MENSAJE DEL SUPERVISOR GENERAL: todas las fotos que aparecen con la dirección de este blog sobreimpresionada son de artículos de mi propiedad y han sido realizadas por mí. Todo el texto es propio, aunque puedan haber citas textuales de otros autores y se usen ocasionalmente frases típicas y reconocibles de películas, series o personajes, en cuyo caso siempre aparecerán entrecomilladas y en cursiva. Todos los datos que se facilitan (marcas, fechas, etc) son de dominio público y su veracidad es comprobable. Aún así, al final de la columna de la derecha se ofrece el típico botón de "Denunciar un uso Inadecuado". No creo dar motivos a nadie para pulsarlo, pero ahí esta, simplemente porque tengo la conciencia tranquila a ese respecto... ¡y porque ninguna auténtica base espacial está completa sin su correspondiente botón de autodestrucción!

jueves, 14 de agosto de 2025

FANTASVILLE (Nº 2) El aullido del fantasma

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                        ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                             

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Cuando llevas mucho tiempo muy centrado en algo, es fácil perder la perspectiva. Para recuperarla y tener más claro lo que estás haciendo, conviene desconectar de tanto en tanto. Así que hoy dejé estar aquello en lo que he estado trabajando últimamente, que me tiene apartado del blog, para hacer otra cosa totalmente diferente. Algo ligero y divertido, precisamente para desconectar de lo que estoy haciendo y volver a ello luego viéndolo desde una nueva perspectiva. 

Me sonaba tener por ahí uno de esos libros de literatura infantil y juvenil de terror titulado El aullido del fantasma…o El fantasma aullador… O algo así. Al ir a buscarlo, he descubierto que en realidad tengo tanto un libro titulado El aullido del fantasma como otro titulado El fantasma aullador. Ante la duda de decidirme por uno u otro, teniendo en cuenta que el título es casi el mismo y que no sabía de qué trataba cada uno, seguí el procedimiento habitual en estos casos: guiarme por la portada. Y no sé si será porque estamos en verano o por deformación profesional, pero de estas dos portadas, la que me llamó más la atención fue la de la costa y el faro. Así pues, hoy reseñaremos El aullido del fantasma y dejaremos El fantasma aullador para otra ocasión.

El aullido del fantasma es el segundo libro de la colección FantasVille, de la cual ya he comentado otros posteriores a este. Como siempre hacemos aquí en los casos de ir comentando una colección a medida que la vamos completando, he reorganizado los enlaces entre las diferentes entradas para que estas puedan ser leídas en orden cronológico y no en el orden en que las publicamos originalmente. La explicación general sobre la colección, que publiqué en el número dieciocho de la misma (el primero que reseñé), la traslado aquí para que aquel que lea las entradas sobre esta colección en orden por primera vez pueda hacerlo de forma más coherente.

FantasVille es una de tantas colecciones que surgieron a la estela de Pesadillas (Goosebumps) de R. L Stine. Ya hemos comentado algunas de ellas, como Colegio Calavera y Escalofríos. Todas estas colecciones las tenemos agrupadas en la etiqueta de “stine” junto a los libros de Pesadillas, para poder repasarlos y compararlos más cómodamente.

Esta se compuso de veinticuatro títulos, veintiuno de los cuales se publicaron en España. El autor es Christopher Pike. Todas las historias tienen lugar en un pueblecito costero estadounidense llamado Springville. Los lugareños lo llaman FantasVille, porque allí los sucesos sobrenaturales son frecuentes, hasta el punto que los policías se niegan a patrullar más allá de la puerta de la comisaría y que la gente ya da por sentado que “desaparecido” y “muerto” son sinónimos.

Los protagonistas son fijos, dos niños y una niña preadolescentes que están siempre metidos en todo y a los que a lo largo de la serie se irían uniendo otros. El protagonista principal es Adam, cuya familia acaba de trasladarse al pueblo. Hace de voz de la razón siendo el encargado de decir cosas como “¡Huyamos!” o “¡Avisemos a alguien!” cuando empiezan a pasar cosas raras. Adam lleva solo dos semanas en FantasVille. Quiero decir que siempre, en todos los números de la colección, lleva solo dos semanas en FantasVille sin importar el tiempo que pase entre una aventura y otra, lo que me induce a pensar que el motivo por el que los habitantes del pueblecito no lo abandonan, pese a su alto índice de letalidad, es porque simplemente no pueden: todo el lugar es una especie de burbuja estática de la que ni siquiera el tiempo parece ser capaz de escapar. 

Pero dejemos eso por el momento; lo importante es que Adam lleva dos semanas en el pueblo… como siempre… y eso hace que su mente no sea como las de los otros habitantes del lugar. Él quiere saber por qué ocurren las cosas. Él quiere tratar de solucionarlas. No se conforma con un “¿Ha desaparecido? Bueno, pues ya aparecerá, o no aparecerá...”, que vendría a ser la respuesta habitual de cualquier habitante de FantasVille. Las respuestas de Adam ante un “Ha desaparecido” son del tipo “¿Por qué ha desaparecido?”,  “¿Quién lo hizo desaparecer?” o “¿A dónde se lo llevó?”. 

El grupo de Adam está formado también por Watch, un chico del pueblo con una mente despierta e inquisitiva, que debe su apodo (watch significa “reloj”) a que lleva dos relojes en cada muñeca. Cada uno de sus relojes indica la hora de una ciudad diferente, porque tiene familiares (o quizá contactos, quién sabe) dispersos por todo el país, y necesita tener claro en todo momento en qué franja horaria se encuentra cada uno de ellos respecto a la suya. También está Sally, otra nativa del lugar, que parece haberse encaprichado de Adam al primer golpe de vista y ha decidido (unilateralmente) que Adam es su novio.

La historia comienza con Cindy y su hermano Neil jugando junto al viejo faro abandonado de FantasVille. Hace poco que tuvieron que trasladarse a ese pueblo debido a la muerte accidental de su padre, Frederick. Este suceso lamentable dejó también a la familia sin una fuente de ingresos fija, obligándolos a abandonar su casa de alquiler en la ciudad y trasladarse aquí, donde cuentan con una casita que Frederick heredó de su madre. 

Mientras juegan y pasean por el espigón en el que se alza el viejo faro, la luz de este se enciende repentinamente e incide sobre Neil al mismo tiempo que un extraño aullido parece brotar del mar. De la luz que ilumina a Neil surgen unas garras grandes, arrugadas, como propias de una anciana, que atrapan al muchacho y se lo llevan con él. La luz del faro se apaga y todo queda a oscuras, mientras la joven Cindy corre desesperada en busca de ayuda.

