. Ha jurado no matarle, pero nunca juró no derrotarle o no expulsar a sus tropas de tierras españolas.
Ocho días después, buscando algún escondrijo cerca de la fortaleza de Harúm que poder emplear como base, encuentran una serie de cavernas muy bien ocultas por la geografía y la maleza, muy defendibles, y en las que además hay un manantial natural de agua e iluminación gracias a unos huecos en el techo. Estos huecos permiten la entrada de luz y la renovación de aire en el lugar sin ser lo bastante grandes para permitir el paso de un humano adulto. Sería el refugio perfecto… si no fuera porque ya está ocupado. Las cavernas son el refugio de Osmín, Soleiman y Santhal, tres corpulentos hermanos árabes que se esconden de su propia gente.
Los Kir consideran a Harúm un tirano, y parecen tener algo muy personal contra él que no se nos llega a revelar. Los propios árabes los consideran traidores y los buscan para matarlos. Tras un primer encuentro en el que empiezan a puñetazos y terminan dándose la mano, los Kir se convierten en aliados del Guerrero y sus amigos, y comparten el refugio con ellos.
El líder de los Kir es Osmín, el hermano mayor, y esto le hace tener roces con el Guerrero, que es líder de su propio grupo. Los dos pretenden ser el que mande sobre el nuevo grupo de seis, y la discusión queda sin un acuerdo claro entre ambos.
Al día siguiente, Osmín y Shantal salen por su cuenta a interceptar algunas de las patrullas de soldados que Harúm envía regularmente a vigilar su territorio. Atacan a un grupo y matan a tres de ellos, poniendo en fuga al resto. Los persiguen, pero no es la primera vez que atacan una de estas patrullas, y los soldados de Harúm ya han escarmentado. Esta vez les han preparado una trampa, y cerca de la patrulla que avanzaba al descubierto había otra mucho mayor oculta. Un enjambre de soldados se les echa encima y los captura, atándolos a sendos árboles para hacerles confesar donde se esconde el hermano que falta.
El Guerrero y sus amigos, al ser informados por el tercer Kir de las intenciones de los otros dos, abandonan la cueva para unirse a ellos. Al descubrir lo ocurrido, y viendo que los soldados de Harúm se han dividido para buscar la cueva, el Guerrero envía a los otros de regreso a esta a advertir a Soleiman. Él se lanza a atacar a los que han quedado de guardia junto a los prisioneros. Alternando espadazos a los soldados y a las ataduras de los Kir, logra liberar a estos para que se incorporen al combate.
Aquí lo dejamos por hoy. Tenemos muchas cosas que hacer y muchos croissants que devorar. Pero como nos gusta hacer coincidir las reseñas con fechas o sucesos concretos, a partir de ahora comentaremos los comics de El Guerrero del Antifaz haciendo coincidir cada reseña con alguna de las docenas de fiestas de Moros y Cristianos que se celebran en las distintas localidades de España, que me parece un momento bastante adecuado para recordar estos comics. Podéis ver los que hemos dedicado a las fiestas de Bocairent pulsando aquí.
Otras colecciones de Manuel Gago
Nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz
El Guerrero del Antifaz. 1944. Manuel Gago (guion y dibujo). Reeditado en 1972 por Editorial Valenciana S.A.
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