MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

viernes, 30 de junio de 2023

PIRAÑA

 EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                      ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                                                                                       

 Presentado por... Pecky.

¡Saludos, amigos cinéfagos!

Tras el estreno de Tiburón en 1975 muchos productores se pusieron a hacer películas de escualos más o menos grandes y más o menos raros. Pero no todo en la vida (ni en el cine de verano) pueden ser tiburones, por lo que también vimos orcas, pulpos, calamares, cangrejos y (¿por qué no?) pirañas. Cualquier cosa que pudiera hacer que el público mirara con suspicacia la playa a la que iba a ir a chapuzarse al día siguiente valía, y así fue como un pequeño grupo de genios se unió para dar forma a esta película: Joe Dante en la dirección, Rob Bottin a cargo del maquillaje de mordiscos y heridas, y Roger Corman metiendo baza todo lo que pudo como productor.  

Cuando escribió Drácula, Bram Stoker sacó al vampiro de su Transilvania natal para trasladarlo a Inglaterra porque la mayor parte de sus lectores iban a ser ingleses. Hizo esto porque al aproximar el monstruo a los lectores, al situar la amenaza en la puerta de su casa, esta resultaba más inquietante. No es lo mismo un monstruo que mata gente con nombres y costumbres extrañas en un lejano país, que uno que mata gente que se llama igual que tú y tus conocidos en tu propia tierra. Lo de estrenar o emitir películas de monstruos marinos precisamente en verano, cuando la gente de tierra a dentro tiende a buscar la playa, se hace con la misma intención de buscar un mayor impacto. Es precisamente cuando más van a grabarse en el recuerdo del público potencial.   

Bueno, centrémonos, que estoy divagando otra vez: a pleno sol del verano y yendo a la playa un día de cada dos, lo que toca es darle al público tiburones, pulpos y pirañas, no hombres lobo, fantasmas y vampiros. 

Piraña comienza con una parejita de excursionistas deambulando por el bosque. Se les ha hecho de noche y aún están buscando un buen lugar para acampar. Encuentran un recinto verjado pero aparentemente abandonado. La verja, cochambrosa y oxidada está llena de huecos, y se cuelan por uno de ellos. El recinto contiene un gran edificio y también una piscina, en la que deciden darse un chapuzón a pesar que el agua no está precisamente muy limpia. Algo que al parecer vive en el agua les ataca, y ninguno de los dos sale ya de la piscina. No se nos revela todavía de que criatura se trata, y de hecho tardaremos bastante en enterarnos, así que yo tampoco os lo contaré… 🤔... un momento, pero si la película se titula Piraña… 🤔... bueno, pues sí, son pirañas. De haber llevado otro título quizá la revelación de cuál es la amenaza (que no tiene lugar hasta la mitad de la película) habría resultado más impactante. El caso es que la piscina está llena de pirañas y se zampan a los excursionistas. Nada mejor que un tentempié a medianoche, y además servido a domicilio. 

Los familiares de la parejita contratan a una agencia para que los encuentren, amén de las pesquisas más convencionales que pueda estar efectuando la policía. La agencia a su vez envía a Maggie, una descarada y despistada investigadora con mucho entusiasmo pero pocas luces, en cuya primera aparición en pantalla nos la encontramos jugando a una maquina arcade de Jaws.

Deambulando por la zona, Maggie llega hasta la cabaña de Paul, un hombre solitario y gruñón al que le basta con la compañía de sus botellas de licor para sentirse feliz. De algún modo Maggie logra convencer a Paul para que le acompañe a buscar a los chavales. Este le guía hasta el único lugar que hay por las inmediaciones en el que él cree posible que se puedan haber refugiado: las instalaciones que vimos al principio, que resultan ser una antigua piscifactoría abandonada. 

Oficialmente abandonada, al menos, ya que en el interior del edificio encuentran evidencias de que el lugar está habitado. Hay así mismo un laboratorio en el que se conservan en tarros extraños peces que parecen mutaciones, y algún que otro ejemplar vivo. 

Allí encuentran también las mochilas y algunos objetos personales de los excursionistas. Maggie decide dragar la piscina para comprobar si pudieran haberse ahogado y estar sus cuerpos en el fondo. Tan pronto como acciona la bomba de drenaje que vierte el contenido de la piscina al rio, un hombre aparece y se lanza sobre ellos para tratar de impedirlo, pero ya es tarde. El agua de la piscina y aquello que contuviera se han vertido al rio. Lo que mató a los excursionistas ahora se desliza rio abajo, hacia el mar. 

Tras un acalorado debate (golpes, gritos, contusiones, una brecha en la cabeza, ese tipo de cosas) el hombre de la instalación termina confesándoles que se llama Robert. Él fue un científico militar al que el gobierno puso al mando de un proyecto secreto durante la guerra de Vietnam. Su deber era desarrollar una variedad de piraña capaz de sobrevivir en cualquier clima y temperatura, para verterlas en los arrozales y sistemas fluviales del Vietcong. Se esperaba con esto debilitar por hambre al enemigo, al impedirles recoger el arroz y acabar con la pesca de los ríos. Pero la guerra acabó antes que el proyecto estuviera terminado y se le ordenó parar la investigación. Envenenaron los contenedores para acabar con las pirañas de prueba, pero Robert estaba experimentando con varios tipos de ellas, cada una con distintas mutaciones. Hubo una variedad que no solo sobrevivió al veneno, sino que se comió los cadáveres de las que murieron y han estado reproduciéndose desde entonces, en la piscina que Maggie ha vaciado. 

Ahora un gran cardumen de esas hambrientas criaturas, capaces de vivir tanto en aguas frías como cálidas, tanto en aguas dulces como saladas, va rio abajo camino al mar abierto. Y hasta que lleguen allí se irán encontrando con pescadores, un campamento de verano lleno de críos disfrutando del rio (entre los que se encuentra la propia hija de Paul), bañistas, buceadores y la inauguración de un resort vacacional cuyo principal atractivo son las actividades acuáticas. Todo un variado y excitante festín para unas criaturas que desde que nacieron han estado encerradas en una sucia piscina alimentadas con sobras. 

Casi podríamos describir esta película como de carreras, porque desde el momento en que la piscina es drenada todo se convierte en una; las pirañas corren hacia la comida y la libertad del mar, mientras que Paul y Maggie corren tras ellas, ya sea por rio o carretera, tratando de adelantarlas para salvar a la gente o bloquearles el paso.    