Algo como esto puede resultar sorprendente para el lector y para Cindy y su familia, que son recién llegados a FantasVille, pero es lo más normal del mundo para los habitantes del pueblo. Cindy cuenta su historia a todo aquel que se muestre interesado en oírla; y el caso es que, más que no creerla, lo que ocurre es que no le dan importancia. Las desapariciones por culpa de fantasmas, monstruos, extraterrestres o lo que se os pueda ocurrir son el pan de cada día allí, hasta el punto de que la policía ya no se molesta en investigarlas. 

Afortunadamente, tenemos a nuestro grupito protagonista. Los tres están en una cafetería discutiendo sobre lo seguro que puede ser comer donuts rellenos en FantasVille, teniendo en cuenta que hay tantas posibilidades de que el relleno sea mermelada de arándanos como de que sea cerebro humano triturado. Entre bocados de donuts y conversaciones raras surge la noticia de lo ocurrido con los niños y el faro y, puesto que saben que nadie más lo va a hacer, toman la decisión de ser ellos quienes investiguen el asunto.

Su primer paso es ir a visitar a Cindy para obtener de ella información de primera mano. Esta les habla del fantasma que se llevó a su hermano y lo describe como una mujer anciana que parecía furiosa. Cuando la pandilla manifiesta su deseo de ir hasta el faro a buscar a Neil, Sally inmediatamente se une a ellos.

Están inspeccionando los alrededores cuando Adam cae al mar, un mar bajo cuya turbia superficie se medio ven y medio se adivinan extrañas formas moviéndose. ¿Tiburones, o quizá algo menos natural? Adam logra llegar al faro a pesar de todo y entra en este tras forzar la puerta. Entonces se hace evidente que el lugar está y ha estado abandonado desde hace mucho tiempo. La instalación eléctrica, además, está hecha polvo, por lo que la luz que brotó del faro cuando desapareció Neil tampoco debía ser algo convencional. De hecho, están volviendo a descender del faro, tras no encontrar nada sospechoso ni relevante en él, cuando el reflector se enciende súbitamente esparciendo su luz hacia el interior del faro, no hacia el exterior. Sorprendidos y cegados, mientras bajaban, Cindy pierde el equilibrio y está a punto de precipitarse rodando escaleras abajo. Esto, y un extraño y prolongado gemido que en ese momento brota del mar, les hace huir precipitadamente. Huir sí, pero no abandonar.

Tras esta primera toma de contacto, el grupo busca a Bum, el misterioso mendigo que lo sabe todo, para que les cuente lo que sepa sobre el faro. No lo encuentran por ningún lado, así que se resignan a buscar información a la antigua usanza: en la biblioteca. Tras lidiar con el extraño bibliotecario, obsesionado con el calcio y los esqueletos, se enteran de algunas cosas interesantes. El último farero de FantasVille, antes de que incluso los barcos evitaran acercarse al pueblo, fue una mujer llamada Evelyn. Debido a un error de ella o a un fallo mecánico, nunca quedó claro, el faro se apagó en un momento crítico y un mercante chocó con un banco de arrecifes, hundiéndose en minutos cerca de la costa y ahogando, entre otros, a su capitán. Al día siguiente, Rick, el hijo de la señora Evelyn, fue arrastrado mar adentro por una ola cuando jugaba cerca del faro. La conclusión a la que llega el grupo (porque así es como suelen funcionar las cosas en FantasVille) es que el vengativo fantasma del capitán del barco hundido se llevó al niño como represalia por la pérdida de su barco y su propia vida.

Cindy insiste en que el fantasma que ella vio cuando desapareció su hermano parecía el de una anciana, no el de un hombre, pero Watch y Adam parecen convencidos de que la mejor opción es ir a buscar al fantasma del capitán y tratar directamente con él, porque, de nuevo, así es como funcionan las cosas en FantasVille. Equipados con trajes de buzo, botellas de oxígeno y máscaras de respiración, los dos chicos se sumergen hasta los restos del barco. Accidentalmente quedan separados y, cuando se les agota el oxígeno, Watch ha vuelto a la superficie y Adam está atrapado en un camarote en el que se ha formado una burbuja de aire rancio. A la luz de la linterna que lleva, advierte en el camarote lo que parece ser el esqueleto del capitán… pero no su fantasma ni nada que sugiera que alguna vez lo hubo.

Watch consigue más oxígeno y baja a buscar a Adam. Una vez en la superficie, y habiendo descartado el fantasma del capitán como principal sospechoso, su atención vuelve a centrarse en el faro. Esta vez, tras una inspección más atenta del mismo, encuentran lo que parece ser un pequeño habitáculo, como un ático improvisado sin ventanas ni ventilación, justo encima de la cámara de la lente. Allí encuentran otro esqueleto, sentado en una mecedora. Por los restos de ropas y cabellos comprenden que se trata del esqueleto de la señora Evelyn, la última farera, a la que se daba por desaparecida. Debió encerrarse ella misma allí y dejarse morir, amargada por la desaparición de su hijo. 

La luz del reflector se enciende de pronto por sí sola, cegándolos momentáneamente a todos, y, como las veces anteriores, a la luz la acompaña un espectral aullido. El fantasma de Evelyn se manifiesta y Cindy lo reconoce como el que se llevó a Neil. Sobre sus cabezas alguien empieza a gritar y Cindy reconoce también la voz de su hermano. Al parecer, está encerrado en una buhardilla secreta situada sobre la buhardilla secreta en la que ya se encuentran. Mientras los demás hacen cosas poco productivas, como gritar, manotear y asustarse, Watch pone a trabajar su mente analítica.

La madre de Cindy se trasladó a FantasVille tras la muerte de su marido porque este tenía una vieja casa familiar aquí, pese a que él se había criado en un orfanato. Este hombre se llamaba Frederick, cuya abreviatura habitual en Estados Unidos es Fred, tomando únicamente la primera mitad del nombre, pero que algunas personas acortan como Rick, es decir, la segunda mitad del nombre. Rick es también el nombre del hijo desaparecido de la señora Evelyn. Y tanto la desaparición de este como la entrega de Frederick al orfanato por parte de las autoridades tuvo lugar hace treinta años. Watch razona que quizá el niño arrastrado por las olas no murió, sino que la corriente lo llevó hasta otra playa, donde, casi ahogado y amnésico, fue recogido por alguien. Debido al trauma podría haber perdido gran parte de su memoria y no recordar más que su nombre completo, Frederick, que es con el que fue inscrito en el registro del orfanato. Por tanto, es posible que Rick, el hijo de la señora Evelyn, y Frederick, el padre de Cindy, sean la misma persona.

Ya de adulto, Frederick formó su propia familia teniendo junto a su mujer a Cindy y Neil. Cuando murió en un accidente, su mujer e hijos tuvieron que abandonar la ciudad y trasladarse a la casita que este había heredado en FantasVille. Esto implica que, en algún momento de su vida, Frederick debió descubrir de algún modo su verdadera identidad, pero cuando esto ocurrió Evelyn ya había muerto mucho tiempo atrás y prefirió no hablar demasiado de ello a su familia. Lo importante de todo esto es que, cuando la señora Evelyn murió auto enclaustrada en la buhardilla del faro, lo hizo sin saber que su hijo seguía vivo. Cuando Neil y Cindy se acercaron jugando al faro, el fantasma de Evelyn confundió al chico (su nieto) con su propio hijo.

La pandilla explica a toda prisa sus conclusiones al fantasma de la señora Evelyn y logran convencerla de que les permita llevarse a Neil. El grupo huye del faro mientras este es devorado por las llamas porque Watch, como plan B, ha hecho estallar el viejo generador eléctrico del edificio… Bueno, ya se sabe que la genialidad y la locura van de la mano demasiado a menudo.

Me ha gustado mucho esta historia porque es exactamente lo que esperaba de ella: una trama ligera, algo de investigación, aventuras de críos de doce años al estilo de Los Goonies, y bastantes referencias siniestras a la pasividad con la que los habitantes de FantasVille se toman las muertes y desapariciones de sus vecinos o incluso sus propios familiares, como si tuvieran asumido que ese es el destino que aguarda a todos ellos. Y un final quizá más rebuscado de lo que esperaba, con todo eso del fantasma de la señora Evelyn confundiendo a su nieto con su hijo desaparecido, al que raptó, obviamente, pensando que lo que estaba haciendo era recuperarlo y protegerlo.

Y bueno, más allá de la intriga del faro, las desapariciones y los fantasmas, la idea que subyace en todo esto es que incluso lo extraordinario puede volverse rutinario cuando se da muy a menudo. En muchos casos esto es para bien. Hoy nos parece normal el que la gente se suba en un avión y pase de un continente a otro en unas pocas horas. Pero volar fue un sueño inalcanzable durante miles de años para muchas personas que pretendieron hacerlo y en ocasiones murieron intentándolo. Lo malo de normalizar lo extraordinario, es que eso también incluye, como en el caso de este pueblecito, la normalización del peligro. Y cuando una comunidad, ya sea real o ficticia acepta como normal las muertes violentas y las desapariciones, cuando normaliza lo inaceptable, esto se instala de forma permanente en sus vidas.

El giro final (la conexión familiar entre Evelyn, Rick/Frederick y Neil) también nos muestra cómo las pérdidas y malentendidos pueden deformar las intenciones y provocar más daño del que se intenta prevenir. El fantasma de Evelyn no actuaba por pura maldad al llevase a Neil y asustar a los protagonistas, sino por esa necesidad de recuperar y proteger a un ser querido, que no resultó ser quien ella pensaba. 

Puedes ver una reseña sobre otros libros de esta colección pulsando aquí, o dar un repaso general a todas las obras ya comentadas de Stine y sus imitadores autores similares pulsando aquí

The Howling Ghost. 1995. Christopher Pike. FantasVille nº 2. Publicado en 1996 por Ediciones B.  

sábado, 9 de agosto de 2025

NUEVAS AVENTURAS DEL GUERRERO DEL ANTIFAZ (nº 11 a 13) Entre esclavos y piratas

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!     

                                                                                         

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 


Saludos, nobles caballeros y damas.

Nos encontramos en plenas fiestas de Moros y Cristianos de Elche, que tienen lugar entre los días 7 y 11 de este mes. En ellas se conmemora la liberación de la villa y castillo de Elche, ocurrida en 1241. Por esas fechas, el rey moro Mohamed Ben Alí Aben-Hud hizo llegar a Fernando III una propuesta de rendición por la cual cedía las tierras y el gobierno de Elche, Orihuela y Alicante a la corona castellana. Las condiciones solicitadas fueron las que los cristianos ya ofrecían habitualmente a los musulmanes por esas fechas: la opción de volver a África si lo deseaban (la mayoría no lo quería, por cierto) o, alternativamente, permanecer en España de forma pacífica, conservando sus propiedades, negocios, religión y costumbres en todos aquellos casos en que estas no interfirieran con las leyes establecidas para el resto de los españoles. En un principio, el gobernador moro de Elche no respetó el acuerdo al que había llegado su rey porque le suponía un importante descenso de su nivel de riqueza y mató a la primera delegación cristiana que llegó para tomar posesión del castillo. Sin embargo, terminó cediendo la plaza, deshaciéndose en sonrisas y buenas palabras… cuando vio que la segunda delegación llegaba acompañada por un ejército.

Algo que ya no se sabe si forma parte de la historia o de la leyenda, porque está situado en uno de esos puntos donde ambas cosas se entremezclan y desdibujan, es que el nuevo gobernador cristiano de Elche ordenó a uno de sus arqueros que disparara al aire una flecha, enviándola lo más lejos posible. Allí donde cayó, se envió a un arquero moro a recogerla y volverla a disparar. El punto en el que cayó por segunda vez se estableció como centro del nuevo barrio moro, cuya construcción se inició tomando el punto de impacto como epicentro. De este modo, el Elche cristiano y el Elche moro, a dos tiros de flecha uno de otro, irían creciendo por separado hasta que, con el tiempo, a base de expandirse, ambos pueblos terminarían por fusionarse nuevamente en uno solo. Se pretendía con esto suavizar las disputas y rencores que pudieran haber entre ambas comunidades tras los largos siglos de ocupación y la muerte de la primera delegación.

El Bosque Mágico, integrado en la comparsa de los Astures, son danzarinas caracterizadas como árboles y hadas, en representación de las leyendas que con el paso del tiempo terminan mezclándose con la historia.

Como es habitual, las comparsas de tropas están divididas en dos bandos: el moro y el cristiano. Por parte de los cristianos, tenemos a los Astures, Caballeros Halcones, Cidanos, Ibéricos, Labradores de Elche, Triana, y Túbalos. Por los moros desfilan los Benimerines, el Califato de Castilla, Hércules de Altamira, Juana de Arco, Mahometanos del Vinalopó y Muladíes. Llama la atención que la comparsa llamada Juana de Arco forme parte de las filas moras, teniendo en cuenta que la Juana de Arco histórica era cristiana. Esto se debe a que siempre se trata de mantener una equivalencia de comparsas entre un bando y otro, para que el tiempo dedicado al desfile de cada uno sea aproximadamente el mismo. Debido a esto, en ocasiones una comparsa que por cuya temática debería pertenecer a un bando se la incorpora para que desfile junto al otro, como ocurría también con la comparsa de Judíos de Alcoy, que desfilaba junto a las filas musulmanas simplemente para mantener una misma cantidad de comparsas en cada bando. Cuando se creó la comparsa de Juana de Arco había bastantes más comparsas cristianas que moras así que, por ser la incorporación más reciente y por no haber ninguna comparsa dedicada específicamente a las mujeres entre las filas moras, se añadió a este bando para darle una mayor variedad visual.