La película tiene un detalle muy curioso y llamativo que no se desarrolla y queda como un cabo suelto. Cuando Maggie y Paul entran al laboratorio de Robert vemos que entre los frascos de peces mutados se mueve una extrañísima criatura. Parece un ser totalmente anfibio, capaz de respirar aire sin problemas, y se desplaza sobre piernas. Observa a los intrusos con curiosidad pero también con miedo, escondiéndose de ellos pero sin dejar de observarlos, demostrando una inteligencia bastante más desarrollada de lo normal en un pez convencional. 

Robert comenta más adelante haber probado diferentes tipos de mutaciones y adaptaciones, y puede que esa criatura fuera un intento de crear una piraña terrestre capaz de desplazarse a pie por tierra firme, de un lago o rio a otro si fuera necesario. 

El personaje que encuentro más interesante es el doctor Robert. Cuando Maggie vacía la piscina no encuentran los esqueletos de los excursionistas en el fondo, y esto solo puede deberse a que Robert los ha sacado previamente de allí para enterrarlos o esconderlos. La chica llevaba al cuello un colgante cuando se lanzó al agua, que Maggie encuentra fuera de esta, por lo que tampoco puede ser que las pirañas se comieran hasta los huesos. El colgante debía seguir puesto en el esqueleto cuando Robert lo sacó del agua, y quizá fue entonces cuando se desprendió del cuerpo. Esto es una forma de indicarnos que Robert está dispuesto a ocultar las muertes con tal de seguir con su trabajo. No parece importarle lo más mínimo que haya gente muriendo, o el uso que se pretendía dar a su creación. 

Y sin embargo, cuando más adelante ve a un niño en peligro en medio del rio, se lanza sin pensarlo a por él aún sabiendo que el agua está llena de pirañas y probablemente lo van a hacer trizas. Robert logra salvar al niño, pero sufre graves heridas y aunque llegan a subirlo a bordo de la balsa, muere desangrado poco después. El niño, que acaba de perder a su padre devorado por las pirañas, se apega a este otro adulto que le ha salvado. Aunque es evidente que Robert está muerto cuando lo empujan al rio como distracción para las pirañas, el niño trata de impedirlo. Se aferra desesperadamente a ese cuerpo del que no sabe ni el nombre pero al que de algún modo relaciona con su padre, porque para un niño que aún no sabe nada de reproducción ni biología, padres son los adultos que le protegen y le cuidan. Esta combinación de situaciones me sugiere que Robert tiene un hijo en algún lado, o lo tuvo, o quizá le hubiese gustado tenerlo. Pero muere desangrado y luego lo usan como cebo para pirañas, y no llegamos a enterarnos. 

Piraña tuvo dos secuelas, una real titulada Piraña 2: los vampiros del mar (1981), y otra titulada Piraña (1995), que al menos en España se anunció como Piraña 3 pero que en realidad era otra vez la primera película vuelta al filmar casi plano a plano y palabra a palabra. El remake cambiaba algunos personajes masculinos (como a Robert, o el monitor del campamento de verano) por otros femeninos, eliminaba la escena de la piraña con piernas, y poco más. Piraña 2: los vampiros del mar trata precisamente sobre una variedad diferente de piraña a la que se cruzó con peces voladores y que por tanto tienen la capacidad de desplazarse cortos trechos por el aire. Es una lástima que la “tercera” Piraña se redujera a un simple e innecesario remake en lugar de seguir desarrollando el tema de las variedades mutantes con diferentes capacidades o habilidades, como la piraña terrestre de la primera película. 

Puedes ver la reseña de la segunda parte pulsando aquí

Piranha. 1978. John Sayles, Richard Robinson (guion) Joe Dante (director) Bradford Dillman, Kevin McCarthy (actores principales) Heather Menzies (actriz principal). United Artist.  

jueves, 29 de junio de 2023

EMBRIONES Y RESIDUOS

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                               

Presentado por... el profesor Plot.

Saludos, ávidos lectores. 

El bolsilibro que comentamos hoy empieza bastante flojo pero va mejorando a medida que avanza. ¡Siempre es mejor eso que lo contrario! El título, además, es bastante llamativo. Veamos de que trata.

Telmo Fairbanks es un comandante de la Guardia Nacional especializado en la escolta y protección de personajes destacados. El tipo mide casi dos metros y roza la perfección física. Por su trabajo y carácter está acostumbrado a las situaciones complicadas, pero la última misión de la que ha recibido órdenes de encargarse le ha pillado bastante descolocado: dejar embarazada a la mujer más bella que ha visto en su vida. 

La dama en cuestión, que es también de quien proviene la orden, es una fría y asocial investigadora genética llamada Eleonora Wilkinson. La doctora Eleonora no quiere un romance, ni una relación duradera, ni nada parecido. Solo quiere un embarazo conseguido en las condiciones más naturales posibles, y que luego Telmo se desentienda completamente del asunto. El embarazo que Eleonora pretende conseguir es solo la primera fase de otro de sus experimentos, en el que su propio hijo será su cobaya.

Tras cumplir con la difícil misión, Telmo es inmediatamente ascendido, y Eleonora inicia su experimento, cuyo fin es en realidad acelerar el embarazo todo lo posible para acortar al máximo el tiempo de gestación. A consecuencia de ello, apenas una semana después de su embarazo, Eleonora da a luz a una niña a la que pone por nombre Melissa. 

El descubrimiento de Eleonora técnicamente permite a cada mujer parir unos treinta y seis hijos por año para que su país disponga de un suministro enorme de soldados en caso de guerra (y de paso, que las vacas del país proporcionen un suministro igualmente grande de terneros para alimentarlos), por lo que su investigación pasa a considerarse alto secreto militar. Se aísla sin previo aviso a Eleonora, Melissa y Telmo, así como a todos los que hayan tenido contacto con ellos desde el inicio del experimento, lo que incluye al profesor Wondermiles (el mentor de Eleonora), otros tres científicos, y todos los soldados del cuartel en el que se encontraban. Se les embarca sin darles opción a elegir en una nave espacial, para hacerlos lo más inaccesibles posible, y esta despega de inmediato.  