Los que hayáis estado leyendo las entradas más recientes (de los últimos meses) sabréis que estamos haciendo coincidir las fiestas de Moros y Cristianos con las reseñas del cómic de El Guerrero del Antifaz, ambientado precisamente en La Reconquista que conmemoran estas mismas fiestas. Como ahora tocan las de Elche (que fueron las primeras que vi), voy a dedicar estas fiestas a seguir reseñando los cómics de Las nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz, que es también la primera colección de este personaje que leí. Es una de esas correlaciones que tienen sentido en mi cabeza, no busquéis más explicación que esa. Al final del artículo hay enlaces donde se pueden ver por separado las reseñas hechas hasta el momento, tanto de la serie original como de esta segunda etapa más moderna.

Mercado de esclavos (nº 11). Nos quedamos con la historia dividida entre el barco del pirata moro Garfio Chamul, donde el Guerrero y Li Chin son ahora prisioneros, y el condado de Roca, donde Ramiro acaba de dar muerte al impostor. El barco de Garfio Chamul se dirige a Esmirna para poner a la venta su cargamento de esclavos africanos. Li Chin se ofrece a sí misma a Garfio Chamul a cambio de que él libere al Guerrero, algo que ya intentó hacer anteriormente sin éxito con Ben Jaffiar. En esta ocasión tampoco obtiene el resultado que pretendía, no porque el pirata acepte acostarse con ella y luego no cumpla con su parte del trato como le ocurrió con Ben Jaffiar, sino porque Garfio Chamul no está precisamente… interesado en el sexo femenino y rechaza la oferta de Li Chin, dejándola avergonzada y sin el último recurso que le quedaba.

Durante el viaje, el Guerrero y Li Chin hacen un intento de fuga aprovechando que todos los esclavos son sacados a cubierta para ser bañados con cubos de agua de mar, a fin de que no apesten tanto cuando los lleven al mercado y obtener de este modo más dinero por ellos. El intento de fuga fracasa, pero el Guerrero, que a cabezón no le gana nadie, prueba suerte otra vez durante la propia subasta, ya en el puerto de Esmirna. 

Vuelven a reducirle, como era de esperar, pero el estallido de vitalidad del Guerrero, después de varios días encadenado y hacinado en las bodegas casi sin agua ni alimento, impresiona a una de las compradoras del público: Soraya, la esposa del sultán de Esmirna. Ella compra tanto al Guerrero como a Li Chin y los lleva a su palacio. 

La idea de acostarse con su marido repugna a Soraya, por lo que esta procura tener siempre algún amante bien dispuesto a mano. El Guerrero ha sido comprado por la sultana como esclavo sexual para sustituir a Ben Jerifaz, capitán de la guardia del palacio y su anterior amante. Y Li Chin ha sido adquirida como premio de consolación para Jerifaz, para suavizarle el golpe cuando se desentienda de él. 

A Gago le gustaba mucho montar este tipo de triángulos amorosos (a veces podríamos hablar hasta de cuadrados o pentágonos amorosos) entre personajes de distintos bandos, ninguno de cuyos componentes era correspondido por su interés romántico, pero sí despertaba a su vez el interés de otro.

Aunque Soraya promete al Guerrero dejarlo libre tras un tiempo “si se lo gana” 😏🍆, él no tiene intención de emplear sus energías en complacer a la caprichosa sultana, menos aun teniendo en cuenta que está feliz y cristianamente casado. Por ello le hace una generosa propuesta a Ben Jerifaz: si él le ayuda a escapar junto a Li Chin… no lo matará si algún día se ve obligado a enfrentarse a él. El capitán de la guardia no parece especialmente interesado en el trato tal como se lo plantea, y lo que hace en su lugar es sobornar al eunuco de Soraya para que asesine al Guerrero esa misma noche, mientras duerme.

Esclavo indómito (nº 12). Cuando el eunuco se aproxima a la cama del Guerrero dispuesto a apuñalarlo, es descubierto por Soraya, que en ese momento entraba sin avisar en el dormitorio del Guerrero para… para ver si quería un vaso de agua, supongo. El grito de Soraya ordenando al eunuco que detenga su mano asesina despierta al Guerrero, que endosa la correspondiente paliza al villano. 

El fracaso del eunuco provoca que el propio Ben Jerifaz se lance sobre el Guerrero, a la vista de todos, con un cuchillo en la mano. Pero, tras un breve intercambio de golpes, es Ben Jerifaz quien termina en el suelo y el Guerrero quien empuña el cuchillo. Soraya corta la disputa y Ben Jerifaz se retira como si no hubiese pasado nada.

El eunuco, ahora con algo personal contra el Guerrero, incita al sultán para que se deshaga del nuevo amante de Soraya. Él sabe que su esposa tiene amantes y no le importa especialmente, pero el eunuco le convence de que a este, en particular, es mejor matarlo porque puede resultar peligroso. El sultán accede y ordena envenenarlo discretamente. 

Una de las esclavas del harén, que oye la conversación entre ambos, alerta a Soraya. Parece que en la corte del sultán de Esmirna nadie es de fiar; todos tienen sus propios intereses personales y ninguna lealtad hacia quienes no forman parte de estos. ¡Este capítulo tiene más de culebrón que de cómic de aventuras!

Sabiendo que el eunuco pretende envenenar al Guerrero, Soraya insiste en probar la comida de su nuevo preferido cuando el eunuco se la sirve, para ver cómo reaccionará este. Esto obliga al eunuco a descubrirse y, una vez más, se lanza contra el Guerrero intentando apuñalarlo. Y, una vez más, el eunuco termina derribado a golpes. Enamorada en tiempo récord del Guerrero, Soraya decide dejarlo en libertad y renunciar a convertirlo en su amante para evitar seguir poniéndolo en peligro. Tres intentos de apuñalamiento y uno de envenenamiento en menos de dos días son suficientes. No obstante, Soraya comete el error de confiar en Ben Jerifaz para que este le consiga un barco con el que devolver al Guerrero y a Li Chin a España.

El rencoroso capitán de la guardia, queriendo deshacerse de su rival incluso ahora que ya no es un obstáculo entre él y Soraya, lo lleva hasta un barco lleno de rudos marineros que inmediatamente despiertan las sospechas del Guerrero y de Li Chin. No es hasta que el barco zarpa y se aleja bastante del puerto que ambos descubren quién es el capitán: se trata de Garfio Chamul, el mismo traficante de esclavos que los vendió a Soraya.

Naufragio (nº 13). Garfio Chamul no pierde el tiempo con sutilezas y, seguido de Boguro, se lanza contra el Guerrero. En cuanto este los derriba a puñetazos a ambos, el resto de la tripulación turca se une a la batalla, y Li Chin hace lo propio empuñando la espada que ha dejado caer Chamul. 

Tras una breve refriega, el Guerrero toma a Garfio Chamul como rehén y, a continuación, se parapeta con su amiga y su prisionero en la cámara del capitán. La idea es obligar a la tripulación a poner rumbo a costas españolas, pero no llegan a concretar nada antes de que se desate una feroz tormenta y el fuerte oleaje estrelle el barco contra los arrecifes.

Guiado por un gesto de compasión que su enemigo ya ha demostrado sobradamente no merecer, el Guerrero libera a Garfio Chamul para que tenga una oportunidad de salvarse él también. El capitán pirata se aferra a la espalda de Moguro (algo me hace pensar que no es la primera vez que lo hace😏) y ambos se lanzan juntos al mar. 

El Guerrero y Li Chin saltan también al mar embravecido llevando consigo un madero para mantenerse a flote. Tras lidiar varias horas con el oleaje, parecen ser los únicos supervivientes del barco pirata turco. La corriente los arrastra hasta una isla, donde quedan exhaustos en la playa hasta que son descubiertos por tres pescadores moros.

El Guerrero se ofrece a pagar a cambio de hospitalidad y provisiones, y los pescadores los guían hasta su casa, donde les ofrecen unos platos de comida envenenada. El Guerrero, suspicaz por naturaleza, cree adivinar una actitud sospechosa en sus anfitriones y les insta a que coman ellos primero. 

Fingiendo estar ofendidos, los pescadores utilizan las sospechas del Guerrero como excusa para atacarlo. Lo que no contaban es con que Li Chin, siendo mujer, se uniría al combate. Entre ambos derrotan a puño limpio a sus tres adversarios y se marchan del lugar en busca de refugio en unas cuevas cercanas.

Cuando se recuperan de la humillante paliza recibida, los pescadores ponen en pie de guerra a varios compañeros más y un numeroso grupo de hombres armados rastrea la zona en busca del cristiano y de la oriental. Puesto que la cueva es un escondite evidente, los hombres penetran en ella buscándolos, y el Guerrero y Li Chin se internan a su vez más profundamente, descubriendo que no es una cueva sino un túnel, pues tiene una salida al otro extremo. Tan pronto como abandonan el túnel, se encuentran de frente con un fornido guerrero que se presenta como el corsario Mustafá y dice ser el dueño de la isla en la que se encuentran.

Este es un buen punto para dejarlo por el momento, pero aun nos queda por ver que ha estado ocurriendo en España mientras tanto. esto se nos ha ido mostrando en pinceladas durante los números 11 y 13, intercalado con la otra historia, pero para no estar interrumpiendo continuamente la narración lo presento todo junto aquí, al final de la reseña. 

El bueno de Ramiro acababa de romper el cuello al impostor sin saber si realmente se trataba o no de su señor. Ya parece claro que Ramiro está enamorado de doña Ana María, y el trato vejatorio y violento que ella ha estado recibiendo por parte del hombre que dice ser su marido es algo que el fiel sirviente no estaba dispuesto seguir tolerando. Pese a que atentar contra un noble (más aún contra su propio señor) probablemente implique pena de muerte, Ramiro decide no huir y afrontar las medidas que se tomen contra él, puesto que no considera haber hecho nada incorrecto. La guardia del castillo acude a detenerle, pero el físico que estuvo atendiendo a Ana María retira la máscara del supuesto Guerrero revelando que se trata del impostor. Esto deja a Ramiro libre de culpa. Quizá debido a este último acontecimiento Ana María empieza a recuperar sus recuerdos, y parece que la vida en el castillo vuelve poco a poco a sus cauces.

Sin embargo, Ana María no agradece a Ramiro el haberle librado del impostor, sino que le recrimina no haberlo hecho antes. Ha descubierto que está embarazada, y teniendo en cuenta que el verdadero Guerrero lleva varias semanas desaparecido y el impostor la ha estado forzando, cree que lo mas probable es que el hijo sea de este. 

Y con este... iba a decir embarazoso, pero es un chiste demasiado evidente, así que lo dejaré en dramático giro del destino lo dejamos (ahora sí) por el momento. Podéis repasar la colección desde el inicio pulsando aquí.

Otras colecciones de Manuel Gago 

El Guerrero del Antifaz

El Aguilucho

Nuevas aventuras del Guerrero del Antifaz. 1978. Manuel Gago (guion y dibujo). Publicado por Editorial Valenciana S.A.

martes, 5 de agosto de 2025

CENA EN EL PALACIO DE LA DISCORDIA

 EL TEMPLO DE LOS PERGAMINOS                                                                                 ¡ALERTA DE EXPOILERZ!                                                                                              

                                             Presentado por… el profesor Plot.

 

Saludos, ávidos lectores.

Hace poco volví a ver la película Conan el Bárbaro, y eso me ha impulsado a releer y reseñar este libro. ¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? En principio no debería haber mucha relación entre una aventura clásica de espada y brujería y otra de ciencia ficción postapocalíptica con alienígenas de por medio, pero en su estructura básica son la misma historia. Ambas tramas comparten demasiados puntos en común como para pasarlos por alto. Pueden ser casuales, pueden no serlo; yo expondré los hechos (a la par que reseño el libro: ¡doble amenaza!) y que cada cual saque sus conclusiones.

No creo que Tim Powers copiara de forma consciente la trama de Conan el Bárbaro (estrenada tres años antes de que se publicara Cena en el Palacio de la Discordia), pero veo bastante probable que se inspirara en ella de manera inadvertida. Un libro como este no se escribe en unos meses, menos aún teniendo en cuenta el ritmo de producción bastante lento de este autor. Atendiendo a las fechas, es posible que Powers comenzara a darle forma a la novela poco después de ver Conan el Bárbaro en el cine. Es una mera conjetura mía, pero no puedo quitármela de la cabeza.