Aquí se incluye una segunda trama que se combina con la primera. Esto es algo muy inusual en los bolsilibros, que debido a su brevedad solían centrarse en una sola trama y no desviarse de ella. Pasados unos días la nave detecta a otra nave de la Tierra que no da señales de vida. Al abordarla para comprobar el estado de la tripulación, descubren que todos murieron por un fallo en el suministro de oxígeno. Sin embargo sí encuentran vida a bordo, aunque ignoran por completo su naturaleza o procedencia: unas criaturas con aspecto de chufas que se mueven levemente y emiten siseos como si se comunicaran entre ellas, o como si trataran de comunicarse con los humanos. Cuando regresan a su propia nave, recogen a los pequeños seres y se los llevan con ellos para investigarlos. 

Mientras tanto, Melissa se está desarrollando a un ritmo elevado. Algo ha fallado en el experimento y no solo su desarrollo prenatal se ha acelerado mucho, sino que su crecimiento es considerablemente más rápido del normal, y parece tender a ir cada vez más rápido. Melissa no tarda mucho en convertirse en una criatura de dos metros de altura, con un cráneo abombado y unos pechos atrofiados. El tratamiento no solo ha acelerado su crecimiento sino también su evolución, convirtiéndola en lo que serán los seres humanos dentro de trescientos mil años. La inteligencia de Melissa también se ha desarrollado más allá de lo esperado. Aprende a hablar en unas horas, solo a base de oír hacerlo a la gente a su alrededor. Y cuando Melissa empieza a hablar, todos callan aterrados: Melissa los desprecia a todos ellos, incluidos sus padres, considerándolos seres infra evolucionados e inútiles. Ha aprendido así mismo el idioma de las criaturas con aspecto de chufa a base de oírlas, y revela a los demás que se trata de nativos de Korna, un asteroide. 

Una docena de los seres de Korna están evolucionando de forma acelerada, pues Eleonora les ha aplicado el mismo tratamiento que a Melissa. Les han salido patas y los sonidos que emiten son más complejos, como si trataran de imitar ahora el lenguaje de los humanos. 

La transformación de los korneanos y de Melissa parecen ir a la par, como si los cambios genéticos y los saltos evolutivos de cada uno de los organismos se sincronizara con los del resto. Pero mientras que los korneanos son pacíficos y se vuelven cada vez más complejos (les aparecen ojos, cuerdas vocales funcionales, y una inteligencia equivalente a la humana) Melissa es cada vez más monstruosa, deforme y violenta. Eleonor se desentiende del asunto y la considera un experimento fallido, pero para Telmo sigue siendo su hija y es reticente a tratar de deshacerse de ella. 

Sin embargo, pronto queda claro que tendrán que hacerlo. Melissa es demasiado inteligente y demasiado cruel como para permitir que vuelva a la Tierra. Mientras esta sigue cambiando, los korneanos llegan a un nivel de evolución en que son capaces de comunicarse con los humanos hablando con ellos. Han adquirido un aspecto que recuerda al de pequeños gatos antropomorfos de color rosado. Se han vuelto más inteligentes que los humanos y por ello son conscientes del terrible potencial de Melissa, y de lo que está ocurriendo con ella. El experimento la está llevando a recorrer todo el camino natural de la evolución humana, que llegada a una cima de inteligencia y desarrollo físico y social, inevitablemente comenzará a degenerar hacia formas cada vez más grotescas y atrofiadas con una inteligencia mínima, para terminar en la extinción. Es el destino de toda raza: surgir prácticamente de la nada para agotarse y volver a hundirse en la nada varios millones de años después, siendo reemplazada por nuevas razas emergentes en un ciclo sin fin de vida renovada. 

El problema es que en el caso de la humanidad esa fase final está destinada a ser violenta y perversa, y Melissa está arrastrando al resto de la tripulación de la nave a esa evolución forzada. Ha robado del laboratorio el producto que Eleonor empleó para acelerar su genética y la de los korneanos, y se ha dedicado a infectar con ella a todos. Solo Telmo, Eleonor, uno de los soldados y los korneanos se han salvado por el momento, y la evolución acelerada del resto ya se ha desatado, poblando la nave de monstruos hambrientos y sanguinarios a los que deberán enfrentarse para sobrevivir. 

El comienzo de la historia no me gustó. Me pareció narrado de una forma bastante tonta, pero a medida que avanza va mejorando rápidamente. El concepto de que las especies se extingan por sí solas de forma natural, por mero agotamiento genético incluso si nada las extingue artificialmente antes, y que esto se presente como algo normal y hasta en cierto modo “bonito” me ha gustado mucho. Es el mismo paso de la infancia a la vejez, de embriones a residuos, aplicado a toda una especie. Mientras una especie dominante no se extinga, no le dará la oportunidad a otra especie emergente a llegar a su nivel, y por tanto es “bueno” que una especie inteligente desaparezca, llegado su momento, para que otra pueda elevarse a su lugar. Lo importante es que la vida siga. Qué tipo de vida sea, es lo de menos, porque antes o después evolucionará hasta dar lo máximo de sí misma, o dar paso a otra.  

Y los korneanos, en particular, son un encanto. Como se desarrollan muy deprisa, no llegan a asimilar totalmente el lenguaje y mentalidad humanos y emplean expresiones como “¡Feliz Navidad!” para saludar a los tripulantes cuando los ven, porque relacionan esas palabras con una sensación de alegría indeterminada. 

Quiero destacar también la excelente portada, de la que no se nos indica el ilustrador (solo que pertenece a la Editorial Norma) pero cuyo estilo recuerda mucho al de Alfonso Azpiri.  

Puedes repasar los otros bolsilibros ya reseñados de este autor pulsando aquí.

Embriones y resíduos. 1980. Lou Carrigan [Antonio Miguel de los Ángeles Custodios Vera Ramírez]. Héroes del espacio nº 19. Ediciones Ceres S.A.

miércoles, 28 de junio de 2023

HELLRAISER; Los que traen el Infierno

EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                    ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                  ¡ALERTA DE EXXXTREMERZ!                                                                                                                                                              

 Presentado por... Pecky.

¡Saludos, amigos cinéfagos!

Bueno, pues parece ser que estamos a 28 de junio, y hoy también se celebra algo. Casi todos los días son ya El Dia de Algo, y algunos son el día de un montón de cosas distintas, para que todo el mundo tenga algo que celebrar algún día al año. 

Y hoy concretamente es, entre otras cosas, el Dia de la perforación corporal. Así que felicidades a todos los que disfruten atravesándose el cuerpo con agujas, pinchos, clavos, grapas, anzuelos o piercings. Eh, mejor eso que disfrutar llenando de agujas, pinchos, clavos, grapas, anzuelos y piercings a otras personas… supongo🤔. 

El caso es que lo más adecuado que tenemos para hoy es Hellraiser; Los que traen el infierno (o Hellraiser; Puerta al infierno en Hispanoamérica). La película está guionizada y dirigida por Clive Barker, el propio autor de El corazón condenado, el relato en el que se basa. Esta es otra de nuestras películas compradas de segunda mano (casi todas las que tenemos lo son) y esta venía sin carátula. La mostramos junto a la segunda parte (que comentaremos en algún momento, quizá el próximo Dia de la perforación corporal) para que la foto no se vea tan vacía. 

La película es una adaptación muy fiel al espíritu del relato. Cambia algunas cosas para simplificar un poco la historia (en la película Kirsty es la hija de Larry, en lugar de una compañera de trabajo obsesionada con él, por ejemplo) pero todo lo importante se ha mantenido. 

Empezamos con Frank, un sudoroso y obseso imbécil cuya vida se reduce a tener todo el sexo que pueda en las menores medidas higiénicas posibles. La mezcla de suciedad e iconografía religiosa parece excitarle, y su casa es un basurero lleno de comida podrida, gusanos, estatuas de santos, pilas de ropa sucia y desperdicios. Su última obsesión es un extraño cubo metálico que ha adquirido en Marruecos y por el que ha pagado mucho dinero. Mientras manipula el cubo, cuyas piezas pueden moverse y reconfigurarse como un puzle, unas cadenas salidas de la nada y terminadas en garfios se clavan por todo su cuerpo, y unos extraños seres aparecen para llevárselo con ellos. 

Algún tiempo después, Larry (el hermano de Frank), Julia (esposa de Larry y amante de Frank a espaldas de su marido) y Kirsty (hija del anterior matrimonio de Larry) se trasladan a esa misma casa, que era en realidad una herencia familiar compartida por ambos hermanos. Frank lleva algún tiempo desaparecido, pero Larry no da importancia a esto porque estar en paradero desconocido haciendo Dios sabe qué es el estado habitual de su hermano. 

Mientras se instalan y limpian toda la basura que Frank dejó en la casa, Julia descubre que Frank sigue en ella, por decirlo de algún modo. Cuando los seres invocados por la caja de metal se llevaron a Frank, parte de la esencia de este quedó aferrada a la casa, y se está reconstruyendo en ella. Necesita que Julia le lleve gente a la que devorar para terminar de regenerar su demacrado cuerpo. Julia, que no parece estar muy bien de la cabeza, simplemente accede a ello. 

Su marido, un marido amable, atento y fiel le causa repugnancia, y el malote de Frank (que ahora es un despojo en todo sentido posible) la excita de un modo enfermizo, hasta la obsesión. Frank le explica que su actual estado se debe a la caja de metal, que sigue en su poder. La caja es en realidad una llave que abre una puerta al mundo de los Cenobitas, una dimensión donde toda existencia está supeditada al dolor y el placer, hasta el punto que ambas cosas son la misma, indivisibles una de otra. Los Cenobitas se describen a sí mismos como “Exploradores de las regiones de más allá de los sentidos”.

No era el tipo de placer que Frank esperaba, ya que él solo disfruta causando dolor, no recibiéndolo. Pero una vez abierta la puerta no hay vuelta atrás. Frank ha encontrado la forma de volver del infierno de continuas torturas al que se vio abocado, pero volver no está permitido, y sabe que los Cenobitas irán tras él cuando descubran su fuga. Tan pronto como regenere su carne por completo necesitará una nueva piel en la que esconderse, y la de Larry es ideal porque le permitirá vivir junto a Julia. Y junto a Kristy, porque Frank le da a todo y ya ha puesto sus ojos en la joven y atractiva hija de su hermano. 

Kirsty descubre a Frank a medio regenerar en la buhardilla, y huye de la casa llevándose el cubo con ella. Jugueteando con este, pues al parecer todos los que lo tienen en las manos sienten el deseo instintivo de manipularlo, abre la puerta e invoca a los Cenobitas. Cuando se da cuenta de lo que son, comprende también qué era realmente el Frank que ha visto: alguien que logró de algún modo escapar de ellos, y llega a un trato con el que parece ser su líder. A cambio de no llevársela a ella a su mundo, los guiará hasta Frank. Los Cenobitas aceptan, pero exigen que Frank confiese que es él. Deben oírlo de su propia boca, sea cual sea la piel que vista, para poder llevárselo de vuelta a su mundo. 

Cuando Kristy regresa a la casa, Frank y Julia ya han matado a Larry, y Frank viste su piel.  Kirsty consigue que este admita que es Frank, y los Cenobitas aparecen para llevárselo. El final de la película es un tanto absurdo porque contradice lo que se nos ha dado a entender antes sobre estas criaturas, que son en realidad una especie de funcionarios desapasionados y amorales, pero no malvados tal como generalmente se entiende esto. Una vez recapturan a Frank, los Cenobitas parecen romper su trato con Kirsty y tratar de llevársela a ella también, y esta se dedica a correr de un lado a otro de la casa con el cubo en las manos, usándolo como una especie de pistola desintegradora para deshacerse de los Cenobitas. 

Naturalmente, libros y películas manejan lenguajes distintos, y la película debe ser más visual, de ahí que se le metan más escenas de acción como ésta. La primera vez que lo ves no parece haber nada de malo en ese ataque final de los Cenobitas, pero es algo a lo que se le capta menos sentido a cada nueva revisión de la película. Y menos aún si has leído el libro, en el que los propios Cenobitas le indican a Kirsty que se marche cuando aparecen ellos para hacerse cargo de la situación. También es cierto que ésta primera película no explica mucho, y que la tercera y siguientes contradecirán lo que se nos explicaba en las dos anteriores. Las dos primeras películas de Hellraiser hay que verlas por la historia, la tercera por los efectos especiales, la cuarta por curiosidad… y el resto es mejor no verlas. 

El caso es que finalmente Kirsty y su novio (que acude a la casa a última hora y se une a la trifulca) logran reenviar a su mundo a los Cenobitas uno tras otro, mientras las fuerzas desatadas dentro del edificio hacen que este se derrumbe. Un misterioso mendigo con el que Kirsty ha estado cruzándose durante toda la película aparece ahora para llevarse el cubo con él, convertido en una especie de demonio alado. Este mendigo-demonio alado puede que represente a El Ingeniero, que ya en el relato se muestra que puede cambiar de aspecto a voluntad.