La historia tiene lugar en un futuro devastado en el que toda la tecnología avanzada se ha perdido. Todo lo eléctrico, las armas de fuego (salvo algunos cañones muy rudimentarios) y los motores de combustión interna son cosa del pasado. De un pasado cercano, eso sí, porque los más viejos aún recuerdan haber usado aparatos de radio que recibían emisiones desde algún lugar. La gente ha regresado al transporte con caballos y carromatos, y combate con cuchillos, arcos y ondas (en realidad se describen como tirachinas, pero la palabra que aparece en el texto es “ondas”). No se especifica qué ha provocado esto, aunque se hace referencia a grandes áreas de terreno vitrificado con niveles altísimos de radiación, consecuencias habituales de las bombas atómicas.

Lo más parecido a una moneda de curso legal son los “quintos”, pequeños vales de cartón que pueden intercambiarse en bares y destilerías por botellas de coñac. Toda la economía de la región donde tiene lugar la trama se basa en los quintos y en el trueque de todo lo que se pueda obtener a cambio del alcohol. El protagonista es Gregorio Rivas, que actualmente es músico y cantante, pero que en el pasado fue redentor. Los redentores son un tipo especializado de mercenarios dedicados a rescatar y desprogramar a quienes han caído en las garras de una secta religiosa muy extendida, los Jaybirds.

Un día, Rivas se prepara para dar su concierto nocturno en el bar donde trabaja cuando uno de los gerifaltes locales contrata sus servicios como redentor. Le ofrece una cantidad desorbitada: diez mil quintos de coñac, suficiente para vivir el resto de sus días (tiene unos treinta años) sin trabajar, o la mitad de ese tiempo a cuerpo de rey. Pero lo que hace que Rivas acepte no es el pago, sino la persona a rescatar. Se trata de Uri, una antigua novia suya (o un proyecto de novia que nunca llegó a concretarse) de quien Rivas se ha obsesionado con el tiempo.

Los Jaybirds son una especie de hippys que renuncian a su vida anterior, a sus trabajos y a sus familias, y se entregan a una existencia contemplativa de drogas y sumisión absoluta a su líder, un misterioso hombre llamado Jaybush. Hablamos de una obediencia incuestionable y suicida: un Jaybird no duda en matar cuando sus superiores se lo ordenan ni en morir cuando se lo exigen. Esto sucede porque una droga que se les suministra de forma obligatoria, llamada el Sacramento (administrada de forma tópica en la frente), destruye rápidamente la voluntad de quien la recibe y establece un vínculo de control mental indirecto con Jaybush tras unas pocas dosis.

Rivas está reconocido como el mejor redentor que existe porque, en su época, logró recuperar a seis Jaybirds y reintegrarlos a su antigua vida. Son muchos más éxitos que los de ningún otro redentor, lo que da una idea de lo difícil que es liberar a alguien de esta secta. Para sus seguidores, Jaybush es un dios viviente… y lo peor es que para gran parte del resto de la gente también lo es, ya que se le atribuyen todo tipo de poderes extraños y sobrenaturales.

Rivas intenta acercarse a Uri (su exnovia y ahora objetivo) infiltrándose en un grupo de Jaybirds, aprovechando que las drogas los idiotizan y son relativamente fáciles de engañar. Los sacerdotes y líderes de cada grupo tienen sus capacidades mentales menos dañadas, pero Rivas conoce también algunos trucos para engañarlos y mitigar parcialmente los efectos del Sacramento. Aun así, lo descubren y lo crucifican a la espera de que alguien de mayor rango decida su destino. 

Fue en ese momento, cuando leí esa escena por primera vez, que advertí las similitudes con Conan el Bárbaro. A Conan lo contrata el rey de una ciudad-estado para recuperar a su hija, unida a la secta de Thulsa Doom, ofreciéndole una fortuna en joyas. A Rivas lo contrata el ricachón de una ciudad amurallada para recuperar a su hija, unida a la secta Jaybush, ofreciéndole una fortuna en alcohol. Tanto Conan como Rivas se infiltran en una columna de estos sectarios que viaja hacia uno de sus enclaves, y una vez allí son descubiertos y crucificados, para ser rescatados después por un tercero.

La crucifixión de Rivas no es tan dramática como la de Conan. A él no lo clavan sino que lo atan, y es una de las propias Jaybirds, que aún conserva algo de conciencia, quien lo libera cortando sus ligaduras. Afortunadamente, antes de ser atrapado ha tenido ocasión de averiguar en qué grupo se ha integrado Uri y decide seguir su rastro a través de un páramo devastado habitado por locos, proxenetas y mutantes aberrantes como los hemogoblin. 

Los hemogoblin son la versión de Powers de los doppelgängers o suplantadores; criaturas gelatinosas, casi vaporosas al principio, parecidas a medusas aéreas que flotan arrastradas por el viento. Cuando un hemogoblin prueba la sangre de un ser vivo, asimila una pequeña parte de su genética, su forma y su mente. Uno de ellos prueba la sangre de Rivas y comienza a seguirlo para obtener más. Cada vez que lo toca y bebe su sangre, el hemogoblin adquiere más rasgos físicos o mentales de Rivas. El objetivo de estos seres es drenar toda la sangre del primer ser vivo cuya sangre probaron para suplantarlo por completo. Con cada nuevo encuentro, el hemogoblin se vuelve más sólido, más inteligente y más… más Rivas, siguiéndolo obsesivamente del mismo modo en que él persigue a Uri.

Durante su periplo, Rivas hace descubrimientos inquietantes. De algún modo, y pese a ser un atajo de drogatas idiotizados, los Jaybirds o sus líderes están reparando antiguos motores de combustión. También ensamblan generadores y baterías para obtener electricidad. Han aprendido a fabricar armas de fuego y municiones, e incluso construyen toscos ciborgs guardianes usando chatarra y prisioneros como piezas. El grupo de Uri, por su parte, se dirige a Venecia. No a la verdadera Venecia europea, sino a una ciudad costera llamada así por haber quedado parcialmente inundada, con muchas calles convertidas en canales.

De camino a esa falsa Venecia, Rivas se embadurna accidentalmente con una enorme dosis de Sangre, otra droga que elaboran los Jaybirds y que es una versión muy rebajada del Sacramento. Rivas permanece empapado en la droga durante horas y sufre una alucinación masiva en la que queda íntimamente conectado a la mente de Jaybush. Accede así a una serie confusa de recuerdos en los que descubre que Jaybush es en realidad una entidad cósmica que viaja de planeta en planeta. Se alimenta de mentes conscientes y de radiación, por lo que su objetivo son planetas con seres lo bastante inteligentes como para desarrollar energía atómica. Una vez que su forma auténtica (un pequeño fragmento de cristal indestructible) se apodera de un ser vivo entrando por su boca, se instala en su cuerpo y extiende un culto basado en él. Jaybush es simplemente el nombre o apellido de la persona cuyo cuerpo habita la entidad actualmente. Como en incontables ocasiones anteriores, el destino de la Tierra será convertirse en un mundo de mutantes irradiados y locos, hasta que el hambre de la entidad, siempre en aumento, agote las conciencias que consumir y el ser se marche a otro planeta. Al final, quienes consideraban a Jaybush un dios no iban muy desencaminados.

A trancas y barrancas, Rivas alcanza Venecia. Lo más representativo de la ciudad es un enorme y demencial edificio llamado El Palacio de la Discordia. Es una mezcla de club privado, restaurante de lujo y prostíbulo. Los platos se preparan con animales extremadamente mutados por la radiación. Algunos de los ingredientes fueron seres humanos originalmente, deformados y alterados hasta volverlos irreconocibles como tales. Este menú de carne mutante provoca nuevas mutaciones en los comensales, es terriblemente adictivo y transforma poco a poco a los clientes en criaturas anfibias, destinadas a vivir en el mar como enormes crustáceos humanoides. El Palacio de la Discordia también parece ser el núcleo de distribución a la población en general de la Sangre que elaboran los Jaybirds. Rivas sospecha primero, y luego confirma, que ese edificio es en realidad el centro de mando de Jaybush, donde este reside en medio de un contraste entre lujo e insalubridad, rodeado de sectarios fanáticos y mutantes intoxicados.

Así que, recapitulemos lo que sabemos sobre este lugar: cuartel general del líder de la secta religiosa, lujo decadente, prostitución, ágapes cuestionables que incluyen carne humana y mutantes pululando por ahí… Bueno, creo que todos tenemos en mente la imagen que Conan el Bárbaro nos ofrecía de la Montaña del Poder de Thulsa Doom; una estancia repleta de cuerpos gimientes retorciéndose entrelazados unos con otros mientras aguardan a que se sirva una olla de sopa verdosa en la que flotan manos y cabezas humanas. Y a Thulsa Doom presidiendo la orgía, mutando de humano a reptil.

Mientras Rivas lidia con los degenerados habitantes de Venecia y estudia sus escasas posibilidades de entrar en el Palacio de la Discordia, alguien le entrega una invitación a su nombre. Jaybush está al tanto de su identidad y de su presencia en la ciudad, y lo cita en el propio Palacio. Con una mezcla de terror, curiosidad, sentido del deber y resignación ante lo que parece un destino ineludible, Rivas acude a la cita. Allí conoce al fin al misterioso y poderoso Jaybush: un humano tan mutado que ya casi no puede reconocerse como tal. Un ser abotargado, como una babosa compuesta por pliegues de grasa que chapotea semisumergida en una sala de banquetes inundada.

Aquí nos encontramos con otra escena que me recuerda mucho a Conan el Bárbaro. Es un pasaje muy impactante, así que seguro que lo recordaréis con claridad: en la película, Thulsa Doom ordena a una muchacha situada al borde de un barranco que avance hacia él. Al tratar de obedecer la orden literalmente, la muchacha intenta caminar sobre el vacío, se precipita sin una queja y muere al estrellarse contra el suelo. En la novela, Jaybush ordena saltar al agua a un grupo de comensales, que se hunden como piedras… y ahí se quedan, hasta ahogarse. De no ser por todos los otros puntos en común, seguramente habría pasado esto por alto, pero ya son demasiadas similitudes para ignorarlas.

Y, pese a que estoy señalando todos estos paralelismos entre ambas historias, no quiero dar la impresión de que la novela es una copia encubierta de la película. El texto tiene un trasfondo muy bien trabajado, es muy original la mayor parte del tiempo y la trama que se va tejiendo transmite un encánto propio. La obra de Powers es fascinante por sí misma y todos estos ecos podrían ser pura coincidencia… pero el de la crucifixión, en particular, se siente muy forzado. Es algo que se resuelve con excesiva rapidez y no tiene casi relevancia, como si el autor lo hubiera incluido por compromiso. Atendiendo al comportamiento de los Jaybirds durante el resto de la novela, habría tenido mucho más sentido que lo encerraran aislado en una celda que dejarlo al aire libre y sin vigilancia.

Volvemos a la historia y a la reunión entre Rivas y Jaybush. A modo de demostración de poder, este ha invitado a su mesa no solo a Rivas, sino también a Uri y a la sectaria que lo liberó de la cruz. De este modo demuestra al redentor no solo que sabe a quién trata de rescatar, sino quién ha estado ayudándole. El motivo de la invitación es decidir si lo mata o le ofrece un alto cargo en su culto, teniendo en cuenta la fortaleza física y el temple que ha demostrado hasta el momento. Rivas, de hecho, se plantea seriamente aceptar la propuesta, porque la influencia mental de Jaybush y su capacidad de convicción son enormes. Durante el tiempo que Rivas pasó fingiendo ser un Jaybird se encontró a sí mismo compartiendo sinceramente sus ideas y adoctrinando a otros. Incluso alguien como él, que ya conoce los trucos de la secta para atraer a los incautos, está todo el tiempo en el filo de la navaja, a punto de ceder y convertirse en uno de ellos. 

Pero un invitado inesperado, un tercero en discordia, como suele decirse, acudirá precisamente al Palacio de la Discordia para poner manga por hombro los planes de Jaybush y dar a Rivas una pequeña oportunidad de salir con vida (y cuerdo) de todo ese asunto.

Leí en algún lado que Powers se inspiró en la Segunda Guerra Mundial para escribir Cena en el palacio de la Discordia;  que los vales de coñac eran las cartillas de racionamiento, que el tema de la secta representaba el fanatismo criminal de nazis y comunistas, que el paramo irradiado y los mutantes eran una referencia a las bombas de Hiroshima y Nagasaki y el estado en el que quedaron los supervivientes… es posible que su inspiración fuera esa. Es posible que fuera, como me parece a mí, la película de Conan. Quizá tomó elementos de ambas cosas, o quizá de ninguna. La inspiración para hacer algo muchas veces no tiene un origen claro. En cualquier caso, es un gran libro del que, naturalmente, me he dejado algunos jugosos detalles sin comentar, para el que se anime a leerlo.

Dinner at Deviant´s Palace. 1985. Tim Powers (texto) Jim Burns (portada). Publicado en 1991 por Ediciones Martínez Roca.

miércoles, 30 de julio de 2025

LIBROS CONMEMORATIVOS DEL ARMA SUBMARINA & SÉPTIMO ANIVERSARIO

                                         Presentado por... el Supervisor General.

Hoy es el séptimo aniversario de este blog. Desde el anterior se han añadido 282 entradas para un total de 2301. Espero que al menos algunas de ellas os hayan resultado interesantes o entretenidas.