A grandes rasgos es una muy buena adaptación, y una gran película de terror por sí misma. Además complementa perfectamente el relato en el que se basa, en el que ni tan solo se daba nombre propio a los Cenobitas. El famoso Pinhead no es nombrado así ni en el libro ni en la película, y ni tan solo aparece como tal en los títulos de crédito, donde el papel asociado a su actor es “Cenobita al mando”. Pinhead (Cabeza de alfiler) es un apodo que la gente le puso al personaje, algo que salió de forma espontánea del propio público, se fue extendiendo con el boca a boca, y terminó por convertirse en su nombre oficial.  

Puedes ver nuestra reseña del relato en el que se basa pulsando aquí.

Nota: añado aquí el enlace que menciono en los comentarios como respuesta a Gog, para que se pueda usar directamente.

Hellraiser. 1987. Clive Barker (guion y dirección). Andrew Robinson, Sean Chapman, Doug Bradley (actores principales) Clare Higgins, Ashley Laurence (actrices principales). Cinemarque Entertainment, Rivndel Films.

martes, 27 de junio de 2023

EL ESTANQUE

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                  ¡ALERTA DE EXPOILERZ!


Comunicado del Supervisor General.

Saludos, viajeros. 

Retomamos nuestro ritmo habitual tras sortear otro pequeño bache. Solo han sido cinco días sin escribir, pero personalmente se me han hecho larguísimos. Después de todo, el verdadero motivo por el que comencé con el blog fue para mantenerme centrado en algo mientras me recuperaba de una lesión que me había apartado de mi actividad normal, y que al final terminó por ser algo permanente. 

Escribir tiene decididamente un efecto terapéutico, así que lo que nos ha ocurrido en casa recientemente es un motivo más para seguir escribiendo, no uno para dejar de hacerlo. Además, hemos situado a nuestra intrépida y siempre alerta Snut en lo alto de una atalaya, para que nos avise con tiempo si se aproxima algún otro peligro que pueda interrumpir el buen ritmo de nuestras publicaciones. 

Como no quiero aburriros demasiado con nuestros propios problemas, porque todo el mundo tiene los suyos, paso directamente a comentar algo. Un bolsilibro de ambiente veraniego, que queda bien con esta época del año en la que estamos: en lugar de transcurrir en congestionadas ciudades o aisladas mansiones envueltas en fría niebla, transcurre en las soleadas playas españolas.

Se trata de una historia de terror con un monstruo bastante original para la época: una inanimada barra de carbono losa de piedra. Tal cual, una losa de piedra que permanece a lo largo de casi todo el relato en el fondo de un pequeño estanque, dedicándose a las actividades típicas de las losas de piedra, como mantenerse inmóvil y en silencio. A pesar de ello, pocas veces he leído un bolsilibro en el que el monstruo resulte tan inquietante como este. Y eso ya es de por sí una muestra del buen hacer del autor.

Comenzamos a bordo de un pesquero que está arrastrando sus redes por el fondo de una parcela marina cercana a las Islas Canarias en la que saben que no hay peces. Un tal John Smith (nombre nada sospechoso) ha contratado barco y tripulación por un elevado precio para que lo hagan, dándoles indicaciones precisas sobre las coordenadas y horas en que éste barrido de fondo debía efectuarse. Y algo pescan, desde luego, pero no peces. Lo que sacan con las redes es una tabla de piedra heptagonal extrañamente limpia, sin incrustaciones de algas, coral ni fósiles, como si nada vivo fuese capaz de rozarla siquiera. Los marineros la suben a bordo, y utilizando terminología náutica, la cadena pica por ojo. O como dicen los de tierra adentro, todo se va al garete

Se desata una tormenta no prevista en el parte meteorológico, como si el propio mar y el viento estuviesen tratando de impedir que la tabla llegue a tierra firme. El oleaje es tan violento que arranca de la cubierta a varios de los marineros. Otros dos de ellos, que agarraron la tabla con las manos desnudas, pierden todos sus dedos cuando estos se les insensibilizan y se les desprenden horas después. El resto de los tripulantes se vuelven paranoicos y empiezan a matarse entre ellos. El único que llega vivo a costa es el propio John Smith, que abandona el pesquero en una lancha motora llevándose la tabla. 

Pasamos a centrarnos en un grupo de estudiantes de arqueología de varios países que están disfrutando de una beca universitaria en las Islas Canarias. La dedican principalmente a broncearse en la playa, remojarse en el mar, y hacer fiestas por las noches, prestando poca atención a las clases. No les van a hacer exámenes al final, sino a entregarles un certificado de asistencia que les reportará méritos académicos, por lo que realmente se lo están tomando como unas vacaciones a gastos pagados con una serie de conferencias de asistencia obligatoria. En La Fundación Aqueronte, uno de los museos a los que tienen acceso los estudiantes, la misteriosa tabla de piedra ha sido expuesta en el fondo de un pequeño lago artificial de aguas cristalinas, donde permanece impoluta, inmóvil y hambrienta. 

Como protagonistas tenemos a Jacky Norton (profesor de filología griega) y Dalilah (una de las estudiantes) que se conocen durante las clases. Al principio todo marcha bien. Los chavales se comportan, las fiestas no se salen de control, se respeta el horario de las charlas, etc., hasta que la cercanía de la tabla de piedra comienza a influir en ellos. 

Una de las noches, una fiesta en la playa en torno a una fogata (a la que Jacky es el único profesor que ha sido invitado, por ser el más joven y guapo de estos) degenera dando lugar a peleas, borracheras, y termina convirtiéndose en una orgía. En realidad no hace falta ninguna tabla de piedra maldita para que esto ocurra, pero en este caso concreto sí es culpa de la tabla que yace en el museo.

Al día siguiente el rector monta en cólera. Está muy preocupado por su reputación y las posibles denuncias, ya que aunque todo el grupo de estudiantes participó por igual en la orgía, algunas de las chicas consideran a posteriori que sus compañeros las violaron. Cinco de los chicos acabaron bastante vapuleados por haberse golpeado entre ellos, y uno tuvo que ser ingresado en estado crítico por ingesta de alcohol. Nadie parece recordar claramente lo que pasó, y a ojos del profesorado y las autoridades, todo apunta a un abuso general de drogas o bebidas adulteradas. Lo peor es que a partir de ese momento algunas de las chicas van desapareciendo, y uno de los chicos, Daniel, se suicida. 

A Jacky y Dalilah, que se retiraron de la fiesta antes de que esta degenerara, la explicación del abuso de drogas no les convence. Son los únicos que prestan atención a las delirantes palabras que Daniel pronuncia antes de acabar con su propia vida, y guiándose por ellas y por algunos sucesos extraños que han tenido la ocasión de presenciar, organizan una pequeña investigación por su cuenta. Esto los lleva directamente hacia la tabla de piedra y al dueño del museo, que no es otro que el misterioso John Smith. 

Smith es por el momento el único miembro de un culto que está creando en torno a la tabla, que en realidad se trata de un ancestral dios del mal atlante. Las chicas desaparecidas han sido asesinadas para convertirlas en espectros a su servicio, avatares de su gran dios del mal que recorrerán el mundo esparciendo la lascivia y el pecado, y piensa hacer lo mismo con Dalilah. Y como el verdadero villano de la historia es una tabla de piedra en el fondo de un estanque, incapaz de moverse, y las mujeres espectro solo están activas por la noche, el obligado combate final previo a la destrucción de la tabla tendrá que ser entre Jacky y este único cultista. No es un final memorable, pero la tensión que el autor logra crear a lo largo del relato sí lo es. 

Una buena historia en general. Tiene un toque lovecrafniano por todo lo del dios ancestral de una ciudad sumergida, y que el villano sea una tabla de piedra consciente lo convierte en uno de los adversarios más originales que me he encontrado hasta ahora en los bolsilibros. También me llama la atención que tenga lugar en las Islas Canarias, siendo los escenarios más habituales de los bolsilibros terroríficos Inglaterra, Estados Unidos, y en menor medida Francia.

Puedes repasar los otros bolsilibros ya reseñados de este autor pulsando aquí.

El estanque. 1988. Ralph Barby [Rafael Barberán Domínguez]. Escalofríos de terror nº 25. Ediciones Olimpic S.L.

jueves, 22 de junio de 2023

COMBATIENDO EN OTROS FRENTES

    Presentado por… El Jefe de Seguridad.



Mantengan la calma, ciudadanos. 

En estos momentos estamos experimentado problemas ajenos a El Planeta del Espacio pero que tienen prioridad sobre este, por lo que deberemos centrarnos en ellos durante una temporada. 

Esperamos retomar nuestra emisión de informes a todo el universo lo antes posible. Disculpen las molestias.

¡Semper Planetus!  

miércoles, 21 de junio de 2023

TERROR EN LA “ALPHA-3000”

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Ayer nos hicimos una pequeña Bernatón, o maratón de bolsilibros de Berna ¡Seis de una sentada! Sí, es tan enfermizo como suena, pero había un astuto plan tras ello: en el tiempo que se tarda en leer un bolsilibro de cualquier otro autor, se leen tres de Berna, así que lo hicimos como una forma de generar unas cuantas reseñas rápidas para dejarlas en reserva. 

Esta es la que nos gustó más, porque fue como ver una película de los ochenta que imitara a La Cosa de John Carpenter con mucho menos presupuesto y muchísimo menos talento. Haced la prueba: tratad de visualizar lo que voy contando como una película cutre de esa época, con los decorados simplones llenos de lucecitas parpadeantes, los actores vestidos con monos de brillantes colores, y los efectos especiales de baratillo. 

La Alpha-3000 es una nave espacial que se halla en medio de un viaje de exploración, así en general. Aterrizan en los nuevos mundos que descubren a ver que se encuentran en ellos, toman nota y siguen hacia el siguiente. Toda la acción transcurre dentro de la nave, así que no os molestéis en imaginárosla por fuera salvo si es como una maqueta muy evidentemente montada sobre un fondo espacial. 

Nos presentan a los personajes por medio de una serie de conversaciones que mantienen entre ellos, en las que hablan de los grandes monstruos con los que han tenido que luchar en el pasado y lo cerca que han estado de morir montones de veces, pero no vemos esos monstruos ni aún en flashback. Están todos reunidos en la sala de mandos, pero aparte de hablar entre ellos no parecen estar haciendo nada, ni atendiendo a los controles siquiera. Todos son muy jóvenes y guapos hasta extremos poco realistas, como es habitual en Berna. El mayor de ellos es el doctor Lehemann, que con sus 45 años casi dobla la edad de la mayoría de los otros y ya está hablando de jubilarse. 

El comandante de la nave y protagonista de la historia es Jürgen Zindler, que en lugar de perder el tiempo hablando con su distraída tripulación, lo está pasando con la doctora Astrid Richter… ¡en la mesa-camilla de la enfermería! Una alarmante falta de profesionalidad por parte de ambos. Espero que al menos limpien la mesa antes del siguiente paciente 🤢

Por suerte, esta vez Berna no alarga mucho los prolegómenos. Zenon, uno de los reunidos en la sala de control, que hasta ese momento estaban todos muy felices contándose unos a otros anécdotas que todos habían vivido, se vuelve súbitamente loco y extremadamente violento. Es algo que ocurre sin apenas transición. De repente se agarra la cabeza unos segundos, se pone a gritar, y se lanza contra el resto a golpearles. A duras penas pueden reducirle entre todos, mientras Zenon, cual loco rabioso, reparte puñetazos y codazos en todas direcciones, e incluso llega a morder en el cuello a Inga, una de las chicas. Un par de voluntarios llevan al inconsciente Zenon y la malherida Inga a la enfermería, donde afortunadamente para todos (lectores incluidos) pillan al comandante y la doctora de pie y vestidos, y les informan de lo ocurrido. 

Zenon es desnudado para observarlo mejor y amarrado con correas a una mesa-camilla (¿será la misma que…?🤢) mientras que a Inga le curan el mordisco del cuello y la envían a descansar a su camarote. Cuando Zenon recobra la conciencia sigue tan rabioso como antes, aún más si cabe (aunque yo también lo estaría si me amarraran desnudo a esa mesa y la notara ya calentita🤮) así que lo sedan para examinarlo. Un análisis de sangre revela que hay una extraña forma de vida suplantando sus células, y todo apunta a que se infectó con ella en el último mundo en el que estuvieron. 

Naturalmente el siguiente paso es hacer un análisis de sangre a cada miembro de la tripulación por si hubiera algún otro infectado, pero este examen da negativo. Aun así, se extrema la vigilancia sobre Inga por haber sido mordida, aunque no presente síntomas. Se deja a un fornido muchachote con ella para cuidarla, y si conocéis la obra de Berna, ya sabéis como acaba esto. 