Para que esta no sea una entrada vacía, tengo para mostrar un par de libros que, curiosamente, también conmemoran un aniversario importante. Fueron publicados en 2015 para celebrar los cien años de la fundación del Arma Submarina, nombre que recibe el conjunto de submarinos militares españoles. 

Nunca estuvieron a la venta y se editaron en un número muy limitado, como obsequio para las dotaciones de los submarinos activos en ese momento y las personalidades relevantes que asistieron a los diversos eventos programados. 

Tengo estos libros porque, de los veintitrés años que formé parte de la Armada Española, siete los pasé como tripulante de uno de sus submarinos. No voy a liarme a contar batallitas ni anécdotas, tranquilos. La entrada es para mostrar, como en todos los aniversarios del blog, algún elemento de mi colección que ha tenido una especial relevancia en mi vida. En este caso, por esos siete años de servir a la patria trabajando en las estrecheces, incomodidades y (por qué callarlo) riesgos inherentes de hacerlo en un vehículo que navega a decenas (en ocasiones a cientos) de metros bajo las olas, en lugar de hacerlo sobre estas como todo barco decente.

El libro de mayor tamaño cuenta con 160 páginas y tapas duras. Contiene material muy diverso, desde una compilación de datos históricos y técnicos (tan precisos que en otra época se hubiesen considerado secreto de estado) hasta las quejas de un oficial de víveres que tuvo que pasarse un mes alimentando a la tripulación con puré en polvo, natillas en polvo, huevina en polvo, leche en polvo, y fruta enlatada. Y el agua potable para mezclarla con la comida en polvo no sobraba, precisamente. El más pequeño, en formato apaisado, cuenta con 215 páginas en blanco y negro y es más un catálogo fotográfico, con los textos explicativos justos para indicar qué muestra cada imagen.

Los libros son un repaso pormenorizado a los (en aquel ya lejano 2015) cien primeros años del Arma Submarina española, fundada formalmente en 1915. Esta tiene una relevancia especial en la historia mundial, ya que fue la que dio origen a los “auténticos submarinos” tal como los entendemos a día de hoy.

Aunque existieron modelos anteriores al submarino Peral, este es considerado el primer submarino verdadero por varias razones. Desde el llamado Diseño de Bourne, de 1578, docenas de submarinos desfilaron tratando de hacerse un hueco en las armadas de guerra. Algunos fueron simples diseños teóricos: planos sobre papel que jamás se construyeron. Otros sí llegaron a fabricarse, pero los resultados en las pruebas fueron tan pobres que los proyectos acabaron abandonados. Algunos modelos funcionales lograron incluso dañar barcos enemigos, pero tras esto no pudieron regresar a puerto y acabaron en el fondo del mar convertidos en grandes ataúdes colectivos. 

Eran ingenios extremadamente básicos. Hubo submarinos metálicos, pero también de madera e incluso de cuero cosido. Los primeros modelos atacaban embistiendo al enemigo con un pincho de hierro colocado en la proa pensado para perforar el casco, o con una bomba adosada al extremo de una pértiga que quedaba clavada al adversario al chocarse con él. Hubo un modelo ruso (el Nikonov, de 1720) armado con lanzallamas… y he de decir que encuentro muy original el concepto de un submarino usando el fuego como arma. 

Algunos contaban con piezas de artillería, pero estas eran simplemente armas diseñadas para tierra firme montadas sobre el casco. El submarino debía emerger, quedando al descubierto para que los tripulantes salieran de uno en uno por la escotilla a alistar y operar el arma, que a menudo había quedado inutilizada por la inmersión. Los dos grandes problemas, no obstante, eran la propulsión y el oxígeno: algunos usaban remos, otros mecanismos de tracción, vapor, turbinas de gas comprimido… pero todos tenían una autonomía muy limitada, no pudiendo alejarse más que unos pocos kilómetros de costa. Su papel se limitaba a la defensa de puertos, ya que ni tan solo podían alejarse de estos tanto como para perderlos de vista, antes de verse obligados a regresar a ellos.

Además, ninguno contaba con un sistema de renovación de aire, así que una vez se consumía el oxígeno disponible dentro del sumergible, este se veía obligado a emerger para que la tripulación pudiera respirar. En definitiva, eran ideas interesantes, pero ninguno era realmente funcional. 

El submarino Peral fue un diseño casi alienígena para su época: un doble casco de acero, propulsión por condensadores eléctricos, sistemas de renovación de aire, torpedos propulsados a motor que se podían lanzar con precisión estando sumergido, y una autonomía de 400 kilómetros. Si nos ceñimos a la verdad, no fue ni el primero en construirse, ni el primero en sumergirse (voluntariamente, se entiende), ni el primero en ser capaz de emerger luego, ni siquiera el primero en hundir un barco enemigo. En lo que sí fue el primero es en lograr hacer todas esas cosas y, además… permitir a la tripulación regresar a puerto con vida. Porque una misión no puede considerarse verdaderamente exitosa si no se vuelve a casa para contarla.

Hay una razón por la que he esperado al séptimo aniversario del blog para mostrar estos libros. No sólo porque fueron también siete los años que estuve destinado en un submarino, sino porque esta fue precisamente la causa por la que me vi obligado a abandonar la Armada Española y también el motivo por el que comencé a escribir en este blog.

En el transcurso de una misión sufrí un accidente, a consecuencia del cual tuve que pasar por quirófano. Cinco horas de cirugía seguidas de más de un año de rehabilitación, tras el cual me confirmaron que la recuperación de la movilidad que había perdido era imposible. Fue durante ese año y pico, en el que mi futuro en la Armada no estaba claro, cuando comencé con el blog como una forma de llenar el tiempo mientras esperaba una recuperación que finalmente no se produjo. A causa de esa lesión fui también desmovilizado y terminó mi (quizá no muy espectacular, pero al menos sí sólida hasta ese momento) carrera en las Fuerzas Armadas. 

¡Ups! Al final si que he terminado contando batallitas😅. Supongo que en algunos casos es inevitable.

Así que realmente puedo decir que a los submarinos les debo tanto el haber perdido lo que, desde pequeño, había sido mi verdadera vocación, como haber iniciado lo que actualmente es una de mis mayores aficiones, que no es otra cosa que este humilde blog. Como dice el refrán “No hay mal que por blog no venga”🤔… bueno, algo así era, más o menos… Vosotros ya me entendéis.

El estar repasando todas estas fotos de la vida a bordo de los submarinos me ha recordado la austeridad que suele imperar en ellos, por lo que este año celebramos el aniversario del blog con un simple botecito de gelatina con una velita. Puedo asegurar categóricamente que es mucho mejor que el flan en polvo.

Y eso es todo. Esperamos volver a veros por aquí cuando celebremos el octavo aniversario, amigos.