El chico cuida muy bien de ella, pero en plena noche Inga despierta tan rabiosa como Zenon, y como tiene a su cuidador a su lado y profundamente dormido, le da un tremendo mordisco en el cuello que le parte la yugular y lo hace desangrarse hasta morir en cuestión de segundos. A continuación, guiada por un extraño instinto, se dirige a la enfermería y se las apaña para liberar a Zenon. Cuando alguien logra dar la alarma, Zenon ya está libre y hay otros dos cadáveres más que lamentar, también con el cuello desgarrado a mordiscos. 

Ambos infectados son extremadamente violentos. Inga en particular parece incluso mucho más fuerte y resistente de lo que era Zenon, como si el organismo, al replicarse de un cuerpo a otro, tuviera cada vez un mayor control de este. Como si aprendiera a controlar mejor a sus huéspedes. Esta vez ambos deben ser reducidos a disparos con las clásicas pistolas láser reguladas a aturdir. 

Tras mucho cavilar, el doctor Lehemann y la doctora Astrid creen haber encontrado un antídoto que destruirá esas células mutantes que se están adueñando de los cuerpos de los infectados. Les inyectan el antídoto, pero este provoca una reacción inesperada. Los dos empiezan a mutar aceleradamente, y sus cuerpos crecen por encima de las correas de las camillas, hasta engullirlas y fundirse con ellas. Sus cuellos se alargan hasta que las cabezas tocan el suelo, y terminan por convertirse en una masa de tentáculos, del centro de la cual brota una nueva cabeza monstruosa. Como ya claramente son irrecuperables como humanos, Jürgen gradúa su arma a matar y acaba al fin con ambos. 

Entonces los cadáveres de los tres hombres a los que Zenon e Inga habían matado empiezan a mutar también. El organismo extraño parece igualmente capaz de mutar cadáveres frescos que seres vivos. Jürgen y uno de los hombres los asan con las pistolas láser, y luego los cinco cuerpos son incinerados. 

Tras esto la nave y lo que queda de la tripulación sigue con su viaje explorando mundos desconocidos, mientras Jürgen y Astrid se dedican a explorarse uno al otro. Al menos, dejan de mancillar la sagrada asepsia de la enfermería y limitan sus actividades a sus propios camarotes, que bastantes contagios raros hemos tenido ya.

No puedo asegurar que el autor se inspirara en The Thing (estrenada dos años antes) pero es la impresión que me da: nave espacial en lugar de base ártica (lugar cerrado y aislado en ambos casos), el examen de sangre, pistolas de rayos láser en lugar de lanzallamas, la explícita mutación de los infectados con cuellos que se alargan y todo eso… quien sabe. El caso es que es más entretenido y menos bochornoso que el promedio de Berna.

Y por variar un poco, vamos a daros la oportunidad de elegir cual será el próximo bolsilibro de temática futurista de Berna que comentaremos. Si los títulos no os dicen gran cosa, podéis guiaros por las portadas 🤭

Puedes deleitarte con otro libro de este autor pulsando aquí.

Terror en la "Alpha-3000". 1985. Josep Berna [José Luis Bernabeú] (texto) Espinosa (portada). Héroes del espacio nº 230. Ediciones Ceres S.A.

martes, 20 de junio de 2023

TIBURÓN 3

  EL ORÁCULO DE LAS VISIONES                                                                                      ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                                                                                                       

 Presentado por... Pecky.

¡Saludos, amigos cinéfagos!

Bueno, el veranito se acerca y ya va siendo hora de empezar a meterle miedo a la gente con los peligros de ir a la playa. A tan noble fin vamos a reseñar la tercera de Tiburón. Y en el cine de terror y ciencia ficción, las terceras partes son propensas a tener una o dos de las siguientes particularidades: 3-D y Redención. Tiburón 3 tiene ambas. 

3-D es, tal cual, dotar a la película de 3-D aunque las anteriores no lo tuvieran y tampoco hubiese intención de aplicarlo en las siguientes. En varias sagas el 3-D se empleó por primera (y a menudo por única) vez en su tercera parte porque… bueno, porque era la tercera… se suponía que era algo así como gracioso. Esto se hizo en Tiburón 3, en Viernes XIII 3, en Amityville 3, en Toy Story 3, y en la cancelada (pero parcialmente filmada) Halloween 3, que fueron las primeras de sus respectivas sagas filmadas originalmente en 3D. Alguna tercera parte más en 3D hay por ahí que ahora no recuerdo. 

El concepto de Redención es un poco más abstracto, y es algo así como quitarle hierro al asunto. Después de esforzarse por presentar una amenaza lo más terrible posible en la primera parte, en la segunda o tercera se presenta un aspecto positivo dentro de lo malo, para evitar que la gente se emparanoie demasiado. Podemos ver esto en 2010 Odisea 2, en la que el ordenador HAL (que provocó la muerte de los personajes de la primera película), al ser reactivado salvaba a los personajes de la segunda para que el público no se volviera paranoico con eso del miedo a las inteligencias artificiales. El mismo modelo de robot que perseguía implacablemente a Sara Connor en Terminator fue el mayor defensor de su hijo en Terminator 2 (para evitar que el público se emparanoiara con el miedo a otra tecnología emergente como era la de los robots). De un modo similar, la vil traición que representaban las acciones del sintético en Alien se ven compensadas por la absoluta lealtad del sintético de Aliens 2. En la saga Pesadilla en Elm Street los personajes quedan a merced de Freddy cuando se duermen, pero en la tercera parte en sus sueños adquieren poderes con los que defenderse de él (para que la gente no se emparanoiara con lo de tenerle miedo a dormir). En El día de los muertos (tercera parte de La noche de los muertos vivientes) tenemos al zombi Bub, que desarrolla afecto por el científico humano que experimenta con él y es quien venga su muerte a manos de otro humano. Incluso en la terrible La Momia 3 salen momias buenas para enfrentarse a las momias malvadas. ¡Se ve que el público estadounidense se emparanoia con mucha facilidad! En Tiburón 3, los personajes humanos tienen como aliados a unos delfines en su lucha contra el tiburón de turno, quizá para mostrarle a la gente que no toda la fauna marina quiere matarlos. 

Vamos al lio. Tiburón 3 se filmó en 3D por dos motivos, en realidad. Primero, el ya comentado de la broma o costumbre de hacer las terceras partes de una saga en 3D. Segundo, porque tras la segunda parte de Tiburón, un director italiano hizo su propia versión de esta película titulada L'ultimo squalo que muchas distribuidoras internacionales se apresuraron a presentar como Tiburón 3. Para evitar confusiones y comparaciones, la tercera parte de Tiburón fue anunciada como Tiburón 3-D, aunque en los títulos de crédito aparece simplemente como Tiburón 3.

La historia tiene lugar unos cuantos años después de la segunda, y en un acuario en la costa de Florida, en lugar de en Amity. El acuario ha sido edificado en torno y en el interior de una laguna artificial que comunica con el mar, e incluye espectáculos con delfines y orcas amaestradas. Como protagonista tenemos a Mike Brody (Dennis Quaid), el hijo mayor del sheriff Brody, uno de los personajes básicos de la saga. Mike es uno de los trabajadores del acuario, y principal responsable del ensamblaje y mantenimiento de las instalaciones submarinas. Junto a él están su novia Kathryn Morgan, bióloga jefe encargada de los delfines y orcas del parque, y otra trabajadora llamada Kelly que hace de animadora. El hermano menor de Mike, John Brody (que tiene miedo a bañarse en el mar por los incidentes de las películas anteriores) llega de visita e inicia inmediatamente una relación con Kelly.

Otro visitante que acude a la inauguración del acuario es un tiburón blanco, que se cuela en la laguna y se zampa a un trabajador que estaba realizando una soldadura bajo el agua. Al no volver a aparecer y ser propenso a dormir la mona en los rincones, nadie le da mucha importancia a que al día siguiente no se le encuentre por ningún lado. Con el trajín de la inauguración, la mayoría tienen la cabeza en otra parte. El tiburón también acaba con un par de ladrones de coral que se cuelan por la noche, y a los que nadie hecha de menos. 

El acuario se inaugura y vemos a la gente acudir a todas las instalaciones. Una de las mayores atracciones es un largo túnel submarino transparente que recorre el fondo del lago. Las imágenes de este túnel, de las instalaciones subacuáticas en general y las escenas de un minisubmarino moviéndose entre ellas tiene un aire de ciencia ficción muy curioso. Da más la impresión de que se nos esté mostrando una base espacial que una instalación submarina, y contrasta mucho con el ambiente más realista y sencillo de las películas anteriores.

Mike y Kathryn comienzan a ponerse nerviosos con la desaparición del soldador e inspeccionan la laguna por si hubiera sufrido algún accidente. Allí notan que la actitud de los delfines es muy extraña, y descubren por qué cuando el tiburón se les echa encima. Afortunadamente no solo logran salir ilesos ellos y los delfines, sino que poco después narcotizan y capturan el tiburón. Aunque todos parecen impresionados con él, vemos que es un ejemplar mucho más pequeño que los de películas anteriores, de tres metros escasos, y que no parece que vaya a dar muchos problemas. 

El director del acuario, que quiere sacarle el máximo rendimiento posible, exhibe prematuramente al tiburón en una de las piscinas, sin consultar antes a Kathryn. El tiburón, aun debilitado por los tranquilizantes, no logra respirar y muere a la vista de todos. Tras este pequeño revés les aguarda otro: los restos medio devorados del soldador se han ido moviendo por el fondo de la laguna a merced de las corrientes artificiales provocadas por el filtrado del agua, y llegan hasta el túnel submarino transparente, quedando expuestos a los visitantes como una macabra curiosidad más.

Cuando los buzos recuperan estos restos y Kathryn los examina, se da cuenta inmediatamente que la muerte del soldador no pudo deberse al ataque del tiburón que atraparon. Esto se nos muestra en la que (para mí) es la mejor escena del film, porque en un solo segundo me transmite más sensación de miedo y tensión que todas las escenas de ataque del tiburón. Vemos un primer plano de la cara de asombro y temor de Kathryn al contemplar el cadáver y pensamos que está en shock por ver a un hombre medio devorado y lleno de parásitos marinos. Pero un segundo después sus manos entran en el encuadre de la pantalla y nos damos cuenta que lo que contempla horrorizada no es el cadáver en sí, sino su cálculo del diámetro de la mandíbula que debió dejar las marcas que ve en el cuerpo, y que se corresponderían con las de un tiburón de más de diez metros de largo. 

El tiburón que capturaron y que murió por la administración del tranquilizante no era un ejemplar adulto, sino una cría cuya madre está buscando. 

El tiburón de esta película es una bella ejemplar de tiburón blanco gigante que, furiosa al presentir (u oler, quien sabe) la muerte de su cría, se lanza a morder a todo lo que pilla. Esto incluye tanto a los animadores del acuario (que han estado practicando para ser la perfecta tarta de tres pisos para tiburones) como a los visitantes, que cuentan con zonas de playa acotadas para el baño.

 

Cuando la gente es sacada del agua, el tiburón embiste como un toro a los humanos que ve a través del túnel transparente submarino, inundando varios tramos de estos y dejándolos atrapados en su interior.   

La forma en la que acaban con el tiburón es, otra vez, una variación de lo que vimos en la primera película. Es lo menos original que tiene, ya que Tiburón 3 cambia casi todo lo demás: localización, personajes, ambientación… pero mantiene la forma de resolver el problema, que es lo mismo que ya vimos en las dos anteriores. Otros elementos ya vistos son Calvin, el director del acuario (interpretado por Louis Gosset Junior) que tiene el mismo papel que el alcalde del pueblo en las anteriores, y FitzRoyce, un insoportable famosillo que trata de cazar al tiburón y que sería como una versión del marinero veterano de la primera película, pero en idiota. 

A mí en particular me gusta mucho esta película, quizá porque es la primera de la saga que vi, y naturalmente la impresión inicial se te queda. Pero también por ese ambiente ligeramente futurista (quizá por la participación de Richard Matheson en el guion) de las instalaciones submarinas. 

Puede que las anteriores sea mejores en general a nivel cinematográfico, pero todo el ambiente del parque acuático-acuario da mucho más juego que la simple situación de tiburón rondando la playa. Hay más donde hincar el diente, en todos los sentidos.  

Puedes repasar la saga desde el inicio pulsando aquí.

Jaws 3. 1983. Richard Matheson, Carl Gottlieb (guion) Joe Alves (director).  Dennis Quaid, Louis Gossett Jr, Simon MacCorkindale (actores principales) Bess Armstrong, Lea Thompson (actrices principales). Universal Pictures. Editada en DVD por Universal Pictures.